NO ES UN OVNI: ES VENUS

09 diciembre, 2005

Hace unos momentos he recibido la alarmada llamada de un primo mío; estaba con un grupo de gente, y veían una luz muy brillante y extraña en el cielo. Algunos de los presentes, fijándose más, llegaron a afirmar que de vez en cuando salían de ella unas lucecinas verdes más pequeñas (fruto de la autosugestión, sin duda). Me pedía que saliera a la calle y lo viese, cosa que hice, aunque ya sabía de qué se trataba. En realidad era el rutilante Venus, el segundo planeta a partir del Sol, que en estos días, si mal no recuerdo, está alcanzando su máximo brillo. Podéis verlo no muy alto al comenzar la noche, con un hermoso brillo amarillento; con el transcurrir de las primera horas de la noche, continúa su peregrinaje siguiendo al Sol, y se pone más o menos por el mismo punto del horizonte que éste.
No es de extrañar esta confusión: cuando se han hecho investigaciones serias sobre OVNIs, en más de la mitad de los casos fue Venus el culpable de los "avistamientos". Es más, han sido numerosos los pilotos comerciales y de combate que han confundido al planeta con una supuesta nave tripulada por extraterrestres. Estos errores son mucho más frecuentes cuando Venus brilla al máximo. Y es que los urbanitas hemos perdido la costumbre de observar el cielo, por lo que desconocemos los ciclos astronómicos de los planetas, las estrellas, e incluso de la Luna.
Cuando veais Venus, pensad que, a pesar de llevar el nombre de la diosa del amor, es lo más parecido al infierno que existe en el Sistema Solar: nubes de ácido sulfúrico, atmósfera de dióxido de carbono, una presión 90 veces superior a la nuestra, una capa de nubes que nunca deja ver el Sol, una temperatura superior incluso a la de Mercurio (a pesar de que éste se encuentra más cerca del Sol), etc. Como curiosidad, os diré que hasta mediados del siglo XX se pensaba que la capa de nubes se debía a que la superficie venusiana era en realidad un vasto océano donde podían pulular distintas especies animales: podéis ver reflejada esta teoría en la magnífica novela "Lucky Star y los Océanos de Venus", del genial Isaac Asimov . En realidad, en el siglo XIX y comienzos del XX se creía que había grandes selvas, e incluso civilizaciones de seres inteligentes. Por supuesto, las sondas enviadas por soviéticos y estadounidenses desmintieron estas idílicas visiones de nuestro vecino planetario más cercano.

Mapas antiguos de España (XXIII)

29 noviembre, 2005

Fijáos en el escudo que preside la cartela de la esquina inferior derecha. Sí, es el escudo de León y, por si hubiera dudas, así lo pone en la banda superior (que además está coronada por un león muy curioso armado con una espada) Está claro que el Reino debió impresionar al autor, porque lo sitúa por encima de los símbolos de Portugal y los demás reinos. Castilla aparece algo por encima y a la izquierda, pero de una forma muy discreta y en segundo plano, cediendo el protagonismo al león rampante del centro. Un mapa inglés muy curioso.

1720

El escudo y la bandera de Castilla y León: historia de una apropiación indebida (II)

22 noviembre, 2005

El domingo 6 de noviembre me publicaron en la Revista del Diario de León una versión ampliada del artículo "El escudo de Castilla y León: Historia de una apropiación indebida", que pudisteis leer en este Cuaderno de Notas. Como algunos no tenéis acceso a esta sección dominical del Diario (por vivir fuera de León), os copio el texto refundido del artículo:

Imagínese que en un futuro más o menos cercano la Comunidad de Madrid tomara la decisión unilateral de apropiarse de la actual enseña nacional, y la convirtiera en su bandera autonómica. Parece una decisión absurda y arbitraria, ¿no es cierto? Pues bien, como veremos, algo parecido fue lo que hizo la comunidad autónoma de Castilla y León a la hora de elegir sus símbolos.

