LAS JUDERÍAS EN LA PROVINCIA DE LEÓN (JUDERÍAS Y JUDÍOS DE LEÓN EN LA EDAD MEDIA III)

24 enero, 2013

El principal y casi único estudioso que ha habido sobre el tema ha sido D. Justiniano Rodríguez Fernández, con sus dos monumentales obras “La judería de la Ciudad de León”(1969) y “La juderías de la Provincia de León”(1976), ambas publicadas en la colección “Fuentes y estudios de Historia Leonesa”. 


La lista completa de juderías documentadas en la provincia de León es la que sigue (en orden alfabético): Alija del Infantado, Almanza, Astorga, Barrios de las Salas, Bembibre, Benavides de Órbigo, Cacabelos, Castrocalbón, Cea, Grajal de Campos, La Bañeza, Laguna de Negrillos, León, Mansilla de las Mulas, Palacios de la Valduerna, Pobladura de Pelayo García, Ponferrada, Sahagún, Valderas, Valencia de Don Juan, Vega de Valcárcel, Villafranca del Bierzo, Villamañán y Villaverde de Arcayos.
Las juderías de la actual provincia de León según Justiniano Rodríguez.
De estas veinticuatro, nueve están en el Camino (en orden de peregrinación): Sahagún, Mansilla de las Mulas, León, Astorga, Bembibre, Ponferrada, Cacabelos, Villafranca del Bierzo, y Vega de Valcárcel.

Aspectos generales 
Las juderías o aljamas leonesas se localizan principalmente:

a)En el Camino de Santiago o en sus proximidades. Es evidente que los judíos conocían la importancia económica del Camino.

b)Ribera del Cea, debido probablemente al repoblamiento mozárabe desde el sur: junto a los mozárabes vendrían judíos huyendo de las persecuciones musulmanas en los tiempos difíciles.

c)Ruta de la Plata en sus dos ramales en nuestra Provincia (Benavente-Villamañán-León, y Benavente-La Bañeza-Astorga). Algunas aljamas se sitúan en las cercanías de ambos ramales. Resulta curioso que a D. Justiniano se le pasara por alto la importancia de esta Ruta en cuanto a los asentamientos judíos.

En todo caso, se aprecia con facilidad la tendencia de los hebreos a situarse cerca de las grandes vías de comunicación de la época. Otra muestra de ello es su alejamiento de las zonas montañosas, más deprimidas económicamente en esta época y con menor movimiento de gentes.

Cabe destacar la cohabitación pacífica y tolerancia en el territorio de la actual provincia, ya que hubo una ausencia casi total de pogromos y persecuciones. Tan solo hay documentadas dos: una en Cea en 1127, y otra en León en 1449 (que respondió a intereses políticos, como veremos).

Las actividades económicas de los judíos leoneses aparecen reflejadas en los documentos medievales (compraventas de casas y propiedades rústicas, arrendamientos, etc.) A diferencia de otras zonas españolas y europeas, muchos cultivan la tierra. Poseen molinos. Los dedicados al préstamo, la usura y la recaudación de impuestos se localizan en los grandes núcleos de población (sobre todo en León, Sahagún y Mansilla, en el Camino), pero no parecen ser demasiados respecto a la población judía total. Pagaban algunos impuestos más que los cristianos, pero este tipo de discriminación también ocurría en territorio musulmán, por lo que no debió de haber muchas protestas.

-Población: a tenor de la distribución de impuestos entre los hebreos leoneses, en nuestra Provincia habría unas 761 familias en 1474. Si aceptamos que cada familia tenía una media de 6 miembros, en total serían 4566 habitantes, aunque actualmente se barajan cifras más bajas.  La mayoría vivían en León, Sahagún y Ponferrada.

-La expulsión de 1492: no se sabe con certeza, pero los judíos leoneses debieron optar en su mayoría por marchar a través de la frontera portuguesa. Sí que hay referencias que indican que los judíos de Villafranca salieron por los puertos gallegos (La Coruña, Ferrol), pero el grueso de los hebreos de León debió salir de la provincia por Sahelices y Puebla de Sanabria. Al parecer, muy pocos regresaron aceptando el bautismo, aunque no sabemos qué porcentaje optó por esta medida desde el primer momento del Decreto de Expulsión.

Tan sólo recorreremos las principales juderías del Camino en el orden que las visitaría un peregrino.

-SAHAGÚN
Los primeros judíos de esta localidad seguramente llegaron con la repoblación de Sahagún llevada a cabo por Alfonso VI en 1087, tal vez procedentes de Toledo.

La primera referencia documental habla de 30 familias en 1126 que eran vasallas del monasterio, y su número fue en aumento. En 1152 se les concede el Fuero de León (como a todos los judíos de Reino), pero el abad Domingo les crea uno propio ese mismo año. Alfonso X les dio otro fuero muy extenso, aboliendo los anteriores, pero al final los sometió al Fuero Real de 1255.

El tesorero del rey Pedro I, Samuel el Leví, probablemente era de Sahagún, ya que tenía numerosas posesiones en la villa.

-Actividades que desarrollaban los judíos en la villa: orfebres, tenderos,  terratenientes y recaudadores.

-La judería: D. Justiniano dedujo que las calles Cantarranas, Tenerías y Zapaterías eran términos lindantes de la aljama, y tal vez parte de ella, o sea, al norte de la villa.

-El cementerio: los documentos dicen que estaba super mercatum, es decir, sobre el mercado. El terreno fue concedido por el abad Gutierre, lo que fue muestra de generosidad, aunque al parecer era una tierra estrecha y pequeña. Debía estar en una loma pequeña a la derecha del camino de Peceñil, a mayor altura que el mercado. Sería interesante localizarlo y, de ser posible, excavarlo, ya que podrían hallarse inscripciones funerarias que dotaran de mayor atractivo turístico a la villa.

-La sinagoga: abandonada tras la expulsión, pasó a manos de la Cofradía de la Santísima Trinidad, que la reconvirtió en la Iglesia de Santa Catalina, aunque por desgracia no sabemos dónde se localizaba. D. Justiniano apuntó la posibilidad de que sea la actual iglesia de Santa María la Nueva, conocida como “la Peregrina”, aunque pocos se la toman en serio.

-Población: en el siglo XV sufrió varios vaivenes, de tal forma que en 1439 se llegó a afirmar que los judíos de Sahagún eran pocos y pobres. En tiempo de la expulsión tenían muchas deudas, aunque también les debían dinero, por lo que los Reyes Católicos enviaron un comisionado para solucionar estos problemas tras emitir el Edicto de Expulsión.

Hay una curiosa anécdota sobre la vida de esta judería: en 1399 se envió al presbítero Martínez Balbás como misionero a la aljama para que predicara a los judíos. Tan pesado y mareante debía ser el hombre con sus sermones, que los hebreos y otros habitantes de la villa lograron que Enrique III emitiese una orden de prisión contra él, aunque Martínez consiguió refugiarse en el Monasterio, donde acabó convirtiéndose en monje.

-MANSILLA DE LAS MULAS
Como es norma en nuestra provincia, quedan escasos vestigios judíos. En el siglo XV los hebreos de esta localidad se ocupaban de la recaudación de diezmos y rentas eclesiásticas. Eran prestamistas a muy alto interés, y el concejo de Mansilla protestó contra ello a los Reyes Católicos. Todo ello nos hace suponer que no debían de ser muy populares entre la población.

Al parecer habitaban en las cercanías de las iglesias de San Lorenzo y de Santa María. No debían de ser muchos, pero tenían holgura económica, ya que en el siglo XV se documenta que poseían más de 500 cabezas de ganado.

-LEÓN
Los judíos leoneses habitaban en un comienzo en el suburbio de Puente Castro, que de hecho se llamaba Castro de los Judíos en la Edad Media. Las primeras referencias documentales sobre ellos aparecen en el siglo X. Fueron atacados por las huestes de Alfonso VIII de Castilla y Pedro I de Aragón el 23 de julio de 1196 y resistieron valientemente hasta el 25, día en que fue tomada la fortaleza y saqueada la judería. Los supervivientes que no consiguieron huir por los riscos del lado del río fueron asesinados o hechos esclavos. Fue tan concienzuda la destrucción de Puente Castro, que estuvo prácticamente deshabitado hasta el siglo XV. Después de este suceso, la judería pasó a León ciudad, como veremos.

Sinagoga: su localización nos es desconocida dentro de Puente Castro. Antes del descubrimiento del cementerio, aparecieron ocho lápidas funerarias en el talud del depósito de agua, que son los mejores ejemplos de epigrafía hebrea en España: buena parte de ellas se encuentran en un museo de Toledo. Posteriormente ha aparecido alguna más a raíz de las obras de la ronda. 

León ciudad: el núcleo de la judería estaba delimitado por las calles de Misericordia, Cuesta de Castañón, Juan de Arfe y Plaza de las Tiendas. También había judíos en la calle Santa Ana, en la calle de Rodezneros, y en los alrededores de la iglesia de San Martín. En 1481 se propuso segregar a los judíos fuera del casco urbano, pero parece que no se llevó a cabo.

