En 2016, publicó Las Mujeres de Alfonso IX de León. Tal y como contó en una entrevista en el Diario de León, «a mí me fascinó la vida del último rey privativo del Reino de León, Alfonso IX». Se interesó por la descripción que hizo el historiador Lucas de Tuy para describir al monarca. Así pues, relata sus dos matrimonios, con Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla, así como sus respectivas nulidades, a las que siguieron una lista de relaciones extramatrimoniales (de mujeres pertenecientes a la alta nobleza) y, claro está, de hijos.
Deslealtades y traiciones en el Reino de León, continúa la trama de su segunda novela. Así pues, Miguel Ángel Mendoza se centra en Alfonso IX de León y desarrolla los últimos años de su vida y de su reinado, el problema de sucesión que resultó tras su fallecimiento y el conocido como el pacto de las madres. Según reclama el autor, es a partir de la muerte de Alfonso IX, en 1230, la debacle del Reino de León: «No es que el reino se acabara, sino que se convirtió en un reino sin rey».
El escritor vio en este episodio histórico —además de una importancia desde el punto de vista literario— una falta de rigurosidad a la hora de tratarlo. Se trata, sin duda, de un periodo polémico para la academia por las conclusiones políticas en que concluyeron y de las que actualmente se derivan sus consecuencias.
«Cuando se profundiza en la historia aparecen cosas que, en una primera lectura pueden pasar desapercibidas. Y yo aquí he llegado a la conclusión de que la historia no le ha hecho mucha justicia al Reino de León, por cronistas medievales y por historiadores actuales. Yo creo que la historia de León ha sido contada de manera arbitraria y, en ciertas épocas, silenciada o censurada», concluye Miguel Ángel Mendoza.
ARGUMENTO
A través de una cuidada y respetuosa cronología con la historia, el autor nos introduce en una serie de acontecimientos que tuvieron lugar en los reinos de León y Castilla en el periodo comprendido entre la muerte del primer Alfonso que reinó en Castilla, octavo según la cronología actual, acaecida a finales de 1214, y el mes de diciembre de 1230, fecha en la que las reinas Berenguela de Castilla y Teresa de Portugal alcanzaron un acuerdo por el que, a cambio de una generosa transacción económica, las infantas Sancha y Dulce renunciaron al reino heredado de su padre y se lo entregaron a su hermanastro, al rey Fernando III.
En la mayor parte de los hechos que contemplaron aquellos años, dos personajes destacaron por encima del resto de nobles y ricos hombres. Berenguela, que reinó Castilla un mes escaso, y el todopoderoso Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo desde 1208 hasta su muerte; primado de los reinos cristianos peninsulares y legado papal durante 10 años. Dos protagonistas que forjaron una alianza inquebrantable con la que lograron todo cuanto se propusieron durante gran parte del reinado del rey Santo, periodo de tiempo en el que se desarrolla esta novela.
A través de numerosas intrigas, traiciones, ambiciones de poder y adhesiones inquebrantables, el autor nos traslada a un tiempo en el que el poder casi absoluto de la Iglesia católica depositado en manos del arzobispo de Toledo se puso al servicio de la mujer más ambiciosa de aquel tiempo. De ese dominio y poder clerical se valió nuestra protagonista para entregarle a su hijo Fernando el reino de Castilla, tras morir en extrañas circunstancias el rey Enrique I, hermano menor de Berenguela y tío del nuevo monarca.
Aconsejada por el toledano y en ocasiones instigada por este, en 1230, tras la muerte del rey leonés, Berenguela volvió a jugar sus cartas de manera magistral para, mediante una importantísima transacción económica, lograr para su hijo Fernando el reino de León que el malogrado rey Alfonso había entregado a sus hijas las infantas Sancha y Dulce.
Podéis escuchar la entrevista en este enlace.