¿"LLÏONÉS" O "LLIONÉS"? LOS INNECESARIOS PUNTINES SOBRE LA "I"

17 febrero, 2016

Seguro que habéis visto muchas veces la palabra “llïonés” escrita así, con diéresis. Muchos leonesistas han adoptado esta grafía de forma acrítica, sin indagar cuál es su sentido. Si se les pregunta, puedes encontrarte con respuestas de lo más variopinto, incluyendo la de que los “puntines” sirven para indicar que esa “i” puede leerse como una “e”, o como un sonido intermedio entre las dos vocales. 

Una de las funciones de la diéresis es marcar los hiatos, es decir, la pertenencia a dos sílabas distintas de dos vocales contiguas. En las lenguas romances ese uso se da en la ortografía catalana (raïm, països), en la occitana (arcaïc, aürós), y en la francesa (maïs, ambigüe). En castellano este uso se limita a la poesía, donde se usa con fines métricos para romper un diptongo (v.g.: “süave”, “rüido”, para leerlos en tres sílabas y no en dos, a fin de que cuadre la medida del verso).

El procedimiento de marcar hiatos con diéresis es utilizado a veces por los lingüistas, pero en el caso que nos ocupa su finalidad es más política que filológica. Y es que algunos dirigentes de Conceyu Xoven escucharon estos argumentos de boca de un filólogo, y se quedaron con lo que les interesaba, que era marcar la mayor diferenciación posible respecto al castellano, sobre todo en el aspecto gráfico. Irónicamente decidieron usar esa diéresis o “puntines” siempre que la grafía castellana presenta una “e” átona seguida de otra vocal. Se ve que la regla les resultó demasiado complicada de entender, ya que conforme a ella también debería escribirse “pïoyu”, “pïanu”, etc., pero nunca lo hicieron, reservándolo para transliterar la combinación castellana “e átona más vocal” y particularmente la palabra identitaria estrella,“llïonés”, que así quedaba más aparente. 

Resumiendo: esos “puntines” son innecesarios, y se usan con fines puramente identitarios y políticos, lo que no ha de extrañarnos en una gente que por lo general desconoce el leonés real que se habla en los pueblos, y que usa un vocabulario “hiperasturianista” para diferenciarse lo más posible del castellano, a pesar de que irónicamente defienden que leonés y asturiano son lenguas diferentes.