Castilla y León, debido a los múltiples problemas y oposiciones que encontró en su seno, fue una de las última comunidades españolas en lograr su autonomía (1983). La bandera y el escudo de la comunidad autónoma quedaron fijadas en su correspondiente estatuto de autonomía, concretamente en el artículo 5.º "SÍMBOLOS DE LA COMUNIDAD", que reza así:

"1. El emblema o blasón de Castilla y León es un escudo timbrado por corona real abierta, cuartelado en cruz o contracuartelado. El primer y cuarto cuarteles: sobre campo de gules, un castillo de oro almenado de tres almenas, mamposteado de sable y clarado de azur. El segundo y tercero cuarteles: sobre campo de plata, un león rampante de púrpura, linguado, uñado y armado de gules, coronado de oro.

2. La bandera de Castilla y León es cuartelada y agrupa los símbolos de Castilla y León, conforme se han descrito en el apartado anterior. La bandera ondeará en todos los centros y actos oficiales de la Comunidad, a la derecha de la bandera española."

¿Cuál es el origen de estos dos símbolos tan denostados en tierras leonesas? Mucha gente piensa que hay que remontarlos a Fernando I, presunto primer unificador de León y de Castilla, pero ello es totalmente falso: por aquel entonces, ni siquiera existía la heráldica. El cuartelado de castillos y leones se lo debemos a Fernando III, que fue quien unió las dos coronas en el año 1230. Hasta entonces, el símbolo de la Corona Leonesa, al menos desde Alfonso VII el Emperador, había sido un león púrpura pasante (al que los castellanos después convertirán en rampante). Más tarde, probablemente a principios del siglo XIII, Alfonso VIII de Castilla (que en puridad debería ser conocido como Alfonso I de Castilla) acuña el que se convertiría en el símbolo de su reino: en campo de gules, un castillo de oro aclarado de azur. Cuando Fernando III une las dos coronas, se le presenta el dilema de cuál de los dos símbolos adoptar: el monarca tomó una decisión casi salomónica y creó el famoso escudo cuartelado, acuñando así el que sería el símbolo de la Corona de Castilla y, andando el tiempo, de todo el Estado Español. Como curiosidad, una bandera muy similar a la autonómica fue la que utilizó Cristóbal Colón en sus carabelas, junto con la de la Cruz Verde con las iniciales de Isabel y Fernando. Por su parte, el escudo cuartelado se vio integrado en el mucho más complicado de los Austrias (siglos XVI-XVII) , ocupando el lugar más destacado del mismo. Con la dinastía borbónica, el escudo de los castillos y leones cobra un protagonismo todavía mayor, ya que durante dos siglos servirá para representar a todo el estado español. De hecho, cuando Carlos III crea la bandera rojigualda actual, sitúa en su centro el escudo mencionado en una versión más simplificada. Pero conviene mencionar un curioso hecho que a mucha gente le ha pasado desapercibido: en heráldica, en un escudo cuartelado tiene la preponderancia el primer cuartel (el superior izquierda). Pues bien: en la actualidad ocupa ese puesto el castillo, pero, al menos en lo que respecta al Reino de León, no siempre ha sido así. Por ejemplo, si nos fijamos en el escudo de los Austrias que preside el viejo Ayuntamiento de la capital leonesa, veremos que es el león el que figura en el cuartel predominante, y lo mismo ocurre en muchos de los escudos de la Corona de Castilla que existen en la Catedral. Pero si nos damos un paseo por Galicia, podremos apreciar que en muchos lugares ocurre lo mismo: sin ir más lejos, es el caso del escudo de la Catedral de Santiago, el del Colegio de Fonseca (en la misma ciudad), y el de algunos edificios públicos de Lugo. ¿Qué quiere decir esto? Que mucho tiempo después de la unión de las dos coronas, sus distintos territorios siguieron siendo conscientes a cuál de ellas pertenecían (aunque fuera en un nivel teórico).

