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"ALFONSO IX, EL REY DEMÓCRATA". NOVELA DE JOSE PEDRO PEDREIRA.

26 abril, 2022

En nuestra sección sobre “Historia de León”, recibimos al escritor José Pedro Pedreira para hablar de su último libro, “Alfonso IX, el rey demócrata”. Publicado por la editorial Eolas, se trata de una obra inspirada por la figura del monarca leonés que, en 1188, convocó las consideradas primeras Cortes democráticas europeas y cuyo simbólico legado perdura hasta nuestros días.

A  Jose Pedro Pedreira ya lo entrevistamos para que, como experto en Alfonso VI, nos hablara sobre aquella serie titulada “El Final del Camino”. Nació en 1954 en Brañuelas (La Cepeda, pegando al Bierzo). Es diplomado en Relaciones Laborales y con estudios de Psicología. Durante más de 5 años ha sido columnista semanal para la prensa local, así como de diversas colaboraciones esporádicas en otros medios escritos y hablados. Entre otros galardones, posee el "Ciudad de Astorga" de poesía y el "Galaico-Leonés" de cuentos. Algunos de los libros que ha publicado son:  Alfonso VI: vida pública y privada del rey (Edilesa), Recuerdos y memoria, Solana Núbil, Una valla con espinos en el borde, El miedo, Pueblos de León, Las ciudades y la vida, y La Catedral de León, esa señora.

Alfonso IX es uno de los reyes más singulares de nuestra historia. En sus más de cuarenta años de reinado desarrolló una importante labor legislativa. En 1188 convocó en la basílica de San Isidoro a los representantes del clero, la nobleza y el pueblo a las que se pueden considerar las primeras Cortes democráticas de la vieja Europa, lo que convertiría a León y por lo tanto a España en «cuna del parlamentarismo».

Así mismo fundó y refundó numerosas poblaciones o les concedió fueros para su desarrollo: Coruña o Betanzos en Galicia; Villafranca del Bierzo, Bembibre, Laguna de Negrillos o Sanabria en territorio leonés…

No menos notables fueron sus tareas de conquista, recuperando para su reino Cáceres, Mérida o Badajoz y otras villas y ciudades. De especial relevancia es su victoria en la batalla de Alange donde derrotó al caudillo árabe Ibn Hud, cuyas tropas doblaban en número a las del ejército que él dirigía.

También cabe destacar el apoyo de Alfonso IX al mundo del saber y la cultura con iniciativas tan trascendentes como la creación de la Universidad de Salamanca.

Pero si como rey la imagen que nos llega de él es extraordinaria, las crónicas cuentan que como hombre era fuerte y atractivo, dotado de elocuencia y potente voz, lo que le ayudó a ganarse el favor del pueblo y el amor de bellas mujeres, tanto sus esposas Teresa de Portugal o Berenguela de Castilla como las amantes con quienes compartió pasiones y numerosos hijos.

A su muerte fue enterrado en la catedral de Santiago de Compostela, a la que había dedicado afanes y cuantiosas sumas de maravedíes para que el maestro Mateo pudiera finalizarla durante su reinado y cuya solemne consagración presidió en el año 1211.

Podéis escuchar la entrevista en este enlace: https://cadenaser.com/2022/04/26/novelando-a-alfonso-ix-el-rey-democrata/

EL REINO DE LEÓN EN "LOS QUARENTA LIBROS DEL COMPENDIO HISTORIAL" DE ESTEBAN DE GARIBAY

02 julio, 2020

Esteban de Garibay y Zamalloa fue un historiador vasco (aunque él se identificaba como "cántabro") del s. XVI que trató en persona a Felipe II, y que compuso distintas obras de temática histórica e incluso heráldica ("Letreros e insignias reales de todos los serenísimos Reyes de Oviedo, León y Castilla"). Gracias a ello fue nombrado Cronista real en 1592.  
En estos días he estado ojeando el primer volumen de su obra "Los XL libros d'el compendio historial de las chronicas y vniuersal Historia de todos los reynos de España", en el que hay algunas cosas que os pueden llamar la atención. Aviso que he realizado la transcripción tratando de ser fiel a la ortografía del original, limitándome a sustituir las s altas (que parecen una f) por las s modernas, y desarrollando las escasas abreviaturas:
  • -En primer lugar, y como fue frecuente durante siglos, cuenta a Alfonso I el Batallador (marido aragonés de Urraca I de León) como Alfonso VII, por lo que Alfonso VII "el Emperador" figura como Alfonso VIII, y Alfonso IX de León aparece como Alfonso X. 
  • -A los reyes asturleoneses los denomina "Reyes de Oviedo y León", “porque el reyno de Ouiedo, que agora se llama principado de Asturias, a quien en el titulo Real sucedió Leon, fue el primer reyno, que tomó titulo Real de Principes Christianos, despues que en España entraron los Moros” (p.389)
  • -Cuenta a Pelayo como primer rey de León, en virtud de una confusión histórica de la que ya os hablé a cuenta de su escultura en el Arco de la Cárcel de la capital leonesa. Sin embargo, Esteban de Garibay no se acaba de creer esta historieta, y además da su particular visión de cuál fue el primer rey de León:
"TOMADA la ciudad de León, refieren los auctores, que luego el Rey Don Pelayo se intituló Rey de León, como de pueblo mas principal, que posseya, pero esto no es cierto, aunque ninguno deue tener a cosa rara, y muy de notar, auerse intitulado los Reyes sus successores d'el titulo de vna ciudad, porque primero que el hizieron lo mesmo los Emperadores de Roma y Constantinopla, que siendo Monarchas d'el mundo, y posseyendo tantos y tan espaciosos reynos y prouincias en la Europa y Asia, y África, tomauan los titulos de Roma y Constantinopla, por ser las cabeças y casa y corte suya ordinaria. Pues de la mesma manera los R.eyes de Ouiedo y Leon, Cordoba, Seuilla, Toledo, Granada, Valencia, Murcia, y de otras partes lo hizieron en España, intitulándose d'el mayor y mas insigne pueblo, que posseyan. Assi en los priuilegios antiguos los Reyes de Nauarra se intitulauan Reyes de Pamplona,y los de Portugal de la ciudad de Porto, y los de Castilla algún tiempo se intitularon Reyes de Burgos, como consta por memorias d'el mesmo tiempo, y por tanto he querido aduertir d'ello a los Lectores. La mayor parte délos veynte y tres Reyes, que la común opinión llama de Leon, se intitularon de Ouiedo, especialmente hasta el Rey Don Ordoño el segundo, aunque lo que por mas cierto se puede afirmar es hasta el Rey Don Ramiro el segundo, que segun consta por los antiguos priuilegios y otras escripturas, que yo he podido ver, y descubrir, fue el primer Rey, que halló intitularse siempre, reynar en Leon, dexando el titulo primitiuo de Ouiedo, como lo notaremos en su historia. Esto mesmo da a entender el veer y confiderar, que ninguno de los Reyes primeros consta por algún auditor, que se viesse enterrado en la ciudad de Leon, hasta el Rey Don Ordoño el segundo, que fue el primer Rey, que se sepultó en Leon en la yglesia Cathedral de Sancta Maria la Mayor, que el mesmo auia edificado, como la historia lo yra mostrando, pero en Ouiedo es cosa cierta, como en ciudad, cabeça de lo que por alli era posseydo de Christianos, auerse enterrado la mayor parte de los Reyes, que sin fundamento legitimo, los llaman deLeon, auiendose ellos mesmos llamado y intitulado de Ouiedo. Al contrario despues que tomaron el titulo Real de Leon, todos ellos excepto el Rey Don Ramiro el tercero, que fue sepultado en el monesterio de Destriana, y despues de algunos siglos trasladado a la yglesia cathedral de Astorga, se enterraron en la ciudad de Leon, como en pueblo, cabeça d'el reyno".(p. 397)
  • También le atribuye a Pelayo el haber adoptado el león rampante, si bien con dudas:
"(...) tomó insignia propria y partjeular, conuiene a saber, vn leon rapante roxo de purpura, en campo de plata. Pudo bien tomar el Rey Don Pelayo el León roxo y ra(n)pante por armas, en significacion, a mi parecer, de que como el leon es Rey de todas las animalias quadrupedes (sic), que assi los Reyes sus successores auian de ser señores sobre los Principes barbaros de España, animales que carecen d'el sentido necessario de la lumbre de nuestra Sancta Fe. Tambien pudiera hazer con intento, que como el león de su natura es brauo, despues que en sangre humana se ceua, assi los Efpañoles despues de cebados y encarnizados en sangre barbara y infiel, siendo animosos como leones, recuperarian las tierras de España de poder de Moros.
La color roxa de leon significa sangre, con cuya effusion se auia ello de hazer, y el estar ra(n)pante podía significar la continua pelea, que con los Moros enemigos suyos y de su religion auian de tener. Que estas armas y isignias Reales fuessen de appellido, y que no el Rey Don Pelayo, sino alguno de los otros Principes sus fucessores, que dexado el titulo antiguo y primitiuo de los Reyes de Ouiedo, se llamaron Reyes de León, viniessc a tomar, no solo es difficil de creer, mas a mi juizio muy verisimil (sic), porque como a la verdad, largos años despues d'este tiempo fue la ciudad de Leon constituida por cabeça y metropoli de reyno, como en su lugar lo diremos, no me fatisfaze mucho, que d'este Principe vuiessen sido estas insignias, segun Florian, y otra grande caterua de historias, que a el siguen, lo publican, porque assi por auerse llamado primero esta ciudad Legio,segun queda escripto, como porque el Rey Don Pelayo y la mayor parte de los Reyes que hasta el Rey Don Fernando el primero le succedicron, se llamaron Reyes de Ouiedo. Digo que qualquier principio, que esta insignia Real vuiesse tenido, fue cosa acertada, tomar al león por armas por el reyno y ciudad de Leon, agora fuesse siendo insignia de apellido, porque este fuerte animal, Rey de los quadrupedes, que es el quinto en la orden y numero de los doze signos celestes, domina, y señorea particularmente sobre la mesma ciudad de León, segun la doctrina de los Astronomos, agora lo fuesse, teniendo atención, que entre los miembros d'el cuerpo domina sobre el coraçon, de que son tan animosos y señalados los Españoles, como a ambos mundos viejo y nueuo consta. Por tanto el Rey Don Pelayo, o qualquiera de los otros Reyes fus successores tuuieron justas consideraciones en tomar al leon por deuisa y insignia de sus escudos Reales" (p. 398).  
 
