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QUANDO PORTUGAL ERA REINO DE LEAO (PUNTO DE LECTURA XV)

07 junio, 2012

En septiembre de 2010, coincidiendo con las celebraciones del 1100 aniversario del reino de León, tuvo lugar en Lisboa el Coloquio Internacional "Quando Portugal era reino de Leao: cultura e identidade antes de D. Afonso Enriques". Este congreso pasó bastante desapercibido para los medios de comunicación leoneses, lo cual fue bastante injusto, ya que fue un congreso de primera magnitud y que concernía a la historia de León.  

Hace unos días fueron publicadas las actas de este Coloquio, así que me hice con el libro lo antes que pude. Mis expectativas no fueron defraudadas: contiene las ponencias de algunos de los principales medievalistas hispanos, tanto españoles como portugueses, y por lo tanto la mayoría son de un grandísimo interés y de una calidad extraordinaria. A pesar de que muchas de ellas están redactadas en portugués, no tuve ningún problema para comprenderlas, ni creo que ello sea una obstáculo insalvable para los interesados en el tema. 

La verdad es que en España nos olvidamos con frecuencia de que Portugal fue hijo directo del reino de León, aunque no siempre fue así, como luego veremos. Por ello es muy apropiada la primera parte, titulada "La organización política y social del territorio portugués en el reino de León", porque en ella se resume la evolución de aquella región (y luego condado) que acabaría convirtiéndose en reino con Alfonso Enríquez, un nieto de Alfonso VI de León. En esta sección J. Mattoso y J. Marques exponen en sus respectivas ponencias la situación de Portugal y de algunas de sus ciudades en el reino de León. Estrella Pérez realiza un pormenorizado análisis de la imagen de la región lusa en la mal llamada Historia o Crónica Silense, y Maurilio Pérez hace lo propio con la Chronica Adefonsi Imperatoris, que él mismo tradujo brillantemente ya hace un tiempo. Esta parte finaliza con un interesante (y divertido) artículo sobre los deslices carnales de algunos miembros del clero medieval, y las consecuencias legales que acarreaban.

La segunda parte está dedicada a la vida intelectual, con el análisis de varios manuscritos, poemas y textos historiográficos. Destacaría el trabajo de Ruiz Asencio sobre el scriptorium del Monasterio de Lorvao, que constituye un magnífico ejercicio de Paleografía y Diplomática del que he podido aprender mucho.

La tercera parte transmite la imagen del reino leonés en Portugal en los siglos XVI y XVII, y es aquí donde me he llevado más sorpresas, porque era un tema que desconocía por completo. Prefiero no adelantar nada, porque tengo previsto escribir un post sobre ello.

El libro finaliza con un apéndice con los comentarios de Aires A. Nascimento sobre la edición del Cartulario de Lorvao, ímproba tarea en la que contó con la colaboración del desgraciadamente fallecido José María Fernández Catón, que fue la persona responsable de que León cuente con la que probablemente sea la mayor recopilación de cartularios y colecciones documentales de Europa. 

En total, 278 páginas interesantísimas que no debería perderse ningún amante de la Edad Media leonesa (ni portuguesa).  

6.-DESAMORTIZACIONES DEL S.XIX. 5.-CORONACIÓN IMPERIAL DE ALFONSO VII E INDEPENDENCIA DE PORTUGAL (DIEZ MOMENTOS DECISIVOS DE LA HISTORIA DE LEÓN III)

05 febrero, 2014

Continuando con la serie "Diez Momentos Decisivos de la Historia de León, hoy en el programa abordamos los momentos 6 y 5 (recordad que va en orden inverso de importancia: de menos a más importante). 

6.- Desamortizaciones del XIX

Hay una cosa que caracteriza y ha caracterizado a los pueblos de León a lo largo de la historia: los bienes comunales. Son un tipo peculiar de propiedad, que no es ni pública ni privada, sino del común de los vecinos de una población. Estos bienes suelen ser montes, bosques y tierras de cultivo, que tradicionalmente fueron gestionados por los concejos, una institución milenaria que hoy en día reciben el nombre de Juntas Vecinales (esas que han quedado amenazadas por la Ley Montoro). Los leoneses muchas veces no somos conscientes de que son una de nuestras mayores señas de identidad. Hay 1231 juntas vecinales en León (el 33% de todas las que hay a nivel nacional) Se calcula que más de la mitad del territorio de la provincia pertenece al régimen comunal. Con todo esto se puede deducir que los bienes comunales son una pera en dulce que las administraciones públicas llevan deseando desde hace mucho tiempo, pero que gracias a la tenacidad de nuestros antepasados siguen en manos de los pueblos. Las desamortizaciones del s. XIX fueron un momento crítico en el que pudieron desaparecer, pero por fortuna los leoneses supieron defenderse. En el siglo XIX  los gobiernos liberales querían era acabar con aquellas formas de propiedad “incompatibles” con el modelo liberal (defendían la propiedad privada sobre todas las cosas). Además la Hacienda Pública necesitaba obtener más dinero.Todos estos aspectos están siendo desarrollados en el magnífico blog "Comunales y cultura rural en León: UNA HERENCIA QUE CONSERVAR" (también conocido como "Commons León"), de reciente aparición, y que ha supuesto un soplo de aire fresco en la blogosfera cultural leonesa.


La Desamortización de Mendizábal se llevó a cabo de 1836 a 1837, y recibió su nombre del ministro Juan Álvarez Mendizábal, que desamortizó los bienes del clero regular: es decir, que el gobierno prácticamente disolvió las órdenes religiosas y sacó a subastas sus enormes tierras y bienes. Eso provocó el abandono de históricos monasterios de toda la provincia, que se vieron abocados a la ruina. Fue el momento de la historia de León en el que se perdió más patrimonio: no sólo los edificios de monasterios medievales, sino también una gran parte de las obras de arte que contenían. Las tierras se sacaron a subasta, y en honor de los leoneses hay que decir que los pueblos se organizaron para recaudar fondos y comprar una buena parte de esas tierras, que pasaron a ser propiedad comunal, o incluso para bloquear su compra por parte de terratenientes. 

Pero hubo otra desamortización que amenazó a los bienes comunales: el 1 de mayo de 1855  el ministro de Hacienda de la época, Pascual Madoz, presentaba a las Cortes un proyecto de Ley de Desamortización que declaraba enajenables, entre otros, “todos los predios rústicos y urbanos, censos y foros pertenecientes al Estado, y (…) a los propios y comunes de los pueblos”. A partir de ese momento cualquier finca reclamada por un comprador debía ser sacada a pública subasta. También se establecía que la posibilidad de exceptuar de la venta algunos predios que tuviesen función social como eran los montes y algunos terrenos de aprovechamiento común; así por ejemplo en provincias como León, situada en la parte montañosa de España, fueron exceptuadas amplias superficies de montes.

León fue una de las provincias de España donde se desamortizó una menor superficie de comunales y montes de los pueblos: hubo un consenso social para el mantenimiento de este tipo de bienes. Amplios sectores de la sociedad leonesa se mostraron contrarios a la venta de los montes,

5.- Coronación imperial de Alfonso VII e independencia de Portugal

Podría parecer que he hecho trampa, y que he metido dos momentos históricos en uno. Sin embargo ambos se dan en la misma época, y van íntimamente unidos, como veremos. 

La coronación imperial fue el culmen de poderío del reino de León. Alfonso VII fue reconocido como Emperador por los demás reyes cristianos de Hispania, por algún rey moro, y por los condes de toda la costa sur de Francia. León fue capital imperial, por raro que suene eso hoy en día. 

En cuanto a la independencia de Portugal, creo que no hace falta explicar mucho de la importancia de ese suceso: el antiguo condado portucalense se independiza del reino de León y comienza su andadura como reino. A pesar de distintas vicisitudes, hoy en día sigue siendo un Estado independiente, y que se reconoce sin problemas como hijo del “reino de Leao”, a diferencia de lo que pasa con Castilla, por ejemplo. 
Precisamente la portada de "El Encargo del Rey" es la coronación imperial de Alfonso VII.
Vayamos con Alfonso VII: era hijo de la reina Urraca, por lo tanto era nieto de Alfonso VI. Comienza a reinar en 1126, a la muerte de su madre Urraca. Al principio tuvo que enfrentarse a su padrastro Alfonso I de Aragón (El Batallador) y los nobles que lo seguían. Para más INRI también tuvo que hacer frente a su primo Afonso Henriques, conde de Portugal, que empezó a dar muestras de que quería independizarse de León. Alfonso VII acabó imponiéndose a sus enemigos, y en 1135 se coronó como Emperador de toda Hispania en la catedral románica de León (hoy desaparecida). Este imperio abarcaba la Corona Leonesa propiamente dicha (Galicia, Asturias, León, Castilla), y los reinos vasallos de Aragón, Navarra, Condados catalanes, condados del sur de Francia (gobernados por su primo Alfonso Jordán, del que ya hablamos en otro programa) y algunos pequeños reinos de taifas musulmanes. En esta lista falta alguien: el condado de Portugal, que fue el único ausente en esta coronación. Y es que Afonso Henriques siguió con su política independentista, y se proclamó independiente en 1139. Alfonso VII, interesado en tener más reyes vasallos, lo reconoció como tal en 1143 a cambio de su vasallaje, con lo que comenzó el periplo de Portugal como reino independiente.

Como vemos, un reinado de lo más interesante. Alfonso siempre destacó a León como capital de su reino o Imperio, e incluso acuñó monedas en las que ponía Leo Civitas Caput Spanie: “la ciudad de León, capital de Hispania”. Fue el momento de la Historia en que León llegó a tener más poder e influencia. Una pena que a su muerte dividiera el imperio entre sus hijos, debilitándolo. 

LEO CIVITAS / CAPVT SPANIE
Podéis descargaros el programa en mp3 en este enlace de Radio León- Cadena SER.

JUAN I, EL ÚLTIMO REY DE LEÓN (1296-1300)

10 enero, 2013

Podría decirse que desde la muerte de Fernando III (1252) hasta los Reyes Católicos (finales del s. XV) la historia de la Corona de Castilla es una sucesión casi sin fin de guerras civiles. Este oscuro y  largo periodo comenzó en la fase final del reinado de Alfonso X “El Sabio” (1252-1284), debido a las rebeliones nobiliarias y a las ambiciones de sus hijos. 