Por su parte, la Junta de Castilla y León, haciendo gala de un más que dudoso historicismo, se apropió de la enseña y del símbolo heráldico, por lo que hoy en día podemos verlos por todo el territorio de la comunidad autónoma.

¿Fue ésta una decisión correcta? Evidentemente no, ya que se trató de una apropiación indebida. Bajo esos símbolos no estaban englobadas tan sólo las nueve actuales provincias de la autonomía, sino todos los reinos de la Corona castellana; Galicia, Asturias, León, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Extremadura, Andalucía, País Vasco y Murcia, y posteriormente, el Nuevo Mundo y, como hemos visto, todo el territorio nacional. ¿Cómo se explica, si no, la presencia de este escudo en la Catedral de Santiago de Compostela, en Ayuntamientos como los de Oviedo y Avilés, en edificios americanos, y en multitud de otros lugares?

Hay que resaltar que el león rampante no representa tan sólo al reino de este nombre, sino también al resto de la Corona Leonesa; Galicia, Asturias y Extremadura. De este modo, no es de extrañar que estas regiones no aparezcan nunca en la simbología estatal española, ya que ni siquiera figuran en el actual escudo constitucional, al considerarse tácitamente que estaban y están incluidas en el león púrpura.

El hecho de que la Junta se apoderara del escudo y la bandera cuartelados constituye un agravio histórico al resto de territorios que durante tantos siglos tuvieron que convivir en la Corona de Castilla, ya que bajo ellos lucharon y murieron gallegos, extremeños, andaluces, vascos, asturianos, etc., y no sólo leoneses y castellanos. Todo ello constituye una muestra más de la manipulación histórica y sentimental a la que nos someten todos los días las instituciones de Valladolid.

Mapas antiguos de España (XXII)

Tras el largo paréntesis, continuamos con la serie. Este mapa data de 1719 y, evidentemente, es inglés, trazado por James Earl Stanhope. Llama la atención que a las dos Castillas (esta vez dicho con propiedad, no como hacen los hombres del tiempo hoy en día) el autor las denomina "Castiel" en lugar de "Castile", que es su forma habitual en inglés. Astorga figura como "Astroga". Da muy poca importancia a Zamora, ya que no pone su nombre en mayúsculas. Sitúa a la ciudad de León en el límite con Asturias, con lo que algunos rascaríamos todavía más frío del que hace. Por cierto, "León" en inglés se escribe "Leon" pero, ¿sabíais que "leonés" es "Leonese" en la lengua de Shakespeare? Así que... "Freedom for the Leonese Country!" ;-)

1719


¡Hola de nuevo!

Bueno, tras este largo lapso, vuelvo a disponer de Internet. En realidad, la razón de esta ausencia ha sido que me he independizado, con los problemas y satisfacciones que ello conlleva. Tuve que cancelar mi cuenta ADSL con Telefónica, y ahora dispongo de otra mucho mejor con ONO. El único problema es que ahora tengo muuucho menos tiempo libre, pero, en fin, he vuelto. Así que aquí os espero, con nuevos artículos, mapas históricos, etc.
Un abrazo a tod@s.

PD: De momento, os pongo una imagen del entretenido juego Knights of Honor, en el que puedes jugar con el Reino de León. Ya me lo acabé: en la imagen podéis ver la extensión que alcanzó Ricardo I de León

Queridos amigos: adios

05 octubre, 2005

Comienzo una nueva etapa de mi vida, y, de momento, Internet no entra en ella, así que me veo en la obligación de deciros adios desde este blog, aunque la verdad es que me gustaría mucho poder seguir con él (y ello es algo que haré de una manera u otra) .
De todas las cosas que he visto en esta loca red de redes, la verdad es que mantener "Corazón de León" ha sido la que más satisfacción personal me ha aportado. Espero que hayáis disfrutado con los artículos, y os pido paciencia, ya que los nuevos tardarán un tiempo en aparecer (de momento, sigo investigando)

Muchas gracias a todos por estar ahí.

