"El arca de misericordia y el hospicio de León", de Casimiro Bodelón Sánchez.

26 mayo, 2019



El pasado día 7 de mayo de 2019 a las 19:00 h., el Instituto de Estudios Bercianos presentaba en el Museo de la Radio de Ponferrada el libro "El arca de misericordia y el hospicio de León" de Casimiro Bodelón Sánchez. La semana pasada aprovechamos la oportunidad para entrevistar al autor, ya que además enlaza con el tema del programa anterior.

Casimiro Bodelón Sánchez es psicólogo clínico y sexoanalista, además de haber sido el último director de San Cayetano. Por ello no hay que extrañarse de que esta institución sea la protagonista de gran parte de los artículos que ha publicado, como "San Cayetano o la agonía de una obra social (1985-2004"); "Jesuitas: 20 años educando en San Cayetano"; "Historia de nuestros niños expósitos y de sus capellanes"; "Ciudad Residencial Infantil San Cayetano (CRISC)", "Centros de Diputación para la acogida de menores".

En este libro Casimiro explora los (remotos) orígenes de San Cayetano, y muchas de las curiosidades que lo acompañaron. No pude evitar preguntarle por el origen del apellido "Blanco"o "del Blanco", típico de los expósitos leoneses, y me confirmó que hay un apartado del libro dedicado a ello. Os dejo con un resumen comentado de la obra:

"El arca de misericordia y el hospicio de León"
Cuando el psicólogo berciano, natural de Hervededo, Casimiro Bodelón Sánchez, llegó a la Ciudad Residencial Infantil San Cayetano de León se encontró con una realidad social que no se podía imaginar y que le acompañó durante 30 años de su vida. Ahora, la publica en un libro de 300 páginas que recoge el testimonio de miles de niños de la provincia que pasaron por el Hospicio durante ocho siglos, una realidad sobre la que vale la pena reflexionar y que ha presentado con la colaboración del Instituto de Estudios Bercianos.

La obra se trata de un breve resumen o compendio de cientos, miles de historias personales, que forman parte del tejido de una magna obra social llevada a cabo con entrega y generosidad por seres humanos e instituciones civiles y religiosas, por lo menos durante unos setecientos años (siete largos siglos: del XIII al XX).

De los inicios contamos con documentación escasísima, casi nula, aunque sí tenemos indicios ciertos y fidedignos. Los orígenes, como el nacimiento de los ríos, son algo impreciso, indeterminado, plural, pero que en un ignoto momento determinado empezó a tomar forma (hizo cauce) y finalmente se institucionalizó. Las primeras semillas fueron actos caritativos dispersos, potenciados por eclesiásticos, con cierto poder económico, y encauzados a través de cofradías o agrupaciones de fieles creyentes. A partir del siglo XVI, ya disponemos de documentación escrita que da testimonio de cuanto afirmamos y, llegados al siglo XX, no digo que lo tengamos todo, porque es imposible tenerlo y, además, debido a los saqueos bélicos o a ignorancia poco explicable, ciertos documentos fueron destruidos (de hecho han desaparecido), pero existe suficientematerial para hacernos una idea, próxima a la realidad. Más aún, tenemos la suerte de contar con los últimos protagonistas, testimonios vivos de las realidades pasadas y vivenciadas, cada uno según su capacidad, su plasticidad y su historia vital.

EVOLUCIÓN DEL ENVEJECIMIENTO EN LEÓN: SIGLOS XVIII AL XX, por José Luis Olcoz Goñi

12 mayo, 2019


En el programa de la semana pasada hablamos de la evolución de la mortalidad en León en los últimos siglos. Aprovechando una reciente charla sobre el tema, hemos ido de la mano de  José Luis Olcoz Goñi, médico especialista en gastroenterología y exjefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital de León. Es Doctor en Medicina y Doctorando en Historia. 

El tema fue muy interesante, y además de escuchar el programa os recomiendo que leáis algunas de las reflexiones de José Luis sobre el tema: 

“El envejecimiento es la única afección fatal que todos compartimos”, relataba Leonard Hayflick, uno de los estudiosos de la Gerontología, en 1999. Se puede definir envejecimiento como un proceso de deterioro gradual biológico que conduce a una progresiva reducción en el potencial reparativo y regenerativo en órganos y tejidos, y que genera una reducida capacidad fisiológica de adaptación a los cambios y stresores ambientales. Es un proceso fisiológico que no necesariamente significa estar enfermo. El envejecimiento sano es posible.

La Organización Mundial de la Salud, en 2013, determinó que el envejecimiento es un acontecimiento sin precedentes en la historia de la humanidad. El incremento de la edad ha sido de 2,5 años por década en los últimos 200 años, en todo el mundo. Se ha considerado que en el 2015 el número de personas mayores de 60 años ha sido del 12,3%, y en el 2050 esta cifra llegará al 21,5%; de forma que, si una persona nace en Occidente hoy, la probabilidad de llegar a los 105 años será de un 50%, y, si tiene 40 años, tendrá asimismo un 50% de posibilidad de vivir hasta los 95 años. Ello es debido a mejoras de alimentación, agua de consumo, higiene, reducido impacto de enfermedades infecciosas debido al uso de antibióticos y vacunas, y mejora de los cuidados médicos a todas las edades. Bien es cierto que la distribución de personas mayores será mayor en Europa y América del Norte frente a otras regiones del globo. El nivel de educación y de renta juegan un papel en todo ello.