Descendencia de Alfonso X el Sabio
En 1275 murió Fernando de la Cerda, el heredero, lo que creó un caos sucesorio debido a los cambios legislativos introducidos por Alfonso. Las dudas del rey entre los distintos candidatos llegaron a plantear una división de la Corona, lo que no hizo más que aumentar el desconcierto y el descontento. Sancho (futuro Sancho IV), su hijo segundogénito, apoyado por muchos familiares, casi toda la nobleza y las ciudades, se rebeló contra él. Alfonso X se vio obligado a huir al sur de la Península, y se sometió a la humillación de entregar su corona a los moros a cambio de su ayuda militar. Cuando empezaba a recuperarse militarmente frente a su hijo, le sorprendió la muerte en 1284, si bien en enero de ese mismo año dejó unas disposiciones testamentarias en las que desheredaba a Sancho y repartía sus territorios entre distintos herederos, aunque con la condición de que prestaran vasallaje a su nieto Alfonso de la Cerda (hijo de Fernando).

Escudo de Juan I de León
Este testamento no se respetó, y las cosas no mejoraron durante el reinado de Sancho IV (1284-1295). Entre otras cosas, este rey tuvo que hacer frente a las rebeliones de su hermano Juan, que es el verdadero protagonista de esta entrada. El infante Juan en principio había formado parte de las filas de Sancho durante la guerra civil contra su padre Alfonso, pero pasado un tiempo se arrepintió y obtuvo el perdón paterno, cambiando de bando y llegando a dirigir varios ejércitos de su padre. A partir de la muerte de Alfonso X se dedicó a complicar todo lo posible la vida de su hermano, conspirando desde Portugal y Marruecos. Se puso al servicio del rey de Fez y en 1294 atacó la ciudad de Tarifa, que estaba defendida por Alonso Pérez de Guzmán, que posteriormente sería conocido como “Guzmán el Bueno”: allí tuvo lugar el famoso episodio en el que las tropas moras y el infante don Juan exigieron la rendición de la plaza, o de lo contrario ejecutarían al hijo de Alonso, al que tenían prisionero. Éste se negó a ello, e incluso les arrojó una daga para que cumplieran su amenaza, cosa que hicieron, cortándole la cabeza y lanzándola dentro de Tarifa con una catapulta. De todas formas, los asaltantes no pudieron hacerse con la plaza, así que Juan se retiró al reino moro de Granada para seguir conspirando contra su hermano Sancho IV, quien falleció poco después, en la primavera de 1295, dejando como sucesor a su hijo Fernando IV, que sólo tenía diez años y que estaba bajo la tutela de su madre, la famosa María de Molina. 

María de Molina presenta a su hijo Fernando IV en las Cortes de Valladolid de 1295. 

Estos hechos provocaron que aumentara la inestabilidad de la Corona, con toda una serie de pretendientes al trono, porque además del propio don Juan también apareció en escena Alfonso de la Cerda, el mencionado hijo de Fernando de la Cerda, y nieto por tanto de Alfonso X. Tío y sobrino acordaron en 1296 repartirse la Corona, correspondiendo León (con Galicia, Asturias, León, Extremadura y Sevilla) a Juan, y Castilla a Alfonso. Todos estos movimientos resultaron muy atractivos para los reinos de Aragón y Portugal, que intentaron sacar tajada aliándose con los dos pretendientes en su lucha contra Fernando IV. El rey de Aragón envió un ejército comandado por Pedro, su hijo menor, que fue devastando todo lo que encontraban a su paso, y que se reunió con don Juan en la ciudad de León. Allí, según la Crónica de los Reyes de Castilla, el infante “llamóse rey de León é de Galicia é de Sevilla”, es decir, se proclamó rey de la Corona leonesa con el nombre de Juan I. Después los aliados se dirigieron a Sahagún, donde proclamaron rey de Castilla a Alfonso de la Cerda (“llamaron y á don Alfonso, fijo del infante don Fernando, rey de Castilla, é de Toledo, é de Córdoba, é de Murcia é de Jahen”). En esa villa planearon que su siguiente paso sería tomar Burgos, pero finalmente Juan convenció a los coaligados de la conveniencia de atacar Mayorga. Juntos cercaron la villa durante todo el verano, e incluso el rey de Portugal se dirigió hacia allí para ayudarles, pero durante ese tiempo sufrieron la peste. Una de las víctimas mortales fue el infante aragonés: sus tropas recogieron su cuerpo y regresaron a Aragón, por lo que Juan y Alfonso abandonaron el cerco y fueron a Salamanca al encuentro de Dionisio I, el rey de Portugal, para convencerlo de atacar Valladolid, donde se encontraban Fernando IV y su madre. El portugués accedió, pero la diplomacia de María de Molina y las deserciones de algunos nobles le hicieron desistir y regresó a su reino. 

Don Juan volvió a León, y la reina regente propuso a sus nobles que asediaran la ciudad, pero ellos se opusieron, así que tuvo que contentarse con cercar la villa de Paredes, donde estaba doña María, “mujer del infante don Juan, que se llamaba reina de León”. Dicen las crónicas que las huestes agresoras no ponían mucho empeño en tomar la villa, a pesar de que dispusieron de todo tipo de máquinas de guerra. Además, la regente también tuvo que sufrir deserciones como la del gallego Fernando Rodríguez de Castro, que se pasó a las filas de don Juan, por lo que finalmente levantaron el sitio y regresaron a Valladolid. A pesar de este revés, María de Molina demostró una vez más sus grandes dotes diplomáticas al lograr que el rey de Portugal aceptase el matrimonio de Fernando IV con su hija Constanza, con lo que los portugueses abandonaron el partido de Juan de León y comenzaron a apoyar militarmente a Fernando IV y a su madre. Con esta ayuda invadieron los territorios de Juan I, quien se vio recluido en la capital leonesa. 

Tanto Juan como su sobrino Alfonso comenzaron a aplicar la guerra económica, falsificando moneda en grandes cantidades para perjudicar al bando realista. Don Juan la acuñó en León y en Castrotorafe, y la Crónica de los Reyes de Castilla dice que sus monedas eran idénticas a las de Fernando IV, pero con un valor en metal muy inferior, y que con ellas “confondieron toda la buena moneda de este rey don Fernando, é por esta razón toda la tierra fue en grand turbamiento, lo uno porque la moneda non la conoscian los omes, lo otro porque pujaron las cosas á muy gran prescio”. Sin embargo, también acuñó moneda en su nombre, pues existen decenas de ejemplares con un león pasante en el reverso y la leyenda “+I(OHAN) REX LEGIONIS/+ET LEGIONIS”. Es decir, tenemos la constancia de que Juan se consideró rey de León con todas las de la ley, llegando al atrevimiento de acuñar moneda, que era un privilegio reservado a la realeza (aunque lo podía delegar en monasterios u obispados).

Moneda de Juan I de León

La reina María de Molina quiso seguir azuzando al rey portugués contra Juan I de León, pero Dionisio no se mostró de acuerdo y maniobró todo lo que pudo en secreto para que su antiguo aliado mantuviera el reino de León y Galicia. Al enterarse de ello, María se reunió con los representantes de los concejos de las diferentes villas y ciudades, y les expuso su oposición a aceptar esta división de la Corona. Logró convencerlos, y a la vista de ello Dionisio I renunció a sus planes y regresó a Portugal. El bando realista sufrió más amenazas de deserciones (sobre todo por parte de gallegos y asturianos), pero la reina supo apagar estos fuegos con promesas y la concesión de privilegios y villas a los nobles implicados. 

El infante Enrique, hijo de Fernando III, aunque era tutor de Fernando IV y, por tanto, uno de los puntales del partido realista, en ocasiones navegó entre dos aguas, y llegó a animar a Zamora, Salamanca, Benavente, Mayorga y Villalpando que se pasaran al bando de Juan I. 

En abril del año 1300 se convocaron cortes en la ciudad de Valladolid, a las que acudieron el mayordomo y al canciller de Juan I: tras unas cortas negociaciones, y cumpliendo el mandado de su señor, acordaron que don Juan renunciaría a la corona leonesa y que reconocería a su sobrino Fernando IV como su legítimo rey. Finalizaba así el intento más serio que hubo de volver a partir la Corona de Castilla, y con él el último (corto) periodo en el que León fue reino independiente (1296-1300). Aún así, las cortes del año siguiente se hicieron por separado (“por guardarse de pelea”), reuniéndose las ciudades castellanas en Burgos, y las leonesas en Zamora.

Don Juan también jugó un gran papel en la constitución de la Hermandad del Reino de León de 1313, pero esa es otra historia, y será contada en otra ocasión. Siguió siendo protagonista de los acontecimientos posteriores de la Corona de Castilla hasta su muerte frente a los moros en la Vega de Granada en 1319. Parece que fue sepultado en la Catedral de Burgos, si bien en 1310 había estipulado que debía ser enterrado en la Catedral de Astorga, e incluso concedió algunos privilegios a esta última para alojar su cadáver. Es un asunto que no está nada claro, y aunque su tumba está más o menos identificada en la capital castellana, hay historiadores que defienden que en realidad está enterrado en la ciudad asturicense. 

El Reino de León dentro de la Corona de Castilla

12 junio, 2006

Historia Visual de León, nº4, Revista del Diario de León 11/6/2006. Los mapas, a pesar de lo que ponía en el periódico, los hizo Miguel Ángel.


MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ, RICARDO CHAO

Al morir Alfonso VIII de León (Alfonso IX según la historiografía al uso), ordena mantener la independencia de León declarando herederas a sus hijas Sancha y Dulce. Sin embargo, Fernando I “El Santo” de Castilla y Toledo (Fernando III según la historiografía al uso) compra la Corona de León a sus hermanas agregando a la suya los reinos de León y Galicia e incorporando a su escudo real los símbolos heráldicos del rey de León y del rey de Castilla. Este escudo cuartelado nunca fue símbolo de territorio alguno, a diferencia de los de los reyes de León y de Castilla que pasaron a representar al Reino de León y Castilla la Vieja respectivamente. En los años siguientes, se incorporan a esta corona el Reino de Murcia, los reinos andaluces de Sevilla, Córdoba y Jaén. El Señorío de Vizcaya se integrará en 1370, el Reino de Granada será agregado en 1492 y el de Navarra en 1512. A pesar del fuerte centralismo institucional que impone (a diferencia de la Corona de Aragón) la Corona de los reinos de Castilla, de León y de Andalucía (así es denominada por los Reyes Católicos en las Cortes de Toledo de 1480), se reconocía de forma expresa su carácter plural, su integración a partir de varios reinos con una trayectoria histórica previa. Castilla era uno de los reinos que componía esa corona aunque su nombre precedía y con la campaña de exaltación de Castilla emprendida por Alfonso El Sabio con el tiempo acabó ocultando a los demás.

