En el programa de ayer comprobamos cómo pueden aportar nuevos datos los análisis realizados sobre restos descubiertos en excavaciones antiguas. Para ello nos acompañó Laura González-Garrido, que junto a las investigadoras portuguesas Célia Lopes y Sofia N. Wasterlain ha identificado un posible caso de lepra en un esqueleto de la necrópolis medieval de Barrejo, (Cordiñanes, valle de Valdeón).
Tal y como se cuenta en la nota de prensa de la ULE, la lepra era una enfermedad común en Europa durante la Edad Media, según refleja la documentación histórica, pero apenas existen evidencias osteoarqueológicas, es decir, que se mantengan en el hueso como una huella de la enfermedad, de manera que éste sería el caso más antiguo de lepra del noroeste de la península ibérica.
La necrópolis de Barrejo se excavó en los años 90 y se exhumaron 26 esqueletos datados entre los siglos XII y XIII, que en la actualidad forman parte de OsteoUle, la colección osteológica de la ULE. De todos ellos, sólo se han encontrado evidencias de la enfermedad en un hombre que tendría aproximadamente 30 años en el momento de la muerte. “Vemos las huellas que deja la lepra en la cara, - apunta Laura González-, en que este caso se trata de lesiones iniciales, antes de que se desarrolle por completo la enfermedad, lo que lo diferencia de otros hallados en leproserías medievales de Dinamarca o Portugal. El enterramiento cristiano, -añade- es equivalente al de los otros individuos de la necrópolis, aunque presentara una enfermedad tan estigmatizante como la lepra, sin embargo, no es infrecuente en poblaciones aisladas donde la convivencia con los enfermos era normal y rutinaria”.
La importancia del hallazgo está, precisamente, en la escasez de casos de lepra en material osteoarqueológico. En toda España tan sólo se han encontrado diez casos en un amplísimo periodo que va desde el siglo II al XVI, mientras que en Portugal se han registrado cuatro entre los siglos VII y XIX.
“Hay que tener en cuenta que la lepra tarda en dejar huella en el hueso y que muchas veces se pueden pasar por alto algunas lesiones o se pueden confundir con otras patologías”, apunta la investigadora principal.
En este caso, “el individuo tenía afectado parte del maxilar, el paladar y la nariz, formando la llamada `facies leprosa´, sin lesiones aparentes en dedos de manos y pies”, destaca la investigadora, que desarrolla su tesis entre la Universidad de León y la de Coimbra en paleopatología bucal. “Esto nos lleva a creer en un diagnóstico de lepra en un estadio temprano”, concluye.
En la actualidad, se están realizando análisis de ADN de muestras de hueso en el Instituto de Ciencias Arqueológicas (INA) de la Universidad de Tubinga (Alemania), que confirmarían el diagnóstico de la enfermedad, para lo que se tendrían que encontrar restos de la bacteria Mycobacterium leprae, agente causante de la lepra. No obstante, el estudio de los huesos así parece indicarlo según los resultados que presentó Laura González-Garrido junto a las investigadoras portuguesas Célia Lopes y Sofia N. Wasterlain en el XIV Congreso Nacional e Internacional de Paleopatología de la Asociación Española de Paleopatología (AEP) y en la Conferencia interdisciplinar “Leprosy and the ‘Leper’ Reconsidered” organizada en la Universidad McGill en Montreal (Canadá).
POSIBLE CASO EN LEÓN CAPITAL
El mismo equipo de investigadoras está trabajando en otro posible caso de lepra en León capital, se trata de un cráneo femenino exhumado de la iglesia de San Salvador de Palat de Rey datado en el siglo XVI. Aunque ya han adelantado los primeros resultados en las VI Jornadas Portuguesas de Paleopatología, celebradas hace pocas semanas en la Universidad de Coimbra, aún se encuentra en estudio.
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