D. Justiniano creyó descubrir que la sinagoga estaba en la Calle Misericordia (antes Cal de Moros), cerca de la Puerta de Cal de Moros (actual Plaza de Riaño).

Localización de la judería en la ciudad de León según Justiniano Rodríguez.
-Profesiones que desarrollaban: orfebres, curtidores, carpinteros, peleteros, tintoreros, pintores... Pero sobre todo prestamistas y usureros.

Testimonio de la convivencia pacífica es el hecho de que hay testigos judíos en contratos entre cristianos, y testigos cristianos en contratos entre judíos. También abundan los contratos entre cristianos y hebreos.

-Persecución: hubo un pogromo antijudío el 25 de mayo de 1449 dirigido por Suero de Quiñones (no el de las Justas de Hospital) y Lope Rodríguez de la Rúa, ambos enemigos declarados del rey, y que debieron iniciar la persecución y matanza como una afrenta al monarca. En cualquier caso, contaron con el apoyo y colaboración de una multitud de cristianos, muchos de los cuales eran convecinos de los judíos leoneses. El rey castigó a los cabecillas, pero de poco les sirvió a los asesinados. No sabemos cuántos murieron, pero los daños fueron cuantiosos. Hay que enmarcar esta acción en el contexto de la serie de pogromos que recorrieron España a partir del siglo XIV, aunque también hay que reconocer que es el único caso documentado en León en este infausto período.

En Semana Santa leonesa existe la costumbre de salir a tomar limonadas diciendo que se va a "matar judíos". Esta expresión parece que procede de estos tiempos, en los que al acercarse el Viernes Santo los sacerdotes pronunciaban encendidos sermones en contra de los judíos, que habían crucificado a Jesús (olvidándose de que el propio Jesús, la Virgen y los Apóstoles eran judíos): estos discursos provocaban que la gente saliese enardecida hacia las juderías para vengar la muerte de Cristo en la piel de sus convecinos judíos. La mayoría de las veces éstos ya habían salido de la ciudad en esas fechas, por lo que realmente pocas veces debió de llegar la sangre al río. Como compensación, los alborotadores se consolaban con unas limonadas , y con cada una decían que "mataban un judío".  Otros dicen que esta expresión nació en Navarra con motivo de la expulsión de los judíos... Quién sabe...

En tiempos de la Expulsión, había en nuestra ciudad entre 400 y 600 hebreos. Para vergüenza de León, el corregidor Juan de Portugal exprimió de muy diversas maneras a los judíos antes de que salieran de la ciudad. Como consuelo nos queda que el regidor Francisco Vaca lo denunció ante los Reyes Católicos, y  Juan fue investigado, aunque no sabemos con qué resultado.

-ASTORGA
Ya hay menciones de población judía en 1043, y la sinagoga aparece mencionada por primera vez en 1073. El cementerio se localiza en 1092 entre la muralla, la Iglesia de Santa Colomba y San Esteban, y el Camino Francés. En 1111 aparece un nuevo cementerio en los documentos, lo que hace suponer un rápido crecimiento de la judería.

Se puede hablar de la existencia de dos grupos de judíos: uno de ellos estaría en el ángulo SE, junto a Puerta Sol, es decir, en la entrada del Camino de Santiago en la ciudad. Su asentamiento se conocía con el nombre de Castro o Castillo de los Judíos, y estaba bajo dominio del gobernador de la ciudad (si bien tras una serie de pleitos pasarán a formar parte del señorío eclesiástico en 1313). El otro grupo se situaba en las cercanías de Puerta Obispo, y estaban bajo señorío eclesiástico.


Los hebreos de Puerta Sol estaban encargados de la custodia de la puerta de la muralla, y participaban en los turnos de vigilancia de toda la ciudad.

La aljama se dedicaba sobre todo a las actividades agrícolas, comerciales y médicas. No hay referencias de la existencia de recaudadores ni de usureros, aunque sí que hubo prestamistas ocasionales (no profesionales)

Hubo pleitos entre las aljamas de Ponferrada y la de Astorga por las contribuciones de las pequeñas aljamas de Bembibre y los Barrios de Salas, pero al parecer ganó la ponferradina.

Según se infiere de algunos documentos, hubo un notario público de la iglesia de Astorga adscrito a los judíos en exclusiva.

-Sinagogas: hubo dos. La primera debía estar frente a Puerta Obispo y muy cerca del Camino y del cementerio antiguo. La otra debía estar en las proximidades de la iglesia de San Bartolomé (extremo SE).

-BEMBIBRE
Dice D. Justiniano que la iglesia de San Pedro fue una sinagoga. Esta aljama aparece ensombrecida por la de Ponferrada, ya que ésta será la representante de todas las poblaciones judías del Bierzo.

En 1490 empezaron a levantar una nueva sinagoga en el centro de la población, lo cual estaba prohibido desde las Partidas de Alfonso X. Cuando iba a ser inaugurada, los vecinos cristianos irrumpieron dirigidos por eclesiásticos y profanaron el templo judío. Dispusieron un altar y celebraron misa. Finalmente, la justicia seglar amparó a los hebreos, y éstos pudieron restablecer la sinagoga, aunque pudieron usarla menos de dos años debido al Edicto de Expulsión.

Durante la Expulsión de 1492 un par de judíos de Bembibre aprovecharon para marchar dejando a deber la gran suma de 90000 maravedíes, dos docenas de quesos, etc.

-PONFERRADA
La principal característica de esta comunidad parece que fue su total mezcla con la población cristiana, ya que no se cumplían las normas de separación.  Pero en 1488 se les echó del casco urbano y se les obligó a vivir aislados en el Campo de los Judíos (o Barrio de los Judíos). Aquí seguramente construyeron una efímera sinagoga nueva. Esta segregación se realizó a instancias del concejo, de los justicias, regidores, oficiales y hombres buenos de la villa, es decir, que fue solicitada por prácticamente toda la comunidad cristiana, lo que nos hace pensar en la existencia de algún episodio histórico concreto que desencadenaría esta ola de odio segregacionista.


La sinagoga y el cementerio estaban en el Monte de los Judíos, al noroeste de la ciudad vieja, cerca de la confluencia del Sil y del Boeza, y próximos al mercado viejo.

Resaltar que a efectos tributarios, cada vez que aparece en los documentos la expresión “la aljama” o “los judíos de Ponferrada” en realidad se está haciendo referencia a todas las poblaciones hebreas del Bierzo.

-CACABELOS
Esta aljama también aparece asociada a las de Ponferrada, Barrios de Salas, Bembibre, Villafranca y Valcárcel. Es deducible que tuvo escasa población judía, y de poca importancia económica. Además, está claro que en El Bierzo se produjo una despoblación de judíos a finales del siglo XV, ya que descendió la recaudación tributaria.

-VILLAFRANCA DEL BIERZO
No hay menciones de judíos hasta el siglo XII, pero a partir de esta fecha se vislumbra un importante núcleo judío. En 1175 el señor era Nuño Peláez, y delegó en tres alcaldes, uno de los cuales era hebreo: esta situación se repitió en el futuro. Es algo totalmente inusual.

Esta población también aparece solapada por la aljama de Ponferrada en materia tributaria.
Algunos judíos de Villafranca se vieron implicados en una red ilegal que trataba de sacar los metales preciosos y las joyas de los expulsados, actividad que estaba prohibida.

Algunos salieron por la Coruña, y otros pocos por Portugal. Unos pocos se convirtieron al cristianismo en el exilio, regresaron, y recuperaron sus bienes (o lo que quedaba de ellos).

-VEGA DE VALCÁRCEL
Se establecieron aquí por el Camino de Santiago. Entidad pequeña y establecimiento tardío. No hay noticias de ningún tipo sobre sus integrantes.

CURSO DE INICIACIÓN A LA FOTOGRAFÍA DE NATURALEZA

David González García, a quien tuve la suerte de entrevistar en la radio por su blog Fauna de la Montaña Oriental Leonesa, ofrece un curso de iniciación a la fotografía de naturaleza. Si os pasáis por su blog veréis que las fotos que obtiene son toda una garantía para la calidad del curso. Tenéis toda la información en estos enlaces: 

http://faunaorientalleonesa.blogspot.com.es/2013/01/curso-iniciacion-la-fotografia-de.html

http://www.davidgg-fotografiadenaturaleza.com/pages/5307

EL VÍNCULO LEONÉS (CXXVI): IGNACIOFH

22 enero, 2013

Hoy hemos entrevistado a Ignacio Fernández Herrero, que es nada menos que el Secretario Provincial del sindicato CCOO, para que nos hablara de su blog personal "ignaciofh". Es un blog que podríamos definir como recopilatorio, ya que en él Ignacio va presentando los artículos que ha ido publicando en distintos medios. El primer artículo data de agosto de 1990, aunque en realidad la página tiene unos tres años, pero el autor ha realizado una tarea de archivo para ir recuperando algunos de sus textos más antiguos. 

