El pasado día 27 fue presentado el primer tomo de la “Historia de Castilla y León en Cómics”, el nuevo despropósito de la
Fundición Fundación Villalar. Titulado "De Atapuerca a los Trastámara", constituye una manipulación de la Historia y un menosprecio total de la identidad leonesa.
"El cómic está destinado a jóvenes y estudiantes de Educación Secundaria (entre 12 y 16 años) y condensa de manera inteligente, y desde el más absoluto rigor histórico, la enorme cantidad de acontecimientos que han tenido lugar desde nuestros orígenes. Próximamente se editará el II volumen: De los Reyes Católicos hasta la actualidad".
Como veremos, esas intenciones quedan muy lejos de la triste realidad. Se han imprimido 1.500 ejemplares a todo color y sin reparar en gastos, que se distribuirán en los próximos días a todas las bibliotecas de los Centros de Educación Secundaria de la autonomía. También se pondrá a la venta en librerías a 18 €, aunque se puede descargar en PDF si se busca por la página de la Fundición.
Antes de nada, he de decir que no tengo nada personal contra el dibujante, el vallisoletano
Miguel Díez Lasangre, ni contra sus asesores históricos, pero sí en cuanto a los contenidos y al tono propagandístico. Los dibujos, de una gran sencillez y sin ser ninguna maravilla, creo que son los adecuados para una obra de estas características, y me parece positivo el sentido del humor utilizado, aunque frecuentemente es usado como arma ideológica. Hay buenas imágenes de batallas, edificios, etc., pero todo esto se pierde desde el momento en que se abre el libro y se percibe el inconfundible tufillo de la propaganda política y nacionalista tan típica de la
Fundición- Fundación Villalar. Algo que no ha de extrañar si comprobamos que entre los asesores históricos está el fallecido Julio Valdeón. Ello también nos da la pista de que
es una obra que lleva gestándose varios años, lo que me lleva a preguntarme por qué la han presentado precisamente ahora, justo después de acabar las celebraciones del 1100 aniversario del reino de León: ¿Casualidad? No lo creo...
Pero pasemos a echar un vistazo al tebeo. Advierto que los pies de imagen en plan humorístico son cosa mía.
En la Presentación ya nos encontramos esta joya:
“Dejando aparte antecedentes más remotos, basta remontarse a la Reconquista y la progresiva repoblación de la cuenca del Duero, para asistir al nacimiento de un pueblo singular que poco a poco extendió su lengua y sus tradiciones a un extenso territorio que llegó a abarcar desde Asturias hasta Andalucía” (José Manuel Fernández Santiago, Presidente de las Cortes de Castilla y León y de la Fundación Villalar-Castilla y León, pág. 7)
Caramba, yo juraría que en el actual Estatuto de autonomía ya se recoge que leoneses y castellanos son pueblos diferentes y diferenciados, pero aquí el señor Fernádez Santiago nos habla de un "pueblo singular" que tuvo una única lengua, contraviniendo de paso el artículo 5 del mencionado Estatuto, donde se habla de la importancia del leonés. Mal comienzo...
Lo mismo puede decirse de este fragmento de la Introducción:
“Aquí están contados y plasmados, de una manera asequible, a la vez que concisa y atractiva, los hechos más importantes de nuestro pasado. Me refiero a aquellos hitos decisivos de nuestra historia particular que, dentro de los límites de Castilla y León como pueblo, pasaron después a formar parte de la historia general de España como una nación moderna. Sin ninguna duda, nuestros niños y nuestros jóvenes tendrán en esta historia en cómic una referencia a la que acudir por el rigor de los hechos aquí descritos” (Manuel Fernández Álvarez, revisor de contenidos y del guión, pág. 9)
"Castilla y León como pueblo". Guau. "(...) el rigor de los hechos aquí descritos". Pues si empezamos diciendo que Castilla Y León es un único pueblo, poco rigor se aprecia.
Pasando al tebeo en sí, en la parte de la Prehistoria hay una viñeta que no me puedo resistir a compartir:
Los hombres prehistóricos ya soñaban con castillos y leones. Qué gracioso.
Esta viñeta hace realidad las denuncias hechas por Plataforma Pro Identidad Leonesa en el sentido de que para la Junta, Castilla y León ya existía como tal desde la Prehistoria.
Posteriormente se habla continuamente de los "celtas de la meseta", o "pueblos de la meseta", presentados prácticamente como un conjunto, aunque sí que se nombran de pasada los nombres de algunos de esos pueblos.
