Una muestra más de que en el s. XI, en tiempos de Alfonso VI, se consideraba al río Cea y su zona como frontera oriental de la Gallaecia:
OTRO TESTIMONIO SOBRE LA EXTENSIÓN MEDIEVAL DEL TÉRMINO "GALLAECIA"
23 julio, 2025
SOBRE LA POLÉMICA REINO DE LEÓN - REINO DE GALICIA
05 marzo, 2008
Volviendo al tema que nos ocupa, tengo recogidas varias referencias a "Gallecie" en distintos diplomas leoneses.Veamos tres ejemplos (para identificarlos sigo la numeración de "Fuentes y Estudios de Historia Leonesa") :
- En la Colección Diplomática del Monasterio de Sahagún, en el documento nº7, fechado el 30 de noviembre del año 904, se dice textualmente "...in eclesia in loco Calzata que est sita super ripam fluminis cui nomen est Ceia in finibus Gallecie"
- El diploma nº76 de la Colección Documental de la Catedral de León, que data del 12 de enero del año 928, el Obispo Fruminio dice "in civitate quo uocitatur Legio, in territorio Gallecie".
- Nuevamente en Sahagún, en el documento nº 613 de marzo del año 1060 marzo podemos leer: "...uel collegio fratrum Sancti Facundi et Primitivi, in finibus Gallecie, super ripam amnis Ceia..."
Como ya he dicho, el problema viene cuando por intereses políticos se identifica la Gallaecia con Galicia. Curiosamente, esta confusión ha dado lugar a graves errores entre algunos de los considerados grandes medievalistas españoles. Tal vez el más representativo sea el cometido por Fray Justo Pérez de Urbel. Al editar la Crónica Silense en el año 1959 se encontró este pasaje que describe las acciones de Fernando I cuando acaba de vencer a Vermudo III:
"Fernandus deinceps, extincto Veremudo, a finibus Gallecie veniens obsedit Legionem et omne regnum sue dictione degitur."Este fragmento despistó al historiador, ya que se montó toda una película en una nota que insertó a pie de página:
"Es extraña esta afirmación de que Fernando llegó a León desde los confines de Galicia; no es, sin embargo, imposible. Después de la batalla de Tamarón, León cerró sus puertas al vencedor durante cerca de un año, y bien pudiera ser que Fernando aprovechase estos meses para someter las provincias del oeste, realizando un verdadero asedio, ante el cual Fernando Laínez, a quienes los documentos consideran como señor de la capital, no tuviera más remedio que capitular. Bien considerado, es esto lo que debió de suceder".Pues me temo que no fue así. Si Fray Justo hubiera manejado más a menudo la documentación medieval leonesa de la época, no le habría costado deducir que esa frase no hacía referencia al extremo occidental de Galicia, sino al oriental de la Gallaecia, esto es, Sahagún y aledaños, que es la vía de penetración más lógica para un ejército que viene desde Castilla. Lo grave del asunto es que este error de Pérez de Urbel ha sido repetido y amplificado por varios historiadores, y así aparece reflejado en algunos libros.
Esta confusión también es fácilmente apreciable en la reciente traducción de la Crónica Najerense de Juan A. Estévez Sola. En ella, al narrar los enfrentamientos entre Fernando I de León y su hermano García de Navarra, dice que éste último
"sediento de sangre hermana, devastó hostilmente las fronteras que de él [de Fernando, se entiende] podía alcanzar.En este pasaje también queda claro que no se puede interpretar el "Gallecie" del original latino por "Galicia", ya que ésta le quedaba un poco lejos al rey navarro. Es más lógico suponer que como mucho estos ataques llegaron hasta Sahagún.
Cuando se enteró de ello el rey Fernando, tras reunir un inmenso ejército, se apresura a vengar en los límites de Galicia los ataques de que es objeto su reino".
[...] Johán Pérez en nossa concórdia, porque nosso sennor el rey manda que nos paguemos as fosa/[dey]ras e moeda e seruiços segund o que se pone en essa uossa cidade e terra, segund o veredes per lo traslado da carta do / dito sennor rey [que] uos enviamos mostrar, comsentemos por partir contenda et porque uos sodes nossa cabeça / do regno de León et porque nos auemos de fazer o foro que uos fezerdes, que uos anviássemos todo esto mostrar / por que uos liurásedes entre nos et o dito Johán Pérez.
Bueno, un ejemplo de que Santiago, que era considerada la capital de Galicia, reconocía a la ciudad de León como cabeza de su Reino, que no era otro que el de León. Supongo que esto no gustará demasiado a esa parte de los nacionalistas de la que os hablaba al principio. Los demás nos quedaremos como antes.
ASTURIA, PRIMER NOMBRE QUE RECIBE NUESTRA TIERRA
19 marzo, 2006