En el encabezado del blog Ignacio ya nos da pistas de las temáticas que trata: “Álbum de textos sindicales, sociales y literarios firmados por Ignacio Fernández Herrero”. La mayoría de las entradas, como es lógico, corresponde a los últimos tres años. Los artículos fueron publicados originalmente en el Diario de León, La Crónica, pero también en medios digitales, como Notas Sindicales Digital, Conecta León (una revista online bastante nueva en la que también tengo el honor de colaborar),  genetikarockradio.com, Tam Tam Press...

El blog está muy bien organizado gracias a las etiquetas: la más utilizada para clasificar los artículos es “A la siniestra” (48 posts), seguida por “sindical”(29), lo que se debe a su cargo, aunque también abundan las entradas culturales. Existe una llamada "Ciudad y Territorio", para las entradas dedicadas a León y provincia, con reflexiones sobre el ferrocarril, Lancia, la Universidad, los Hospitales... Curiosamente Ignacio ya se proclamaba defensor del paso a nivel del Crucero en 1990, lo que sin duda era algo contracorriente en aquel tiempo. 

Últimamente Ignacio tiene varias entradas sobre música que ha ido publicando en geneticarockradio.com, porque aunque él lo niegue tiene una vasta cultura musical.

Podéis descargaros la entrevista en este enlace.


EL VÍNCULO LEONÉS (CXXV): CICLOTURISMO EN LEÓN

15 enero, 2013

En el segundo programa del año nos hemos dado una vuelta por la provincia en todo el sentido de la palabra. Y es que hoy hemos analizado "Cicloturismo en León", un blog (o web) creado por Daniel Pazos Herrero, que se define como director deportivo de ciclismo, ya que elabora y gestiona rutas cicloturistas, es decir, rutas en las que predomina la diversión, el compañerismo y el respeto al medio ambiente. Como él mismo nos dijo, no es lo mismo un ciclista que un cicloturista: éste último se caracteriza por poner el acento en la diversión frente a la competición. 


El blog lleva abierto desde el 22 de noviembre de 2011, y Daniel se lo tomó con una actividad casi frenética: en este corto lapso de tiempo lleva más de 330 entradas escritas, casi todas relacionadas directamente con el cicloturismo y todo lo relacionado con bicicletas. En el primer post, titulado “Me inicio como Bloggero", afirmaba que el blog “va a tratar de mi pasión que es la de muchos. El ciclismo. Pero con la visión del cicloturista. De ese tipo de aficionado que, si bien es exigente consigo mismo, busca disfrutar de la bicicleta, de la naturaleza y de sí mismo.”

Por las entradas hay muchas referencias al Grupeta Cicloturista León, un grupo informal al que cualquiera puede apuntarse pasándose por la sección "Contacto". Daniel cuenta todas sus aventuras con mucho detalle y sentido del humor, y llegó a decirnos que es el grupo de ciclistas más fácilmente reconocible de todo León, ya que siempre van riéndose.

Por si os animáis a compartir sus andanzas, al final del blog viene un enorme calendario de google con los eventos de la Grupeta. 

En "Cicloturismo en León" el tono es el de un diario personal, y por ello también abundan las entradas reflexivas, como las dedicadas al cambio climático y a otros aspectos ecologistas. Hay multitud de enlaces relacionados con el mundillo cicloturista y con la difusión turística de la provincia, porque ese fue uno de los principales objetivos de Daniel al abrir la web


LOS ARGONATH LEONESES

14 enero, 2013

Los que hayáis leído el libro "El Señor de los Anillos", de J.R.R. Tolkien, o hayáis visto las películas, sabréis que los Argonath son dos colosales esculturas que representan a los reyes Isildur y Anárion, y que servían para marcar la frontera norte del reino de Gondor. 

Los Argonath
Pues bien, este viernes me enteré gracias a La Crónica de León  de un magnífico proyecto escultórico en Sahagún que en cierto modo recuerda a estos Argonath, aunque con un tamaño mucho más modesto: se trata de sendas esculturas de Alfonso VI y Bernardo de Sahagún que irán colocadas a modo de puerta en el primer jalón oriental del Camino de Santiago en la provincia de León. A continuación os copio la noticia, pero sí que quiero decir que es un proyecto que me ha impactado positivamente, y que me ha parecido un acierto la elección del artista Marín de la Red, que es originario de Cea, y cuya obra pictórica alguna vez la he podido disfrutar en galerías de arte. Ya era hora encontrarse con un proyecto artístico leonés tan motivante, y que levante cierto orgullo (recordemos que en la capital leonesa sigue sin haber ninguna escultura de monarcas leoneses, aunque sí que hay otra de Alfonso VI en Ponferrada, una de Fernando I en Valencia de don Juan, otra de Fernando II en Ciudad Rodrigo, y algunas de Alfonso IX en Galicia y Extremadura)




Una puerta mudéjar en el ‘corazón’ del Camino

El artista de Cea, Marín de la Red, última una instalación que marcará el centro geográfico de la ruta

En la recreación del monumento al centro geográfico de la Ruta Jacobea no faltarán dos personajes clave en la historia de Sahagún: el rey Alfonso VI y Bernardo de Sahagún. M. D. R.
C. Domínguez / Sahagún

La villa de Sahagún reforzará su papel como centro del Camino de Santiago (Camino Real Francés) homenajeando a la senda, sus gentes y su propia historia con una obra escultórica inédita del artista multidisciplinar de Cea Marín de la Red. 

La pieza, que estará finalizada en pocas semanas, tiene como objetivo principal situar una línea simbólica que señale el centro geográfico del camino, que radicaría a unos 80 metros de la ermita de la Virgen del Puente de Sahagún, y a una distancia idéntica de Santiago de Compostela y Roncesvalles. 

La instalación, como se puede apreciar en la recreación (sobre estas líneas), consta de una franja de piedra artificial a ras de suelo de seis metros de largo por uno de ancho que divide el actual camino y señala ese punto central con una serie de relieves: una rosa de los vientos orientada según los puntos cardinales, la leyenda ‘centro geográfico del Camino de Santiago’, además de otros detalles que homenajearán las aludidas ciudades de Roncesvalles y Santiago, principio y fin de la senda. 

A ambos lados de la franja se ubicarán, sobre pedestales, dos esculturas de 2,20 metros de altura, y que junto al pedestal alcanzarán una altura de 3,70 metros, realizadas en piedra artificial, que representan a rey Alfonso VI y a Bernardo de Sahagún, personajes emblemáticos y cofundadores de la villa. El monje benedictino, por su parte, que lucirá vestido de hábito, vuelve la cabeza hacia los peregrinos que llegan en señal de recibimiento. En su mano derecha, porta una hoz al lado de una gavilla de trigo; en la otra mano sostiene un libro que reza ‘Ora et Labora’, regla fundamental de la orden. A los pies, un bodegón de hortalizas representará el fruto del trabajo monacal.

Frente a éste se situará Alfonso VI, rey profundamente vinculado a la historia de Sahagún. Con atuendo militar y la mirada puesta en la villa, descansa su mano derecha en un espada mientras que, la izquierda, exhibe un pliego con los fueros otorgados a la ciudad del Cea. En la base, un escudo con un león rampante y, a la izquierda, una cepa de vid que simboliza el arraigo a otro producto tradicional, cierran la escena. Las dos figuras se ‘refugiarán’ en una construcción de ladrillo, de clara inspiración y, dos escudos, el de la villa y el del abadengo, ilustrarán las caras interiores de las basas donde también se podrá leer ‘Sahagún, centro geográfico del Camino’ y ‘Sahagún, cuna del arte mudéjar’. 
La obra, comentaba ayer el artista Marín de la Red, “cumple una función doble, como puerta de entrada a la villa y al recinto de la ermita”. “La idea de marcar el centro geográfico del Camino, que coincide con el término de Sahagún, siempre fue una especie de asignatura pendiente. Trabajé en unos bocetos durante el verano, los presenté ante el Ayuntamiento y aceptaron la propuesta”, comenta el artista. 
En cuanto a la instalación, el escultor adelanta que, su nueva creación, sigue la Proporción Áurea: “Con esto se consigue enmarcar el paisaje de una forma armónica y bella. Algunos incluso creen que posee una importancia mística”. “Se trata de anunciar, a través de nuestros elementos más representativos, lo que luego van a ver los visitantes: nuestro mudéjar, el patrimonio, la historia, el arte, la gastronómica, la huerta, los vinos...”. “Mi obsesión con el Camino de Santiago viene de atrás, la senda me ha servido de inspiración para numerosas muestras y creaciones”, comenta De la Red.

La puerta a la provincia

El alcalde de Sahagún, Emilio Redondo, se mostraba ayer ilusionado con el proyecto que, previsiblemente, estará listo en primavera: “A ver si tenemos suerte y podemos simultanear la inauguración del monumento con la recepción de las obras de la ermita de la Virgen del Puente. La festividad de San Marcos sería la fecha ideal”. El regidor adelantó que, una vez se instale la obra, se acometerán mejoras en el entorno de la ermita, que incluirán la plantación de árboles. “Esta obra servirá a los peregrinos como puerta de entrada a Sahagún y también a la provincia; no hay que olvidar que la ermita de la Virgen del Puente es el primer edificio jacobeo de León. Inmortalizar el paso por nuestra puerta mudéjar será, a buen seguro, otro gesto obligado para los miles de peregrinos que nos visitan cada año”.