Otro factor que contribuye al aumento de la esperanza de vida es la disminución de la mortalidad infantil. Nosotros hemos estudiado el caso leonés en los últimos dos siglos, y sabemos que, entre los años 1845 y 1871, falleció un 52,6% de la población entre 0 y 15 años.

En España, en el 2011, la esperanza de vida al nacer era de 79,2 años de los hombres y de 85,3 años para las mujeres. Otro dato interesante es la esperanza de años que quedan de vida cuando una persona ha cumplido los 65 años. Se ha calculado que en el año 2011 tal esperanza de vida desde los 65 años era para los hombres de sobrevivir otros 18,7 años y para las mujeres de 22,8 años.
Para el 2040, con una esperanza de vida al nacer de 86 años, España ocupará el primer país a nivel mundial.

Existen muchas teorías sobre qué causa el envejecimiento, pero quizás dos de ellas destacan: la teoría del aumento de radicales libres de oxígeno a nivel celular, que de forma externa son inducidos por tabaco, ingesta de alcohol desorbitado, radiaciones, ozono, drogas, hiperoxia, stress, polución, mala nutrición etc, y de forma interna por los efectos de la oxidación, todos los cuales favorecen la aparición de senescencia celular, componente inflamatorio y aumento de enfermedades crónicas, en un proceso que se ha denominado “inflammaging”. El acortamiento de los telómeros es otro factor a considerar en el proceso del envejecimiento.

Jose Luis ha investigado sobre las enfermedades que causaban en los siglos XIX y XX morbilidad (número de personas que enferman en una población y periodo determinado), y mortalidad (número de defunciones en una población y periodo determinado). Dicho estudio se ha hecho sobre los pacientes del Hospital de San Antonio Abad de León, único hospital de la ciudad.  Uno de los aspectos más interesantes tiene que ver con el incremento de la edad de mortalidad y con el cambio en el espectro del tipo de enfermedades, pasando de un predominio de procesos infecciosos en el siglo XIX y principios del XX, a un incremento de enfermedades neurológicas y neurodegenerativas, así como del cáncer, en los últimos años.

El mundo occidental está muy interesado en que el aumento de la edad de su población sea lo más saludable posible, lo que se ha dado en llamar “envejecimiento activo y saludable”, en ocasiones por el importante costo económico que suponen las enfermedades crónicas. Aspectos como el ejercicio físico, la restricción dietética y la dieta mediterránea abundante en frutas y verduras, así como la actividad intelectual (música, ajedrez, estudio de nuevas disciplinas etc), cobran gran importancia en este sentido. De igual modo, es importante favorecer la sociabilidad del individuo mayor y evitar situaciones de riesgo en personas con mayor fragilidad que predispongan a caídas, fracturas, etc.

En definitiva, el envejecimiento es una gran oportunidad para el individuo y para la sociedad, siempre que se sepa utilizar adecuadamente.

URRACA I Y ALFONSO VII: DOBLETE DE REYES CON GARCÍA-OSUNA

06 mayo, 2019


En el programa de la semana pasada hablamos con un invitado que ya ha pasado varias veces por la sección: José María Manuel García-Osuna y Rodríguez, médico de familia y doctor en Historia. Es leonés, con raíces en la capital y en Santa Lucía de Gordón. Ha publicado casi 200 artículos sobre historia, y ha dado más de 60 conferencias. Especializado en Historia Antigua y en Medieval. Uno de los temas que más le gustan es la historia del reino de León: artículos largos dedicados a Ordoño III, Bermudo III, Alfonso VI, Fruela II, Alfonso IX, Ordoño I, Fernando I, Bermudo II, García I y Alfonso VII. Ha publicado obras sobre Alfonso X (libro sobre el que lo entrevistamos a principios de esta misma temporada), Fernando el Católico, Alfonso VIII de Castilla...
García-Osuna ha publicado recientemente una monografía sobre Alfonso VII, titulada "El rey Alfonso VII "el Emperador de León", en Cultural Norte. Hay que destacar que no abunda la bibliografía divulgativa sobre este monarca leonés que, no lo olvidemos, marca el momento de máxima expansión territorial del reino. 

Además, García-Osuna tiene en el horno otra monografía sobre la madre del Emperador, Urraca I, otra de las grandes olvidadas (y denostadas) de la historia peninsular.

