23 DE ABRIL EN EL REINO DE LEÓN, Y OTRA LEYENDA LEONESA DE CÁCERES

23 abril, 2012

Hoy, 23 de abril, es un día importante para el reino de León. Y lo es porque hace 783 años Alfonso IX consiguió lo que ansiaba desde hacía mucho tiempo: tomar la fortificada y magnífica ciudad de Cáceres, que le abría las puertas para conquistar la actual Extremadura y llegar hasta Sevilla, que era el teórico punto máximo de extensión del reino. La importancia estratégica de la ciudad quedó de manifiesto cuando a continuación el monarca leonés se hizo en rápida sucesión con Mérida, Badajoz y otras villas de menor tamaño.

Las antiguas murallas de tapial de Cáceres de época almohade.
Cáceres ya había estado en manos portuguesas durante un breve tiempo gracias a Geraldo Sempavor, un curioso y aventurero personaje que sería el equivalente portugués del Cid, aunque todavía más osado. Pronto perdió la ciudad a manos de los almohades, pero el leonés Fernando II logró tomarla en 1169 y dejó como guarnición a un grupo de monjes-soldados que serían conocidos como “los Fratres de Cáceres”, y que fueron el germen de la Orden de Santiago. Desgraciadamente los almohades lanzaron una gran ofensiva contra el reino de León en 1174 y retomaron la ciudad, pasando a cuchillo a sus defensores. La oleada musulmana llegó hasta Ciudad Rodrigo, y los ciudadanos y el ejército de Fernando II tuvieron que emplearse a fondo para evitar que también cayera esa población salmantina. Con el paso del tiempo la frontera meridional del reino de León se estabilizó en las preciosas sierras que existen entre las actuales provincias de Salamanca y Cáceres.

La impresionante Torre de Bujaco
Fernando II murió en 1188 y fue sucedido (no sin problemas) por su hijo Alfonso IX, quien tardó muchos años en hacerse con las riendas del reino y en lograr sobrevivir a los ataques de todos los reinos vecinos (e incluso de Aragón). En realidad no pudo concentrarse en la expansión hacia el sur hasta la parte final de su reinado, y ello fue gracias en gran medida a la sonora victoria obtenida por las tropas cristianas en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). A pesar de éxitos como la conquista de Valencia de Alcántara en 1221 (ayudado por la Orden de San Julián del Pereiro, futura Orden de Alcántara) o la realización de asaltos de rapiña en los alrdedores de Sevilla, Cáceres se le siguió resistiendo al monarca leonés. 

Iglesia de la Preciosa Sangre,
en la Plaza de San Jorge.
Alfonso IX dedicó muchas campañas veraniegas a asediar la ciudad pero, como ya hemos dicho, no logró tomarla hasta el 23 de abril de 1229, festividad de San Jorge. Hay una bonita leyenda según la cual la hija del caíd almohade que gobernaba la ciudad se enamoró de un apuesto capitán leonés (seguramente en alguna de las embajadas que se intercambiaban entre los contendientes). La mora le enseñó a su amante una poterna o un pasadizo secreto para acceder a la fortaleza desde el exterior, por lo que se multiplicaron sus encuentros amorosos. Pero el capitán tenía clara su lealtad, y finalmente le reveló a su rey el acceso secreto, con lo que prepararon un plan: el día 23 el grueso de las tropas leonesas atacó la ciudad por la Puerta del Socorro, mientras un destacamento dirigido por el capitán penetraba por el pasadizo. Con esta estratagema desbarataron a los defensores y pudieron abrir las puertas e hincar el pendón real en lo más alto de las torres cacereñas. En Cáceres también me contaron una continuación de la leyenda según la cual el caíd era practicante de la magia negra, y al descubrir el desliz de su hija la convirtió en gallina a ella y a todas sus damas de compañía.