JUAN I, EL ÚLTIMO REY DE LEÓN (1296-1300)

10 enero, 2013

Podría decirse que desde la muerte de Fernando III (1252) hasta los Reyes Católicos (finales del s. XV) la historia de la Corona de Castilla es una sucesión casi sin fin de guerras civiles. Este oscuro y  largo periodo comenzó en la fase final del reinado de Alfonso X “El Sabio” (1252-1284), debido a las rebeliones nobiliarias y a las ambiciones de sus hijos. 


Descendencia de Alfonso X el Sabio
En 1275 murió Fernando de la Cerda, el heredero, lo que creó un caos sucesorio debido a los cambios legislativos introducidos por Alfonso. Las dudas del rey entre los distintos candidatos llegaron a plantear una división de la Corona, lo que no hizo más que aumentar el desconcierto y el descontento. Sancho (futuro Sancho IV), su hijo segundogénito, apoyado por muchos familiares, casi toda la nobleza y las ciudades, se rebeló contra él. Alfonso X se vio obligado a huir al sur de la Península, y se sometió a la humillación de entregar su corona a los moros a cambio de su ayuda militar. Cuando empezaba a recuperarse militarmente frente a su hijo, le sorprendió la muerte en 1284, si bien en enero de ese mismo año dejó unas disposiciones testamentarias en las que desheredaba a Sancho y repartía sus territorios entre distintos herederos, aunque con la condición de que prestaran vasallaje a su nieto Alfonso de la Cerda (hijo de Fernando).

Escudo de Juan I de León
Este testamento no se respetó, y las cosas no mejoraron durante el reinado de Sancho IV (1284-1295). Entre otras cosas, este rey tuvo que hacer frente a las rebeliones de su hermano Juan, que es el verdadero protagonista de esta entrada. El infante Juan en principio había formado parte de las filas de Sancho durante la guerra civil contra su padre Alfonso, pero pasado un tiempo se arrepintió y obtuvo el perdón paterno, cambiando de bando y llegando a dirigir varios ejércitos de su padre. A partir de la muerte de Alfonso X se dedicó a complicar todo lo posible la vida de su hermano, conspirando desde Portugal y Marruecos. Se puso al servicio del rey de Fez y en 1294 atacó la ciudad de Tarifa, que estaba defendida por Alonso Pérez de Guzmán, que posteriormente sería conocido como “Guzmán el Bueno”: allí tuvo lugar el famoso episodio en el que las tropas moras y el infante don Juan exigieron la rendición de la plaza, o de lo contrario ejecutarían al hijo de Alonso, al que tenían prisionero. Éste se negó a ello, e incluso les arrojó una daga para que cumplieran su amenaza, cosa que hicieron, cortándole la cabeza y lanzándola dentro de Tarifa con una catapulta. De todas formas, los asaltantes no pudieron hacerse con la plaza, así que Juan se retiró al reino moro de Granada para seguir conspirando contra su hermano Sancho IV, quien falleció poco después, en la primavera de 1295, dejando como sucesor a su hijo Fernando IV, que sólo tenía diez años y que estaba bajo la tutela de su madre, la famosa María de Molina. 

María de Molina presenta a su hijo Fernando IV en las Cortes de Valladolid de 1295. 

Estos hechos provocaron que aumentara la inestabilidad de la Corona, con toda una serie de pretendientes al trono, porque además del propio don Juan también apareció en escena Alfonso de la Cerda, el mencionado hijo de Fernando de la Cerda, y nieto por tanto de Alfonso X. Tío y sobrino acordaron en 1296 repartirse la Corona, correspondiendo León (con Galicia, Asturias, León, Extremadura y Sevilla) a Juan, y Castilla a Alfonso. Todos estos movimientos resultaron muy atractivos para los reinos de Aragón y Portugal, que intentaron sacar tajada aliándose con los dos pretendientes en su lucha contra Fernando IV. El rey de Aragón envió un ejército comandado por Pedro, su hijo menor, que fue devastando todo lo que encontraban a su paso, y que se reunió con don Juan en la ciudad de León. Allí, según la Crónica de los Reyes de Castilla, el infante “llamóse rey de León é de Galicia é de Sevilla”, es decir, se proclamó rey de la Corona leonesa con el nombre de Juan I. Después los aliados se dirigieron a Sahagún, donde proclamaron rey de Castilla a Alfonso de la Cerda (“llamaron y á don Alfonso, fijo del infante don Fernando, rey de Castilla, é de Toledo, é de Córdoba, é de Murcia é de Jahen”). En esa villa planearon que su siguiente paso sería tomar Burgos, pero finalmente Juan convenció a los coaligados de la conveniencia de atacar Mayorga. Juntos cercaron la villa durante todo el verano, e incluso el rey de Portugal se dirigió hacia allí para ayudarles, pero durante ese tiempo sufrieron la peste. Una de las víctimas mortales fue el infante aragonés: sus tropas recogieron su cuerpo y regresaron a Aragón, por lo que Juan y Alfonso abandonaron el cerco y fueron a Salamanca al encuentro de Dionisio I, el rey de Portugal, para convencerlo de atacar Valladolid, donde se encontraban Fernando IV y su madre. El portugués accedió, pero la diplomacia de María de Molina y las deserciones de algunos nobles le hicieron desistir y regresó a su reino. 

Don Juan volvió a León, y la reina regente propuso a sus nobles que asediaran la ciudad, pero ellos se opusieron, así que tuvo que contentarse con cercar la villa de Paredes, donde estaba doña María, “mujer del infante don Juan, que se llamaba reina de León”. Dicen las crónicas que las huestes agresoras no ponían mucho empeño en tomar la villa, a pesar de que dispusieron de todo tipo de máquinas de guerra. Además, la regente también tuvo que sufrir deserciones como la del gallego Fernando Rodríguez de Castro, que se pasó a las filas de don Juan, por lo que finalmente levantaron el sitio y regresaron a Valladolid. A pesar de este revés, María de Molina demostró una vez más sus grandes dotes diplomáticas al lograr que el rey de Portugal aceptase el matrimonio de Fernando IV con su hija Constanza, con lo que los portugueses abandonaron el partido de Juan de León y comenzaron a apoyar militarmente a Fernando IV y a su madre. Con esta ayuda invadieron los territorios de Juan I, quien se vio recluido en la capital leonesa. 

Tanto Juan como su sobrino Alfonso comenzaron a aplicar la guerra económica, falsificando moneda en grandes cantidades para perjudicar al bando realista. Don Juan la acuñó en León y en Castrotorafe, y la Crónica de los Reyes de Castilla dice que sus monedas eran idénticas a las de Fernando IV, pero con un valor en metal muy inferior, y que con ellas “confondieron toda la buena moneda de este rey don Fernando, é por esta razón toda la tierra fue en grand turbamiento, lo uno porque la moneda non la conoscian los omes, lo otro porque pujaron las cosas á muy gran prescio”. Sin embargo, también acuñó moneda en su nombre, pues existen decenas de ejemplares con un león pasante en el reverso y la leyenda “+I(OHAN) REX LEGIONIS/+ET LEGIONIS”. Es decir, tenemos la constancia de que Juan se consideró rey de León con todas las de la ley, llegando al atrevimiento de acuñar moneda, que era un privilegio reservado a la realeza (aunque lo podía delegar en monasterios u obispados).

Moneda de Juan I de León

La reina María de Molina quiso seguir azuzando al rey portugués contra Juan I de León, pero Dionisio no se mostró de acuerdo y maniobró todo lo que pudo en secreto para que su antiguo aliado mantuviera el reino de León y Galicia. Al enterarse de ello, María se reunió con los representantes de los concejos de las diferentes villas y ciudades, y les expuso su oposición a aceptar esta división de la Corona. Logró convencerlos, y a la vista de ello Dionisio I renunció a sus planes y regresó a Portugal. El bando realista sufrió más amenazas de deserciones (sobre todo por parte de gallegos y asturianos), pero la reina supo apagar estos fuegos con promesas y la concesión de privilegios y villas a los nobles implicados. 

El infante Enrique, hijo de Fernando III, aunque era tutor de Fernando IV y, por tanto, uno de los puntales del partido realista, en ocasiones navegó entre dos aguas, y llegó a animar a Zamora, Salamanca, Benavente, Mayorga y Villalpando que se pasaran al bando de Juan I. 

En abril del año 1300 se convocaron cortes en la ciudad de Valladolid, a las que acudieron el mayordomo y al canciller de Juan I: tras unas cortas negociaciones, y cumpliendo el mandado de su señor, acordaron que don Juan renunciaría a la corona leonesa y que reconocería a su sobrino Fernando IV como su legítimo rey. Finalizaba así el intento más serio que hubo de volver a partir la Corona de Castilla, y con él el último (corto) periodo en el que León fue reino independiente (1296-1300). Aún así, las cortes del año siguiente se hicieron por separado (“por guardarse de pelea”), reuniéndose las ciudades castellanas en Burgos, y las leonesas en Zamora.