Como ya viene siendo habitual en libros de texto y otras publicaciones de la Fundición, se presta una muy especial atención a los vacceos y, sobre todo, a los celtíberos: a estos últimos y al asedio de su ciudad de Numancia se les dedica más de cuatro páginas, con todo lujo de detalles: asedio, vista de la ciudad, etc.
Los
ástures tienen que conformarse con salir mencionados en un par de viñetas. La única vez que aparecen las guerras asturcántabras en el texto es de traca:
“ROMA AÚN TUVO QUE SOMETER A CÁNTABROS, ASTURES Y GALAICOS, PUEBLOS QUE EN PARTE HABITABAN LAS ZONAS PERIFÉRICAS DE LA CUENCA DEL DUERO, Y QUE RESISTIERON HASTA 19 A. C.” (pág. 23)
¿Galaicos habitando en la Cuenca del Duero actualmente ocupada por la comunidad autónoma de Castilla y León?¡Por favor! Menuda patada a la historia: ¿era ese el "rigor" prometido? Y por si fuera poco, estos galaicos protagonizan la mencionada viñeta, apareciendo como el estereotipo de gallego que no se sabe si va o viene:
"Soy galaiquiño y vengo de Lucus..."
Se menciona que
“UNA VEZ TERMINADA LA CONQUISTA, LAS TIERRAS DE LA MESETA PASARON A FORMAR PARTE DE LA REPÚBLICA DE ROMA, ENMARCADAS ADMINISTRATIVAMENTE EN LA PROVINCIA CITERIOR” (pág. 24)
De las posteriores divisiones, y de los conventus no se dice nada, porque claro, habría que hablar de los ástures, y no interesa, oiga. Además, si se hubiera puesto
la división de Diocleciano se verían divididos los territorios de Castilla y León y claro, eso tampoco conviene.
Por cierto, los mapas de la actual Castilla y León aparecen constantemente desde la Prehistoria, como anacrónico marco histórico. Sería comprensible que figurara un mapa al comienzo con las principales ciudades, pero ponerlo tan a menudo huele mal.
En cuanto a la época de las invasiones bárbaras (suevos y visigodos) sí que está tratada con rigor histórico. Lo mismo puede decirse de los orígenes del reino asturleonés, e incluso llega a reconocerse que
“CASTILLA, POR EL MOMENTO, NO PASABA DE SER UN CONJUNTO DE CONDADOS QUE DEPENDÍA DE LOS REYES DE LEÓN” (pág. 36).
Con el surgimiento de Castilla como condado se habla de la aparición del castellano, pero ni una palabra del leonés. Y ya figura el castillo dorado sobre fondo rojo, lo que constituye un gravísimo anacronismo, ya que ese blasón no apareció hasta finales del s. XII. Su uso tiene como fin que el lector vaya identificando "nacionalmente" a esa Castilla primigenia, y esa sensación se refuerza en la ilustración de la Batalla de Simancas, donde la manipulación ideológica es flagrante (pág. 38):
¿Leones y castillos codo a codo en Simancas?¡Valiente anacronismo heráldico!
Ya antes Fernán González aparece como un igual del rey Ramiro II, y porta un castillo heráldico en el pecho. El auténtico protagonista de estas páginas es el conde castellano, y el rey leonés aparece como una especie de personaje secundario cómico que se humilla ante él para pedirle ayuda (!!!).
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Ramiro II hace prisionero a Fernán por sus traiciones, y después le suplica ayuda: muy lógico. |
EN CUALQUIER CASO, EN SUS ÚLTIMOS AÑOS DE GOBIERNO, FERNÁN GONZÁLEZ YA ACTUABA EN LA PRÁCTICA COMO SI FUERA UN REY.
Y A SU MUERTE, SU HIJO HEREDARÁ EL CONDADO SIN QUE LEÓN SE OPONGA. CASTILLA HABÍA ALCANZADO UNA GRAN LIBERTAD DE ACCIÓN RESPECTO A LOS MONARCAS LEONESES; POR ESA RAZÓN FERNÁN GONZÁLEZ ES CONSIDERADO EL PADRE DE CASTILLA Y SUS GESTAS SERÍAN NARRADAS EN EL FAMOSO POEMA QUE LLEVA SU NOMBRE. (pág. 39)
Por supuesto, no se menciona para nada que el Poema de Fernán González es un poema antihistórico y mitificador de muchos siglos después. Nada se dice de sus múltiples traiciones para no manchar su inmaculada imagen de héroe castellano.
Cabe reseñar que a lo largo del tebeo es frecuente que los reyes leoneses aparezcan como patéticos personajes cómicos, y los condes y personajes castellanos como héroes serios y majestuosos.