Mapas antiguos de España (XXI)

26 septiembre, 2005

Este mapa de 1710 se titula "Regnorum Hispaniae et Portugalliae : Tabula Generalis jam nuper edita nunc denuo revisa aucta ad usum Scholarum / novissime accomodata a Ioh. Bapt. Homanno". El grabado de la esquina inferior derecha representa un episodio de la Guerra de Sucesión: el embarco de las tropas del archiduque Carlos. Debajo, un angelote sostiene los escudos de España y Portugal.
Cosas curiosas: la ciudad de León está tan al norte que parece situada en el límite entre Asturias y el "Legionis Regnum". Cantabria, como siempre, no existe como tal, y está englobada dentro de Asturias con el nombre de "Asturia de Santillana". Extremadura aparece bien definida, y ya no hay intromisiones de ninguna de las dos Castillas en su territorio. El Reino de León se dibuja en su configuración tradicional. Andalucía sigue dividida en "Vandalitiae Regnum" (Andalucía en sí) y "Granata"

1710

FERNANDO I, EL FALSO PRIMER REY DE CASTILLA Y LEÓN

18 septiembre, 2005

Siempre se ha dicho, y se ha aceptado por la historiografía oficial, que el primer rey de Castilla fue Fernando I, hijo del rey navarro Sancho III. Su padre había invadido el reino de León en 1034, y así se había apoderado del título de Emperador, obligando al rey leonés Vermudo III a retirarse a Galicia. Pero en menos de un año, el legítimo rey regresó a la cabeza de un nutrido ejército de gallegos, asturianos y leoneses, y el navarro tuvo que regresar rápidamente a sus teritorios originales, ya que sabemos que el leonés llegó al menos hasta Castrojeriz (Burgos). Este hecho es casi desconocido, porque en algunos libros de Historia figura que Vermudo recuperó su reino de una forma "oportunista" al morir el navarro; pero la realidad es muy otra, ya que la documentación de la Catedral de León (documentos 937 y 938) nos revela que el leonés volvía a reinar en la capital leonesa al menos ocho meses antes de que Sancho III fuera asesinado (18-X-1035), lo que demuestra una vez más que parte de la historigorafía medieval está manipulada y sesgada de forma interesada. Y aquí permitidme un brevísimo excurso: durante la carrera de Historia, muchos profesores se molestaron en intentar convencernos de que la Historia es una ciencia: ¿cómo vamos a creernos esa canción, cuando una gran parte de los medievalistas castellanos y algunos leoneses continúan esgrimiendo el argumento de autoridad como dogma de fe ("es que lo dijo Don Claudio")? Hay que acudir a las fuentes, no a los presuntos "padres de la Historia medieval", ya que este recurso recuerda demasiado a los empleados por la Iglesia para negar las observaciones de Galileo ("Sí, parece claro, pero Aristóteles y Ptolomeo dicen que...").
Volviendo a nuestro asunto, al morir el rey navarro, el reino y los territorios adquiridos son repartidos entre sus hijos: a García Sánchez III le correspondió el título de rey de Navarra; a Ramiro I, el de rey de Aragón; a Gonzalo, el de rey de Sobrarbe y Ribagorza; y a Fernando, por último, el de conde de Castilla, sometido teóricamente al rey de León. Daba la casualidad de que este último personaje estaba casado con Sancha, hermana de Vermudo, circunstancia que tendrá importantes consecuencias en el futuro. Pues bien, muchos historiadores afirman que una de las cláusulas de esta boda era que Fernando adquiriría el título de rey de Castilla, aunque esta peregrina idea ya fue criticada por el Padre Risco (1735-1801), quien señaló que "tales condiciones no fueron mecionadas por los escritores antiguos". Por si fuera poco, Ramón Menéndez Pidal se vio obligado a reconocer que "Fernando no se titula más que conde en los años 1035, 1036 y comienzos de 1037, mientras se titulan reyes sus hermanos en Aragón y Ribagorza" (El Imperio Hispánico y los Cinco Reinos). En ese mismo año de 1037, tras la batalla de Tamarón y la muerte violenta de Vermudo, el navarro Fernando se hará coronar rey en León, y dará comienzo a la dinastía navarra en el solio legionense.