Don Juan también jugó un gran papel en la constitución de la Hermandad del Reino de León de 1313, pero esa es otra historia, y será contada en otra ocasión. Siguió siendo protagonista de los acontecimientos posteriores de la Corona de Castilla hasta su muerte frente a los moros en la Vega de Granada en 1319. Parece que fue sepultado en la Catedral de Burgos, si bien en 1310 había estipulado que debía ser enterrado en la Catedral de Astorga, e incluso concedió algunos privilegios a esta última para alojar su cadáver. Es un asunto que no está nada claro, y aunque su tumba está más o menos identificada en la capital castellana, hay historiadores que defienden que en realidad está enterrado en la ciudad asturicense. 

EL VÍNCULO LEONÉS (CXXIV): LECTURA DIRECTA

08 enero, 2013

El primer programa del año lo hemos dedicado a un blog muy apropiado para estas fechas, porque los libros son uno de los regalos preferidos de los Magos de Oriente. Se trata de “Lectura Directa”, que está dirigido por Chus Alonso Melcón, alias “Tinuwel”. El blog tiene un subtítulo de lo más sugerente: “Lee y conducirás. No leas y serás conducido” (Sta. Teresa de Jesús)

Chus se define en su perfil como “lectora impenitente, compradora compulsiva y soñadora empedernida”. Abrió el blog el 4 de julio de 2011con un post titulado “¿Otro más?”, en el que se preguntaba si sería necesario otra página dedicada a los libros. Al final tuvo clara la respuesta: “Me apetecía tener un sitio donde plasmar mis impresiones sobre lo que voy leyendo, lo que me gusta, lo que me disgusta…”. Se lo tomó a pecho, y ya lleva casi 400 entradas.

“Lectura directa” ha tenido un gran éxito: cuenta con 720 seguidores en Google, y por allí se pasan más de 200 lectores al día, muchos de los cuales se animan a dejar sus comentarios, convirtiendo al blog en algo mucho más vivo.

Chus no se limita a escribir y comentar los libros que compra, sino que también lo hace con los que le remiten varias editoriales. Alguna se los envía incluso antes de que salgan al mercado para conocer así sus impresiones.

La autora lleva un ritmo frenético de lectura: en lo que llevamos de año ya ha leído 6 libros, y se has marcado el objetivo de llegar a 150 para el 2013. Nos confesó de que trabaja sólo por las mañanas, por lo que dedica las tardes básicamente a leer y a escribir en el blog.

La web tiene un diseño sencillo y a la vez atractivo, y también es obra de la autora. Dispone de varias secciones, como Ya lo tengo, Reseñas (ordenadas por título y por autor), Novedades, Me encantaría leer, Editoriales colaboradoras (cuenta con casi 20), Cambalaches, y Afiliados (existe la posibilidad de afiliarse a la web). En la sección “Ya lo tengo” describe los libros con todo lujo de detalles técnicos (título, editorial, colección, fecha, ISBN, precio...)

Lectura Directa es una web imperdible para los amantes de la lectura en general, y también demuestra que cuando se invierte tiempo y trabajo en un blog se suelen obtener grandes resultados.

Podéis descargaros la entrevista en .mp3 en este enlace.

ALFONSO VI ¿DE CASTILLA Y LEÓN?

04 enero, 2013

Denominar a Alfonso VI como rey de Castilla y León, así tal cual, es incorrecto, y conlleva una carga política totalmente anacrónica al tratar de deslizar el nombre de una comunidad autónoma de finales del siglo XX para hablar de un monarca del siglo XI. 


Para desmontar esta absurda intitulación se puede echar mano de múltiples y variados argumentos históricos: por ejemplo, Alfonso VI fue el primer rey leonés en acuñar moneda desde la invasión musulmana del 711, y en los tipos y leyendas acuñadas por él sólo se menciona a León y/o Toledo, pero nunca a Castilla. Se puede comprobar consultando los dos volúmenes de
-CAYÓN, A., C. y J.,Las monedas españolas: del tremis al euro. 2005, 2 vol.

¿Con qué títulos se mencionaba a sí mismo Alfonso VI en sus documentos? No hay una respuesta simple y sencilla. Para responder a esta pregunta hay que consultar las diferentes colecciones documentales de los archivos hispanos con fondos medievales. Esta labor puede simplificarse enormemente gracias a la  monumental obra:
-GAMBRA, A., Alfonso VI. Cancillería, Curia e Imperio. León, 1997-1998, 2 vol. 

En concreto el segundo tomo contiene la Colección Diplomática completa de Alfonso VI, recopilada en todos los archivos hispanos y extranjeros con documentos de este monarca leonés. En total se transcriben en esta Colección 196 documentos, que analizaremos atendiendo a su tradición documental:

1.-Intitulaciones de Alfonso VI en documentos tipo A

Si nos atenemos a los ejemplares A (esto es, los que fueron expedidos directamente por la cancillería de Alfonso VI y los conservamos en original), el número se reduce a tan sólo 24 diplomas, y nos encontramos con las siguientes fórmulas intitulativas:

·Del año 1068 a 1071: “Adefonso regis”, “Adefonso gloriossisimi regis”, “ego Adefonsus rex”, “Adefonsus rex”, “Adefonsus, gratia Dei rex”. Obsérvese que no incorpora ninguna referencia territorial, y sólo se hace hincapié en el título de rey: esta era la costumbre habitual de todos los reyes anteriores. 

·12 de noviembre de 1072: “Adefonsus rex Legionensis”. Nótese que emite este documento al poco de reunificar los tres reinos (Galicia, León y Castilla) bajo la égida leonesa. 

·1075: “Ego Adefonsus rex (…) tenente sceptrum regni aput Legionem, Castellam et Galletiam”. 

·A partir de este último documento, y tras recibir el vasallaje de los demás reyes cristianos de Hispania, la intitulación que se generaliza en los documentos regios es la de “ego Adefonsus, imperator totius Ispania” o similares, salvo las excepciones que veremos a continuación:

·En un documento que Gambra fecha en el año 1080, la intitulación es “Adefonsus, gratia Dei Hispaniarum imperator”, pero en la data Alfonso VI suscribe como “Adefonsus Legionensis urbis totiusque Hispanie imperator”. 

·En un documento fechado el 7 de septiembre de 1090 Alfonso VI confirma como “regnante Adefonsus rex in Toleto et in Legione”. 

·En un documento de 3 de noviembre de 1091, del que existen sospechas de ser falso, la data dice “Regnante et imperante ego me medipso in Toleto et in Legione et in Kastella, in Asturias adque Gallecia Ego Adefonsus imperator”.

·A partir del año 1100 lo más frecuente es encontrarse la intitulación ya mencionada de “ego Adefonsus, Dei gratia totius Ispanie imperator”, y la confirmación “Ego Adefonsus, Toletanii imperii rex”, aunque en un documento de febrero de 1102 todavía hallamos “regnante Adefonso rege in Toleto et in Legione”. 

2.-Intitulaciones de Alfonso VI en documentos de tipo B

Veamos si la situación se repite en los 128 ejemplares B (copias de los originales que se hacían en las catedrales u otras instituciones receptoras de los privilegios regios), ignorando los que el propio Gambra reconoce como falsos o sospechosos:

·Del año 1067 al 1071: en cuatro documentos aparece como “ego Aldefonsus rex” y en uno de 1071 se intitula “principis”.

·1072 - mediados de 1073: El único que se conserva de 1072 sin posibilidad de ser una falsificación dice “Ego Aldefonsus rex Legionensis”, una vez más poco después de reunificar el reino paterno. En marzo de 1073 “ego enim Adefonsus, Legionensis rex”, y en mayo, en un privilegio concedido a Cluny y conservado en la Bibliteca Nacional de París, dice “Ego Aldefonsus, rex Ispaniarum atque Leonensis”, en lo que constituye el más antiguo precedente del uso del título imperial, aunque en la data los monjes consignan “regnante Aldefonso rege in Castella et in Legione”. En la confirmación de un documento de julio de 1073 firma como “ego rex Adefonsus Legionensis”. En algunos de estos documentos se cita esporádicamente en el cuerpo textual como “ego rex Adefonsus”.

·Mediados de 1073 – 1079: En los años 1073 y 1077 suele figurar como “Ego Aldefonsus serenissimus rex” o “serenissimus princeps”, alternando con el ya visto “ego Aldefonsus rex”, que es el más abundante. En un documento de la catedral de Burgos se intitula “ego Aldefonsus rex”, pero en la confirmación se explaya más: “tenente sceptrum regni aput Legionem et Galletiam et Asturiensem prouinciam ego Aldefonsus rex”. Nótese la ausencia de Castilla a pesar de ser un documento dirigido a la catedral burgalesa. En otro privilegio de la misma procedencia se intitula como “ego Aldefonsus (…) rex Hyspaniae” y repite la confirmación anterior (“tenente sceptrum...”). En agosto de 1076, en una donación concedida a Cluny: “Ego Aldefonsus, gratia Dei Legionensis” y en la confirmación “Regnum imperii Adefonsi rex in Legione et in Castella”. 

