En las 130 páginas de "Trece cuentos extraños", Emilio forja trece relatos más o menos breves, y vuelve a demostrar una gran maestría en este género. Su dominio de la prosa es evidente desde el primer momento, y lo demuestra haciendo constantes cambios de registro casi en cada cuento. Así, podemos encontrar relatos que recuerdan al realismo mágico sudamericano, como el titulado "Un diminuto punto en el espacio", "De Profundis" o incluso "El hombrín que siempre caía de pie". Otros alcanzan un punto casi metafísico, como "El sentido de la vida", "El Viaje" o "Clarividencia". "El pedazo de cuero" tiene resonancias lovecraftianas, mientras que "La Muerte del Sol" es una interpretación muy personal de cómo pudo surgir la religión entre los homínidos. En "Paisanines de monte" Gancedo escribe sobre uno de sus temas favoritos: los astures, aunque si mal no recuerdo ni siquiera los menciona por su nombre. "Son cosas que pasan" es una especie de historia-ficción de contenido autonómico, en la que cualquier leonés será capaz de reconocer al protagonista, aunque tampoco sea mencionado su nombre. En el libro cabe incluso hasta un microrrelato titulado "decepción", que ocupa apenas una línea y media. "Allá abajo" envuelve un relato minero con una atmósfera nuevamente lovecraftiana, y cuenta con un sorprendente final que nadie puede ni siquiera imaginar ni anticipar a medida que van transcurriendo las páginas.
Por último, "El Puño Inocente" es un cuento de tipo político, aunque tampoco falta cierto toque de mala leche muy típico del autor.
Como ya he dicho, me gusta mucho la prosa de Gancedo (muchísimo). Si tuviera que poner algún "pero" al libro sería en lo que respecta a alguno de sus finales. El relato que menos me ha prestado tal vez sea "El Sentido de la Vida", porque no acabo de encontrarle la gracia. Sin embargo, en conjunto es un gran libro, y su asequible precio (unos 9€), lo hacen altamente recomendable. Enhorabuena por este nuevo "hijo", Escarduzo.