Hasta el siglo XIV todos los reinos de la corona leonesa mantenían una fuerte unidad como destacaba Manuel Colmeiro “La verdad es que los antiguos reinos de Asturias y Galicia llegaron a formar un solo cuerpo con el de León, como se muestra en los cuadernos de las Cortes de León de 1394, Valladolid de 1351 y Segovia de 1390” e incluso la unión de León y Castilla corrió graves peligros en los siglos XIII y XIV. Les remitimos al artículo El Reino de León después del año 1230 de Ricardo Chao publicado en el Diario de León el 13 de marzo del 2005.

La Corona de Castilla se encontraba entonces dividida en cinco grandes circunscripciones territoriales con un adelantado mayor a su cabeza: León, Galicia, Castilla, Andalucía y Murcia. En 1402 aparece el adelantamiento de Asturias aunque con los Reyes Católicos desaparecen todos los adelantamientos excepto los de León y Castilla. Este último se divide en dos partidos, el de Burgos y de Campos en 1502. Hasta el siglo XVI el límite de los distritos de los adelantamientos llega hasta el río Duero pero a partir de entonces el límite es superado y la Extremadura Leonesa se integra en el adelantamiento de Campos.

A partir del siglo XIV asistimos a un proceso en el que Castilla parece querer absorber toda la corona. Se redactan textos históricos como la Crónica General de España en el que se mezclan datos históricos con otros muchos provenientes de la literatura épica castellana y que lamentablemente han sido utilizados como base de la historiografía actual. Una de las novedades ahora introducidas es precisamente la numeración de los reyes aplicada con carácter retroactivo a los reyes previos sin tener en cuenta la novedad del Reino de Castilla o su existencia simultánea con el Reino de León.

La jurisdicción del Reino de León se va reduciendo hasta que en el siglo XV queda arrinconado en el territorio al sur de la cordillera Cantábrica, al norte del Duero y al Oeste del río Valderaduey. Constatamos nuevamente así que el antiguo territorio ástur cismontano constituye el territorio nuclear del Reino de León del Antiguo Régimen, el embrión de la región leonesa en la Edad Contemporánea.

El Reino de León no desapareció en 1230. En realidad consiguió mantener sus símbolos y buena parte de las estructuras administrativas, sociales y económicas de los tiempos medievales: el sistema de poblamiento, el sistema concejil en el seno del régimen señorial al que opone tenaz resistencia para conservar sus derechos, el Adelantamiento del Reino de León, la costumbre de alzar el pendón de León en la proclamación de cada rey, la conservación de unidades administrativas forjadas en la Edad Media tales como concejos, hermandades, merindades, etc.
Por ejemplo, en las Relaciones de los pueblos de España ordenados por Felipe II en 1575 se les pide que indiquen a qué reino pertenecen: Castilla, León, Galicia, Toledo, Granada, Murcia, Aragón, Valencia, Cataluña o Navarra ["El reino en que comúnmente se cuenta el dicho pueblo, como es decir si cae en el reino de Castilla, o de León, Galicia, Toledo, Granada, Murcia, Aragón, Valencia, Cataluña, o Navarra, y en qué provincia o comarca de ellos, como sería decir en tierra de Campos, Rioja, Alcarria, la Mancha, etc.]" Encontramos a lo largo de todo el Antiguo Régimen, además, múltiples referencias a cargos relativos a este reino, a aplicaciones de leyes exclusivas en este territorio o a su consideración como entidad fiscal. En el Nomenclator de Floridablanca a finales del siglo XVIII se constata que las provincias del viejo reino leonés tenían un tratamiento administrativo diferencial manteniéndose la figura de los Alcaldes Pedáneos y del sistema concejil. Incluso, hasta el siglo XIX los habitantes de el Bierzo, Sanabria, el Páramo, la montaña leonesa etc. se identifican en los protocolos notariales como miembros del Reino de León.

El siguiente texto corresponde a la delimitación de la jurisdicción del Adelantamiento del Reino de León recabada por el Coronel Luján en 1596 y encargada por Felipe II.
“…el dicho adelantamiento parte raya con el Reino de Portugal, adelantamiento de Campos, Principado de Asturias, Reino de Galicia en esta manera que sigue: que comenzando desde tierra de Zamora a donde va a dar el rio de Balderaduey que es el que divide la jurisdicción del dicho adelantamiento del Reino de León con el adelantamiento de Campos yendo por el dicho rio arriba desde el lugar de Castronuevo al lugar de Cañizo, y de alli a la Quintanilla del Olmo y luego hasta junto a la villa de Villalpando que es del adelantamiento de Campos y que dan en la jurisdicción deste adelantamiento siete unas ocho aldeas que tendrán como mill y quinientos vasallos el Condestable de Castilla que son de la jurisdicción de la dicha villa de Villalpando, y de allí a Becilla de Balderaduey y a la villa de Santervas, Melgar de Abajo y Melgar de Arriba, y de ahí al dicho rio ariba de Balderaduey hacia las montañas de León al lugar de Acevedo, Riaño y la Puente, y de ahí a tierra de Baldeburon y Abadia de Arvas, y de Arvas a tierra de Bania que es de la jurisdicción del corregimiento de León, y de allí a la Ciana y su tierra que es del Conde de Luna hasta el Principado de Asturias, que se divide por una sierra que divide la jurisdicción de Çiana que es deste adelantamiento con la de Cangas que es del Principado de Asturias, y de alli al lugar de Baldeprado que es deste admento dejando a la mano derecha al lugar de Çerredo y lugar de Dahaña que es del principado de Asturias, y de alli a los confines del Bierzo a un lugar que se dice Burbia que es deste adelantamiento, y de alli por una sierra hasta dar al lugar de Malafaña que es deste adelantamiento hasta llegar a la raya de Galicia, que se divide por un fito de piedra como del alto de la estatura de un hombre y este fito de piedra como del alto de la estatura de un hombre y este fito de piedra tiene una cruz en un lado y divide los reinos de León y Galicia, y de alli baja por los fines de la provincia del Bierzo que queda en el distrito de este adelantamiento por unas breñas y riscos que dividen los dichos reinos de Galicia y León hasta llegar a un lugar que se dice Lusio que es deste adelantamiento, y de alli derecho a tierras de Valdorras que es del Reino de Galicia hasta la Puente de Domingo Florez que es deste adelantamiento, y debajo de la dicha puente por la corriente del dicho rio a distancia de una legua poco más o menos esta otro fito de piedra hincado por división de los dichos reinos de León y Galicia, y de alli derecho al reino de Portugal hasta llegar a la villa de Portoques que es deste adelantamiento y de la orden de Santiago, y desde alli a los lugares de la jurisdicción de la Puebla de Sanabria que es deste adelantamiento, y de alli a un lugar que llaman de Onor or medio del cual pasa un arroyo que divide los reinos de Castilla y Portugal, y la mitad del dicho lugar del Rio Onor es del duque de Berganza y del reino de Portugal y la otra mitad del Conde de Benavente y deste adelantamiento del reino de León, y de alli se va por los fines de la dicha jurisdicion de la Puebla de Sanabria a la villa de Carbajales de Alba y su jurisdicion que son deste adelantamiento Alcanzas y lugares de su jurisdicion que son de dicho adelantamiento y que parten y que parten raya con el dicho reino de Portugal, y de alli se va hasta la Fonfiria hasta los lugares del corregimieno de Zamora, quedando en este adelantamiento los lugares de Riego del Camino y Paxares, Castrotorafee hasta llegar a donde el rio Balderaduey se conduce en el rio Esla hasta Cerrecinos del Carrizal y Castronuevo donde se comenzó la dicha moxonera”.

Para más información, os recomiendo estos dos libros míos: 

LEÓN EXISTE... EN PORTUGAL

04 marzo, 2010

Como ya he dicho en otras ocasiones, si hay un país donde se reconoce al reino de León, por desgracia ése no es España, sino Portugal. Imagino que ello se debe a no haber estado contaminados por el bombardeo continuo de una  historiografía empeñada en deificar y glorificar una Castilla imaginada desde las crónicas de Alfonso X.  

En cualquier caso, es muy reconfortante pasearse por el país vecino y encontrarse referencias a nuestro reino medieval, así como a nuestros reyes, sin que se les añada y anteponga "Castilla" o "castellano". He visto varios ejemplos en este sentido: el último fue durante nuestra visita a Sintra, donde se hablaba de Alfonso VI como lo que fue, es decir, un rey leonés. 

Pero a lo que iba: más recientemente, Josebe Díaz encontró otro ejemplo más en un folleto de la Universidad de Coimbra, donde se habla de los distintos pueblos que dominaron Portugal, y entre los que vienen mencionados, como es de ley, los leoneses. Os lo dejo aquí como testimonio de algo que tenía que ser totalmente normal en nuestro propio país, aunque por desgracia no es así. 
Muchas gracias a Josebe por este testimonio y por la imagen. 

¿QUÉ ES EL LEONÉS (O LLIONÉS, O LLEONÉS, O ASTURIANO, O ASTURLEONÉS, O MIRANDÉS)?

04 septiembre, 2007

En estos días se está hablando mucho en la prensa acerca de la posibilidad de que el leonés llegue por vez primera a las escuelas, aunque todavía no están nada claros los detalles. Por ejemplo: ¿Se implantará sólo en la ciudad de León, o en toda la provincia; o también en Zamora y Salamanca? ¿Se usará una versión normativizada, o en cada comarca se enseñará la variante local? En caso de que se opte por la normativización, ¿se utilizará una de las ya creadas (la del mirandés de Portugal, o la del asturiano), o se acuñará una nueva bajo los dictados políticos de Conceyu Xoven y asociaciones satélites? Etcétera.