Mención aparte en este mismo periodo merecen los fueros concedidos por Alfonso VI, como el Fuero de Sepúlveda (noviembre de 1076), del que se conservan dos ejemplares diferentes: en uno se añadió de forma extraña en el margen “regnante rege Adefonso in Castella siue Legione et in omni Hispania”, pero es bastante posible que sea una anotación posterior, porque esa datación no aparece en el otro ejemplar conservado (que simplemente pone “Ego Aldefonsus rex”). En el Fuero Extenso de Nájera (1076) también aparece una intitulación peculiar: “Ego Aldefonsus dei gratia rex tocius Gallecie et Legionis et Castelle usque in Calagurram dominans et in Yspania principatum t[enens]”, que además se repite en la data. 

En 1077, en la duplicación del censo otorgado a Cluny, Alfonso dice de sí mismo “Ego Adefonsus, gratia Dei rex Leonum”, y en la data “regnante Andefonso in Legione et in Kastella et in Pampillone”, mientras que en la confirmación se contenta con un más sencillo “Ego Aldefonsus rex”. 

Como hemos dicho, la intitulación que más se repite en este periodo es “Ego Alfonsus rex” (o “princeps”, aunque a partir de 1077 no es raro encontrarse “ego Alfonsus (tocius) Yspanie rex” o similares. En la data del documento tampoco es raro que aparezca “Alfonsus rex in Legione, in Castella et in Naiera”.

·A partir de 1079 - 1109: salvo alguna esporádica reaparición de intitulaciones anteriores, Alfonso comienza a usar el título de Emperador de Hispania (o de las Hispanias). Esta tendencia empieza en un documento remitido a Cluny el 3 de septiembre de 1079 (“ego Aldefonsus, diuina gratia imperator totius Spanie”, “Adefonsus imperator conf.”, “Ego Adefonsus imperator”). Esta tendencia se convierte en general a partir de 1085, con la conquista de Toledo, que fue su máximo logro como rey. A veces especifica “Ego enim Adefonsus, gratia Dei imperator constitutus super omnes Hyspanie nationes”. En las datas de los documentos a veces se especifica “regnante et imperante serenissimo principe Adefonso in Toleto et in Legione”, coincidiendo la cita a estas dos ciudades y sus territorios con las leyendas de las monedas acuñadas por este rey. En ocasiones la lista de territorios se alarga, como en un documento de la Catedral de Burgos datado en 1088: “in Toleto, Legione, Galletia, Castella et Nagara”, pero nunca “Castella et Legione” ni nada parecido. En un documento conservado en el AHN de 28 de enero de 1090, se intitula “Adefonsus rex Legionis et tocius [His]panie imperator”. A pesar de la práctica generalización del título de “imperator”, a veces usa “Hispaniarum rex” (o “princeps”). 

A partir de 1096 la intitulación sigue siendo la referente al imperio hispánico, pero en la confirmación empieza a aparecer “Ego enim Adefonsus, Toletani imperii magnificus triumphator”, posiblemente con motivo de las victorias frente a los almorávides en sus intentos de retomar Toledo.  Curiosamente a partir de 1099 la estructura se vuelve de al revés: en la intitulación Alfonso se declara “Toletani imperii rex”, y en la confirmación es donde dice “Ego Aldefonsus, Dei gratia totius Hyspanie imperator”, aunque el orden “normal” se recupera a partir de 1101. En 1102 tenemos un documento en el que se intitula “Ego Adefonsus, regnans in Toleto et in Legione”. También en el AHN hay un documento fechable entre el año 1100 y el 1107 en el que la intitulación inicial es “Ego Aldefonsus rex Yspaniarum”, pero en la data se varía el orden de los territorios: “Regnante rege Aldefonso in Toleto, in Castella, in Legione, et in Gallecia”. Es el único caso de un documento teóricamente fiable en el que Castilla se antepone a León. En dos documentos copiados en época de Fernando III y Alfonso X (o posterior) alguna vez se menciona a Alfonso VI como “rex in Castella”, o “rex tocius Castelle”, pero el propio Gambra los reconoce como documentos interpolados. 

Por resumir en cifras, y ciñéndonos a las referencias a León y a Castilla en las intitulaciones regias de Alfonso VI:

-En los 24 documentos tipo A (presuntamente originales): 6 referencias a León frente a 2 a Castilla. En ninguna de ellas se antepone Castilla a León. 

-En los 128 documentos tipo B analizados: 24 referencias a León frente a 14 a Castilla (de las que 3 son sospechosas). Hay que tener en cuenta de que en todas las que aparece Castilla también se nombra a León, pero no a la inversa (hay varias referencias a León sin nombrar a Castilla) Sólo hay dos documentos en los que se anteponga Castilla a León, pero hay que matizar este hecho: 
·Uno es de 1073, de Cluny, y en él en la intitulación Alfonso VI se autoproclama “rex Ispaniarum atque Leonensis”, mientras que es en la data (redactada por los monjes franceses) donde figura: “regnante Adefonso rege in Castella et in Legione”.
·Otro es de entre 1100 y 1107, y mientras Alfonso se intitula “Ego Aldefonsus rex Yspaniarum”, es en la data donde el escribano dice de él: “Regnante rege Aldefonso in Toleto, in Castella, in Legione, et in Gallecia”.

LAS ANTÍPODAS LEONESAS

01 enero, 2013

Antes de nada, aprovechar la ocasión para felicitaros el nuevo año 2013. Ayer publicaron en Microsiervos un breve pero muy interesante artículo sobre las (o los) antípodas, ya sabéis, el lugar de la Tierra situado en el punto diametralmente opuesto a nuestra posición. Llama la atención que muchas veces no somos conscientes del hecho de que el planeta está cubierto por agua en más del 70% de su superficie, ya que ello supone que en realidad muy pocos lugares tienen antípodas terrestres. Veamos el mapamundi de las antípodas de la Wikipedia y fijémonos un poco en la Península Ibérica: 


Se ve claramente que nos corresponde Nueva Zelanda, y que el resto de Europa no tiene antípodas terrestres. Pero no toda la Península tiene antípodas, aunque sí la zona que nos interesa: el cuadrante Noroeste, al que le toca Te Wai Pounamula, la Isla Sur de Nueva Zelanda. Usando el Antipodes Map, y centrándonos en nuestra región, comprobamos que la provincia de León sólo tiene en su parte más occidental y sur:


Si vamos más al este de esta zona, o más al norte, acabaríamos en el mar (hay que recordar que hay que pensar "al revés" en el caso de Nueva Zelanda). En todo caso, la mayor parte de las comarcas del Bierzo, Ancares y Cabreira tienen sus propias antípodas, así como un buen trozo de Maragatería y Valdería. Curiosamente, la zona de los petroglifos sí que tiene: veamos el caso de Chana de Somoza, uno de mis pueblos favoritos de la zona:


Tal y como me informa Tere, "las antípodas leonesas están muy cerca de las localizaciones donde se rodaron las escenas de Edoras, Rohan y las almenaras, de las películas de El Señor de los Anillos. la zona se llama Marlborough y es muy agreste, el paisaje es impresionante. No es de los lugares más famosos de Nueva Zelanda, y no tiene ningún parque natural, aunque está cerca de varios. Debe ser zona de pastos, porque es donde está la granja más grande de todo el país". Las antípodas exactas de los petroglifos "son una pequeña ciudad llamada Kaikoura, un sitio muy popular para el avistamiento de ballenas y delfines".

Las antípodas de Ponferrada: 


La situación se repite en el caso de la provincia de Zamora: sólo tienen antípodas las zonas más occidentales. Se da la coincidencia de que el Embalse de Ricobayo coincide con el lago Grassmere


La provincia de Salamanca gran parte cae en el mar, y sólo la parte occidental coincide con el extremo norte de la Isla Sur:


Y, como curiosidad final, éstas son las antípodas de Miranda de l Douro:


Si os queréis ir de vacaciones a las antípodas, podéis comenzar echando una ojeada a esta página

ALFONSO VI DE LEÓN

28 diciembre, 2012

Fernando I y Sancha I en su diurnal. El personaje del centro
puede ser Pedro, el escribano, o Fructuoso, el iluminador
No conocemos con exactitud la fecha de nacimiento de Alfonso, aunque tradicionalmente se sitúa entre 1040 y 1047. En todo caso todo apunta a que fue el segundo hijo varón fruto del matrimonio entre Sancha, infanta de León, y Fernando, el conde de Castilla hijo de Sancho Garcés III de Pamplona. Sus padres se vieron alzados al trono leonés con la muerte del rey Vermudo III en 1037, y llevaron al reino a una de sus cimas. Es cierto que la situación era muy favorable, pues al-Ándalus se había fragmentado en todo un mosaico de pequeños estados independientes llamados “taifas”. Los reyes de las taifas comenzaron a pagar a los reyes leoneses importantes tributos en oro llamados “parias” sencillamente para poder seguir existiendo, pues la supremacía militar y política de León era incontestable. Además, las taifas guerreaban entre sí con frecuencia, y en ocasiones uno de los bandos acudía ante Fernando I para pedirle ayuda militar a cambio de dinero. Todo ello produjo que el reino leonés se enriqueciera a costa de los pequeños estados musulmanes y que, curiosamente, con el dinero que le pagaban pudiera equipar mejores y más grandes ejércitos con los que aumentar todavía más su poderío. Fernando I aprovechó su superioridad militar y tomó varias ciudades del norte de Portugal.

