
Nada más empezar comprobé que mis dudas eran vanas: Fernando VII se merece sobradamente el título de rey más despreciable de nuestra historia. Es algo que se hace evidente casi desde la primera página, y aunque La Parra intenta mantener la equidistancia que se le presupone al historiador, muchas veces le resulta imposible evitar emitir juicios de valor. Y es que no es para menos... Conspirador contra sus padres desde su más tierna juventud; cobarde que oculta sus actos usando a sus esbirros como pantalla; oportunista rastrero; mentiroso compulsivo y manipulador; malhablado y chabacano; torturador de libros, y un largo etcétera de adjetivos negativos que podríamos aplicarle sin ningún tipo de tapujo, porque contamos con documentos de su puño y letra donde todo ello queda consignado.
Quizás el mejor ejemplo sea cuando estuvo prisionero de Napoleón (a todo lujo) en el castillo de Valençay: Fernando no tuvo reparos en adular indecorasamente a su secuestrador, quejándose incluso de la obstinada resistencia que estaban realizando sus súbditos (que estaban matándose por él en la llamada Guerra de Independencia). Su bajeza llegó al extremo de solicitar a Napoleón que lo adoptara, y aunque con posterioridad trató de destruir las pruebas, afortunadamente han llegado hasta nosotros. Por cierto que otra cosa que me ha llamado la atención es que Napoleón ya lo conocía perfectamente antes incluso de encontrarse en persona, lo que nos dice que debía tener un fabuloso servicio de espionaje en la propia Corte española, y que el corso habría hecho una gran carrera como psicólogo.
Pero lo que más triste me ha parecido no han sido las ruindades, villanías, tiranías y manipulaciones de este monarca, sino el hecho de que era el rey que España se merecía. Sorprende que la petición más repetida por el pueblo durante su regreso en 1814 fue que repusiera la Inquisición. El pueblo no quería ver la realidad, por lo que apoyó todas sus medidas, por crueles que fueran, lo que se ejemplifica en el desprecio que se hizo a la Constitución de 1812 y al infame grito "¡Vivan las cadenas!" que solían repetir al paso de la carroza real (casi siempre tirada por entusiastas).
No quisiera extenderme demasiado, pero otro aspecto positivo del libro es que refleja perfectamente cómo se fue gestando la primera guerra carlista gracias a los titubeos y al carácter reaccionario de Fernando. Porque lo negativo de su reinado no fue solo lo que ocurrió en ese periodo en sí (como, por ejemplo, la pérdida de toda la América continental española), sino la sangrienta herencia que dejó, con tres guerras carlistas que arruinaron no solo la economía de España, sino también su futuro...
En fin, que me ha parecido un libro más que recomendable para los interesados en la época, porque el autor realiza un magistral manejo de las numerosísimas fuentes (son más de treinta páginas de bibliografía), de tal manera que yo creo que este libro se puede considerar la biografía definitiva de Fernando VII, salvo que aparezcan documentos inéditos o nuevas noticias de la época.
![]() |
Emilio La Parra. Fuente: El Español, con una interesante entrevista al autor. |