En cualquier caso, ¿qué es el leonés? ¿Es un dialecto, o una lengua? ¿Cuándo surgió? ¿Cuál es su extensión teórica?¿Cuál es la denominación más correcta? Estas son las cuestiones que me gustaría tratar en la presente entrada, aunque plasmaré mis opiniones personales sobre la actual polémica en un próximo artículo.


Empecemos por el principio: el asturleonés es el dialecto del latín que surgió en la Edad Media en el entorno geográfico del Reino de León. Nació al mismo tiempo que el gallego, el catalán, el aragonés y el castellano, y por lo tanto comparte con ellos la categoría de lengua romance. Es decir, el asturleonés o leonés es una lengua, y sólo se le puede denominar dialecto en relación con el latín, tal y como ocurre con el castellano, el francés, el italiano… Probablemente nació en tierras astures y se expandió por la Región Leonesa, así como por parte de Extremadura y Portugal. Algunos estudiosos amplían su área de influencia a Palencia, Valladolid y Cantabria, aunque éste es un aspecto dudoso. En todo caso, tampoco se puede descartar que esta lengua surgiera como una adaptación más o menos espontánea del latín en el solar astur, sin necesidad de acudir al concepto de Reconquista como única explicación de la expansión por algunas de las zonas mencionadas anteriormente.


Aunque ya aparecen palabras sueltas, giros y topónimos en documentos de siglos anteriores (por ejemplo, la “Nodizia de Kesos” del año 974, muy anterior a las famosas Glosas Emilianenses), los primeros documentos escritos íntegramente en leonés aparecen al mismo tiempo que sus homólogos en gallego y castellano, esto es, a partir aproximadamente del año 1230. Ello no implica que anteriormente la población sólo hablara latín: está más que claro que estas lenguas se hablaban con anterioridad, pero por unas u otras causas vieron retrasada su plasmación por escrito.


Actualmente, la lengua asturleonesa goza de cierto reconocimiento en Asturias y en Miranda do Douro, que también son las zonas en las que tiene más vitalidad. De hecho, a pesar de su escaso número de hablantes, en Portugal el mirandés es la única lengua reconocida de manera oficial junto al portugués. En León, Zamora y Salamanca, por el contrario, su uso ha quedado restringido a las comarcas más aisladas, y su número de hablantes es menguante: sólo mantiene algo de su pujanza en pueblos de Cabrera, Laciana, Sanabria… En la mayoría de las comarcas esta lengua ha quedado relegada a un puñado de “falantes” pertenecientes en su mayoría a la tercera edad. Sin embargo, los leoneses, de una manera inconsciente en muchos casos, seguimos empleando parte del vocabulario e incluso de la gramática de la lengua asturleonesa. Esto es palpable en palabras de uso tan frecuente como “gocho” (cerdo), “prestar” (gustar), etc., o el hecho de no utilizar tiempos compuestos (un leonés casi siempre dirá “apagué la luz”, en lugar de “he apagado la luz”). Esto es común a las zonas del área donde se habló esta lengua (el “dominio”, en jerga lingüística).


Esta lengua, como casi todas las demás, presenta variantes según el marco geográfico y social, por lo que en cada comarca recibe un nombre propio: “bañés” en La Baña (Cabrera), “patxuezu” en Laciana, etc. Afortunadamente, cada una de estas variantes puede ser comprendida fácilmente por los hablantes de las demás.


Uno de los grandes problemas para la lengua asturleonesa a lo largo de la historia es que casi nunca fue una lengua de prestigio, ya que a partir del siglo XIV este puesto quedó reservado para el castellano. En este sentido, hay un hecho muy curioso que me he encontrado en el Archivo de San Isidoro: cuando los documentos comienzan a escribirse en lengua romance (a partir de 1230, como ya he dicho), todos los particulares y las instituciones oficiales de Asturias y del Reino de León (concejos, cabildos de las catedrales, etc.) emplean la lengua asturleonesa. Sin embargo, los documentos que llegan desde la cancillería regia transmitiendo órdenes, concediendo privilegios, etc. vienen redactados en castellano, lo que necesariamente tenía que llamar la atención de leoneses y asturianos. Conforme iba pasando el tiempo, se puede constatar en la documentación que las instituciones fueron adoptando la forma de hablar y escribir de la corte castellana, y que la lengua asturleonesa quedó relegada al pueblo llano. Por esta razón, desde la Edad Media se ha considerado al castellano como lengua de prestigio (era -y es- la que usaban las clases dominantes), y se ha tenido en baja consideración a las demás lenguas romances. Añádase a esto la mofa de que fueron objeto las hablas asturleonesas como el sayagués en las obras literarias del Siglo de Oro, y se comprenderá mucho mejor por qué los propios falantes han considerado que utilizar su lengua es “hablar mal”. Y si a esto añadimos el omnímodo poder uniformador de los medios de comunicación, tendremos la explicación de la franca decadencia de estas hablas.


La lengua asturleonesa comenzó a ser objeto de estudio a finales del siglo XIX y principios del XX por prestigiosos filólogos como el alemán Fritz Krüger. También fue investigada por Ramón Menéndez Pidal, el padre de la filología hispánica, quien publicó en 1906 el libro “El dialecto leonés”, recientemente reeditado por “El Búho Viajero”. Entre otros investigadores también se podría incluir a Miguel de Unamuno y a Gabriel y Galán, que se ocuparon de las hablas al sur del Duero, aunque con un espíritu muy poco científico.


En cuanto a la polémica sobre el nombre de la lengua, es un hecho que estos primeros investigadores la denominaron sencillamente “leonés”, posiblemente por motivos historicistas. Sin embargo, también es cierto que en Asturias, que es el área donde más pujanza experimenta, se la conoce como “asturiano”. Por su parte, en Miranda do Douro se conoce como “Mirandés”. En León, durante la Transición se denominó “lleunés” o “lleounés” a esta lengua, aunque las formas más correctas parecen ser “llionés” o “lleonés”. Como se puede comprobar, estas denominaciones continúan la tendencia de vincular el nombre de la lengua con el marco geográfico, si bien en estos casos se supera el límite comarcal y se expande al provincial. En cualquier caso, si algo está claro (y en esto coinciden todos los estudiosos) es que siempre se trata de la misma lengua, por lo que desde hace un tiempo varios investigadores de Zamora, León y Asturias apuestan por una etiqueta más globalizadora, como la de “asturleonés” o “lengua astur”, haciendo referencia en este último caso al pueblo prerromano cuyos límites geográficos prácticamente coinciden con los de la lengua.

LOS REYES ASTURIANOS COMO REYES DE LEÓN EN LA "GENEALOGIA DOS REIS DE PORTUGAL"

11 abril, 2015

Gracias a la Wikipedia he descubierto la existencia de la obra "Genealogia dos reis de Portugal", un libro inacabado que puede consultarse en la British Library. Data de entre los años 1530-1534, y consta de 13 folios con la genealogía real, con 10 miniaturas a página completa. Surgió como una colaboración entre Antonio de Hollanda de Lisboa y Simón Bening de Brujas, e incluye algunas genealogías de los reyes de León, Aragón, Castilla, etc., aunque por desgracia la mayoría están inacabadas y por ejemplo rara vez están acabados los escudos identificativos. 

En cualquier caso, el folio 3 trae a los primeros reyes que actualmente conocemos como reyes de Asturias, pero que como era habitual hasta el siglo XIX-XX figuran como reyes de León (o de León y Castilla como en este caso: "Liam e Castela"). De hecho aparecen con el escudo real de León, de plata leones púrpura linguados de gules. Os dejo la página a continuación, con algunos detalles. Podéis pulsar para ver las imágenes en mayor tamaño, aunque aquí hay una versión en mayor resolución

El folio 3 de la Genealogia dos Reis de Portugal.

Detalle del rey Pelayo, que recuerda mucho al del Arco de la Cárcel

Ermesinda, hija de Pelayo, y su esposo Alfonso I.
Su hermano Favila aparece a nuestra izquierda, asesinado por un jabalí, en vez de por un oso.

LA PREFECTURA DEL ESLA O ASTORGA DE 1810

17 marzo, 2014

Estoy preparando una pequeña serie de artículos sobre la provincia de El Bierzo de 1822, pero mientras tanto me he encontrado con una cierta polémica en la Wikipedia sobre la distribución en prefecturas que realizó el gobierno de José I Bonaparte durante su corto reinado, así que me he decidido a escribir este post sobre el asunto. 

Para ponernos en antecedentes podemos decir que a principios del s. XIX se da un conflicto dinástico en España entre el rey Carlos IV y su hijo Fernando VII ante las pretensiones de este último a acceder al trono. Ambos aceptaron como mediador a Napoleón Bonaparte, quien optó por retenerlos en Bayona, obligándolos a abdicar el 5 de mayo de 1810 y nombrando rey a su propio hermano José Bonaparte, que recibiría el despectivo (e inmerecido) apodo de "Pepe Botella" por parte de sus detractores.

Este rey francés quiso tomar medidas para modernizar el país, pero con la Guerra de Independencia no tuvo tiempo ni recursos (ni prestigio) para llevarlas a cabo. Una de estas medidas fue la reorganización del territorio español en una especie de provincias llamadas prefecturas, creadas un poco al estilo de los departamentos franceses. Para ello redactó un Decreto el 17 de abril de 1810, que apareció en la Gazeta de Madrid del viernes 4 de mayo de 1810, publicación en la que, por cierto, también se da la noticia de la rendición de Astorga el 22 de abril (con tres mil prisioneros que fueron enviados a Francia).

En este Decreto se fijan las capitales y el nombre de las prefecturas de la siguiente manera (y copio textualmente, respetando incluso lo que serían faltas de ortografía en el día de hoy):

TITULO PRIMERO.
Division del reino. 
ARTÍCULO I. Se dividirá á la España para el gobierno civil en 38 prefecturas, cuyas capitales serán Alicante, Astorga, Barcelona, Búrgos, Cáceres, Ciudad Real, Ciudad-Rodrigo, Córdoba, Coruña, Cuenca, Gerona, Granada, Guadalaxara, Huesca,Jaen, Lérida, Lugo, Madrid, Malaga, Mérida, Murcia, Orense, Oviedo, Palencia , Pamplona, Salamanca, Santander, Sevilla, Soria, Tarragona, Teruel, Toledo, Valencia, Valladolid, Vigo, Vitoria , Xerez y Zaragoza.
(...)
ART. III. Cada prefectura se dividirá en subprefecturas, cuyas capitales serán:
(…) En la de Astorga: Astorga, León, Benavente.
(…) En la de Orense: Orense , Monterei, Monforte.