Pero de lo que quería hablaros hoy principalmente es de los términos en que delimita el reino de León unas páginas antes. Como veréis, habla de lo que hoy llamaríamos la Corona leonesa. Nótese que no emplea el término "reconquista", acuñado en el s. XIX, pero al igual que en otras partes de la obra sí que habla de "recuperación de España", que viene a ser lo mismo. Y que da la etimología de Extremadura propuesta por Florián de Ocampo (la correcta), pero que prefiere la de Jerónimo Zurita (la tan traída y llevada "Extrema Dorii"). Por cierto, también es muy llamativo el detalle con el que traza la frontera entre León y Portugal.

"LA ciudad de Leon al tiempo que cobró titulo Real y cabeça de reyno, comprehendió y abraçó cn si al titulo de Obiedo, y debaxo d'el nombre de reyno de Leon vino a entenderse, no solo Obiedo con sus Asturias, mas tambien Galizia con otras prouincias, y por tanto la descripcion que d'estos reynos se hará, sera debaxo de denomacion de reyno de León. El qual surtió este nombre de la ciudad de Leon, cabeça suya, pueblo insigne y bien conoscido, que segun en la narración d'el Emperador Marco Vlpio Trajano lo escreuimos, se llamó Lcgio, de donde se dixo Legion, y agora Lcon,cuyo assiento es en lo llano a pocas leguas de las vertientes de las montañas de las Asturias dc Ouiedo, de la qual ciudad dista veynte y dos leguas. El reyno de Leon, aunque en el principio de la recuperación d'España contenia terminos no muy anchos y espaciosos, defpues mediante la diligencia de fus Catholicos Reyes, vino a estenderse grandemente, tomando de poder de infieles muchas prouincias, cuyos limites son estos, scgun la opinion comun, que entre los doctos varones se platica, especialmcte de Florian do Campo. 
POR la parte Septentrional tiene al Mar Oceano, començando desde los confines de Portugal, de donde las aguas d'el rio Miño entran en el mar, corriendo todas las Marinas de Galizia y Asturias de Ouiedo hasta Llanes y Colombres.   
Por las partes de la tierra tiene a Castilla, desde estos pueblos hasta la sierra y las montañas de Pernia [la comarca palentina de Pernía], tirando la linea recta, y desde la sierra de Pernia, donde el rio Carrion tiene su origen, van las aguas d'el rio Carrion diuidiendo a Leon y Castilla, hasta que este rio cerca de la villa de Dueñas, topando con Pisuerga, pierde su nombre, y despues Pisuerga haze la mesma diuision de los reynos, hasta entrar sus aguas en Duero junto a la villa de Simancas. Despues es el limite d'estos reynos vn rio pequeño, llamado Heban [actualmente conocido como río Trabancos], que vna legua mas abaxo de la villa de Tordesillas, llamada primero Oter de Sillas, entra en Duero, y haze la particion por el corriente arriba, hafta que en el entra otro rio menor, llamado Regamon [río Regamón], junto a vn lugar, llamado Horcajo de las Torres. De alli quedando cn el districto de Castilla Flores de Auila, y el lugar de la Crux, y la mitad de Hechagarcia (?), pertenesciente al obispado de Auila, que la otra mitad pertenesciente al de Salamanca, cae en el districto de Salamanca, va la linea a Horcajo de Medianedo [Horcajo de Medianero, Salamanca], que en su diuision de reynos y obispados haze lo mesmo que Hechagracia (sic). D'esta manera corre la linea hasta las montañas, que salen de Bonilla de la sierra [provincia de Ávila], que es del districto de Castilla, en cuyas faldas está Horcajo de Medianedo, de donde assi como las mesmas montañas van corriendo,hasta dar cn Portugal,eran linderos y mojones entre los reynos de Leon y Castilla, hasta que despues los Reyes de Leon estendiendo mas sus limites de poder de Moros, añadicron a sus estados en los tiempos, que en la historia de Castilla lo señalará nuestra obra, otras tierras d'esta otra parte de las montañas en la prouincia llamada agora Estremadura. Cuya denominación tratando d'esta mefma materia, puesto caso que Florian do Campo dize, quc fue por auer sido estas montañas estremo y baluarte entre los Christianos y Moros de aquellas partes, y que por esto se dixo Estremadura, tengo yo en esto por mejor y mas firme opinion, auerse dicho, por ser estremos de Duero, como lo nota Hieronymo Curita (sic).   
ESTA prouincia, llamada agora Estremadura, excepto la mayor parte de lo perteneciente al obispado de Plasencia, es d'el districto d'el reyno de Leon, especialmcntc Montanjes [Montánchez, Cáceres], Medelin [Medellín, Badajoz], Merida y Badajoz, y Alburquerque y sus tierras, y en lo restante de los limites de tierra hasta boluer a las Marinas, donde el rio Miño entra en el mar, que es el principio de nuestra descripcion, confina el reyno de Leon en todo con el reyno de Portugal, siendo desde mas abaxo de Badajoz las aguas de vn rio pequeño, llamado Caya [Río Caya, Portugal-Badajoz], que no lexos de la mesma ciudad entra en Guadiana, limite y diuision hasta su nascimiento entre las tierras d'el reyno de León y las de Portugal. Luego la linea desde el nascimiento de Caya hasta topar con el rio Tajo, va por tierra, auicndo distancia de diez y seys leguas desde Guadiana, hasta topar conTajo, assi en todo lo que corren las aguas de Caya, como en lo que ay de tierra. Despues que con Tajo topamos, la atrauessamos, y va la raya por tierra en espacio de obra de treynta leguas hasta vn pueblo dePortugal, llamado Frexo de Espadacinta [Freixo de Espada à Cinta, Portugal] que está cerca d'el rio Duero, y luego las aguas de Duero en diez leguas son mojón y limite entre Leon y Portugal, hasta cerca de Miranda, ciudad obispal de Portugal. Despues la raya de los reynos va por tierra en doze leguas,o poco mas, hasta la villa de Bragança, que tambien es d'el districto de Portugal, y desde Bragança va la linea por tierra en otras doze leguas hasta otra villa del mesmo reyno, llamada Chaues, de la qual se continua la linea por tierra en diez y seys leguas, hasta topar con el rio Miño, seys leguas antes que entre en el mar,y en estas seys leguas las aguas d'el mesmo rio hasta fenecer en el mar, son el mojón de los reynos. Esta pues es la circumferencia d'el reyno de Leon, cuyo ámbito hemos breuememte andado, desde que Miño entra en el mar, hasta bolucr al mesmo puesto, auiendo dado buelta, a todos los limites pertenescientes a sus regiones. En las quales ay muchas principales y insignes poblaciones, pero las ciudades, que tienen sillas episcopales, son la mesma ciudad de León y Salamanca, Çamora, Coria, Ciudad Rodrigo, Badajoz, Sanctiago de Galizia, Astorga, Tuy, Lugo, Orense, Mondoñedo y Ouiedo, que son treze, y entre ellas es yglesia Metropolitana, la de Sanctiago, y dos exemptas, que son Leon y Ouiedo. De los limites d'el reyno de Castilla, porque hablaremos en el principio de fu historia, no trararemos d'ello en este lugar, remitiendolo para su propria narracion" (pp. 390-391).

LA INDEPENDENCIA DE PORTUGAL CON AFONSO HENRIQUES EN "AÑADA: REVISTA D'ESTUDIOS LLIONESES"

28 mayo, 2020

Esta semana comenzó con una magnífica noticia para la cultura leonesa: la asociación Faceira, en colaboración con la Cátedra de Estudios Leoneses (CEL), ha dado a la luz "Añada: revista d'estudios llioneses", que tiene la peculiaridad de usar el leonés como lengua vehicular. No es una obra divulgativa, como en ocasiones se ha dicho, sino que es una revista científica, cuyos artículos están sometidos a la rigurosa revisión por pares. Ha sido fundada y dirigida por un amigo y compañero de Faceira, el musicólogo José Ignacio Suárez García, a quien hay que agradecerle su entusiasmo y buen saber hacer. También me gustaría mencionar la desinteresada labor de Xairu López con la maquetación, y a Fernando Álvarez-Balbuena por su intensa colaboración. 

La revista está disponible en línea, y os animo a que os asoméis al índice para que veáis la alta calidad de los artículos. 