En la pág. 45 los condes castellanos portan escudos herádicos ¡y una bandera de Castilla! en lo que parece ser una gala del anacronismo histórico, heráldico y
vexilológico:
García parece que va a un partido de fútbol: sólo le falta la bufanda.
En cuanto a Sancho Garcés III de Pamplona (que no Navarra, como se empeña en decir el texto), se habla de su coronación en León como emperador, pero nada se dice de su posterior huida frente a Bermudo III (pág. 46).
Se sigue repitiendo como dogma de fe que Fernando I fue el primer rey de Castilla, aunque con matices:
“EFECTIVAMENTE, SEGÚN LAS INTERPRETACIONES HISTÓRICAS TRADICIONALES, FERNANDO HEREDA EL CONDADO DE CASTILLA CON EL CARÁCTER DE REINO; ES DECIR, FERNANDO I, PERTENECIENTE A LA DINASTÍA JIMENA DE NAVARRA, SERÍA EL PRIMER MONARCA DE CASTILLA” (pág. 46).
“BERMUDO III MORIRÁ EN LA BATALLA SIN DEJAR DESCENDENCIA. FERNANDO I, HACIENDO VALER LOS DERECHOS DE SU ESPOSA SANCHA, SERÁ CORONADO REY DE LEÓN, DANDO LUGAR A LA 1ª REUNIFICACIÓN DE LEÓN Y CASTILLA”.(Pág. 47)
Se sigue jugando con el concepto de que una mentira repetida mil veces puede convertirse en una realidad. Esa supuesta primera reunificación de León y Castilla sólo supuso el regreso del condado castellano a la órbita leonesa tras unos pocos años de gobierno pamplonés.
Curiosa cuando menos es la nota al final del episodio en la misma pág. 47:
“SEGÚN OTRAS INTERPRETACIONES HISTÓRICAS MÁS RECIENTES, FERNANDO I SIGUIRÍA (sic) SIENDO CONDE DE CASTILLA HASTA LA DERROTA Y MUERTE DE BERMUDO III, Y SÓLO ALCANZARÍA LA DIGNIDAD DE REY AL HACER SU ENTRADA EN LEÓN”.
Es llamativo que comience a cambiarse el discurso oficial, aunque, eso sí, lo vemos reducido a una especie de nota al final, mientras en el tebeo se sigue reflejando la milonga de que Castilla fue reino ya con Fernando I. Por cierto, a partir de esa página, Fernando I y sus tropas portan escudos y banderas cuartelados, o con un castillo y un león, que como se sabe fueron creación de Fernando III, bien avanzado el siglo XIII. Serán cosas del "absoluto rigor histórico" que se prometía al comienzo del cómic:
¡Marchando una ración de castillos y leones, majestad!
Alfonso VI y Urraca aparecen retratados como personajes torvos, con ojos oblicuos (¿con qué motivo?), frente a la majestuosidad de Sancho II (pág. 49):
Esos leoneses chinorris se van a enterar...
La lindeza se repite en la pág. 50 con un Alfonso VI patético y cobarde en la batalla:
Alfonso VI era un hijo de papá, claro. Menos mal que Sancho era un machote.
En la misma página, Alfonso VI se lo pasa pipa en su delicioso destierro toledano:
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Pero qué pijo eres, Alfonsín
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No podía faltar la falsa historieta castellanista de la traición de
Bellido Dolfos, personaje que ¡oh sorpresa!, también tiene ojos oblicuos (pág. 51):
¡Rey Sancho, no te fíes de Fu-Manchú!
Con la muerte de Sancho, Alfonso VI se convierte en bueno (progresivamente desaparecen los ojos oblicuos) y en la pechera luce el escudo partido de Castilla y León. En el mapa de la pág. 54 el reino figura como “Reino de Castilla y de León”, y en la misma página Alfonso toma Toledo con un estandarte cuartelado (!!) al que todavía le quedaban unos 150 años para existir:
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Alfonso VI, presidente de la Junta de Castilla y León, toma Toledo en 1085.
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Otra mentira histórica que no podía faltar es la Jura de Santa Gadea (pág. 58), una leyenda sin base real en la que el Cid toma juramento a Alfonso de que no ha participado en el asesinato de su hermano. Por si acaso, se introduce con un precavido “se cuenta que...”.