En ocasiones esta Prefectura de Astorga recibe el nombre de Prefectura del Esla, siguiendo la moda francesa de nombrar a los Departamentos con el hidrónimo del río más importante. En cualquier caso, el nombre oficial será el de la urbe asturicense. Sus límites eran los siguientes:

PREFECTURA DE ASTORGA
"Confina al Este. Con la prefectura de Palencia: la línea divisoria parte desde el río de Valderaduey, entre Vega de Río Ponce y Oteruelo de Campos, hacia el NO., hasta  encontrar el río Cea, un poco más al N. del Monasterio de Vega o Vega de la Sernana; luego se dirige hacia el N., siguiendo la dirección del río Cea hasta Almansa [Almanza], que dexa el río Cea para seguir la dirección de un riachuelo que corre más al NE.; para [pasa] al E. de Calavera [Calaveras] de Arriba, donde se separa del riachuelo; continúa hacia el N.; pasa al E. de San Pedro, al O. de Guardo, al E. de Valverde de la Sierra, por la montaña de Espiquete [Espiguete] Peña, puerto de Picones, y se termina en el puerto de San Gloria [Glorio].
Al Sur. Con la prefectura de Salamanca: la línea de demarcación parte desde el río de Valderaduey, entre Vega de Río Ponce y Oteruelo de Campos: baxa siguiendo el curso del mismo río hasta Villanueva del Campo, desde donde se dirige hacia el O., y va a encontrar el río Esla en la embocadura del Tera; sigue luego la dirección de este río hasta su nacimiento en los confines de Portugal.
Al Oeste. con las prefecturas de Orense y de Lugo: la línea de demarcación pasa por las mismas sierras que separan la Galicia de Castilla y León, dexando al O., y por consiguiente fuera de los límites de la Prefectura de Astorga, los lugares o pueblos que siguen: Manzalvo [Hanzalvos], Candabos [Cádavos], Castromil, Villanueva de la Sierra, vertientes occidentales de la sierra Segundera, San Agustín, Sever, Prado, Cesedelo [Cepesedelo], sierra de Ponto [Porto], Peña Arevinca [Trevinca], Ponte[,] Edreira, Vilanova, Meside [Heixide], Sotodoiro [Soutadoiro], Rico Sendo [Ricosende], Vega, El Frigal [Trigal], Portela, Villa de Quintana [Viladequinta], La Medua, San Justo, Nogueiras, Pumares, el Castelo, Vega
de Castellanas [Cascallal], Rubiana [Rubiá], Vale [Val], Torcadera [Forcadera], Reguricelo [Repuricelo], San Vicente, Gestoso, Orreos, Bisuña, Mera del Faro, río Cereija y Zanciaga [Zanfoga], que pertenecen a la Prefectura de Orense; dexa también al Oeste por consiguiente fuera de los límites de la Prefectura de Astorga, y dentro de los de Lugo, los pueblos que siguen: Cebrero, Piedrafita, Quintinoira [Quintinidoyra], Comeal, Cabañas antiguas, Villarelo [Vilarello], Noceda, Cervantes, Cereijedo, Pozo [Poso], Valle de Rao y Riveira.
Al Norte. Con la Prefectura de Oviedo: sus límites son de la cordillera de montañas que han separado siempre las Asturias de los reynos de León y de Castilla desde el río Navia, cerca de la aldea de Don Salvador, hasta el puerto de San Gloria [Glorio]; quedan al N., y por consiguiente comprehendidos en la Prefectura de Oviedo, los pueblos y sitios que siguen: Don Salvador, Gestoso, Barreiro, Arandoso y Eiros; atraviesa puerto de Cienfuegos, puerto de Cercedo [Cerredo], puerto de Leitariegos, y se termina en el puerto San Gloria [San Glorio]"

Mapa de España dividida en Prefecturas (1811). Pulsa para agrandar.

La Prefectura de Astorga (o del Esla), ampliada del mapa anterior. 
Su extensión es levemente inferior al Adelantamiento del Reino de León. 

La leyenda del mapa ampliada con los recortes referentes a la Prefectura de Astorga y el reino de León. Obsérvese en este último caso el olvido de la provincia de Zamora, que no aparece en ninguna demarcación.

Parece todo muy claro, ¿verdad? Pues no tanto, a juzgar por algún personaje que ha editado la entrada "Provincia del Vierzo" en la Wikipedia, donde afirma que:

"En 1809 (durante la ocupación francesa) a El Bierzo se le llamó "Departamento del Sil" convirtiéndose los Partidos que formaban la división de 1780, en los siguientes: Asturias se llamó Cabo de Peñas; León Departamento del Esla y Ponferrada, Departamento del Sil, como ya hemos dicho.
En 1810, el rey José Bonaparte estableció una prefectura en Orense de la que dependía la subprefectura del Sil (lo que actualmente es El Bierzo, Laciana y Valdeorras)".

Esta parte también figura en otra entrada, "historia de la organización territorial de España". En ninguna de las obras que he consultado sobre las divisiones territoriales me he encontrado este dato, y siempre que aparece un mapa de las prefecturas está claramente inspirado en el oficial de 1811, en el que El Bierzo y Laciana están englobados dentro de la Prefectura de Astorga (o del Esla). En los dos artículos de la Wikipedia el autor (un tal FCPB, ¿Foro Cultural por la Provincia del Bierzo?)  presenta como prueba o referencia el capítulo titulado "La Provincia de El Bierzo", realizado por Miguel J. García dentro de la obra "La Historia de El Bierzo", que fue publicada por el Diario de León en colaboración con el Instituto de Estudios Bercianos. La supuesta cita es la siguiente según FCPB:

En 1809 (durante la ocupación francesa) a El Bierzo se le llamo "Departamento del Sil" convirtiéndose los Partidos que formaban la división de 1780, en los siguientes: asturias se llamó Cabo de Peñas; León Departamento del Esla y Ponferrada,Departamento del Sil, como ya hemos dicho. En 1810, el rey José Bonaparte estableció una prefectura en Orense de la que dependía la subprefectura del Sil (lo que actualmente es El Bierzo, Laciana y Valdeorras). 

Pues bien, he consultado ese libro, y la cita sencillamente no existe: de hecho Miguel J. García afirma todo lo contrario en la pág. 133 al referirse a "la adscripción [de El Bierzo] a la prefectura de Astorga según decreto del rey José Bonaparte de 17 de abril de 1810, en pleno conflicto".

Por si no fueran suficientes las pruebas anteriormente mencionadas (Decreto y mapa oficial) aportaré alguna más. Sí que existió una Prefectura del Sil, pero respondía sólo a la provincia de Orense, sin más añadidos. Veamos, por ejemplo, un fragmento de la descripción de Orense en el Tomo XII del Diccionario Madoz (1845):

“Bajo la dominación francesa en 1809 se conoció esta provincia [Orense] con el nombre de departamento del Sil, siendo su cap. Orense ó Monterey, y sus lím. por N. departamento de Miño alto: corria la línea de demarcación desde el monte Cebrero hácia el O. por las sierras, perteneciendo las vertientes meridionales al del Sil, y las setentrionales al del Miño alto; seguia por Vega de Forcas, Valdefariña, Lozaro, San Juan , Freijo, Corneas, Cervela, Pinza y concluía en Puertomarin: al E. con el de Esla, teniendo por lim. las sierras que separan á Galicia de Castilla, hasta Puente de Domingo Florez, y desde aqui por la misma linea hasta el Cebrero; por S. confinaba con Portugal, y por O. con este reino y departamento del Miño bajo. En el siguiente año cuando el terr. español se clasificó por prefecturas, se creó una en esta prov., fijando la residencia del prefecto en Orense, y la de los subprefectos en dicha c., Monterey, y Monforte: sus lím. eran al N. prefectura de Lugo, sirviendo de línea divisoria las vertientes meridionales de la sierra, desde Vega de Forcas hasta el r. Miño; por E. prefectura de Astorga, interpuestas las mismas sierras, que separan la Galicia de Castilla y León, corriendo la demarcación desde Manzalvo por las vertientes occidentales de Sierra-segundera, la de Porto, y Peña Trevinca, Mesa del Faro, hasta Zanfoga; al S. con el reino de Portugal, y por O. prefectura de Vigo, formando la linea divisoria el r. Miño desde la frontera de Portugal hasta la barca de Rozamonde, y desde aqui por los pueblos de Layas, Barbantes, Bamiras, Amoeiro, Readegos, Gueral, Toubes, Perosa hasta Loyo”. 

Ni rastro del Bierzo, ni de Laciana, lo que coincide con el Decreto y el mapa oficial, que incluyen a estas comarcas dentro de la Prefectura de Astorga. Por poner otro testimonio, en la página 8 de la "Crónica de la provincia de Orense" de Fernando Fulgosio (1866) se identifica a la provincia de Orense con el Departamento del Sil, sin más añadidos:

"Llamaron los franceses á esta provincia cuando la invasión napoleónica, departamento del Sil".

Salvo que aparezca otra referencia que desmienta todas las anteriores (Decreto, mapa, Madoz, etc.), considero probado que el usuario FCPB se inventó una cita falsa conforme a unos espúreos espurios intereses, y que ha logrado volcar incluso en un artículo de más alcance, como es el de la Historia de la organización territorial de España. El caso me recuerda remotamente a la manipulación leonesista del artículo dedicado a Enrique de Lancaster, del que os hablé hace tiempo.

BIBLIOGRAFÍA

-Decreto el  17 de abril de 1810, que fue publicado en la Gazeta de Madrid del viernes 4 de mayo de 1810 
-Mapa de España dividida en Prefecturas (Ministerio de Defensa)
-Orense en el Diccionario Madoz de 1845.