¿Qué importancia tiene que Fernando se intitulara o no rey de Castilla? En primer lugar, que si lo hizo sería el primer rey de Castilla de la Historia, lo que afirmaría por primera vez una independencia real de este condado respecto a León. De ello se derivaría que Fernando "reunificó" los dos reinos, y que fue el primer rey de "Castilla y León": esta idea ha sido recogida y amplificada convenientemente por los historiadores al servicio de la Junta, ya que responde muy bien a sus espúreos intereses. Curiosamente, no se detienen a considerar que, en todo caso, Castilla fue reino durante unos escasos meses.

¿Qué nos dice la documentación original acerca de todo esto? Pues que a Fernando Castilla le importaba un comino, y que su única preocupación fue obtener León. A las fuentes y a las pruebas me remito:
  1. En la Colección Diplomática del Monasterio de Sahagún, se denomina a Fernado I como "rege in Legione", "regis Legionense" y otras variantes en un total de 142 documentos, mientras que sólo uno (el nº 542) dice que es "rex in Legione et in Castella". En sus documentos personales no se intitula más que como rey, sin enumerar territorios (esta costumbre la iniciará Alfonso VI), aunque en las confirmaciones muchas veces firma "in Legione". Por su importancia simbólica vale la pena transcribir una parte de las clásusulas finales del documento 473: "Anno feliciter VII regnum gloriosi domni nostri domno Fredenandi regis et coniux eius domna Sanctia regina/ commorantes in Castella, sedente regni solium et tronum in sedem Legionensem", que en traducción aproximada vendría a decir: "Feliz año séptimo del reinado del glorioso señor nuestro el rey don Fernando, y cónyuge suya la reina doña Sancha, permaneciendo (los dos) en Castilla, asentado el solio y el trono del reino en la sede leonesa".
  2. En la Colección Documental del Archivo de la Catedral de León se le denomina "regnante rex Fredenandus in Legione", "in sedis Legione" y otras variantes similares en 74 documentos, mientras que sólo dos le señalan como "Rex Fredenando in Legione et in Castella" (uno de los cuales, el nº 999, presenta serias dudas sobre la lectura "Castella"). Otros dos documentos le mencionan como "rege in Legione, in Kastella et in Gallecia"
  3. En los escasos documentos de San Isidoro de esta época tan sólo aparece como "in ciuis legionensis". En un documento de Sancha, ésta firma como "ego Sancia, regina Legionem"(cosa que ocurre también en el documento 1131 de la Colección Documental del Archivo de la Catedral)
Estos documentos dejan bien a las claras que Julio Valdeón hizo el ridículo en su conferencia del 8 de abril de 2005 cuando afirmó alegremente que "a partir de ese momento, del año 1037, ya están unidos los reinos de Castilla y de León; Fernando I es rey de Castilla y rey de León (...) Y como él fue primero rey de Castilla, y unos años después (!!) se incorpora León, se intitula "rey de Castilla y de León", primero "Castilla" y luego "León", por supuesto".(Después de una mentira tan manifiesta, Valdeón se quedó unos momentos callado, como si no supiera digerir la barbaridad que había acabado de decir) Podéis bajaros el vídeo completo de la conferencia en esta dirección, y así comprobareis otras mentiras de este supuesto gran historiador (como que Vermudo está enterrado en Nájera, cuando es prácticamente el único esqueleto identificado del Panteón de los Reyes de San Isidoro)