Pero hoy os quería hablar de mi artículo en Añada: se titula "La "memoria de treguas" de los tres Alfonsos: un paso en el camino a la independencia de Portugal", y básicamente es un análisis pormenorizado de un documento que encontré en el Archivo Histórico Nacional, y una investigación para averiguar sus autores y la posible fecha de redacción. Y es que es un documento bastante singular: ya en la primera línea se dice que es una "memoria de treguas", pero en ningún momento aporta el nombre de los autores de esas treguas, ni el año de redacción. Aunque en un principio parece que es una tregua acordada entre dos reyes (el "rex de aragon" y el "rex de leon"), en seguida aparece un tercero en discordia: el "infante de portucal", a quien tiene que hacer justicia el rey de León, devolviéndole un castillo que le había capturado. 

No voy a entrar en detalles, pero por una serie de características del diploma (intitulaciones, tipo de letra...) he deducido que los protagonistas son nada menos que Alfonso I de Aragón (exmarido de Urraca I de León), Alfonso VII de León, y Afonso Henriques (Alfonso Enríquez), que sería el primer rey de Portugal. En realidad el rey aragonés solo hace el papel de árbitro, y los verdaderos protagonistas de las treguas son el rey leonés y el portugués, al que todavía no se le asigna el título regio, sino solo el de "infante". La fecha de redacción estaría entre 1128 y 1134, y en el artículo lanzo la hipótesis del 14 de abril de 1129, lo que confiere una gran importancia a este documento como un hito en la historia de la independencia de Portugal, como veremos.

LA INDEPENDENCIA DE PORTUGAL
Pero antes de seguir, veamos cómo se independizó Portugal de la corona leonesa. El germen está en tiempos de Alfonso VI de León (1065-1109), cuando este rey casó a dos de sus hijas con sendos nobles borgoñones: a Urraca, hija legítima, la unió a Raimundo de Borgoña, y a Teresa, hija ilegítima habida con la berciana Jimena Muñoz, con Enrique de Borgoña. Al primer matrimonio le concedió el gobierno de Galicia, y al segundo el del condado de Portugal (que en esta época estaba limitado al tercio norte del actual estado luso). Centrémonos en esta última pareja: tras la muerte de Alfonso VI, Enrique y Teresa trataron de aprovecharse de los conflictos entre Urraca I de León y su marido, Alfonso I de Aragón, para hacerse con más territorios. A pesar de todo, Enrique y Teresa se reconciliaron con Urraca en 1112, y se le sometieron. Enrique falleció en la primavera  de ese mismo año, de manera que su viuda gobernó Portugal en solitario, si bien con el tiempo cada vez iría cobrando más importancia su hijo, Afonso Henriques, nacido en 1109. Por cierto, esta Teresa es conocida como "Teresa de Leão" (Teresa de León) en el país vecino...

Hubo mucha rivalidad entre Teresa y su hermanastra Urraca I: por ejemplo, en el verano de 1121 Teresa invadió el sur de Galicia, ocupándola hasta el valle del Miño. Parece que fue entonces cuando Teresa comenzó a usar el título de reina, si bien era una costumbre muy leonesa llamar reinas a las hijas de los reyes, independientemente de que su cargo fuera efectivo o no. Urraca se enfrentó a su hermanastra y la venció con contundencia, sitiándola en Lanhoso, pero se conformó con obligarla a firmar un tratado que renovaba su vasallaje a la corona leonesa. En 1125 Afonso Henriques, su hijo, fue armado caballero en Zamora. 

Urraca I de León falleció en marzo de 1126, siendo sucedida por su hijo Alfonso Raimúndez. Tras ser coronado como Alfonso VII, viajó hasta Zamora para asegurarse de que su tía Teresa no le abriera un nuevo frente en Portugal mientras pacificaba el reino. Firmó con ella las llamadas Paces o Treguas de Ricovado (Ricobayo), en el actual término de Muelas del Pan, por las que seguramente se renovaba el tratado de Lanhoso, acordándose la paz por un tiempo determinado. Pero parece que Teresa no había renunciado a sus posibles derechos al trono, como hija (aunque bastarda) de Alfonso VI, por lo que la paz no duraría mucho: nada más firmar esta tregua Teresa se dedicó a reforzar sus castillos en Galicia, previendo futuros conflictos. 

En 1127 Teresa volvió a las andadas, invadiendo partes de Galicia. Sobre la forma de actuar de la condesa portuguesa dice la Historia Compostelana que “no se dignaba a prestar ningún servicio por el reino que en nombre de aquél debía tener, sino que, poderosa en hombres, armas y riquezas, atacaba con ejército armado las fronteras de Galicia y las ciudades y fortalezas que estaban junto a Portugal”. Entre septiembre y octubre Alfonso VII castigó duramente el territorio de su tía a lo largo de seis semanas, exigiendo el reconocimiento de su autoridad. Durante esta expedición Teresa se demostró incapaz de contener a las tropas leonesas, refugiándose en Coímbra o en Viseo. En Guimarães la defensa la dirigió Afonso Henriques, su hijo: desconocemos el transcurso de las operaciones militares, pero el hispanista y medievalista Bertrand Reilly demostró que tras ellas Afonso formó parte de la comitiva de Alfonso VII, ya que en noviembre confirmó varios de sus diplomas en Compostela. A partir de ese momento Afonso Henriques fue cobrando mayor protagonismo, hasta el punto de que se enfrentaría y vencería a su propia madre en la batalla de São Mamede, a las puertas de Guimarães, el 24 de junio de 1128, momento que es considerado por algunos historiadores lusos como la fundación del reino independiente de Portugal.

En cualquier caso, Afonso se aprovechó de las luchas entre Alfonso VII y su padrastro, Alfonso I de Aragón, y realizó incursiones por Galicia durante años. Alfonso VII firmó con él una paz en Tuy en 1137, aunque la situación siguió siendo inestable. En 1139 Afonso Henriques vence a los musulmanes en Ourique, y es proclamado rey por sus enfervorizadas tropas en 1143 Alfonso VII le reconoció a Afonso Henriques el título de rey en el Tratado o Conferencia de Zamora, concediéndole además el señorío de Astorga a cambio de que se convirtiera en su vasallo. A partir de entonces el portugués aparecerá mencionado como rey en la documentación leonesa. 

El 13 de diciembre de 1143 Afonso Henriques, oficialmente ya Alfonso I de Portugal, en una jugada maestra se declara “miles Sancti Petri” (caballero de San Pedro). Ello significaba que se hacía vasallo de la Santa Sede, afirmando que no reconocía ningún otro poder eclesiástico o secular, con lo que rompía su vasallaje a Alfonso VII. A cambio el Papa debía defender la honra y dignidad de su tierra, y recibiría anualmente cuatro onzas de oro. Su primo el Emperador protestó en 1148 por este trato de favor, aunque desconocemos los detalles. El papa Lucio II aceptó el vasallaje del portugués y su dinero, pero no le reconoció el título real. 

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE "LA TREGUA DE LOS TRES ALFONSOS"?
Como hemos visto, se pueden barajar tres fechas diferentes para el nacimiento de Portugal como reino independiente: 
  • 24 de junio de 1128, cuando Afonso Henriques vence a su madre en la batalla de São Mamede.
  • 25 de julio de 1139, con la victoria de Afonso Henriques sobre los musulmanes en la batalla de Ourique.
  • El 5 de octubre de 1143, con el Tratado de Zamora, en el que Alfonso VII le reconoce a Afonso Henriques el título de rey. 
Algunos proponen una cuarta fecha bastante más tardía:
  • 23 de mayo de 1179, cuando el papa Alejandro III reconoce a Portugal como un reino independiente en la bula "Manifestus Probatum".
En cualquier caso, Afonso Henriques no usaría el título de rey en su documentación hasta 1139, si bien está claro que ya había iniciado ese camino al menos una década antes, tras la batalla de São Mamede. Esta es la opinión, por ejemplo, de José Mattoso, el mayor experto sobre Afonso Henriques, y es lo que viene a corroborar la Memoria de Treguas, ya que esa Tregua de los Tres Alfonsos oficialmente es un tratado entre dos monarcas (los reyes de Aragón y León), pero tras esta apariencia se oculta todo un acuerdo de paz y tregua entre el rey leonés y el infante de Portugal. Alfonso VII reconoce al infante Afonso Henriques como interlocutor, lo que equivale a reconocer a Portugal como un reino de facto. En este documento no hay ninguna muestra de relación de vasallaje entre el leonés y el portugués, y de hecho hace evidente que Afonso Henriques tenía su propia red de vasallos frente a la de su primo. Aunque sea de forma tácita, podría constituir la primera prueba escrita del reconocimiento de la independencia de Portugal.

Si queréis saber más sobre este interesante documento, os animo a que leáis el artículo en "Añada".


EL REINO DE LEÓN EN EL "THESAURUS GEOGRAPHICUS: A NEW BODY OF GEOGRAPHY" (1695)

07 mayo, 2020

Hace un par de meses me encontré por Twitter (creo que gracias a @mocadele) una imagen de un libro titulado "Thesaurus Geographicus", del año 1695. En ella se veía parte del índice de la obra en el que se apreciaba la división de España en sus múltiples regiones:

León figuraba en el último puesto, y se le dedicaba la página 316. Conociendo el título, fue fácil localizarla en Google Libros, donde está disponible para su descarga. Me parece muy curiosa la visión que da este libro inglés acerca de España y los españoles: 
"The Spaniards are so excessively lazy, that they take no pains to improve it. (...) They have generally great capacities, but by a strange excess of pride and haughtiness they are so swallowed up in a contempt of performing all officeswhich they call "mean", that their talents lie hid". 
Si tenéis un rato vale la pena echar una ojeada a estas opiniones (págs. 302-304)


Pero hoy lo que quería era ofreceros una traducción que he hecho de la parte dedicada al reino de Léon, que viene a ocupar, grosso modo, las actuales provincias de León, Zamora, Salamanca... y Palencia. Espero que os preste: 

(Respeto el uso de mayúsculas del original)

El Reino de LEÓN,
Legionense Regnum.