Escudo de la Corona de Castilla (o de España) en la iglesia de la Preciosa Sangre.
Nótese la peculiaridad de que el león ocupa los cuarteles preferentes.
El caso es que desde entonces San Jorge es el patrón de la ciudad, y el 23 de abril son sus fiestas patronales. Por ello, y dado el especial aprecio que tengo a las tierras cacereñas, desde aquí me gustaría felicitar a los amigos y conocidos que allí tengo, y recordar a los leoneses que también debería ser una fecha importante para nosotros. Sería precioso que algún año de estos los pendones leoneses visitaran Cáceres durante estas fiestas, dado que su origen militar medieval aportaría todo un nuevo simbolismo (y vistosidad) a las celebraciones.

Os dejo algunas imágenes de la fiesta de Armando Méndez extraídas del periódico hoy.es

Al fondo puede verse el estandarte histórico del reino de León, aunque de color rojo en lugar de púrpura.

2 comentarios:

Pedro Camello dijo...

Gracias por la mención Ricardo, se agradece que alguien se acuerde de esta pequeña ciudad de provicias en un día en el que sólo existe San Jordi y, muy circunstancialmente, Aragón.

Efectivamente esa leyenda existe, el Caíd convirtió a su hija en una gallina de oro y a sus doncellas en polluelos, también de oro, y desde entonces se aparecen en las noches de San Jorge en el callejón en el que se encontraba con su amante de nombre (el callejón) "Mansaborá" contracción popular de su nombre "Mansa arbolada", lo curioso es que este callejón existía así como el pasadizo, se han encontrado restos de él que partían del alcazar y llegaban a la ribera del Marco donde varios callejones aún quedaban en el 2000 antes de que la piqueta de la burbuja inmobiliaria se los llevara por delante. Hay un grupo folk, que se llama precisamente "Mansaborá" que tiene una bonita canción sobre esta leyenda que os invito a ver aquí: http://www.youtube.com/watch?v=oTwaVzxxuUQ

Es una leyenda que tiene puntos que pueden ser reales porque la antigua pueta de Coria es popularmente conocida en la ciudad, desde la Edad Media, como la del Socorro porque al parecer por ahí entraron las fuerzas de Alfonso IX para socorrer al comando del capitán leonés.

LO de los pendones me lo apunto. Me parece una idea preciosa, a ver si mi limitadsíma influencia puede hacer algo.

Pedro Camello dijo...

Por cierto, Cáceres fué una fortaleza de tal importacia y era tal el daño que desde ella se hacía a los reinos cristianos que el Papa Honorio III llegó a convocar una cruzada en 1218 a la que acudieron cruzados gascones y de otras partes de Francia para su toma. Pero como vinieron se fueron porque un temporal de lluvias fuera de lo normal hizo imposible el asedio.

En 1225 Alfonso IX llegó a tomar brevemente la ciudad, pero su toma se llevó tantas vidas de su ejercito que cuando llegó el contingente almohade de refuerzo desde Mérida no tenía fuerzas suficientes para hacerles frente y hubo de abandonarla a todo correr.

Algunos autores dicen que en realidad la ciudad fue conquistada en 1227 y que la fecha que aparece en el fuero, 23 de abril de 1229, es en realidad la fecha en la que Alfonso IX recuperó la ciudad para sí, como villa de realengo, tras disputarla judicialmente con la Orden de Santiago que la consideraba suya.

Uno de los fueros, por cierto, más anticlericales y antinobleza de España, pues impedía expresamente que se asentaran en la ciudad cualquier orden religiosa y cualquier noble sólo permitiendo en la villa la existencia de dos palacios, el real y el del obispo. Al parecer Alfonso IX estaba harto a estas alturas de las Ordenes Militares y de sus problemáticos nobles y creó en Cáceres una ciudad sorprendentemente democrática para su época y habitada por ganaderos y fronteros que se defendían por su cuenta a través de una cofradía militar de villanos que se conocía como los Caballeros de Rafala.

Anda que no sabía ná este rey...