Algunas preguntas que dejo en el aire:
  • Partiendo del supuesto de que los documentos en los que Fernando se intitula rey de Castilla sean originales y no una falsificación posterior (como parece señalar el hecho de que se arrogue un título territorial cuando dicha costumbre no se iniciará hasta Alfonso VI), ¿son suficiente unos meses para decir que el reino de Castilla se anexionó León, y que así nació el reino de Castilla y León?
  • Si la respuesta fuera afirmativa: ¿por qué Fernando se tuvo que coronar rey en León? ¿No era suficiente la supuesta coronación en Castilla? ¿No es esto una prueba del reconocimiento de la superioridad del reino leonés? ¿Es que nadie se da cuenta de la aberración que supone anteponer el título de Castilla al de León (que no aparecerá en la documentación hasta Fernando III)?
  • Si Castilla era tan importante para Fernando, ¿por qué no la menciona apenas en los documentos? ¿Por qué se molesta en reafirmar su legitimidad a través de su esposa (que figura como corregente en casi todos los documentos)? ¿Por qué crea en León el Panteón de los reyes y traslada allí el cadáver de su padre?
En fin, que espero que al menos quede claro que la famosa primera reunificación de "Castilla y León" es un mito, ya que ni siquiera existió una separación oficial digna de mención. Es cierto que los condes castellanos de la época actuaron con bastante independencia aprovechándose de los periodos de debilidad del reino leonés, pero también es cierto que nunca tuvieron la osadía de considerarse reyes, y que de hecho acudieron a León solicitando ayuda cuando los navarros los invadieron.

Diurnal de Fernando I y Sancha: los reyes recibiendo el códice de manos del autor.
Nótese la pequeña cabeza de león que corona el cetro del rey
(detalle en el que nos fijamos Margarita Torres y yo mismo de manera independiente)

LA NUMERACIÓN DE LOS REYES DE ESPAÑA

13 septiembre, 2005

Tras dar muchas vueltas, por fin he descubierto en qué momento se impusieron a los reyes de León y de Castilla los ordinales que se emplean actualmente. Desde hace tiempo, gracias a mi contacto con la documentación medieval, ya sabía que en época del Reino y de la Corona de León los reyes eran denominados simplemente por su nombre, sin importar el ordinal. Las primeras referencias que encontré relativas a este uso fueron las inscripciones que hay bajo las representaciones de los monarcas en el Salón de los Reyes del Alcázar de Segovia, así como las ilustraciones de H. de Ávila (ambas del siglo XVI, si mal no recuerdo). Por otro lado, la búsqueda en Internet fue infructuosa, ya que sólo hallé una referencia del inefable César Vidal en la que afirmaba que la numeración había comenzado con los Reyes Católicos (!?).
En realidad , esta costumbre comenzó mucho antes, en tiempos de Alfonso X el Sabio o, como muy tarde, con Sancho IV (siglo XIII). La pista me la dio una conversación con Eduardo Urdiales Laredo, un funcionario del Archivo Histórico de León que hacía tiempo que había leído la Crónica General de España, y a quien le sonaba que ya mencionaba el ordinal de cada rey. Me costó mucho trabajo encontrar un ejemplar de esta Crónica (editada por Ramón Menéndez Pidal a mediados del siglo XX), pero en ella pude corroborar la información. Esta Crónica es un batiburrillo en el que se mezclan sin tapujos datos históricos con otros muchos provenientes de la literatura épica, por lo que una importantísima parte de la información que aporta es exagerada, partidista y, en multitud de ocasiones, falsa. En ella se aprecia la dificultad que había en asignar un número a los reyes de Castilla, ya que Alfonso VIII es denominado como Alfonso IX en algunas ediciones, con lo que las confusiones entre este monarca castellano y su homónimo leonés son numerosas. Dificultades de igual tipo se encontraron los autores de las esculturas del Salón de los Reyes, y H. de Ávila, ya que en sus obras la numeración de los Alfonsos es totalmente incorrecta.Está meridianamente claro que la intención de Alfonso X fue crear una Historia propicia a sus designios, puesto que en varias ocasiones vio tambalear su trono, y llegó a temer una separación de la Corona de León a manos de su hermano Enrique. Para ello, reunió los cantares de gesta de la época, y la labor de algunos de los cronistas de Alfonso VIII, con el fin de ensalzar a Castilla como núcleo de Hispania, y revisar los hechos y reyes del pasado para dar la impresión de que todos los caminos conducían a la unión de las dos Coronas bajo la égida castellana.
¿Qué quiero decir con todo esto? Que la denominación de los reyes de Castilla es en todo punto falsa y artificial, y que me reafirmo en lo que ya dije en el artículo "Acerca de los Reyes de León y de Castilla", con la salvedad de que no ha sido "la historiografía decimonónica y afín la que ha exagerado la importancia del reino castellano", sino que hay que puntualizar que ésta tan sólo se hizo eco de la obra propagandística del Rey Sabio, creyéndosela a pies juntillas (sin emplear la crítica historiográfica ni el sentido crítico en absoluto).