Esta provincia limita por el Norte con Asturia (sic); por el Sur con esa parte de Castilla Nueva que lleva el nombre de Estremadura (sic); por el Este con las Castillas; y por el Oeste con Galicia y Portugal.  Se extiende desde los 39º6’ hasta los 42º42’ de Latitud; y desde los 13º de longitud hasta los 15º12’ incluyendo de Norte a Sur sobre unas 165 millas, y de 110 de Este a Oeste. El País está lleno de montañas, pero el Aire es claro y templado. El Suelo es más apto para producir Maíz y Uvas; y  se encuentran muchas Turquesas, un tipo de Piedra Preciosa, cerca de Zamora. Tampoco hay ningún Río en todo el Continente de España que proporcione una cantidad más grande de truchas que el Torto (sic), que discurre por estos Territorios. Hay también un Manantial de Agua Caliente cerca de Salamanca, dotado con una singular Virtud para curar la Sarna, los Eccemas, y muchas otras enfermedades. Los principales Ríos son, el Duero, Torto, Puiserga (sic), y Tormes; el primero de los cuales divide toda la Provincia casi en Dos Partes iguales, esto es, la Norteña y la Sureña. Augusto César fue el primero que sometió estas Partes, que estuvieron sujetas al Dominio de los Romanos unos 500 Años, hasta que fueron desposeídos [de ellas] por los Godos, quienes de la misma manera fueron expulsados 400 Años después por los Sarracenos y los Moros. Pero Pelayo, un joven Príncipe de Origen Godo, les recobró toda la Provincia, en el 722, y se la dejó a sus Sucesores. Así continuó como un Reino aparte,  y fue finalmente unido al de Castilla por Fernando III en el Año 1228. 

Las Ciudades y Villas más considerables son estas: 

LEON, Obispado y capital.
Ciudad Rodrigo.
Salamanca, Obispado.
Toro, Obispado.
Benavento (sic).
Astorga, Obispado.
Palencia, Obispado.
Zamora, Obispado,
Alva.
Medina del Campo.
Tordesillas.

LEON, LegioGermanica, en la Latitud de 42º 20’ y en la Longitud de 14º fue construida (según la Opinión de algunos Autores) bajo el Reinado del Emperador Nerva, y está asentada en un terreno elevado a los Pies de la Montaña de Asturia, cerca de la Cabecera del Río Esla, a la distancia de 50 Millas al Sur de Oviedo,  casi 68 al Oeste de Burgos, 156 al Este de Compostella (sic), 156 al Noroeste de Madrid. Esta Ciudad siempre ha sido considerada la Capital de la Provincia desde el 658 d.C., y es en el presente una Sede Episcopal bajo el Arzobispado de Compostella1: sin embargo, hasta hoy está exenta de su Jurisdicción, así que el Prelado de León no reconoce a otro Metropolitano que al Papa; la Iglesia Catedral es estimada como la más hermosa de toda España. Pelayo la recuperó de los Moros, junto con toda su Provincia, en el 722; y sus Sucesores fueron intitulados Reyes de Oviedo, hasta el tiempo de Orduno II (sic), quien asumió el Tïtulo de Rey de León y murió en el 923. Por otra parte (si damos Crédito al Testimonio de Rodrigo Silva), Fernando I, Rey de Castilla, expiró aquí, en el año 1067 d.C. 

Salamanca, Salmantica, se sitúa sobre tres pequeñas Colinas, y está bañada por el Río Tormes, en una Situación muy escabrosa; a 34 millas al Sudeste de Miranda, 94 al Sur de León, y 108 al Noroeste de Madrid. Esta ciudad es de considerable extensión, pero las Casas están por lo general mal construidas y ruinosas; excepto la Iglesia, los Colegios [universitarios], los Monasterios y las Fuentes, que son de hermosas estructuras. Ha sido durante algún tiempo la Sede de un Prelado que es Sufragáneo del Arzobispo de Compostela, y de una de las más notables Universidades de todo el Reino de España, fundada por Alfonso IX, Rey de León, en el año 1200, en la que hay diversos Profesores de Teología, algunos de los cuales tienen una pensión anual de 1000 Coronas, y otros solo una Renta de 500 Coronas, dando sus Conferencias a diferentes Horas; una Cátedra designada para la Doctrina de Durandus, y otra para la de Escoto. Además de estos, hay otros Profesores que no tienen Sueldo de la Universidad, aunque Estudian con la esperanza de ser privilegiados con la siguiente vacante: estos son los comúnmente llamados Pretendientes; y los anteriores, Catedráticos. Lo mismo es válido para las otras Facultades, como la de Derecho Civil y Derecho Canónico, la de Filosofía, y la de Matemáticas. Hay también muchos Profesores de Física, y de muchas Lenguas: de tal forma que más de ochenta de ellos imparten estudios a diario en esta famosa Universidad. Por último, Alfonso XI, Rey de Castilla, nació aquí, en el año 1311. 

Ciudad Rodrigo, Rodericopolis, o Civitas Roderici: su Nombre deriva del Conde Rodrigo, por quien fue fundada, bajo el Reinado de Fernando Rey de León, año 1170. También es una Sede Episcopal sometida a la Jurisdicción del Metropolitano de Compostela, y situada sobre el Río Águeda, en un País fructífero, a la distancia de 8 Millas de los Confines de Portugal al Este, a 40 de Covia (sic) al Norte, y a 64 de Miranda. 

Astorga, Asturica Augusta, yace en una Llanura sobre las orillas del Río Torto (sic), y no está muy habitada, aunque está bien fortificada, y adornada con diversas Torres, un gran Mercado, y una Iglesia Catedral al final de la Ciudad. Es una Sede Episcopal que antiguamente dependía del Metropolitano de Braga, pero que ahora está bajo el Arzobispo de Compostela. 

Palencia, Palentia, y Palancia, era hasta ahora una Plaza de gran fortaleza, pero hoy no lo es tanto, distando 25 millas al Norte de Valadolid (sic): de todas formas, todavía es la Sede de un Prelado Sufragáneo del Arzobispo de Burgos. Un Sínodo Nacional tuvo lugar en Valladolid, en esta Diócesis, por el Obispo de Sabina, en Calidad de Legado Papal de Juan XXIII, en el año 1322: y otro se celebró en Palencia, en 1388, por Pedro de Luna, que después ejerció el mismo Oficio por Comisión de Clemente VIII, y después se convirtió en Antipapa. 


EL REINO DE LEÓN (Y DE GALICIA) EN EL "LIVRO DE ARAUTOS" (1416)

03 marzo, 2020

Corona de Castilla en el Livro de arautos
El llamado "Livro de arautos" ("libro de heraldos") es un manuscrito medieval que se conserva con la signatura "ms. lat. 28" en la John Rylands Library, de Manchester, donde fue catalogado como un armorial. Está escrito en gótica libraria del s. XV. Cada capítulo se inicia con la representación a todo color de las armas del soberano del territorio a tratar. Es anónimo, y no consta título en la portada, si bien en el lomo figura "De Ministerio Armorum". Fue publicado y editado por Aires Augusto Nascimento en los años setenta, como base de su tesis para conseguir el doctorado en Lingüística Latina. Nascimento dedujo que el libro había sido escrito en Portugal en torno al año 1416, por alguien originario de Lamego. Los "arautos" o heraldos fueron un cargo creado por Juan I de Portugal, cuyo cometido era similar al de los embajadores, con cierto componente de espionaje. Un arauto o heraldo era un oficial a quien le competía realizar misiones públicas o secretas entre los reyes, sobre todo para los tratados de guerra o paz.

Aires Augusto Nascimento
Hasta donde yo sé, el libro no ha sido traducido al español, y dado el interés que presenta el texto dedicado a la descripción del reino de León y de Galicia, me he decidio a realizar la traducción sobre el texto portugués, corrigiendo algunos detalles sobre el texto latino. En primer lugar os ofrezco la descripción de Hispania, después un fragmento de la Corona de Castilla, y finalmente la parte íntegra dedicada al reino de León y al reino de Galicia. Las divisiones son mías, ya que no vienen marcadas en el texto original. No os perdáis esta interesante descripción casi turística del Viejo Reino y sus principales ciudades. Resulta muy llamativa la extensión del reino hasta Badajoz, y las razones que se aducen para ello. 

[HISPANIA]
Juan, por la gracia de Dios, rey de Castilla, de León, de Toledo, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén, Algarve, señor de Algeciras, de Vizcaya y de Molina, etc.

Hispania es una tierra rodeada de mar por todos los lados, excepto por la parte que da para la Galia, que tiene a la entrada casi ciento y cincuenta millas de longitud, del mar Terreno [Mediterráneo] al Océano llamado vulgarmente mar Hispánico, de tal manera que esta porción es semejante a una enorme cola puesta entre dos mares y se parece mucho a Asia Menor, que está también situada entre dos mares y recibe los nombres de Turquía y Armenia Menor. Y en las dichas Hispanias hay cuatro reyes cristianos y uno sarraceno. Los cristianos son el rey de Castilla, el rey de Aragón, el rey de Portugal, y el rey de Navarra; el rey sarraceno es el rey de Granada. Son así cinco los reyes existentes en las Hispanias. De las cinco partes de Europa esta es la tercera nación de la cristiandad obediente a la Santa Madre Iglesia.