Expansión del reino de León durante el reinado de Fernando I (1037-1065).
Sancha y Fernando entablaron relaciones de amistad y alianza con la abadía francesa de Cluny, y llegaron a hacerse socios de ella. Este monasterio era el más prestigioso e influyente de toda Europa, ya que de él había partido la reforma para que la orden de los benedictinos recuperara su pureza. Los monarcas de los principales reinos europeos se asociaron con Cluny, pero los reyes leoneses lo hicieron con mayor entusiasmo que los demás: se comprometieron a pagar a la abadía 1000 dinares de oro al año, lo que constituía una auténtica fortuna (más de 4 kgs. del preciado metal amarillo). La abadía fue tan importante que su arte y su estilo constructivo fue imitado en toda Europa occidental: casi todos los monasterios e iglesias de la época fueron construidos siguiendo su estilo, incluyendo a San Isidoro y su Panteón, que fueron erigidos por Fernando y Sancha para albergar los restos del santo sevillano y de los reyes leoneses, respectivamente. 

La real pareja tuvo dos hijas, Elvira y Urraca, pero también tres hijos varones: Sancho, Alfonso y García, lo que complicaba la sucesión. Antes de morir, Fernando decidió dividir el reino de León entre estos tres últimos: a Sancho, que aunque era el mayor era el que tenía un carácter más brutal, le dio Castilla; a Alfonso, que según todas las crónicas era el hijo favorito, le otorgó la parte más grande, León, con la capital; y a García, que tenía fama de no ser muy inteligente, Galicia.  Con esta división cada uno de los hijos también recibía las parias o tributos de una o varias taifas: así, Sancho percibiría las de la taifa de Zaragoza, Alfonso las de la riquísima Toledo, y García las de Badajoz y Sevilla.

Al final de su vida Fernando I centró sus esfuerzos en conquistar Valencia, ya que haciéndose con esa plaza lograría partir en dos a al-Ándalus. Derrotó al ejército que defendía la ciudad, pero cuando se disponía a entrar se sintió mortalmente enfermo y decidió regresar a León para morir en compañía de los suyos. Corría el año 1065, pero a pesar de la división del reino mientras vivió la reina doña Sancha  las relaciones entre los tres hermanos fueron pacíficas. Alfonso se coronó en su capital sin ningún tipo de problemas a principios de 1066, convirtiéndose así en el sexto rey de León con ese nombre. Sancho, por su parte, fue el primer rey de Castilla y trató de ampliar su reino por el Este, enfrentándose a sus primos, los reyes de Pamplona y Aragón, aunque no consiguió recuperar los antiguos límites del condado castellano. García mientras tanto tuvo que hacer frente a levantamientos de nobles en Galicia y en Portugal, lo que le mantuvo bastante ocupado y a la vez lo debilitó considerablemente.

División del reino de León a la muerte de Fernando I (1065)
Pero todo cambió entre los hermanos cuando su madre Sancha murió en 1067: envidiando sobre todo a Alfonso, el ambicioso Sancho comenzó a maniobrar para apoderarse de los otros dos reinos. Movilizó a sus tropas y se enfrentó al rey de León en Llantada, pero el resultado de la batalla fue muy dudoso, por lo que las cosas quedaron como estaban. Sin embargo, engañando a García logró apoderarse de Galicia, desterrando después a su hermano al reino taifa de Sevilla.

Entre las filas castellanas empezó a destacar un guerrero llamado Rodrigo Díaz, que con el tiempo sería conocido como “el Cid”. Sancho le dio cada vez más protagonismo, y lo convirtió en su hombre de confianza.

En 1072 Sancho y Alfonso decidieron jugarse el todo por el todo en una batalla en el campo de Golpejera, cerca de Carrión de los Condes. Venció el ejército leonés, pero Alfonso VI ordenó a sus tropas que no persiguieran a los derrotados castellanos para evitar un mayor derramamiento de sangre. Mientras huían el Cid  aconsejó a Sancho que no aceptara su derrota, y que volviera al campo de batalla y atacara al ejército leonés al amanecer, cuando todos estuvieran dormidos en sus tiendas. Así lo hizo el rey castellano, reuniendo como pudo los restos de sus tropas, y venciendo de una forma poco honrosa. Alfonso quedó prisionero de su hermano, quien se coronó como Sancho II en León en torno al 12 de enero de 1072. Había logrado reunificar los territorios gobernados por su padre y sus antepasados, pero su entronización no fue bien recibida y hubo descontento entre la nobleza leonesa. Mientras tanto, tras pasar un corto periodo en una cárcel de Burgos, Alfonso fue finalmente desterrado al reino taifa de Toledo, regido por su tributario y amigo al-Mamún.

Bellido Dolfos, por Alejandro Fernández Giraldo.
Sancho II supo que su reinado no iba a ser fácil desde el principio, ya que en octubre de ese mismo año 1072 un grupo de nobles leoneses se levantó en su contra en la ciudad de Zamora. El rey sitió la ciudad y la cercó, ya que la fortaleza de sus murallas y de sus defensas naturales hacían impensable un ataque frontal. Un día, uno de los caballeros que estaba dentro de Zamora, llamado Bellido Dolfos, vio a Sancho paseando por su campamento. Rápidamente ideó un plan: pidió el caballo más rápido de la ciudad y se puso de acuerdo con un grupo de zamoranos para que le abrieran las  puertas de la muralla. Hecho esto, salió a toda velocidad equipado tan sólo con una lanza, penetró en el campamento enemigo, y atravesó a Sancho de parte a parte. Sorprendidos ante esta audaz incursión, los castellanos tardaron unos instantes en reaccionar. Bellido aprovechó ese tiempo y regresó a Zamora a galope tendido, donde fue recibido por los suyos. Esta es la versión que nos transmite la Crónica Silense, que es la más cercana temporalmente a los hechos. Sin embargo, es mucho más famosa la versión transmitida por la castellana Crónica Najerense (escrita más de un siglo después de los acontecimientos), según la cual Bellido se hizo pasar por un desertor de Zamora que, tras conseguir hacerse amigo de Sancho, lo asesinó a traición y por la espalda. Esta versión fue recogida y ampliada por los cantares de gesta castellanos del siglo XIII, que están plagados de errores históricos. En cualquier caso, la muerte de su rey supuso un cambio drástico para el reino: nadie dudó ni por un momento que el sucesor había de ser Alfonso, quien regresó de Toledo y volvió a gobernar sobre el mismo territorio de sus padres Fernando I y doña Sancha. Tras seis años como reinos independientes, Castilla y Galicia volvieron a la órbita leonesa. García regresó desde Sevilla, tal vez con la idea de recuperar su reino, pero Alfonso lo hizo prisionero y lo encarceló en el castillo de Luna, que era la fortaleza donde se custodiaba el tesoro real.

Como muestra de fuerza, en 1076 Alfonso invadió zonas pertenecientes al reino de Pamplona, anexionando al reino leonés los territorios de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y La Bureba. Aprovechando su superioridad militar Alfonso VI sometió al sistema del pago de parias a la mayoría de los estados de Taifas peninsulares casi sin arriesgar sus tropas, demostrando así que León era la principal potencia de toda la Hispania del momento. Con el tiempo llegó a hacerse con ciudades tan importantes como Lisboa, Sintra y Santarem. Los demás reyes y condes cristianos de la Península se convirtieron en sus vasallos, pidiéndole que actuara como árbitro en sus disputas y aceptando sus decisiones.

Uno de los caballeros más destacados de la corte leonesa fue Rodrigo Díaz, el Cid. A pesar de ser un guerrero inigualable cometió varios errores y torpezas e incumplió sus obligaciones, lo que ofendió a Alfonso de tal forma que acabó expulsándolo del reino en 1081. El Cid acabó sirviendo a los musulmanes al entrar al servicio de los reyes taifas de Zaragoza, y no regresó a su reino natal en mucho tiempo.