-BURGUEÑO RIVERO, J. "Las prefecturas de 1810", EN Argutorio nº 29, 2012.
-CEBREIRO NÚÑEZ, J. I. Los orígenes de la división provincial en España. INAP, 2012.
-FULGOSIO, F. Crónica de la provincia de Orense.(ed. facsímil). Maxtor, 2002.
-GARCÍA GONZÁLEZ, M. J. "La Provincia de El Bierzo", En Historia de El Bierzo, Diario de León-IEB, 1994.
-GARRIGÓS PICÓ, E.  "El Territorio : mapas y cartografía histórica", EN Enciclopedia de Historia de España ; T. 7 / Dirigida por Miguel Artola. Alianza Editorial, 1993.
-MELÓ, A.: "El mapa prefectural de España (1810)", EN Estudios Geográficos, nº 46, p. 5-72. CSIC: 1952.

FIESTA DE LAS LHÉNGUAS EN PICUOTE (MIRANDA DE L DOURO, PORTUGAL)

26 septiembre, 2023

Aproveitando que todavía ye güei el día de las Llenguas d'Europa, voi facer una pequeña crónica d'un alcuentru que tuviéramos estos días. Y ye qu'esti pasáu fin de sumana celebróuse la Fiesta de las Lhénguas en Picuote (Miranda l Douro, Portugal), cono subtítulu "Bozes i falas ne l spácio sturo-lhionés". Estaba organizao pola asociación "Frauga", a quien quería felicitar dende eiquí tanto pola idea cumo pola execución de lo qu'está chamáo a ser un puntu d'alcuentru d'asociaciones e instituciones defensoras de la llengua asturllionesa de todo'l dominiu llingüístico. 

You acudí´l vienres 22, na compañía de Nicolás Bartolomé, representando a Faceira. Sicasí, cheguemos a la tarde, por razones de trabayu. Xunto a António Bárbolo y Denis Soria asistimos a la presentación de Travizco, una app pa facer senderismu y turismu por Portugal, y qu'agora incorpora rutas por Picuote. Foi un pracer alcontranos con ellos tras estos años de pandemia: António foi la primer persona que sentí falar mirandés, nuna charra que diera pa l'asociación Furmientu en Zamora, y a Denis tenía ganas de atopalu pa concoelu meyor, porque ye un rapaz bien prestosu, y con él ye difícil aburrise. 
Banderines multillingües
Un de los verracos o cochinos ástures de Picuote. Nun solo los tuvieran los vettones...
Con António Bárbolo, Denis Soria y Nicolás Bartolomé.

Tras cenar disfrutemos de los prestosos conciertos de "Músicas da Raya" (grupu compuestu pol mirandés Paulo Meirinhos y el zamoranu Luis Antonio Pedraza) y de "Buxane" (grupu de folk de pal.luezu compuesto pol l.lacianiegu Sabu y pol ponferradinu Sergio)

Músicas da Raya
Buxane
Adespuéis marchemos a durmir pa Malhadas, nún albergue cedido pola organización. A la mañana del sábadu nun tuvimos tiempu pa mercar dalgunas fogazas del deliciosu pan de esi puebru. Sicasí, almorcemos en Miranda, y pudimos mercar dalgunas garrafinas d'aceite d'oliva a buen preciu (cuasi la metá del d'España).
Cheguemos a Picuote xustu pa ver el final de la "música pu las rues" y l'abertura del ciclu "La boç de las lhénguas" nel Ecomuseu Terra Mater. Entamemos con un documental d'Iniciativa pol Asturianu tituláu "De güeles a nietes. El retu de la tresmisión xeneracional del asturianu". Darréu tocóume falar en representación de Faceira, cona ponencia titulada "La situación actual del llionés y el llabor de l'asociación Faceira". 
Un servidor falando de Faceira y el llionés.
A continuación falóu Denis Soria por "El Teixu", destacando l'asturllionés cumo llengua común, y el llabor d'El Teixu. 
Denis Soria falando d'El Teixu
Adespuéis tocóu-ye'l turnu a mieu amigu Alcides Meirinhos, escritor y miembru de l'Associaçon de Lhéngua i Cultura Mirandesa, cona ponencia "Ourrieta las Palabras. Bibliotecas Bibas", onde expuso, ente outras cousas, l'enorme llabor que tien feito atropando la microtoponimia de toda la Tierra de Miranda. 
Alcides Meirinhos
Pa rematar la mañana, fecimos una charra informal ente las asociaciones, y aconceyémonos pa xantar n'amor y compañía. Eso sí, ensin dexar de "tocar la llengua".
Rematada la xanta, salimos a dar una vuelta polos puestos de las distintas asociaciones, onde se podían mercar los sous llibros, discos, etc. ¡Mueitas gracias a los rapaces voluntarios que xestionoron el puestu de Faceira!
Alcides y el puestu de l'Associaçon de Lhéngua i Cultura Mirandesa
Nicolás y el puestu de Faceira
A la tarde entamemos cona ponencia "O Portexo, lengua falada nun solo lugare", a cargu de Francisco Blanco Corrales y Óscar Justo Blanco, representando al Ayuntamientu de Porto (Zamora). Foi bien prestosu y interesante, porque you nun conociera esa variante del gallegu con dalgunos raasgos asturllioneses. Prestoron especialmente los tres textos fotocopiaos que nos apurrieran.
Francisco Blanco y Óscar Justo
Xosé Ramón Iglesias
L'Associaçon FRAUGA estuvo representada por António Bárbolo Alves, quien falóu de "la fraga, la frauga i l mirandés: 20 anhos cun la lhéngua i la cultura mirandesa"Hubo una ponencia de l'Academia de la Llingua Asturiana, a cargu de Xosé Ramón Iglesias, falando de la hestoria, funciones y planes de futuru d'esta institución. 
António Bárbolo Alves
Pa rematar participóu Jesús González Vizán, de l'Asociación Furmientu, de Zamora, quien contóu las actividades de la sua asociación, y repartióu exemplares de "El Llumbreiru"
Jesús González Vizán
Nicolás y you teníamos que tornar pa Llión, pero on tuvimos tiempu pa visitar el cercanu y afayadizu miradouro de la Peinha de l Puio, onde pudimos disfrutar de las meyores vistas sobro'l Douro con tódolos participantes de la xornada. 
Con Antonio (que cada vez aseméyase más al nunca esqueicidu Amadeu Ferreira) y Nicolás no Miradouro de la Peinha de l Puio
You ya estuviera en Picuote nel añu 2016 (nel Ancontro Anternacional d'Ambestigadores "La lhéngua mirandesa"), pero nun canso del llugar y, mueito menos, de mía amada Tierra de Miranda. 
Tornéi pa casa cansadín por una mormera, pero encantáu por retomar contactu cona xente de todo'l dominiu llingüíscu despuéis del parón de la pandemia. L'eventu llogróu anímame nunos tiempos qu'andaba murniu cono tema llingüísticu.
Dende eiquí, agradecer una vez más a los asistentes, a la FRAUGA, y sobre todo a António Bárbolo pola sua amabilidá y por ser tan buen paisanu.

LOS ATAQUES DE ALMANZOR AL REINO DE LEÓN

27 agosto, 2008

Almanzor fue sin duda el mayor azote musulmán en las espaldas de todos los reinos cristianos peninsulares de la Edad Media. Ni siquiera Abderramán III (912-961 d.C.), el fundador del califato hispano, fue capaz de amenazarlos de muerte de la manera tan directa y tangible como lo hizo el general que hoy nos ocupa.

Almanzor” en realidad es la forma españolizada de “Al Mansur”, que significa “El Victorioso”. Su verdadero nombre era Mohamed Ibn Abdalá Ibn Abu Amir, es decir, “Mohamed (o Muhamad) hijo de Abdalá hijo de Abu Amir”. Esto quiere decir que el sobrenombre por el que le conocemos es un apodo que recibió por sus múltiples victorias, aunque sus correligionarios le llamaban simplemente Ibn Abu Amir. En cualquier caso sabemos que nació en torno al año 938 d.C., poco antes de que los ejércitos del leonés Ramiro II vencieran a Abderramán III en la decisiva batalla de Simancas.

Con el tiempo obtuvo el cargo de cadí, y el año 977 comenzó la que sería una larga serie de campañas contra los reinos cristianos peninsulares. Ese mismo año fue nombrado hayib (primer ministro), lo que le convirtió en el máximo lugarteniente del califa Hisham II, a quien manejó a su antojo. Y es que, tras resultar vencedor en las luchas intestinas por el poder, a partir del año 981 se convirtió en el auténtico señor del Califato.

Almanzor llevó a cabo nada menos que 56 campañas entre los años 977 y 1002. Los cronistas musulmanes afirman que todas fueron victoriosas, pero como veremos esto no es del todo cierto, ya que en muchas de ellas este general no alcanzó los principales objetivos previstos. De todas estas campañas, sabemos que al menos 14 tuvieron como objetivo territorios y ciudades de la región leonesa. El resto de acciones las repartió por Castilla, Cataluña, Aragón, Galicia y Portugal. Aunque en realidad en esta época tanto Castilla como Portugal y Galicia eran parte del Reino de León, en el presente artículo me ceñiré a los ataques que sufrieron las actuales provincias de Salamanca, Zamora y León.

Por otra parte, uno de los problemas que existen a la hora de conocer con seguridad los lugares arrasados por Almanzor es que muchas de estas campañas tan sólo las conocemos gracias a las crónicas musulmanas, que utilizan su propia forma de nombrar a los lugares. Ello da lugar a muchos posibles equívocos, ya que en el árabe escrito no existen las vocales, y además muchos de los topónimos proporcionados no han podido ser identificados.

-Eso es lo que nos ocurre, por ejemplo, con su primera campaña (meses de febrero a abril del año 977), cuyo objetivo fue el castillo de Al Hamma, que podría ser identificado tanto como Baños de Ledesma (Salamanca), como Baños de Montemayor (norte de Cáceres). Los andalusíes arrasaron toda la región alrededor de la fortaleza, pero según los historiadores de la época finalmente no pudieron tomarla. Como veremos, esta situación se repetirá varias veces en las primeras razzias de Almanzor, en las que comandaba los ejércitos conjuntamente con el general Galib, que llegaría a ser su suegro y su peor enemigo.