[CORONA DE CASTILLA]
Los reinos, tierras, dominios de la nobilísima corona del potentísimo rey de Castilla y de León están divididos entre varios nombres: pero aunque estén divididos son un único cuerpo en cuanto al sometimiento. Y es casi el centro de Hispania, y su rey posee la mayor parte de las tierras y dominios, ciudades y castillos de entre los varios existentes en Hispania. Este reino llega hasta al mar en tres regiones, a saber: confinando en la parte del mediodía con el mar Mediterráneo, por el reino de Valencia hasta el reino de Granada. En cuyas partes limita con el mar excepto a occidente. Y de la misma forma el mar Océano empieza en el reino de Granada y el estrecho de Gibraltar hasta el reino del Algarve, que está bajo dominio del rey de Portugal. También en dicha parte occidental limita dicha tierra con el gran mar Océano, que es llamado en esos lugares “mar Hispánico”, y comienza en los confines de Portugal, por el lado de septentrión, y limita a occidente con este mar hasta el cabo de Finisterre, y a septentrión hasta el término de las tierras hispánicas. Ahí se extiende la costa del mar por unas quinientas millas poco más o menos, comenzando en el reino de Portugal y acabando en la Guiana, que pertenece al dominio del rey de Francia. Entre los otros reinos y dominios de la mencionada corona hay dos que, a mi entender deben ser tenidos en cuenta para ser referidos, porque todos los otros reinos y dominios de esa corona, antes de pertenecer a la cristiandad estuvieron sometidos al dominio de los infieles agarenos. De esos dos dominios el más importante es Castilla, que asume el principado por la alta nobleza de sus caballeros, seguido por León; que son dos reinos, cada uno de los cuales estuvo regido por reyes cristianísimos. Por esa razón son llamados reinos: porque en tiempos pasados tuvieron reyes cristianos, y también es por esta causa que el rey ahora se llama rey de Castilla y de León y usa las armas de los dos reinos en su escudo y estandarte, y no las de los otros reinos que gobierna, ya que esos estuvieron sujetos a los infieles, como más arriba se dice. Estos dos reinos limitan el uno con el otro. El mar Océano toca en uno y otro por el lado de septentrión, a través de otras provincias cubiertas de montañas muy altas, rocosas y muy frías. Castilla queda en la parte de oriente y está dividida en muchas provincias. Por el lado de oriente limita con el reino de Aragón, por el sur confina con los montes que la separa de la tierra de Extremadura y del reino de Toledo. A occidente le queda el reino de León. Al norte limita con el referido mar. Son dos sus provincias.

En las montañas está Vizcaya, que es la tierra y condado con mayor autonomía. Cuando el rey quiere obtener obediencia de aquella parte, debe presentarse al modo antiguo, es decir, con una capa parda y con un pie calzado y el otro descalzo. Tiene el rey que golpear un árbol con determinados golpes, usando una espada propia de aquella tierra, que tiene el nombre de “bituriano”. Con un dardo en la mano derecha y en presencia de los vizcaínos (en su lengua, biscains) armados debajo de ese árbol, él promete y jura observar los privilegios de la tierra concedidos por sus antepasados. Solo entonces es considerado conde y señor de aquella tierra. 
(...)

[REINO DE LEÓN]
El reino de León forma con Galicia un ángulo de las Hispanias en dirección al occidente y al norte, junto al mencionado Océano conocido como “mar de las Hispanias”. Confina a oriente con el reino de Castilla; al sur, no totalmente sino en parte, con Extremadura y con el reino de Portugal; a occidente, con el reino de Portugal y con el mar Océano por la tierra de Galicia. Y dicho reino se encuentra dividido en dos partes por las altas montañas de Ranaval (sic) y Fava, que atraviesan dicha tierra y separan el mencionado reino de León de Galicia [NOTA: Ranaval quizás se refiera a Rabanal del Camino, o a Rabanal Viejo, en Maragatos; pero más probablemente se refiera a alguno de los Rabanales de Laciana, que sí que marcarían una línea NW-SE con La Faba, muncipio de Vega de Valcarce, casi en la raya entre León y Galicia]. El reino de León queda al lado oriental, y el reino de Galicia del lado de occidente. Y confina la tierra de León, por el norte, con las Asturias. La región está recubierta por un pequeño número de bosques y muy poblada con nobles ciudades, villas y castillos, como la ciudad de León, que es la cabeza del reino y está situada en el camino a Santiago. Se hacen allí joyas de piedra negra y ligera llamada “azivich” [azabache] de muy diversas formas. Se venden muchas pieles que huelen a almizcle [et venduntur ibi multe pelles odorifere de musqueto], en gran cantidad, como nunca vi. Hay en esta ciudad una nobilísima iglesia mayor, tanto por el edificio como por las imágenes. La ciudad es muy fértil en todo. Los hombres no andan con muchos adornos, y las mujeres tampoco. En este reino se sitúa la rica y muy bella ciudad de Astorga. Hay otra ciudad llamada Carrión de los Condes, cerca de la cual está el condado de Palencia, extremadamente fértil. Existe también el ducado de Benavente, que es una región productiva. Pasa allí un río llamado Ricobayo, que atraviesa también León y entra en el Duero junto a Zamora. Zamora es una noble ciudad, muy rica principalmente por los artesanos, sobre todo tejedores, que fabrican un paño llamado “picote”. Está muy poblada. Junto a sus murallas pasa el río Duero, que desagua en el mar en el reino de Portugal. Produce un singular tinte carmesí. Allí está situada también la ciudad de Salamanca, que refulge por  su muy famoso Estudio General, por su excesiva milicia, y por su extrema abundancia de todo, tanto de caza, como productos de la tierra y viñas. Por todas partes, en un radio de veinte leguas de esta ciudad, existen muchas villas y castillos y grandes propiedades rurales donde se encuentran cereales, vinos y zonas de caza. Se encuentra aquí también Ciudad Rodrigo, rica y fértil, que confina con el reino de Portugal. También está la ciudad de Plasencia, muy amena, así como la ciudad de Coria. Y en los confines de Portugal, de Andalucía y de Toledo se encuentra la ciudad de Badajoz: la gran mayoría de la gente dice que ella es del reino de León por el hecho de que sus usos y juzgados siguen las costumbres de León.

[REINO DE GALICIA]
El reino de Galicia fue denominado como reino desde antiguamente, porque ahí estuvieron los reyes infieles, pero fue sometido por los reyes de Castilla y de León, como pasó en otras tierras de las que se habla en este libro. La dicha Galicia, por el oriente, contacta con el reino de León y de las Asturias; al sur confina con el reino de Portugal, en la parte en que más se aproxima al mar junto al río Miño (río este que separa Portugal de Galicia); a occidente, desde la desembocadura de este río hasta el cabo Finisterre, limita con el mar. Este cabo hace una entrada enorme por el mar y es uno de los cuatro confines de occidente. Doblando este cabo para el norte confina también este reino con el mar. En este reino de Galicia se sitúa la ciudad metropolitana de Compostela, donde reposa el cuerpo de Santiago. Es uno de los tres lugares más sagrados del mundo, y no creo que en otra parte haya tan gran afluencia de gente para hacer sus devociones como la hay en esta ciudad para venerar a Santiago. Es una ciudad muy rica en trigo, carnes y principalmente en aves de cría. No tiene vino, 
pero viene de otros lados en gran abundancia y a precio accesible. Las mujeres son muy corteses y graciosas y andan vestidas con tejidos de lino; los hombres son muy gentiles. Cerca de esta ciudad se encuentra la noble ciudad de Coruña, con el principal puerto, que es también el más seguro de toda Galicia; recoge bastante pan y vino. En dirección al mar hay una torre extremadamente alta que levantó Hércules. A tres leguas de distancia se encuentra la ciudad de Betanzos, muy apacible y harta de pan y de vino. A cuatro leguas está la ciudad de Ferrol. Se encuentra allí también el condado de Ribadeo, donde se encuentra el primer puerto de mar cuando se viene de las Asturias. También hay otra rica villa llamada Vinero, y otra ciudad, Mondoñedo, costera, fértil y rica sobre todo en pan, vino y pescado. Por último también se encuentra aquí otra ciudad, Lugo; no tiene vino, a no ser que venga de fuera, pero tiene abundancia de pan y carnes. Su muralla es tan ancha que pueden pasar dos carros por encima. A la entrada del reino, para quien viene de León, se encuentra una villa llamada Franca. Hay todavía otra ciudad, Orense, fértil y rica en pan, vino e higos; es también una notable ciudad Pontevedra, y la ciudad de Tuy que es la entrada de Galicia para Portugal, y está atravesada por el río Miño, el cual divide Portugal de Galicia. Esta tierra es un tanto montañosa y escarpada. Hay aquí muchas guerras y combates de un linaje contra otro, y cada cual comanda el mayor número posible de hombres a pie: hombres estos que no tienen nada para vestir más que una capa de paño grueso; no usan polainas, y la mayor parte de ellos se presentan con un pie descalzo y el otro calzado, por nobleza. Traen todos un escudo grande y una lanza o dos venablos, y una espada o gladio, y son conocidos por el nombre de escuderos o peones. Van usualmente por las aldeas de labradores, pero no pagan fácilmente los gastos que hacen repetidas veces. La tierra es rica en alimentos, y sus habitantes son generosos y acogedores, y no hacen ostentación en la manera de vestir. En la región, que en la mayor parte es costera hacia el mar, se encuentran los mayores puertos de Hispania. En ella tiene el arzobispo de Compostela muchas y grandes villas y castillos, nobles y caballeros bajo su jurisdicción. El mayor señor de esa tierra, después de la corona, es el conde de Trastámara, que es actualmente el conde Federico, pariente próximo del rey, que pose un gran dominio en esta tierra y en otras partes pertenecientes a la corona de Castilla. Hay muchos barones, caballeros y otros nobles en esta tierra de Galicia y de León. 

