El programa de ayer estuvo dedicado a un libro de reciente aparición publicado por la Universidad de León, y titulado “San Miguel de Escalada (913-2013)”, y que pretende ser la obra definitiva sobre este monumento que hace poco cumplió sus 1.100 años.
Para ello hablamos con uno de los coordinadores de la obra: don Vicente García Lobo, catedrático de Paleografía y Diplomática de la Universidad de León.
Os transcribo la noticia escrita al respecto por Emilio Gancedo en el Diario de León, y os animo a que os descarguéis y escuchéis la entrevista y os hagáis con el libro.
Cualquier persona que se interese por el beato de Escalada y busque información sobre este magnífico libro miniado del siglo X se topará de inmediato con una vieja polémica sobre el lugar en el que fue elaborado: algunos defienden que su autor, un talentoso monje llamado Magius, lo compuso en el monasterio cercano a la capital leonesa, mientras que otros argumentan la inexistencia de un scriptorium (espacio especializado en producción de códices) en ese lugar y que en realidad fue alumbrado en otro cenobio del reino, el de San Salvador de Tábara, actual provincia de Zamora, donde también trabajó el artista.
Ahora, un libro que recoge los trabajos sobre el templo de una decena de expertos de universidades nacionales e internaciones, San Miguel de Escalada (913-2013), y que se da a conocer hoy en el Club de Prensa de Diario de León, incluye un capítulo en el que el catedrático Vicente García Lobo ofrece una exhaustiva argumentación y defensa de la existencia de un activo scriptorium en el monasterio de la ribera del Esla. De hecho, la profesora Gregoria Cavero, coordinadora de la obra junto a García Lobo, destacó este artículo por lo completo que resulta y por el análisis que hace del códice desde una gran variedad de enfoques, incluido los ángulos de escritura. «Elimina cualquier duda con respecto al scriptorium de Escalada», aseguró. Pero también se refirió a la aportación de Isidro Bango Torviso sobre la arquitectura enmarcada entre los siglos VIII al XI, experto para quien resulta inapropiada la etiqueta de «mozárabe», prefiriendo, por más ajustada a la realidad, la de «altomedieval». A su vez, Hortensia Larrén y Emilio Campomanes dan cuenta de las campañas de excavaciones que tuvieron lugar en el monasterio entre 1983 y 2004; Matthias Untermann describe los capiteles de Escalada, tanto los reaprovechados como los hechos ad hoc; Jean Vezin aporta luz sobre pinturas e inscripciones; Manuel Valdés investiga los miniaturistas leoneses del siglo X y Fernández Flórez analiza el beato de Escalada y otros beatos relacionados con éste. Al mismo tiempo, la propia Gregoria Cavero bucea en la dedicación del monasterio, un aspecto tampoco extento de controversia por el día en el que fue consagrada la iglesia —el 20 de noviembre de 913, día de la consagración, cayó en sábado y no en domingo— pero Cavero ha descubierto que, según la costumbre de aquel tiempo, bien pudo hacerse en ambos días: «Por poner un ejemplo, la catedral de Santiago se consagró en lunes», comentó.
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