Os dejo con el resumen del libro de Alfonso VII aportado por el autor:

El presente libro nos retrotrae a un drama en la Alta Edad Media, que consiste en el momento en que el Reino de León va a perder la dirección de la Reconquista en Hispania o las Españas (España y Portugal) frente al Reino de Castilla, que secularmente fue un condado y reino dependientes siempre del Reino de León.
Es por lo que antecede por lo que el Emperador leonés tiene,en la actualidad, algún recalcitrante adversario en el País Llionés o Región Leonesa, entre aquella minoría de leoneses que no pueden
comprender lo que realizó este soberano con la parte más eximia de sus dos reinos, la leonesa y a la que él mismo atribuía su corona imperial.
Pero, en ocasiones, los reyes medievales estaban y gobernaban al margen de la lógica política más rigurosa y ortodoxa. Es obvio que la boutade del castellanismo político o historicista que manifiesta, apresurada y alegremente, que el soberano leonés tenía la convicción de que en Castilla estaba lo pujante y lo moderno, y en León lo arcaico y antañón, no se sostiene desde el más mínimo análisis histórico o historiográfico.
Es probable que este acto imprevisible e inaceptable de beneficiar a Castiella en lugar de a Lleón se fundamente en algún hecho patológico psicológico padecido por el propio monarca, en una mayor
afectividad por cuestiones fenotípicas e idiosincráticas hacia su primogénito, en las maniobras espurias de la nobleza castellana, que poseía tierras, predios y latifundios a ambos lados de la frontera, y en la dejadez de los magnates leoneses más volcados hacia las Galicias Lucense (Lucus Augusti-Lugo) y Bracarense (Braccara Augusta-Braga), o en todos estos asertos en un totum revolutum. Sea como sea el hecho se produjo y la historia se reescribió en demérito de la parte leonesa.
El emperador leonés divide, por consiguiente, sus dos reinos patrimoniales entre sus dos hijos varones, Sancho y Fernando, y de forma inexplicable el territorio leonés va a ver amputado su te-
rritorio y sus posibilidades, de lo que siempre se ha definido como los Campos Góticos o Tierra de Campos, patognomónicamente de León, y ahora castellanos. Su infancia nunca será fácil, ya que su padre, el conde Raimundo de Borgoña, pasará pronto a mejor vida, y su madre, la futura reina emperadora Urraca I de León “la Temeraria”, quedará desamparada en un terrible y problemático mundo de varones del Alto Medioevo, pero la soberana siempre tendrá muy desarrollado su sentido dinástico regio y defenderá sus derechos con ahínco por encima de todo.
El segundo matrimonio de la soberana leonesa no será positivo, ni fructífero, ya que el rey Alfonso I el Batallador de Aragón y de Pamplona es muy ambicioso, atrabiliario, extraño, misógino y violento; y se autodenominará como: “Emperador de León y rey de toda Ispagna o Spania o Hispania”.
El joven Alfonso Raimúndez deberá luchar, por lo tanto, para llegar a ser el factotum de todos los reinos de las Españas del siglo XII, buscando alianzas y apoyos en todas partes. Conseguirá ser coronado, sensu stricto y en la Catedral Románica Legionense de Santa María con todo boato, el 26 de mayo de 1135; su obra y su trono en la caput regni del glorioso Regnum Imperium Legionensis, que era la ciudad de León; por lo tanto ya es el árbitro esencial de toda la política medieval peninsular de su momento histórico.
Pero en los estertores de su devenir vivencial su desacierto conllevará el dejar a su reino de León minimizado, frente a una Castilla que desea ser preeminente.
No obstante, el león rampante regio e imperial va a figurar en el escudo urbano de algunas de las conquistas militares del emperador leonés, como por ejemplo en Zaragoza.
Sancionará el Fuero de Avilés (Anno Domini, 1155, otorgado por su abuelo Alfonso VI de León en 1085), que es uno de los primeros textos medievales escritos en la lengua romance leonesa, y el de Oviedo (1145), también otorgado por Alfonso VI de León, y del que se conserva un documento del rey Fernando IV el Emplazado de León y de Castilla, de 1295.
En su memoria existe, en León, la Imperial Cofradía de “Alfonso VII el Emperador y el Pendón de Baeza. Año 1147”, cuyo nombre original es el de: “Muy Ilustre, Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro”.
Y terminaré con un texto, como existen centenares, definitorio de lo pretendido en el presente libro; proviene de la Chronica Adefonso Imperatoris que define, con toda claridad, de donde era rey Alfonso VII el Emperador: «Surgió una gran rivalidad entre los varones guerreros de Castilla que apoyaban al rey de León y los que seguían el partido del rey de Aragón. Y los que militaban a favor del rey de León salían siempre vencedores». Los actores regios son: Alfonso I el Batallador de Aragón y de Pamplona, claramente definido como el rey de Aragón; y Alfonso VII el Em- perador de León, que es el rey de León, dejando claro que Castilla es un territorio dependiente de León, y sin personalidad jurídica independiente del reino de León. ¿Quousque tandem abutere, Castiella patientia nostra?; y, por consiguiente, ¿Cuándo se respetará la identidad leonesa y se reconocerá el valor de su identidad histórica y de todo lo que representó?