URRACA I Y ALFONSO VII: DOBLETE DE REYES CON GARCÍA-OSUNA

06 mayo, 2019


En el programa de la semana pasada hablamos con un invitado que ya ha pasado varias veces por la sección: José María Manuel García-Osuna y Rodríguez, médico de familia y doctor en Historia. Es leonés, con raíces en la capital y en Santa Lucía de Gordón. Ha publicado casi 200 artículos sobre historia, y ha dado más de 60 conferencias. Especializado en Historia Antigua y en Medieval. Uno de los temas que más le gustan es la historia del reino de León: artículos largos dedicados a Ordoño III, Bermudo III, Alfonso VI, Fruela II, Alfonso IX, Ordoño I, Fernando I, Bermudo II, García I y Alfonso VII. Ha publicado obras sobre Alfonso X (libro sobre el que lo entrevistamos a principios de esta misma temporada), Fernando el Católico, Alfonso VIII de Castilla...
García-Osuna ha publicado recientemente una monografía sobre Alfonso VII, titulada "El rey Alfonso VII "el Emperador de León", en Cultural Norte. Hay que destacar que no abunda la bibliografía divulgativa sobre este monarca leonés que, no lo olvidemos, marca el momento de máxima expansión territorial del reino. 

Además, García-Osuna tiene en el horno otra monografía sobre la madre del Emperador, Urraca I, otra de las grandes olvidadas (y denostadas) de la historia peninsular.

Os dejo con el resumen del libro de Alfonso VII aportado por el autor:

El presente libro nos retrotrae a un drama en la Alta Edad Media, que consiste en el momento en que el Reino de León va a perder la dirección de la Reconquista en Hispania o las Españas (España y Portugal) frente al Reino de Castilla, que secularmente fue un condado y reino dependientes siempre del Reino de León.
Es por lo que antecede por lo que el Emperador leonés tiene,en la actualidad, algún recalcitrante adversario en el País Llionés o Región Leonesa, entre aquella minoría de leoneses que no pueden
comprender lo que realizó este soberano con la parte más eximia de sus dos reinos, la leonesa y a la que él mismo atribuía su corona imperial.
Pero, en ocasiones, los reyes medievales estaban y gobernaban al margen de la lógica política más rigurosa y ortodoxa. Es obvio que la boutade del castellanismo político o historicista que manifiesta, apresurada y alegremente, que el soberano leonés tenía la convicción de que en Castilla estaba lo pujante y lo moderno, y en León lo arcaico y antañón, no se sostiene desde el más mínimo análisis histórico o historiográfico.
Es probable que este acto imprevisible e inaceptable de beneficiar a Castiella en lugar de a Lleón se fundamente en algún hecho patológico psicológico padecido por el propio monarca, en una mayor
afectividad por cuestiones fenotípicas e idiosincráticas hacia su primogénito, en las maniobras espurias de la nobleza castellana, que poseía tierras, predios y latifundios a ambos lados de la frontera, y en la dejadez de los magnates leoneses más volcados hacia las Galicias Lucense (Lucus Augusti-Lugo) y Bracarense (Braccara Augusta-Braga), o en todos estos asertos en un totum revolutum. Sea como sea el hecho se produjo y la historia se reescribió en demérito de la parte leonesa.
El emperador leonés divide, por consiguiente, sus dos reinos patrimoniales entre sus dos hijos varones, Sancho y Fernando, y de forma inexplicable el territorio leonés va a ver amputado su te-
rritorio y sus posibilidades, de lo que siempre se ha definido como los Campos Góticos o Tierra de Campos, patognomónicamente de León, y ahora castellanos. Su infancia nunca será fácil, ya que su padre, el conde Raimundo de Borgoña, pasará pronto a mejor vida, y su madre, la futura reina emperadora Urraca I de León “la Temeraria”, quedará desamparada en un terrible y problemático mundo de varones del Alto Medioevo, pero la soberana siempre tendrá muy desarrollado su sentido dinástico regio y defenderá sus derechos con ahínco por encima de todo.
El segundo matrimonio de la soberana leonesa no será positivo, ni fructífero, ya que el rey Alfonso I el Batallador de Aragón y de Pamplona es muy ambicioso, atrabiliario, extraño, misógino y violento; y se autodenominará como: “Emperador de León y rey de toda Ispagna o Spania o Hispania”.
El joven Alfonso Raimúndez deberá luchar, por lo tanto, para llegar a ser el factotum de todos los reinos de las Españas del siglo XII, buscando alianzas y apoyos en todas partes. Conseguirá ser coronado, sensu stricto y en la Catedral Románica Legionense de Santa María con todo boato, el 26 de mayo de 1135; su obra y su trono en la caput regni del glorioso Regnum Imperium Legionensis, que era la ciudad de León; por lo tanto ya es el árbitro esencial de toda la política medieval peninsular de su momento histórico.
Pero en los estertores de su devenir vivencial su desacierto conllevará el dejar a su reino de León minimizado, frente a una Castilla que desea ser preeminente.
No obstante, el león rampante regio e imperial va a figurar en el escudo urbano de algunas de las conquistas militares del emperador leonés, como por ejemplo en Zaragoza.
Sancionará el Fuero de Avilés (Anno Domini, 1155, otorgado por su abuelo Alfonso VI de León en 1085), que es uno de los primeros textos medievales escritos en la lengua romance leonesa, y el de Oviedo (1145), también otorgado por Alfonso VI de León, y del que se conserva un documento del rey Fernando IV el Emplazado de León y de Castilla, de 1295.
En su memoria existe, en León, la Imperial Cofradía de “Alfonso VII el Emperador y el Pendón de Baeza. Año 1147”, cuyo nombre original es el de: “Muy Ilustre, Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro”.
Y terminaré con un texto, como existen centenares, definitorio de lo pretendido en el presente libro; proviene de la Chronica Adefonso Imperatoris que define, con toda claridad, de donde era rey Alfonso VII el Emperador: «Surgió una gran rivalidad entre los varones guerreros de Castilla que apoyaban al rey de León y los que seguían el partido del rey de Aragón. Y los que militaban a favor del rey de León salían siempre vencedores». Los actores regios son: Alfonso I el Batallador de Aragón y de Pamplona, claramente definido como el rey de Aragón; y Alfonso VII el Em- perador de León, que es el rey de León, dejando claro que Castilla es un territorio dependiente de León, y sin personalidad jurídica independiente del reino de León. ¿Quousque tandem abutere, Castiella patientia nostra?; y, por consiguiente, ¿Cuándo se respetará la identidad leonesa y se reconocerá el valor de su identidad histórica y de todo lo que representó?

EL TERCIO DE LEÓN

30 enero, 2019

En los comentarios al post sobre el navío de línea "León", Miguel A. Diego, "Zacut", me puso sobre aviso de la existencia de un Batallón de Infantería de Carros de Combate "León" III/61. Es heredero del Regimiento de Infantería “León” nº 38, disuelto en 1985, que tuvo una dilatada existencia de la que hablaré más adelante. En cualquier caso, este Regimiento nació a raíz de un Tercio del siglo XVII llamado León, porque aquí fue reclutado en origen, como veremos. Encontré la información sobre este Tercio en el libro “Los tambores de Marte: el reclutamiento en Castilla durante la segunda mitad del siglo XVII (1648-1700)”, de Antonio José Rodríguez Hernández, de donde he extraído la información que os transmito a continuación. 

A diferencia de lo que se suele repetir en diferentes artículos en Internet, el origen de este Tercio no está en 1696, sino medio siglo antes: en 1646 la ciudad y la Sargentía de Milicias de León (una especie de provincia militar que coincidía con el Adelantamiento) proponen, motu proprio, la creación de un Tercio de 600 hombres. Y es que las circunstancias de la monarquía hispánica eran críticas tras el aciago año de 1640, con la guerra de independencia de Portugal y la rebelión de Cataluña (todo ello en el marco de la Guerra de los Treinta Años y la guerra contra Francia). León ofrecía la creación de esta unidad militar para combatir en este último territorio, a cambio de la exención de ciertas cargas pecuniarias y militares a las que la ciudad venía sometida desde hacía un tiempo. Por ejemplo, hasta entonces el reino de León (en un sentido un tanto exiguo) tenía que acudir todos los veranos a Puebla de Sanabria con las compañías de milicias de Astorga, Bembibre, Villafranca del Bierzo (y su marquesado), Saldaña, Cea y las Omañas. En principio esta obligación respondía a los continuos conflictos fronterizos que se sostenían con Portugal con motivo de su particular guerra de independencia. Los demás distritos leoneses, que Rodríguez Hernández no especifica, servían en la guerra de Cataluña.

