Hace un par de semanas leí una entrevista al genial Pérez-Reverte en la que mostraba su pesimismo acerca de la naturaleza del ser humano. Como argumento final decía que ni siquiera la famosísima foto de Robert Capa del miliciano herido de muerte (imagen de la izquierda) fue genuina, sino que surgió fruto de un montaje orquestado por el propio fotógrafo. A pesar de mi admiración por el escritor, no ocultaré que esta afirmación me provocó una gran extrañeza, así que decidir investigar el tema a través de Internet. En varias páginas se trataba de demostrar que la tesis del montaje no era cierta, y se aducían argumentos en este sentido: sin embargo, no conseguí encontrar las razones de la otra parte hasta que entré en la magnífica página dedicada al asunto de Demetrio E. Brisset Martín, de la Universidad e Málaga, y con cuyo permiso reproduzco alguno de los contenidos . En ella el análisis es demoledor, y ya no me quedó asomo de duda: Robert Capa mintió al decir que las fotos eran genuinas. ¿Por qué? Por varias razones. La primera y principal es que en realidad existen varias fotografías realizadas en la misma sesión que contradicen la veracidad de la imagen en cuestión. Por ejemplo, hay una en la que a la izquierda figura el mismo miliciano en compañía de otros en actitud de celebración: el lugar parece la cima del mismo cerro que vemos en la famosa imagen. Según las tesis pro-genuinidad, esta foto tuvo que ser tomada con anterioridad, pero, ¿qué estaban celebrando en realidad, si al poco rato supuestamente se vieron sometidos al fuego enemigo? Y digo al poco rato porque, si nos fijamos en las sombras de toda la serie, veremos que el sol les incide desde el mismo lado (de frente), es decir, en todas las fotos era la misma hora del mismo día.
Pero otra imagen de la serie aporta una nueva prueba: un miliciano diferente al anterior aparece retratado cayendo al suelo sujetando el fusil. El problema es que está cayendo exactamente en el mismo sitio que el anterior. ¿Dónde está el cadáver de su compañero? ¿No es mucha casualidad que dos soldados caigan en el mismo sitio a la misma hora, y que no quede ni rastro del que cayó en primer lugar? Algunos han interpretado que este segundo individuo es en realidad el primero unos milisegundos más tarde, lo cual es ridículo por multitud de razones (va vestido de distinta manera, sujeta el fusil cuando el de la famosa imagen ya lo había soltado, etc.). Por si fuera poco, ha pasado tan poco tiempo entre las dos tomas que las nubes del fondo ni siquiera han cambiado de forma. Luca Pagni mezcló ambas imágenes en el año 2002 y demostró que están tomadas desde y hacia el mismo lugar (y yo digo más: a la misma hora, y casi mismo minuto)
Otra prueba es más prosaica: O'Dowd Gallagher, un periodista compañero de Robert Capa estuvo presente el día de las fotos, y contó una historia muy diferente de la oficial: en una entrevista que le hizo Phillip Knightley, afirmaba que "durante varios días no había habido mucha acción y Capa y otros se quejaron a los oficiales republicanos porque no podían tomar fotos. Al final [...] un oficial republicano les dijo que movilizaría un destacamento hasta unas trincheras cercanas para que simularan una serie de maniobras con el objeto de que las fotografiaran". Este testimonio encaja mucho mejor con la naturaleza de las fotos: en realidad todo fue un montaje orquestado para que los reporteros de guerra obtuvieran buenas imágenes. Posteriormente ha habido intentos de identificar al miliciano, pero los testimonios se contradicen, ya que Federico Borrell García (el candidato con más opciones) parece que falleció en circunstancias muy diferentes a las de la foto. También ha habido análisis "forenses" de la foto a manos de un especialista americano, quien en teoría ha dictaminado que el miliciano ya estaba muerto en el momento en el que el fotógrafo apretó el disparador. Una conclusión muy firme para una foto tan poco clara, ¿no créeis?
En fin, y para concluir, ésta es una muestra más de que conviene aplicar un espíritu crítico a la hora de analizar cualquier cosa, ya que puede cambiar totalmente nuestra perspectiva de arranque (que fue lo que me ocurrió a mí en el caso de esta foto).
Para apoyar esto que os digo, y aunque aparentemente no tenga mucho que ver, os recomiendo que veáis este vídeo, porque, además de divertido, es muy esclarecedor sobre cómo actúan los personajillos que afirman poseer facultades extrasensoriales. ¡Timadores!
Pero otra imagen de la serie aporta una nueva prueba: un miliciano diferente al anterior aparece retratado cayendo al suelo sujetando el fusil. El problema es que está cayendo exactamente en el mismo sitio que el anterior. ¿Dónde está el cadáver de su compañero? ¿No es mucha casualidad que dos soldados caigan en el mismo sitio a la misma hora, y que no quede ni rastro del que cayó en primer lugar? Algunos han interpretado que este segundo individuo es en realidad el primero unos milisegundos más tarde, lo cual es ridículo por multitud de razones (va vestido de distinta manera, sujeta el fusil cuando el de la famosa imagen ya lo había soltado, etc.). Por si fuera poco, ha pasado tan poco tiempo entre las dos tomas que las nubes del fondo ni siquiera han cambiado de forma. Luca Pagni mezcló ambas imágenes en el año 2002 y demostró que están tomadas desde y hacia el mismo lugar (y yo digo más: a la misma hora, y casi mismo minuto)
Otra prueba es más prosaica: O'Dowd Gallagher, un periodista compañero de Robert Capa estuvo presente el día de las fotos, y contó una historia muy diferente de la oficial: en una entrevista que le hizo Phillip Knightley, afirmaba que "durante varios días no había habido mucha acción y Capa y otros se quejaron a los oficiales republicanos porque no podían tomar fotos. Al final [...] un oficial republicano les dijo que movilizaría un destacamento hasta unas trincheras cercanas para que simularan una serie de maniobras con el objeto de que las fotografiaran". Este testimonio encaja mucho mejor con la naturaleza de las fotos: en realidad todo fue un montaje orquestado para que los reporteros de guerra obtuvieran buenas imágenes. Posteriormente ha habido intentos de identificar al miliciano, pero los testimonios se contradicen, ya que Federico Borrell García (el candidato con más opciones) parece que falleció en circunstancias muy diferentes a las de la foto. También ha habido análisis "forenses" de la foto a manos de un especialista americano, quien en teoría ha dictaminado que el miliciano ya estaba muerto en el momento en el que el fotógrafo apretó el disparador. Una conclusión muy firme para una foto tan poco clara, ¿no créeis?
En fin, y para concluir, ésta es una muestra más de que conviene aplicar un espíritu crítico a la hora de analizar cualquier cosa, ya que puede cambiar totalmente nuestra perspectiva de arranque (que fue lo que me ocurrió a mí en el caso de esta foto).
Para apoyar esto que os digo, y aunque aparentemente no tenga mucho que ver, os recomiendo que veáis este vídeo, porque, además de divertido, es muy esclarecedor sobre cómo actúan los personajillos que afirman poseer facultades extrasensoriales. ¡Timadores!