En el año 1085 Alfonso VI consiguió el mayor de los logros de la Reconquista: tomar Toledo, que siglos antes había sido la  capital de la Península unificada por los visigodos. Esta conquista tenía un gran valor simbólico, y el rey leonés  así lo entendió: en sus documentos generalizó el uso del título de Emperador de todas las Hispanias (“Imperator totius Hispaniae”), como forma de demostrar su superioridad sobre los demás reyes peninsulares. Además, extendió la frontera sur hasta el río Tajo, lo que produjo la impresión de que el fin de la Reconquista estaba cercano. Al caer Toledo el desánimo cundió entre los musulmanes, tal y como nos cuenta Abd Allah, el rey de Granada de por aquel entonces:

“La noticia de lo sucedido en esta ciudad tuvo en todo al-Andalus una enorme repercusión, llenó de espanto a los andaluces y les quitó la menor esperanza de poder seguir habitando en la Península”.

Tras esta conquista nada parecía poder frenar la expansión del reino de León. Pero esta impresión duró poco: en el año 1086 apareció un nuevo poder en la Península Ibérica con la llegada de los almorávides al mando del emir Yusuf Ibn Tasufin. Los almorávides eran una especie de integristas  monjes-soldado musulmanes que habían creado un enorme imperio en el noroeste de África. Alarmados por la toma de Toledo, acudieron para llevar la Yihad o “Guerra Santa” contra el reino de León, y junto a tropas de las taifas derrotaron a Alfonso VI en Sagrajas, cerca de Badajoz. En esa batalla el propio rey cristiano fue gravemente herido en un muslo, si bien pudo huir con la mayor parte de sus tropas.

Una vez pasada la euforia de la victoria, los almorávides comprobaron que el primer enemigo que debían vencer era la división y corrupción moral de los reinos de taifas, ya que sus reyes apenas cumplían los preceptos del Islam, y al estar tan divididos eran un objetivo más fácil para las naciones cristianas. Debido a ello los recién llegados fueron invadiendo todas las taifas (Málaga, Córdoba, Sevilla, Badajoz...) destronando a sus señores. Por primera vez desde los tiempos de Almanzor, al-Ándalus volvió a estar reunificado. Aprovechando este empuje lograron retomar varias de las plazas conquistadas por Alfonso VI, como Lisboa, aunque su objetivo principal siempre fue Toledo. Cercaron y trataron de tomar la ciudad en varias ocasiones, pero no lo consiguieron a pesar de sus esfuerzos.

El reino de León ante las invasiones almorávides.
El Cid regresó al lado de Alfonso en cuanto tuvo noticia de la invasión almorávide, y se unió a sus tropas para tratar de repeler ese peligro. Sin embargo, no tardó en desobedecer al rey de nuevo, por lo que fue desterrado. Una vez más Rodrigo pasó al servicio de señores musulmanes, luchando como mercenario. Con el tiempo actuó por su cuenta, y en ocasiones contra el reino de León, como cuando en 1092, sin motivo aparente, entró a sangre y fuego en La Rioja. Logró tomar la ciudad de Valencia y toda su taifa en el año 1094, convirtiéndose así en una especie de poder independiente en la Hispania de la época, como si fuera un señor de la guerra. Esto duró poco tiempo, porque volvió a reconciliarse con el rey leonés, quien le envió refuerzos. Rodrigo falleció en 1099, quedando a cargo de la ciudad Jimena, su viuda, pero ella y sus hombres sólo pudieron resistir dos años frente a los almorávides a pesar de los auxilios que les envió el rey. El propio Alfonso acudió a Valencia en la primavera de 1102, pero cuando comprobó la imposibilidad de mantener la plaza frente a los nuevos ejércitos almorávides que habían cruzado el Estrecho en 1101, organizó la retirada y prendió fuego a la ciudad.

A lo largo de todo su reinado, Alfonso VI promovió la circulación de gentes e ideas entre Hispania y el resto de Europa. Para ello impulsó firmemente el Camino de Santiago, construyendo y reparando puentes, hospitales y calzadas a su paso por el reino. Buscó la amistad de los monjes de Cluny, el monasterio francés y europeo más poderoso de la época, y colocó a muchos monjes y nobles franceses en los puestos más importantes del reino, e incluso casó a sus hijas Urraca y Teresa con dos de estos últimos. Fue conocido en toda Europa como rey de Hispania, y aunque trató de que el papado lo reconociera como emperador, no lo consiguió.

En su afán de “europeizar” a su reino, Alfonso VI cambió la liturgia por la que se celebraban las misas y demás celebraciones cristianas. Hasta ese momento, tanto en León como en el resto de reinos cristianos de la Península se seguía el llamado “rito hispánico”, mientras que en el resto de la cristiandad occidental se usaba el rito romano. El primer rey hispano en pasarse a este último fue  Sancho Ramírez de Aragón en 1071, y Alfonso, tras muchas dificultades y resistencias internas, lo impuso en León a partir del año 1080. Además, también impulsó un cambio en el tipo de escritura utilizada para los documentos: se abandonó la letra visigótica utilizada hasta entonces, y se empezó a utilizar la llamada “letra francesa” o carolina, más parecida a la que usamos hoy en día.

Con la invasión almorávide dejó de fluir hacia León el oro de las parias, por lo que Alfonso se vio obligado a acuñar su propia moneda, siendo el primer monarca leonés en hacerlo. 

Dinero de Alfonso VI con leyenda +ANFVS REX | +LEO CIVITAS
La influencia francesa también se dejó sentir en los matrimonios de Alfonso VI: de sus cinco esposas, al menos cuatro provenían del país vecino. Ninguna de ellas pudo darle un heredero varón, ya que sólo tuvieron hijas. Tuvo mejor suerte con la mora Zaida, una de sus amantes, con quien tuvo a Sancho, llamado a heredar el reino.

Tras la invasión almorávide, Alfonso mantuvo varias batallas durante el resto de su reinado, y las victorias se alternaron con las derrotas. El rey leonés siguió realizando incursiones en territorio enemigo, y en una de ellas llegó hasta las playas de Tarifa, en pleno Estrecho de Gibraltar. Allí, en un gesto cargado de simbolismo, se internó en el agua con su caballo y arengó a sus tropas, pues era el primer rey cristiano en llegar tan al sur desde el año 711. Además consiguió impedir en todas las ocasiones el principal objetivo de los almorávides, que consistía en reconquistar Toledo. Siguiendo la estrategia de su padre Fernando I trató de partir en dos al-Ándalus con la construcción en 1086 de un castillo en Aledo, en Murcia: desde allí los soldados leoneses organizaron partidas de saqueo que castigaron esa parte de la Hispania musulmana. Pero también sufrió derrotas muy importantes: tras resistir varios asedios, Aledo cayó en 1092, aunque la derrota más decisiva fue la de Uclés (1108), donde murió Sancho, el joven príncipe heredero. Triste y amargado, Alfonso VI murió al año siguiente y fue sepultado en su amado monasterio benedictino de Sahagún. Heredó la corona su hija Urraca, que había enviudado recientemente de su marido Raimundo de Borgoña, con quien había tenido un hijo al que llamaron Alfonso Raimúndez (el futuro Alfonso VII).

Alfonso VI ha tenido que sufrir “mala prensa” por sus desavenencias con el Cid. Si nos atenemos a las crónicas y documentos de la época, fue el caballero castellano el culpable de estos conflictos debido a su belicosidad y nula visión política, e incluso debido a su desmedida ambición. El enfoque comenzó a variar cuando Castilla logró constituirse como reino independiente ya de forma definitiva en la segunda mitad del siglo XII y principios del XIII: en ese momento los juglares castellanos comienzan a forjar los famosos cantares de gesta, en los que, casi siempre sin base histórica, se idealiza todo lo referente a Castilla: por ejemplo, los Jueces de Castilla (que ni siquiera existieron), Fernán González (que en el “mundo real” nunca logró la independencia de Castilla), y el propio Cid. Todos hemos visto en la escuela fragmentos del archiconocido “Cantar del Mío Cid”, ignorando que está lleno de anacronismos y falsedades de todo tipo: baste señalar, como simple ejemplo, que las hijas aparecen como Doña Elvira y Doña Sol, cuando sabemos que se llamaban María y Cristina. Alfonso X “el Sabio” (1252-1284), que era en parte descendiente del Cid, introdujo en sus famosas Crónicas todo este material antihistórico por razones “familiares”, y porque le venía muy bien para crear un héroe a la medida de la Castilla a la que pretendía endiosar. Estas Crónicas fueron las primeras redactadas en castellano, lo que favoreció que eruditos de toda la geografía española pudieran leerlas (y creer lo que contenían). Más recientemente, otro de los responsables de la mitificación del Cid y de la mala imagen de Alfonso VI fue el historiador y filólogo Ramón Menéndez Pidal (1869-1968): su obsesión por Rodrigo Díaz fue tan grande que tituló a una de sus obras más monumentales “La España del Cid”, como si éste personaje fuese la medida de todas las cosas en su época. Sus estudios elevaron casi hasta lo sagrado la categoría literaria de los cantares cidianos (y hay que reconocer que calidad literaria no les falta), y ésa es la razón de que aparezcan en todos los libros de texto de Lengua y Literatura de nuestra época.

Toda esta información la podéis ampliar si leéis mi libro "Alfonso VI de León y su reino". En principio está agotado, pero puede encontrarse en muchas bibliotecas de todo el país.