-La tercera campaña de Almanzor y Galib (septiembre-octubre de 977) también tuvo como escenario a la región leonesa: en este caso su objetivo fue la ciudad de Salamanca. Tomaron varios castillos por el camino y asentaron su campamento en la orilla izquierda del Tormes, sometiendo a un duro asedio a la capital charra. A pesar de haber devastado todos los alrededores, de haber reclutado forzosamente a cristianos de la zona, y de haber sometido la ciudad a los ataques de las máquinas de asedio, Salamanca resistió sus embates, y tuvieron que levantar el cerco. Después de esta campaña, Almanzor se casó con una hija de Galib, con lo que los dos principales generales de Al Ándalus quedaron unidos por lazos familiares.

-La quinta campaña la dirigieron contra Ledesma de octubre a noviembre del 978, ya que esta ciudad defendía el camino a Zamora de posibles avances musulmanes. Sin embargo, el invierno arreció y su ejército tuvo que retirarse para no perecer de frío.

-Almanzor y Galib no se rindieron por este contratiempo, y volvieron a atacar Ledesma en la siguiente primavera (sexta campaña). Esta vez la población no pudo resistir, y quedó prácticamente deshabitada hasta tiempos de Fernando II de León (2ª mitad del siglo XII).

Por esta época surgieron graves desavenencias entre el suegro y el yerno, que salieron a la luz cuando Galib intentó asesinar a traición a Almanzor en el transcurso de una cena. El anciano general fracasó en su intento y sólo logró herirle, lo que desembocó en una cruenta guerra civil. Los cronistas contabilizan las batallas de esta guerra como otras tantas campañas de Almanzor, ya que tras algunas derrotas, éste al final se impuso sobre su suegro y sobre sus aliados cristianos (castellanos y navarros, principalmente), y se convirtió en el único caudillo del califato.

-Así, las tierras leonesas disfrutaron de un corto respiro hasta el ataque del verano del año 981. Esta campaña, conocida como la “Campaña de las Tres Naciones”, fue la decimocuarta según la cuenta que hace el autor del libro “Dikr bilad Al Andalus”, o la decimotercera si nos atenemos al relato de su casi coetáneo historiador Ahmed Ibn Omar Ibn Anas, conocido como “Al Udri”. En esta ocasión, el hayib cordobés dirigió sus miras contra la hermosa y aparentemente inexpugnable ciudad de Zamora, que era la principal fortaleza de la frontera del Duero. De la calidad de su estratégico emplazamiento da fe el hecho de que sus murallas habían sido capaces de resistir las embestidas de los ejércitos de Abderramán III. Almanzor la sometió a un estrecho cerco en septiembre, con máquinas de asedio. Entre los defensores hubo deserciones como la del conde gallego Rodrigo Velázquez, quien se pasó al enemigo, aunque la mayoría se quedó a luchar. Cuando la situación se estaba volviendo desesperada, los leoneses, dirigidos por Rodrigo González, trataron de hacer una salida por la noche, pero fueron rechazados y tuvieron que regresar a la ciudad. Al comprobar la pertinaz resistencia de sus habitantes, Almanzor optó por realizar una maniobra de diversión: dejó al cargo del cerco a un subalterno, y se dirigió con parte del ejército hacia León. La trampa funcionó, y algunos de los defensores abandonaron Zamora para reforzar el ejército de su rey, Ramiro III (966-984). Pero, inesperadamente, Almanzor dio la vuelta y regresó al cerco, pensando que ahora sería más fácil tomar la ciudad. Sin embargo, no fue así, a pesar de los continuos ataques. El hayib arrasó por completo toda la región, pero los infatigables defensores no cesaron de acosarle con continuas salidas, por lo que finalmente tuvo que regresar a Córdoba en septiembre sin haber cumplido su objetivo.

-La siguiente campaña que tuvo como escenario la región leonesa fue la decimoséptima según el cómputo del autor del “Dikr bilad”, o la decimoquinta y la decimosexta según Al Udri. En cualquier caso fue una campaña extremadamente larga, y cubrió buena parte del verano y del otoño del año 982. Almanzor atacó las ciudades de Toro y León: tras arrasar la primera, entabló una batalla campal con Ramiro III. Al principio fueron ganando los leoneses, pero cambiaron las tornas y al final huyeron de vuelta a la capital del reino. Los musulmanes les persiguieron, pero una repentina tormenta de nieve y granizo los hizo retirarse, aunque antes saquearon los arrabales de la ciudad. Veamos como narra la Crónica Najerense (que copia a la Silense) estos hechos:
“(...)El rey de los sarracenos, quien se había impuesto el falso nombre de Almanzor, tras entablar un acuerdo con los sarracenos de ultramar, penetró en tierra de cristianos con una infinita muchedumbre de ismaelitas, y cruzó por un vado el río Duero, que en aquel entonces se consideraba la frontera entre los cristianos y los moros (...) Devasta entonces a espada y fuego la franja de terreno situada al otro lado de la frontera cristiana, y envalentonado plantó su campamento sobre la ribera del río Esla para atacar la capital leonesa, suponiendo que si llegaba a conquistar la propia ciudad regia no encontraría ninguna oposición en las restantes. Al enterarse de ello, Ramiro, armado, sale al paso de las huestes con algunos condes, y tras entablar combate hasta las propias tiendas los derrotó en medio de una gran carnicería. Almanzor, al ver cómo los suyos huían, enojado saltó del trono y, quitándose la corona, se sentó en el suelo muy entristecido por la afrenta. Cuando los moros lo vieron descubierto y sentado en el suelo, retomaron fuerzas y exhortándose entre sí con un gran griterío rodean por doquier a los cristianos y, cambiando las tornas, los ponen en fuga; y habrían irrumpido entremezclados en las puertas centrales de la ciudad [León] si no hubiera dirimido la lid un enorme aguacero acompañado de aparato. Ese año Almanzor, ante la proximidad del invierno, se retiró a su patria sin acabar la labor”.
Tras esta campaña, los ejércitos de Al Ándalus vencieron a una coalición de leoneses, castellanos y navarros en Rueda y en Simancas, en el interior del condado de Castilla.

-La decimonovena campaña según “Dikr bilad”, o decimoctava según Al Udri (septiembre del 983) tuvo el mismo objetivo que la tercera: Salamanca, que era la mayor fortaleza del sur del Reino de León. Almanzor comprendió que esta plaza era la clave para avanzar sobre Zamora, por lo que arreció en sus ataques contra la ciudad, aunque tampoco pudo tomarla en esta ocasión.

-Como hemos visto, hasta este momento las principales ciudades del Reino de León mal que bien habían conseguido mantener el tipo frente a Almanzor. Sin embargo, el sempiterno cainismo leonés cambió esta tendencia. Y es que en la vigesimosegunda (“Dikr bilad”) o vigésima (Al Udri) campaña (febrero-marzo del 984) el hayib cordobés avanzó nuevamente sobre Zamora, aunque en esta ocasión se vio ayudado por las luchas intestinas que surgieron en el seno del reino. Ramiro III estaba en guerra con su primo Bermudo II (hijo de Ordoño III), por lo que tuvo que pactar una tregua momentánea con Almanzor, entregándole la ciudad del Duero. Finalmente el que venció en esta guerra civil fue Bermudo (984-999), quien había contado con el apoyo de gallegos y asturianos. Pero el Reino había quedado tan desgastado y asolado que el vencedor también tuvo que pactar con el líder musulmán, pagando tributos y permitiendo guarniciones cordobesas dentro de algunas ciudades leonesas, si bien a cambio Almanzor le concedió a cambio un ejército musulmán en el verano del 985 para sofocar las rebeliones de los nobles. Esta situación se mantuvo algunos años, y supuso en la práctica una especie de protectorado de Córdoba sobre el Reino de León. Almanzor devolvió el señorío de Zamora a Bermudo II, pero mantuvo un grupo de sus soldados en el interior.

Aquí cabe preguntarnos si esta situación de subordinación al Califato habría sido posible de no haber mediado una cruenta guerra civil en León. Es un hecho que, como veremos, hubo un antes y después en los resultados de las razzias del hayib pero, en cualquier caso, conviene recordar que así como los cristianos aprovecharon los momentos de debilidad de los reinos musulmanes, éstos hicieron lo propio cuando cambiaban las tornas.

Almanzor, aprovechando que tenía las manos libres por el lado leonés, atacó sin tregua a los condados de Castilla y Cataluña, llegando a tomar Barcelona en el año 985.

Poco después, en el 986, Bermudo II se cansó del dominio musulmán, y expulsó a las guarniciones cordobesas de sus ciudades. Esto provocó la reanudación de las hostilidades.

-La vigesimoquinta campaña(según “Dikr bilad”, que será la fuente utilizada de aquí en adelante) o vigesimotercera según Al Udri se hizo famosa como la “Campaña de las Ciudades” (junio-agosto del 986) ya que se dedicó por completo a castigar la espina dorsal del Reino, atacando a las ciudades de Zamora, Salamanca y León. Muchos nobles enemigos de Bermudo y ex-partidarios de Ramiro III se pasaron al bando de Almanzor, lo que le facilitó las cosas. Realizó un rápido ataque sobre Zamora, que tuvo que capitular. Al entrar en la población y descubrir que los nobles que la defendían habían huido, Almanzor se enfureció y ordenó saquear y destruir la ciudad. En pocos días cayeron Zamora, Salamanca, Alba de Tormes y León, aunque no es seguro que pudiera entrar en la capital del reino cristiano. De cualquier manera, a juzgar por la documentación de la época, la ciudad de León no sufrió daños de importancia.

-En posteriores campañas se dedicó a atacar territorio portugués, pero la trigésima (abril-agosto del 988) regresó a Zamora y Toro, prácticamente indefensas, y volvió a arrasarlas.

-La trigesimoprimera campaña (agosto del 988) la dirigió contra el corazón del reino leonés: primero atacó y destruyó Astorga y varios castillos cercanos, aunque no se sabe a ciencia cierta si atacó y tomó León. En esta campaña también destruyó el monasterio de Eslonza y el de Sahagún.

-La trigesimotercera campaña (año 989) fue una expedición contra Toro para castigar a Bermudo II por haber dado asilo al rebelde gobernador moro de Toledo. Almanzor capturó la plaza sin demasiadas dificultades, produciendo una gran matanza y capturando a muchos cristianos para ser vendidos como esclavos.

Pasaron casi cinco años hasta que Almanzor volvió a atacar territorio leonés. Entre tanto, dirigió sus campañas contra Castilla, Portugal y Navarra.

