Ayer se aprobó en el Congreso el nuevo Estatuto de autonomía de Castilla y León, y como era de esperar, todo fue un puro trámite al que ni siquiera acudió Juan Vicente Herrera, presidente de la comunidad.
Con este nuevo Estatuto, los políticos demuestran que siguen aferrados a la concepción de una comunidad autónoma artificial y artificiosa, en la que ni siquiera se sabe qué gentilicio han de llevar sus habitantes. En vez de ahondar en las raíces, de indagar qué significa el propio nombre de la comunidad, los orígenes históricos, etc., los señores del PP y del PSOE prefieren continuar con su permanente huida hacia adelante, cayendo en contradicciones tan flagrantes como reconocer explícitamente las peculiaridades de una comarca, pero no las de una de las dos regiones históricas que componen esta autonomía y que constituye la mitad de su nombre. Reconocimiento comarcal que, por cierto, me parecería excelente si fuera algo sincero, pero me temo que la realidad es más prosaica, y que no irá acompañado por el traspaso de verdaderas competencias, ya que el objetivo último (y primero) es seguir la archifamosa consigna "divide y vencerás", y enfrentar a la comarca berciana con el resto de la provincia y de la región. Pero esa táctica es un arma de dos filos, y cuando menos se lo esperen puede volverse en su contra.
Un hombre que no recuerda su pasado, no puede saber quién es en el presente, y mucho menos quién será en el futuro. Por mucho que algunos se afanen en inventarle un pasado ficticio para que se sienta mejor, el amnésico seguirá teniendo una grave crisis de identidad que le impedirá avanzar por la vida. Ese amnésico es el Reino(o Región o País, que cada uno elija lo que más le guste) de León, y los pseudo-psicólogos son los políticos de la Junta, que continúan urdiendo falsos pasados creando y financiando instituciones como la Fundación Villalar. Todos sabemos cómo van avanzando Castilla y León con esta filosofía: a tumbos y tropezando, como borrachos sin rumbo fijo. La propia identidad es lo primero que hay que tener claro si se quiere avanzar o alcanzar una meta.
En fin, que la política autonómica desde 1983 me sigue recordando al famoso cuento de "El traje Nuevo del Emperador", sólo que en este caso el Emperador es la comunidad, y los pícaros sastrecillos son los políticos de la Junta y sus adláteres. Por mucho que insistan, y que la mayoría de la gente siga alabando el traje nuevo para no pasar por tontos, el Emperador está en pelotas, y la verdad acabará saliendo a la luz. Una mentira repetida mil veces no se convierte en una realidad: luchar contra el reconocimiento del Reino de León es un entretenimiento muy muy caro de la Junta, pero al final la realidad es muy tozuda, y acabará imponiéndose.
Habrá un día en el que leoneses y castellanos miraremos atrás, hacia estos tiempos infaustos, y nos reiremos de la actual política territorial estatal y autonómica. Al tiempo.
3 comentarios:
"Habrá un día en el que leoneses y castellanos miraremos atrás, hacia estos tiempos infaustos, y nos reiremos de la actual política territorial estatal y autonómica. Al tiempo."
Ojalá alguien te oiga... Lo cierto es que nosotros estuvimos ahí intentando molestar un poco y que la cosa no pasara sin pena ni gloria. Tendremos una nueva oportunidad en su aprobación en el Senado. Es una fecha terrible, miércoles 21 de Noviembre, pero lo ideal sería que no fuéramos 6 personas... Ojalá coincidiera mejor y pudiérais venir de la tierrina a ayudarnos :) Jeje.
Besos!
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