ACTUALIZACIÓN 15/2/2016:

Gracias a Alberto González García encontré un magnífico artículo "Sobre las numeraciones de los reyes de Castilla", de Joaquín Gimeno Casalduero, con el que me reafirmo en lo anteriormente escrito. Añado que la numeración original de las crónicas de Alfonso X produjo un orden extraño, ya que computa a Alfonso I de Aragón ("el Batallador", el marido de Urraca I de León) como Alfonso VII. Así en sus crónicas Alfonso VII “el Emperador” figura como Alfonso VIII, Alfonso VIII de Castilla es “Alfonso IX de Castilla”, y Alfonso IX de León aparece... como Alfonso IX de León. En épocas posteriores a veces incluso se elimina a este último de las listas, pasando el numeral IX al rey Sabio. Fue el agustino Enrique Flórez quien acuñó la numeración actual en el siglo XVIII, aunque este historiador diferenció entre la numeración de los reyes leoneses y la de los castellanos, aduciendo por ejemplo que Alfonso VI fue el sexto rey de ese nombre en León, pero el primero de Castilla. Así Alfonso VII de León sería Alfonso II de Castilla, Alfonso VIII sería Alfonso III de Castilla, Alfonso IX de León no tendría numeral en Castilla, y Alfonso X sería X de León y IV de Castilla. Tomó como punto de partida la existencia de Castilla como reino, a partir del reparto de Fernando I, aunque quizá sería más apropiado aplicar la numeración “castellana” sólo en el caso de los reyes privativos de Castilla. Flórez también se ve obligado a mantener el VIII del Alfonso castellano para no cambiar el ordinal de los Alfonsos posteriores. Pero la realidad es que "nuestro" Alfonso IX en realidad fue el octavo rey de ese nombre, por lo que debería haber sido conocido como Alfonso VIII de León. Aunque como digo, el precio de hacer esta reenumeración supondría cambiar de numeral a todos los Alfonsos posteriores.

Alfonso VII de León, Emperador de Hispania
(ilustración de mi amigo Álex Fernández)

Mapas antiguos de España (XX)

Este precioso mapa (que procede del "Atlas Historique de Henry Abraham Chatel", y que hoy os he puesto en mejor calidad) fue creado en 1705, y se reeditó hasta el año 1739. Trae la división en reinos, y el escudo de cada uno. Me gustaría llamaros la atención acerca del blasón asturiano: parece una mezcla del de León, del de Castilla y del de Galicia. Por cierto, el escudo de León es incorrecto, ya que el felino está mirando hacia la derecha en lugar de hacerlo hacia la izquierda. En cada región trae algunos hechos históricos destacables. Lo siento, Melow, pero no dice nada de Salamanca (aunque sí que señala que tiene una Universidad), y el sur de esta provincia se lo adjudica a Castilla la Vieja. Respeta a mi querida Extremadura, pero no le asigna emblema alguno. Otra curiosidad es que inserta un pequeño mapa de la Hispania antigua en la esquina superior derecha.
1705-1739