Con la creación del Tercio el reino de León consiguió eximirse de la mayoría de las cargas militares y económicas del momento. A cambio la Corona exigía que los soldados fueran naturales del reino leonés, sin hacer quintas, y sin forzar a enrolarse a los hidalgos. Los que se alistaban al Tercio quedaban exentos de toda una serie de tributos y obligaciones, mientras que los oficiales eran elegidos por el rey (Felipe IV) entre una lista confeccionada por la ciudad de León. La Corona además se comprometía a mantener el nombre del Tercio, y a completar la cantidad de sus soldados con compañías asturianas: cosa que ocurrió por ejemplo en el año 1653, con la inclusión de tres compañías de Asturias “por la falta de hombres que tenía el Tercio”. 

Este Tercio de León de 600 hombres tenía que estar completo y disponible cada campaña, congregándose en Fraga “a finales del mes de abril”, y descansando en León durante el invierno. 
El repartimiento de las tropas a reclutar en cada distrito era dictado por el Corregidor de León, lo que levantó muchas protestas. Uno de los lugares que más reclamó fue precisamente la villa de Ponferrada, que conseguiría que la Corona le permitiese repartir los hombres que le correspondían a su distrito. 

De todas formas, el reino de León se vio incapaz a la hora de reclutar y mantener la cantidad de 600 soldados, por lo que en 1648, al no contar con más de 350 hombres, ya tuvo que comprometerse a sustituir el servicio por dinero. Las deserciones menudeaban, y eran continuas las quejas del reino debido a la pesada carga económica que suponía el servicio, ya que en todo momento se alega la pobreza de sus distritos. Finalmente, en 1649 se sustituyó el reclutamiento por un servicio de 12.000 ducados que el reino debía pagar todos los años hasta el final de la guerra con Francia. A cambio la Corona mantendría el Tercio de León con soldados de otras partes del Imperio Hispánico, si bien se comprometía a que los oficiales se escogerían entre “personas importantes y naturales del Reino”. En 1657 el servicio aumentará a 15.000 ducados, aunque como veremos se siguieron reclutando voluntarios por todo el reino. 

Un tercio en la película "Alatriste".

Y es que además de este tipo tan peculiar de leva, la Corona en ocasiones también empleó el reclutamiento voluntario, si bien en zonas tan ruralizadas como León, Galicia y Asturias dio resultados muy pobres, a pesar de ser un área bastante poblada en la época. Tenemos un claro ejemplo con la guerra franco-neerlandesa (1672-1678), en la que participó España. En 1674 se quiso hacer una recluta voluntaria en Madrid, Castilla la Nueva y León. Por entonces dice Rodríguez Hernández que el Tercio de León era de los más veteranos, sobre todo sus mandos, por lo que se trató de “rellenar” sus bajas con una nueva leva en el reino de León. Se comenzó reclutando en la capital, pero pronto dos capitanes también lo intentaron en diferentes lugares del reino: Benito Cocoyo de Requena reclutó en La Bañeza, Ponferrada y Villafranca del Bierzo, Riego de Ambrós y Astorga, mientras que Gaspar de Cabrera lo hizo en Valencia de Don Juan, Sahagún y Santervás de Campos (actual provincia de Valladolid). La recluta obtuvo la mitad o la tercera parte de hombres de lo que se acostumbraba en otros lugares de la Corona de Castilla: en cuatro meses de labor no llegaron a recabar 180 voluntarios (111 de la ciudad de León, y los demás del resto de lugares), con lo que ni siquiera completaron dos compañías. A pesar de los esfuerzos del Corregidor de León, esta cifra no aumentó, y Rodríguez Hernández nos transcribe un pasaje de una carta suya en la que da su peculiar opinión de por qué no había voluntarios leoneses: 

“Esta montaña no cría espíritu en la gente común que les de lugar a desear salir de la cortedad en que se crían. Yo quisiera fueran muchos más, pero me consuela haber hecho quanto he podido y haber representado muy a tiempo esta imposibilidad”.

La decepción no era para menos, ya que los gastos que conllevaba la leva superaron ampliamente las expectativas que tenían los reclutadores (que esperaban reunir entre 500 y 600 soldados).

Resultado muy diferente obtuvieron los reclutamientos llevados a cabo con el sistema de los repartimientos, que consistía en repartir “un determinado número de hombres entre todos los municipios de un distrito”, incluidas las zonas rurales. Este repartimiento se encargaba a las autoridades municipales, que para cumplir su parte reclutaban tanto a auténticos voluntarios como a “voluntarios forzosos”, como presos comunes, bandoleros, vagos… Estas autoridades se esmeraban en cumplir su obligación, porque si conseguían completar los cupos también recibían recompensas. En 1676 se llevó a cabo una leva por este sistema de repartimiento en Castilla, León y Andalucía. En León le correspondió la tarea a Juan de Feloaga, Corregidor de la capital, y a quien se le requirieron 600 soldados. Tan eficiente fue en esta tarea que acabó reclutando 700. Este éxito no se repitió en la leva de 1678, ya que en esta ocasión el Corregidor sólo logró reunir en el “reinado de León” 104 soldados de los 400 requeridos.  

Mientras tanto, también en 1676 hubo otra leva por repartimiento a cargo del Presidente de la Chancillería de Valladolid, que afectó a pueblos de las actuales provincias de León, Zamora y Valladolid, y que recabó apenas 184 soldados (muchos de los cuales ni siquiera eran de la zona). 

Armas de los Tercios Nuevos.
No hace falta decir cuáles son las de León...
En 1694 la Monarquía Hispánica funda o refunda 10 nuevos tercios, exigiendo a cada territorio una leva del 2% de las vecindades. En el caso de León se pidieron 1300 hombres entre los tres partidos que componían su territorio: León, Ponferrada y Asturias. No parece que se cumplieran las expectativas, y la cifra se quedó en torno a los 1028 soldados reclutados. En cualquier caso según algunas fuentes se unieron en el “Tercio Provincial Nuevo de León”, pero no me ha quedado claro si se trata del mismo Tercio de 1646, si es una refundación de dicho Tercio, o sencillamente uno totalmente nuevo. 

En el reclutamiento de 1695, que afectaba al 1% de las vecindades, divide los soldados reclutados en León entre 260 asturianos y 146 leoneses propiamente dichos, mientras que en la leva de 1696 las cifras fueron de 235 y 293 hombres, respectivamente. Esta fue el último reclutamiento conocido del Tercio: en 1700 comenzarían a gobernar los Borbones en la persona de Felipe V, que reorganizaría profundamente el ejército, reconvirtiendo los Tercios en Regimientos. Como veremos, también León tendría sitio en esta nueva organización, y lo hará con un regimiento que participaría en prácticamente todos los conflictos de España desde el siglo XVIII hasta el siglo XXI.


UN POSIBLE CASO DE LEPRA EN UNA NECRÓPOLIS MEDIEVAL DE VALDEÓN

16 enero, 2019

En el programa de ayer comprobamos cómo pueden aportar nuevos datos los análisis realizados sobre restos descubiertos en excavaciones antiguas. Para ello nos acompañó Laura González-Garrido, que junto a las investigadoras portuguesas Célia Lopes y Sofia N. Wasterlain ha identificado un posible caso de lepra en un esqueleto de la necrópolis medieval de Barrejo, (Cordiñanes, valle de Valdeón). 



Tal y como se cuenta en la nota de prensa de la ULE, la lepra era una enfermedad común en Europa durante la Edad Media, según refleja la documentación histórica, pero apenas existen evidencias osteoarqueológicas, es decir, que se mantengan en el hueso como una huella de la enfermedad, de manera que éste sería el caso más antiguo de lepra del noroeste de la península ibérica.

La necrópolis de Barrejo se excavó en los años 90 y se exhumaron 26 esqueletos datados entre los siglos XII y XIII, que en la actualidad forman parte de OsteoUle, la colección osteológica de la ULE. De todos ellos, sólo se han encontrado evidencias de la enfermedad en un hombre que tendría aproximadamente 30 años en el momento de la muerte. “Vemos las huellas que deja la lepra en la cara, - apunta Laura González-, en que este caso se trata de lesiones iniciales, antes de que se desarrolle por completo la enfermedad, lo que lo diferencia de otros hallados en leproserías medievales de Dinamarca o Portugal. El enterramiento cristiano, -añade- es equivalente al de los otros individuos de la necrópolis, aunque presentara una enfermedad tan estigmatizante como la lepra, sin embargo, no es infrecuente en poblaciones aisladas donde la convivencia con los enfermos era normal y rutinaria”.

La importancia del hallazgo está, precisamente, en la escasez de casos de lepra en material osteoarqueológico. En toda España tan sólo se han encontrado diez casos en un amplísimo periodo que va desde el siglo II al XVI, mientras que en Portugal se han registrado cuatro entre los siglos VII y XIX.
“Hay que tener en cuenta que la lepra tarda en dejar huella en el hueso y que muchas veces se pueden pasar por alto algunas lesiones o se pueden confundir con otras patologías”, apunta la investigadora principal.

En este caso, “el individuo tenía afectado parte del maxilar, el paladar y la nariz, formando la llamada `facies leprosa´, sin lesiones aparentes en dedos de manos y pies”, destaca la investigadora, que desarrolla su tesis entre la Universidad de León y la de Coimbra en paleopatología bucal. “Esto nos lleva a creer en un diagnóstico de lepra en un estadio temprano”, concluye.
En la actualidad, se están realizando análisis de ADN de muestras de hueso en el Instituto de Ciencias Arqueológicas (INA) de la Universidad de Tubinga (Alemania), que confirmarían el diagnóstico de la enfermedad, para lo que se tendrían que encontrar restos de la bacteria Mycobacterium leprae, agente causante de la lepra. No obstante, el estudio de los huesos así parece indicarlo según los resultados que presentó Laura González-Garrido junto a las investigadoras portuguesas Célia Lopes y Sofia N. Wasterlain en el XIV Congreso Nacional e Internacional de Paleopatología de la Asociación Española de Paleopatología (AEP) y en la Conferencia interdisciplinar “Leprosy and the ‘Leper’ Reconsidered” organizada en la Universidad McGill en Montreal (Canadá).