Los ástures eran un conjunto de tribus denominadas así por los romanos y que habitaban gran parte del territorio de las actuales provincias de Asturias, León, Zamora y partes de Orense y Portugal. Su nombre parece proceder de la raíz indoeuropea “-stour” que significa río.
A partir de la época de Augusto (27 a.C.- 14 d. C.), las regiones del Norte se van integrando en la estructura organizativa romana. En primer lugar, entre los años 16 y 13 a. C., la península se divide en tres provincias: Citerior ó Tarraconense, Bética y Lusitania. Dependiendo del gobernador de la Tarraconense había tres legados: uno de ellos al mando de dos legiones en Asturia-Gallaecia, otro controlando la región Cántabra hasta los Pirineos y otro, sin tropas, al mando del resto de la provincia. Con Vespasiano se crean nuevas demarcaciones administrativas: los Conventos Jurídicos aunque anteriormente existían un Prefecto de Gallaecia y otro de Asturia. A pesar de la creación de tres Conventos Jurídicos en el Noroeste: Ástur, Lucense y Bracarense, los tres están al mando de un único Legado Jurídico (Legati Iuridici per Astyriam et Gallaeciam). Para el resto de la Tarraconense la situación es distinta. Desde finales del siglo II, este Legado Jurídico,

Uno de los principales hitos de la integración del norte peninsular en Roma es la instalación de la Legio VII en lo que después será León, que se convertirá en el principal centro de control militar romano del Norte peninsular. No debe extrañar, por tanto, que esta ciudad se convierta en la capital del reino asturleonés cuando éste decide expandirse por su prestigio militar y la fortaleza de sus murallas.
En torno al siglo I d. C. se crea la Procuraduría de Asturia et Gallaecia en Asturica Augusta, cabeza administrativa del Noroeste.
La posible reorganización provincial de Caracalla (211-217) es controvertida. Algunos investigadores defienden la creación de la provincia Hispania Nova formada por Asturia y Gallaecia (algunos incluyen también al convento cluniense). Finalmente, con la reorganización del Imperio realizada por Diocleciano (284-305), se crean las provincias de Bética, Lusitania, Cartaginense, Tarraconense, Gallaecia, Baleárica y Mauritania Tingitana que sobrevivirán a las invasiones germanas del siglo V. La provincia de Gallaecia incluye a las entidades territoriales de Gallaecia y Asturia aunque en las crónicas coetáneas se incluyen también Cantabria. No está claro cual era la capital de esta provincia de Gallaecia. La supremacía episcopal en todo el Noroeste de Astorga y una lápida encontrada inclinarían la balanza hacia esta ciudad, aunque también hay indicios de que podría ser Bracara Augusta, la actual Braga, en Portugal.

Los visigodos mantienen la división provincial de Hispania realizada por Diocleciano. El reino se divide entonces en las provincias: Lusitania, Bética, Gallaecia, Cartaginenese, Tarraconense y Narborense situándose al frente de cada un dux provinciae.
La capital de Gallaecia durante este periodo es Lucus, Lugo actualmente. Más adelante se añaden otras dos provincias más: Asturia con capital en Asturica, Astorga y Cantabria con capital en Amaya. Vasconia fue el único territorio peninsular fuera de la órbita toledana.
La primera referencia al Bierzo como territorio la encontramos en la Vida de San Fructuoso, escrito por su discípulo San Valerio a finales del siglo VII. San Fructuoso era probablemente hijo del dux de Asturia y se retira en el Bierzo donde su familia mantiene importantes posesiones y donde funda los monasterios de los Santos Justo y Pastor de Compludo, el Rufianense y el Visoniense.
El 27 de abril de 711 Tarik desembarca en Gibraltar. El rey visigodo Rodrigo se encuentra realizando una campaña militar contra los vascones. Después de la batalla de Guadalete entre el 19 y el 26 de julio de 711, el rey Rodrigo es derrotado y se produce el fin del reino de Toledo. Los musulmanes atacan prioritariamente los centros de poder visigodos, es decir, las capitales de los ducados y dominan así todos los territorios controlados por el reino visigodo.