En el programa de este martes hemos hablado sobre el arte mozárabe tomando como excusa la conferencia titulada "Promotores, clasicismo y estilo en el arte mozárabe leonés", que pronunció Fernando Regueras ese mismo día en el Museo de León a las 20 horas. Dicha conferencia se encuadró dentro del ciclo “Dentro del Fuero:estampas de la vida en León hace mil años”, en el que tuve el honor de participar. En la entrevista repasamos algunos aspectos poco conocidos del arte mozárabe, como la clara influencia bizantina de muchos de los capiteles.
Podéis escuchar la entrevista en este enlace. Os dejo aquí la información sobre el conferenciante y sobre la conferencia que viene en el folleto del ciclo.
Fernando Regueras Grande es el presidente del Centro de Estudios Benaventanos "Ledo del Pozo", al que algún día tendremos que dedicar un programa entero. Catedrático de Historia de Bachillerato jubilado, con treinta años como profesor, asiduo colaborador de los Museos de León y Palencia y de las Universidades de Valladolid y León, con los que ha editado varios libros. Ha comisariado varias exposiciones, organizado coloquios y jornadas de estudio y participa en congresos de su especialidad. Sus áreas de investigación y publicación tratan de la historiografía monumental, la historia de Benavente y su tierra, las villas romanas y los artes prerrománicos, especialmente visigodo y mozárabe.
EL MOZÁRABE ES un arte plural y mestizo una de cuya manifestaciones más expresivas se desarrolló en la Meseta leonesa (y ultrapuertos) a lo largo del siglo x. Un papel clave en esta experiencia artística la desempeñaron los promotores monásticos, desde la monarquía al episcopado. Sahagún, “monasterio ejemplar”, al decir de Gómez-Moreno, vinculado en origen al rey Alfonso III. San Salvador de Palat de Rey (León), capilla palatina de Ramiro II (931-951) que acabó convirtiéndose en panteón real hasta que Alfonso V, a principios del siglo xi lo trasladó al futuro San Isidoro. Obispos que, retirados de sus diócesis, pasaron el resto de sus días en el alejamiento de los cenobios por ellos fundados: Fruminio de León, fundador de Bamba, Rosendo de Mondoñedo, creador de Celanova, o sobre todo Genadio de Astorga, a quien se debe Peñalba y la consagración de Escalada. A lo que habría que añadir la reconstrucción de Hornija, a la vista de su arredo constructivo y significado histórico (tumba del rey Chindasvinto), o Mazote, cuyo tamaño, planimetría compleja y rica decoración (capiteles) replantea su origen y alto patronazgo.
En todos los casos encontramos una continuidad clasicista, aun deturpada, en la definición de trazas, en el uso del mármol, arcos de herradura, diseño de modillones, el gusto por el corintio, frisos y tableros relivarios, los registros pictóricos y su técnica de ejecución “a la romana” sistematizada, sin embargo, según la tradición andalusí (Peñalba). Una tradición que probablemente a los ojos de nuestros repobladores cristianos era la quintaesencia del clasicismo, fascinados como estaban por el arte cordobés. No solo inercia,había también una decidida voluntad de reutilizar materiales antiguos (spolia) procedentes de villae (Mazote) y de ciudades como Lancia (Escalada), instalada sobre un viejo hábitat tardorromano, si no acarreados de centros más lejanos. Ese interés retrospectivo se plasma sobre todo en el repertorio de los denominados “capiteles mozárabes”, de un bizantinismo explícito, grupo homogéneo de altísima calidad cuya concentración, similitud y diferencia del resto de las producciones hispánicas solo puede entenderse a tenor de uno o varios talleres próximos durante un corto periodo de tiempo, respondiendo a un llamado común, la repoblación del Duero promovida por la monarquía leonesa.
De este haz de circunstancias resulta un estilo de gran variedad formal, promiscuo, insólito en la Europa de la época y el de mayor originalidad del prerrománico hispano.
Arte mozárabe: el arte mozárabe (del árabe musta 'rab 'arabizado') se refiere al arte desarrollado por los cristianos hispánicos que vivieron en territorio musulmán en el período que abarca desde la invasión musulmana (711) hasta finales del siglo XI conservando su religión y una cierta autonomía eclesiástica y judicial.
Concluida la primera fase del proceso artístico que se engloba generalmente en el amplio concepto de «prerrománico» y que se corresponde con el arte hispano-visigodo, se inicia en España otra corriente estilística, heredera en muchos aspectos de la anterior, que se conoce como «arte asturiano» y que se identifica con las realizaciones artísticas que fueron produciéndose durante el siglo IX en los llamados «núcleos de resistencia», en concreto en los territorios que conformaron el reino de Asturias. Pero la actividad artística, en general, y arquitectónica, en especial, no se redujo a esa zona ni a ese siglo, sino que abarcó todo el norte peninsular y tuvo continuidad durante el siglo siguiente.
El desplazamiento de la frontera cristiano-musulmana a la cuenca del Duero impulsó la construcción de nuevos templos (obras en las que se concentraba toda la capacidad artística disponible) a demanda de las necesidades de repoblación. Los pujantes reinos septentrionales estaban en condiciones de abordar aquella tarea, como así lo venían haciendo, sin depender de las hipotéticas contribuciones de los incorporados mozárabes, por lo que no cabe pensar que todas las edificaciones religiosas y todas las realizaciones artísticas se debieran a estos inmigrados mayoritariamente rurales que, por otra parte, llegaban en precariedad de medios y de recursos. No parece que estuvieran en condiciones de llevar a cabo grandes logros artísticos quienes apenas habían dejado alguna muestra de ello en su lugar de procedencia.