-En la cuadragesimosegunda campaña (segunda mitad del 994), el caudillo cordobés volvió a centrar sus miras en las ciudades de Astorga y León. Antes de iniciarse las hostilidades, Bermudo II expulsó del reino a los condes traidores a su causa, quienes se pasaron al bando musulmán sin dudarlo un momento. Bermudo II y sus súbditos, sabiendo que no podían ofrecer una buena resistencia, abandonaron la capital llevándose a Oviedo las principales reliquias de santos, y los cuerpos de los reyes anteriores. Pero León no quedó completamente desguarnecida, ya que quedaron en ella los nobles hermanos gallegos Rodrigo y Guillén González, junto con varios valerosos soldados leoneses que se dedicaron a reforzar las dañadas defensas. Almanzor rodeó la ciudad y la atacó con máquinas de asedio, pero la guarnición cristiana resistió estos ataques iniciales e incluso hicieron varias salidas, por lo que los combates continuaron incluso por la noche. Los musulmanes y sus aliados forzaron la puerta occidental de la muralla, y penetraron en León, aunque los defensores los repelieron y volvieron a asegurar esa entrada. Cuatro días después, cayó la puerta del Sur y los invasores abrieron brechas en varios puntos. Rodrigo y Guillén resistieron heroicamente los embates del enemigo, pero el segundo murió en los combates, y el primero fue hecho prisionero. Almanzor arrasó la ciudad, y posteriormente hizo lo propio con Astorga, Coyanza (Valencia de Don Juan), y Sahagún. Intentó pasar al Bierzo y a Asturias, pero le detuvieron los castillos de las montañas (Luna, Gordón...). Según las crónicas, en León sólo dejó una torre en pie para que las generaciones venideras pudieran contemplar la anterior grandiosidad de la capital. Después de este desastre, Bermudo II ya nunca regresó a León. Una muestra de la alegría que causó esta victoria entre sus compatriotas la constituye este fragmento de un poema de Ibn Darray, poeta que estuvo al servicio de Almanzor desde el 992:
“A propósito de Almanzor, que Alá le conceda su misericordia, felicitándole con ocasión de la vuelta de una razia, que Alá lo beneficie.
Tú has dirigido a la tierra de los herejes escuadrones que son el augurio de su destrucción y su demolición.
Y has abandonado León como si no hubiera estado poblada en el tiempo más próximo.
Las banderas han sido allí izadas muy altas cuando sus monumentos han sido demolidos.
Tropas separadas, quebrantadas por la fuerza de las espadas se han retirado con el deseo de poder vengarse.
Y unos evadidos, después de haber preferido la fuga, vinieron siempre empujadas por su huida a abatirse entre tus manos.
Después que se habían refugiado, para conservar que vidas, en torres inaccesibles donde sólo las estrellas son sus vecinas.
Y habían buscado protección en fortalezas, que habían llegado a ser una presa de la muerte al mismo tiempo que les era traba y cautividad.
Se aturdieron con el vino puro de la guerra que bebieron; esta guerra cuyos odios y peligros son su velo.
Como si un fuego los hubiera visto refugiados en sus escondites y se precipitara sobre ellos con sus llamas...
Sus montañas se han cubierto de nieve y sus ríos se han salido fuera de sus lugares...
Hasta atravesar el Duero semejantes a barcos que atraviesan océanos de peligros.
Con lanzas que cortan sus vidas, y sables que quebrantan sus días”.(Traducción de Margarita Lachica Garrido)
En sus siguientes campañas Almanzor atacó Navarra y Castilla y, según las crónicas, casi todo el ejército de este condado fue aniquilado. Durante los años 995 y 996 hubo un protectorado cordobés de facto sobre los reinos cristianos, lo que no impidió a Almanzor atacar nuevamente a Castilla y Portugal.

-En la cuadragesimoséptima campaña (año 995), el objetivo fue Astorga, ya que esta ciudad se había convertido en la capital del Reino tras la destrucción de León. Los anteriores ataques la habían dejado muy debilitada, por lo que fue rápidamente conquistada y arrasada.

-La cuadragesimooctava campaña (julio-octubre de 997) es posiblemente la más conocida de todas las que llevó a cabo, ya que tuvo como destino la destrucción de Santiago de Compostela. Como ya era costumbre, a los musulmanes les apoyaron los nobles cristianos que eran rebeldes a la autoridad de Bermudo II. Al enorme ejército reunido por Almanzor se sumó la flota califal, que avanzó al mismo tiempo por las costas portuguesas. Las dos fuerzas fueron saqueando las poblaciones que se encontraban a su paso, llegando a Santiago el 10 de agosto. La ciudad, alertada y aterrorizada por la fama que precedía al hayib, estaba desierta. Las tropas invasoras saquearon y destruyeron la población, aunque, inexplicablemente, Almanzor ordenó respetar la Tumba de Santiago: hoy en día resultan inimaginables las consecuencias si la decisión del caudillo hubiera sido otra. En cualquier caso, como símbolo de su victoria sobre la capital religiosa del Reino de León, los cordobeses se llevaron a la mezquita de su ciudad las puertas y las campanas de la Catedral, estas últimas para ser usadas como enormes lámparas. En el camino de vuelta, sus tropas arrasaron el territorio leonés del Bierzo, aunque la peste se cebó en ellas, y además sufrieron el acoso de Bermudo II en su retaguardia. Algunos de los nobles cristianos que estaban en el bando musulmán, horrorizados tal vez por el alcance de la campaña, planearon traicionar a Almanzor, pero fueron descubiertos y ejecutados.

Posteriores expediciones le mantuvieron atareado en el Norte de África y Algeciras, pero a partir del año 1000 atacó nuevamente a Castilla, Navarra y Portugal. Fue en esta época cuando, según la Crónica Najerense, Alfonso V (999-1028), hijo de Bermudo II, le entregó su hermana Teresa a un líder musulmán como esposa a la muerte de su padre, lo que dio lugar a una curiosa leyenda:
“Su hermano Alfonso se la entregó en matrimonio a un rey pagano de Toledo a cambio de la paz. Pero ella, como era cristiana, le dijo al rey pagano: “No me toques, porque eres un pagano. Como me toques, el ángel del señor te matará”. Entonces el rey se rió de ella y se acostó con ella una vez, y al instante, como ella le había predicho, fue golpeado por el ángel del señor. Cuando sintió que la muerte ya estaba cerca, llamó a sus asistentes y consejeros y les ordenó que cargaran camellos con oro y plata, con piedras y vestidos preciosos, y que la llevaran a León con todos aquellos regalos”
Según el arabista e historiador decimonónico Reinhart P. A. Dozy, quien se basó en las fuentes árabes, esta historia fue real, y el rey de Toledo no sería otro que el propio Almanzor. Sin embargo, otros historiadores, como Emilio Cotarelo, niegan la veracidad histórica de este episodio, atendiendo a aspectos como el hecho de que Alfonso V, en la época mencionada, era apenas un niño.

Sea como fuere, ninguna otra expedición de Almanzor tuvo como víctima a ninguno de los territorios de la actual región leonesa. Durante la última, la quincuagesimosexta (mayo de 1002), se cebó en Castilla, destruyendo e incendiando el Monasterio de San Millán de la Cogolla, sin haber encontrado resistencia de ningún tipo. Ya había salido enfermo de Córdoba, pero al empeorar su estado de salud decidió regresar a Medinaceli, aunque murió por el camino. Los historiadores actuales descartan la leyenda según la cual castellanos, navarros y leoneses, comandados por el conde de Castilla(!!), vencieron a Almanzor en Calatañazor.

Abd al Malik, el primogénito del caudillo, se hizo con el poder a su muerte, y también fue reconocido como hayib por el débil califa Hisham II. Su primera razzia fue contra Portugal y León, aunque en esta última se encontró mucha resistencia, y tuvo que retirarse tras pactar una paz con los cristianos. Su cuarta campaña también fue contra Yilliquiya (el Reino de León), en el invierno del año 1004 al 1005: saqueó Zamora y el norte de León, sin encontrar apenas resistencia. Murió el 22 de octubre de 1008.

Le sucedió su hermano Abd al Rahman “Sanchuelo”, quien quiso atacar a Alfonso V de León apoyado por traidores castellanos, pero tuvo que retirarse cuando se enteró de que se estaba desarrollando una rebelión contra él en Córdoba. Fue ejecutado en el camino de vuelta junto a García Gómez, conde de Carrión. Con él terminó la línea de caudillos cordobeses descendientes de Almanzor. Éste último dejó una impronta indeleble en la historia de Hispania, de tal modo, que hasta las crónicas cristianas lo recuerdan con una mezcla de respeto y odio. Por ejemplo, en la Crónica Najerense se le describe en los siguientes términos:
“Éste hasta tal punto era desprendido y generoso y esforzado en dictar justicia que, si surgía alguna disputa o riña entre cristiano y moro, antes castigaba al moro que al cristiano, de ahí que no sólo por la generosidad de su fortuna, sino también por su justicia se había granjeado a muchos soldados cristianos”.
En otro lugar de la misma Crónica se le califica como “vara de la cólera del Señor sobre los cristianos”. La Crónica Silense, más cercana a los hechos, narra su muerte de la siguiente manera:
“Almanzor fue muerto en la gran ciudad de Medinaceli, y el demonio que había habitado dentro de él en vida se lo llevó a los infiernos”.
BIBLIOGRAFÍA
-SÁEZ, Rubén. “Las campañas de Almanzor”. Almena Ediciones. Madrid, 2008.
-RUIZ ASENCIO, J. M. “Campañas de Almanzor contra el Reino de León (981-986)”, EN Anuario de Estudios Medievales. Tomo V. Instituto de Historia Medieval de España. Barcelona, 1968.
-CARRIEDO TEJEDO, Manuel. “Las campañas de Almanzor contra la ciudad de León”. Revista de Estudios Humanísticos: Geografía, Historia, Arte. Nº 8. Universidad de León, 1986.
-ESTÉVEZ SOLA, Juan A. “Crónica Najerense”. Ediciones AKAL, Madrid, 2003.
-MOLINA, Luis. "Las campañas de Almanzor a la luz de un nuevo texto". EN Al-Qanṭara. Vol. II, págs. 209-263. CSIC. Madrid, 1981.

La foto de las murallas de León es de Javier Adán.