Se dedican nada menos que 3 páginas al Cid, a quien contemplamos asediando Valencia utilizando trabucos o trabuquetes, unos ingenios que no se emplearon en Europa hasta el s. XIII. Otro anacronismo que apuntala ese "rigor" del que nos hablaban en la introducción (pág. 60):
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Chuck Cid Norris se adelanta 120 años e inventa los trabuquetes antes de tiempo.¡Qué tío! |
Sin ningún rubor, el reino ya es llamado Castilla y León, y Alfonso VII figura con un escudo partido de Castilla y de León, aunque esporádicamente se menciona al reino de León:
“EFECTIVAMENTE, EL CONDADO DE PORTUGAL, ANTES GOBERNADO POR SU TÍA TERESA Y AHORA POR SU PRIMO ALFONSO ENRÍQUEZ, QUIERE INDEPENDIZARSE DEL REINO DE LEÓN”(pág. 63).
Bueno, eso de cambiar de nombre al reino cada poco no es que quede muy coherente, aunque hay que partir del hecho de que una historia de Castilla y León en bloque y monolítica ya es una incoherencia de base. A pesar de ello, a
Alfonso VII se le denomina “rey castellano” en la pág. 64, y en el mapa de la pág. 65 sus dominios aparecen como "Reino de Castilla y de León". Tal vez deberían haberse leído antes la coetánea Crónica del Emperador Alfonso, donde figura constantemente como "rey de León" o "rey leonés". Pero una vez más, eso les habría roto el discurso castellanista.
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¿¿Pero qué te han hecho en la sobrevesta, Alfonso VII?? |
Curioso destino para el primer monarca del que sabemos que portaba el león como símbolo. Además, en la toma de Almería los soldados enarbolan una bandera cuartelada, como si fuera la del reino. Alfonso VII estará revolviéndose en la tumba:
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¿Las borracheras de Villalar? No, la toma de Almería.
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La separación entre León y Castilla tras la muerte de Alfonso VII está bien retratada en líneas generales, aunque se dedican varias páginas a la batalla de las Navas de Tolosa, y se ve a Alfonso IX poniendo excusas para no acudir (pág. 73). En realidad, el rey leonés no acudió a la batalla porque era enemigo de Alfonso VIII de Castilla. Por cierto, nadie dice nada malo del rey de Portugal, que tampoco fue.
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Esos ojillos te delatan como leonés malo, malo...
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En la página 78 se mencionan las Cortes de León de 1188 de Alfonso IX de esta manera tan artera y equívoca:
LA CURIA EXTRAORDINARIA CONVOCADA EN LEÓN POR ALFONSO IX EN 1188 ES CONSIDERADA EL GERMEN DE LAS CORTES DE CASTILLA Y LEÓN.
Se resumen en 5 viñetas, y las presentan como una simple excusa de Alfonso IX para sacar dinero al pueblo. No se menciona que es el germen del parlamentarismo mundial, pero sí como germen de las Cortes de Castilla y León. Bravo por la manipulación:
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Robemos al pueblo lo que es del pueblo haciendo como que contamos con el pueblo. |
A partir de ahí ya se habla de Castilla y León tan ricamente, aunque aún quedan algunos despropósitos más. Por ejemplo, en la página 91 se narra el celebérrimo acto heroico de Guzmán El Bueno, pero en ningún momento se dice que era leonés. Por si fuera poco, en la pág. 92 sale con un escudo cuartelado (!!):
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Guzmán el Bueno de "Castillaleón". |
En todo el libro no hay ninguna mención al leonés como lengua romance, pero sí hay muchas al castellano, que aparece como única lengua del reino. La única excepción anecdótica es el galaico-portugués de las Cantigas de Santa María de Alfonso X. Menos mal que el leonés aparece reconocido como tal en el Estatuto, porque si fuera por la Fundición Villalar...
Y así todo un cúmulo de falsedades y de interesadas omisiones. En las guerras civiles a partir del siglo XIII, nunca se citan las ocasiones en que León estuvo a punto de separarse de Castilla. En la pág. 93 se habla de la creación de las hermandades para luchar contra los mahechores, pero no se menciona que el reino de León creó la suya propia y diferenciada de la castellana. Se habla de las cortes, pero tampoco se dice que con frecuencia y durante muchas décadas se reunían por separado las de León y las de Castilla, etc., etc.
En la última parte, el reino recibe el nombre de Castilla, simplemente. Así ya nos quedan claras las cosas: no hay nada nuevo bajo el sol.
La Fundición Villalar sigue empeñada en gastar nuestro dinero en forjar una falsa y artificial identidad castellanoleonesa, y para ello no duda ni un segundo en pervertir, mistificar y falsear la historia leonesa.