3.-El auge del Camino.
De Alfonso V a Fernando I (999-1065).
Fuero de León |
En tiempos de Vermudo III (1028-1037) el obispo Cresconio fortificó con murallas la ciudad de Santiago, y rechazó la última incursión de vikingos en tierras gallegas. Siguiendo con lo que ya era una costumbre, el joven rey leonés peregrinó a la tumba del Apóstol en 1032, cinco años antes de su desgraciada muerte en la batalla de Tamarón frente a su cuñado Fernando.
Vermudo fue sucedido por su hermana Sancha I y, por ende, por su cuñado Fernando I (1037-1065), quienes fueron los primeros reyes hispanos en establecer relaciones formales con Cluny, que era el monasterio benedictino y reformista más importante de Europa. Cluny había sido fundado en el 910, el mismo año en que García I trasladó la corte a León, con la intención de renovar la vida monástica y apartar a los monasterios del poder de los señores feudales. Fue tal su éxito que llegó a contar con más de dos mil prioratos o delegaciones por todo el continente. Desde Cluny se promocionó el Camino de Santiago, por donde fue circulando no sólo la gente, sino también el nuevo arte románico, y no siempre en un solo sentido. Fernando y Sancha establecieron un pacto de sociedad con esta abadía que comportaba el pago de un censo anual de 1000 dinares de oro.
Expansión de Cluny por Europa |
Los reyes Sancha y Fernando |
También en época de Sancha y Fernando tenemos una historia curiosa sobre Santiago Matamoros. Mientras Fernando y sus tropas cercaban Coímbra (1064), el pueblo de Santiago rezaba al Apóstol para que su rey tuviera éxito en la empresa. Pedían que, al igual que en otras ocasiones, apareciese en la batalla como un caballero, lo que provocaba las burlas de un peregrino griego que estaba en la ciudad. Razonaba este hombre que Santiago había sido pescador, y no soldado, por lo que le parecían absurdas sus oraciones. El Apóstol se le apareció en sueños al peregrino, armado como un caballero, y le recriminó su escepticismo. Para que no le quedaran dudas de la veracidad de la visión, le anunció el día y la hora en la que Fernando tomaría la ciudad contando con su ayuda. Así fue (como no podía ser de otra manera), y el escéptico griego se convirtió en un auténtico devoto de Santiago Matamoros. Ganada Coímbra, el rey don Fernando se fue para Santiago para agradecerle su intervención, y le otorgó parte del botín.
Santiago Matamoros en su famoso caballo blanco. |