El año pasado ya entrevistamos a Julio César Santoyo con motivo de su publicación “Periódicos leoneses del s. XIX: catálogo comentado”. Hoy, para volver a hacerlo, aprovechamos la ocasión de la aparición de los dos últimos volúmenes de su magna obra "La imprenta en León. 1521-1900: datos para la historia del patrimonio bibliográfico leonés".
Julio César Santoyo, (Astudillo, 1943) es un filólogo, anglista, y traductólogo español. Después de un año en la Universidad de Londres, ejerció la docencia y diversos cargos académicos en la Universidad del País Vasco, y fundamentalmente en la de León, donde ocupó el cargo de rector entre los años 1990 y 2000, y de la que actualmente es profesor emérito.
Santoyo ha destacado en los estudios anglosajones y también en los relativos a traductología. Son dignas de destacar sus traducciones de diversos clásicos ingleses como Marlowe, Tolkien, Wilde, etc. y multitud de artículos y libros sobre estos asuntos.
Su obra "La imprenta en León", consta de tres volúmenes: en el primero abarcó los siglos XVI-XVIII, y los dos siguientes trataron el siglo XIX.
Como dice el resumen de la obra facilitado por la editorial, Julio César Santoyo lleva veinte años investigando a los ‘hijos’ de Gutenberg en León. Una labor ingente cuyas pistas le han llevado a lugares como la Universidad de Harvard, las Biblioteca de Nueva York, Boston o Zurich y el Archivo Municipal de Huelva, donde se hallan ejemplares únicos impresos en León. Un trabajo minucioso en el que ha localizado 1.900 textos de todo tipo y condición salidos de las imprentas de León, Astorga, Sahagún, Ponferrada, La Bañeza y Villafranca del Bierzo. La mayoría son obras religiosas y ordenanzas, porque solo la Iglesia y las instituciones tenían dinero para encargarlas, pero también hay algunas ‘sorpresas’, como algunas comedias.
El primer escollo fue determinar la identidad del primer impresor leonés. De sus manos salió el Manuale siue pratica ministrandi sacramenta; una auténtica ‘rara avis’, porque está hecho en vitela —en pergamino muy pulido— y carece de portada y colofón. Un auténtico híbrido del libro medieval (por ese soporte en pergamino) y el moderno (al estar realizado en imprenta). Se ha aventurado que fue hecho en 1521, porque en febrero de ese año el Cabildo Catedralicio buscaba impresor. El ejemplar lo custodia actualmente el Archivo Diocesano. Juan de León, de oficio pergaminero, imprimió el siguiente libro, un misal, ya en papel, que sí lleva la fecha del 16 de abril de 1523. Hace 500 años casi justos.
Como quedaba recogido en el primer volumen dedicado a los siglos XVI a XVIII, esta obra “no pretende ser una historia definitiva, como tampoco la de Bravo Guarida lo fue en 1902. Comprobará el lector que es más bien una historia tentativa que habrá de ir corrigiendo (sin duda alguna) y completando (porque es mucho lo que aún falta en ella). Pero esa ya es tarea de otros, a los que deseo mejor suerte en sus investigaciones de la que yo a veces he tenido”.
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