POSIBLE CASO EN LEÓN CAPITAL
El mismo equipo de investigadoras está trabajando en otro posible caso de lepra en León capital, se trata de un cráneo femenino exhumado de la iglesia de San Salvador de Palat de Rey datado en el siglo XVI. Aunque ya han adelantado los primeros resultados en las VI Jornadas Portuguesas de Paleopatología, celebradas hace pocas semanas en la Universidad de Coimbra, aún se encuentra en estudio. 

EN EL ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JOSÉ SÁNCHEZ ROJAS Y DE MIGUEL DE UNAMUNO.

31 diciembre, 2016

Me pide Miguel Ángel Diego Núñez que publique en este blog sendos artículos suyos dedicados a la memoria de dos salmantinos (uno de nacencia y otro de adopción) que fallecieron este mismo día, uno en 1931 y otro en 1936. Yo lo hago con mucho gusto (además no es la primera vez que publico aquí un artículo suyo), porque como él mismo dice "es un homenaje a su leonesidad y a su enseñanza". Insisto en que los dos son obra y mérito de Miguel Ángel, y no mío.


I SÁNCHEZ ROJAS

Una misma fecha para recordar la coincidencia en el adiós de dos hombres  muy distintos unidos por la amistad, por la sensibilidad, por el afán de profundizar en el análisis de la realidad y por el amor a Salamanca. Ambos bucearon en el ser y en las raíces de Salamanca y de los salmantinos, cada uno a su modo, cada uno con su perspectiva y sus conocimientos.


  José Sánchez Rojas (1885-1931) tenía una sensibilidad a flor de piel que le permitía conocer profundamente y hacer suyos los paisajes y las gentes, una sensibilidad que ya en 1919, en uno de los escasos libros que publicó en vida, le lleva a afirmar sin ningún género de dudas:

    ‘En Paisajes leoneses he querido apuntar y señalar las diferencias, más reales que aparentes, que separan a los dos viejos reinos de León y de Castilla. Salamanca, León y Zamora participan, en su espíritu y en sus piedras, de la gracia gallega, de la sutileza astur, de la mansedumbre lusa y de la sequedad de la meseta. Estos cuatro factores integran el sentido leonés dentro de la historia nacional’.

    En esas páginas nos descubre el espíritu leonés, tanto cuando escribe sobre la Catedral Vieja de Salamanca:

    ‘Estas piedras nos hablan de las turbulencias de la Edad Media, del gracioso balbuceo del romance, de la formación lenta, segura, del espíritu leonés.’

    -y se lamenta:

    ‘Pero Salamanca, lentamente, por incuria, por dejadez, va encerrando sus recuerdos, haciéndose avara de ellos, ignorando acaso que los tiene.’-;

    como cuando dedica su atención a Zamora:

    ‘Zamora pertenece al Reino de León. Históricamente, geográficamente, espiritualmente. Con las provincias de León y de Salamanca…

    Espiritualmente… ni Zamora (Toro, Benavente), ni Salamanca (Ledesma, Ciudad Rodrigo, Alba de Tormes), ni León (Astorga, Sahagún), son pueblos castellanos.
    Así, León es una cosa distinta de Castilla.’

  Y refiere alborozado su descubrimiento del espíritu leonés, de la región leonesa, y su negativa a ocultarlos –de hecho este artículo será publicado reiteradamente hasta 1931- (1):

    ‘Pero León es, ante todo y sobre todo, Zamora. He descubierto estas cosas aquí en Zamora, ante este románico típico, leonés, ante este paisaje, y no voy a ocultar mi descubrimiento a los sociólogos e historiadores de hogaño.

    He tenido, voy teniendo, tendré en Zamora la sensación de lo que era el reino de León, de lo que todavía es y de las diferencias que le separan de la región castellana. León no era una nomenclatura geográfica.

   Mirad estas gentes zamoranas, leonesas, salmantinas. Esa unilateralidad y esa pobreza mentales del castellano, no rezan con ellos.
    Viven una democracia llana. Nadie es más ni menos que nadie.’

    Otro tanto ocurre en la ciudad de León, siendo en San Isidoro donde

    ‘revivimos la historia de León, no la estruendosa, sino la otra, la subterránea, la formada por el trabajo, lento y obscuro, de los que dieron fisonomía al reino fronterizo’

    Ya en 1927 abraza a todos los escritores en los que identifica la fisonomía espiritual leonesa, tanto naturales del reino de León, como leoneses adoptivos, como Fray Luis de León y Miguel de Unamuno.

  Han pasado los años, muchos años, 85 nada menos, desde aquel año 31 que trajo la República que saludó Unamuno desde el balcón del Ayuntamiento de Salamanca, del mismo modo que Sánchez Rojas lo hizo en Alba de Tormes colocando la bandera tricolor en el Ayuntamiento -‘la nueva enseña de mi Patria libre’– llegando a conocerla durante poco más de ocho meses- y cinco años menos, 80 años, desde el fallecimiento de su maestro Unamuno, don Miguel, que recibió y abominó el golpe que la derribaría.

    Del primer año republicano, Sánchez Rojas dirá:

    ‘Y 1931 es hijo de la Universidad; su símbolo, símbolo de ella y del pensamiento español todo, se llama Miguel de Unamuno.’

    El 22 de diciembre de 1931, 9 días antes de su muerte, Sánchez Rojas escribe una carta abierta al promotor de un homenaje a su persona en Salamanca en la que lo acepta y confiesa:

    ‘Porque… ¿te lo digo? De las felicitaciones que recibo, las que más agrado me producen, son las de Salamanca; los escritos que hago con más cuidado son para Salamanca; los aplausos que con más ahínco busco, y también las censuras más acres que esta arriscada labor de escritor público me han deparado los hados, son, precisamente, las censuras y  los aplausos de esa ciudad.’

 Ha pasado tiempo, como diría Sánchez Rojas:

‘¡El tiempo que todo lo explica, que todo lo justifica, que lo perdona todo!’


Miguel Ángel Diego Núñez
(Miembro del Instituto de Estudios
Zamoranos Florián de Ocampo)




(1) El 6 de agosto de 1927 el artículo es publicado en ‘El Adelanto’ en primera página con el título ‘Del espíritu leonés’, y en él introduce algún matiz: ‘Vivimos una democracia llana, democracia de concejo abierto, de concejo leonés’. Seguimos aquí el texto publicado en ‘Nuevo Mundo’  el 9 de enero del año de su muerte.



II MIGUEL DE UNAMUNO (1861 – 1936)

   
 La fecha del 31 de diciembre une a dos leoneses y salmantinos, uno natural –Sánchez Rojas- y otro adoptivo –Miguel de Unamuno- en la fecha de su fallecimiento. Pero a estos dos hombres les une el amor a Salamanca, la búsqueda de sus raíces históricas y culturales así como las de los salmantinos y el descubrimiento de su leonesidad, cada uno a su modo; ambos están unidos por la misma Universidad que les cobijó, así como por su pasión por España y por la libertad, desde su republicanismo. También les une el amor por Cataluña y los lazos espirituales con Iberoamérica y con naciones próximas: Portugal, en el caso de Unamuno, Italia, en el de Sánchez Rojas.

    En 1891 Unamuno llega a Salamanca y pronto comienza a realizar excursiones por la provincia que le ponen en contacto con la realidad leonesa de la misma, en sus manifestaciones y en su lenguaje.

    Aquí elaborará a finales del XIX su concepto de intrahistoria, la tradición que se halla ‘en el fondo del presente’:

‘La tradición es la sustancia de la historia. Esta es la manera de concebirla en vivo. (…) La tradición eterna es lo que deben buscar los videntes de todo pueblo para elevarse a la luz, haciendo consciente en ellos lo que en el pueblo es inconsciente para guiarlo así mejor.’

    En 1926 confiesa en su correspondencia a Francisco Maldonado:

‘Cuando pronto hará 35 años llegué a esa ciudad, fue tu padre, fue Luis Maldonado, uno de mis primeros amigos, y el mejor’

    Con él y junto a él descubre los rasgos de la leonesidad lingüística de la provincia de Salamanca, lo que le permitirá aportar sus conocimientos y apuntes a Menéndez Pidal, para constituir un sustento fundamental de la obra de éste ‘El dialecto leonés’, publicada en 1906: ‘Don Miguel de Unamuno tiene del lenguaje de toda la región salmantina reunidos abundantes materiales que ha puesto a mi disposición’. Los datos le llevan a asegurar: ‘En Salamanca y Extremadura los límites lingüísticos ya coinciden bastante bien con los políticos’

    Fruto de estos hallazgos y de la colaboración con Menéndez Pidal y a través la Junta de Ampliación de Estudios y del Centro de Estudios Históricos, el estudio del leonés alcanzará una época de esplendor, con Américo Castro, Federico de Onís, Tomás Navarro Tomás, etc. en las dos primeras décadas del siglo XX.

    Y es la intrahistoria de Salamanca, de Zamora y de León, junto con las peculiaridades lingüísticas presentes en todo el reino de León las que le llevarán a afirmar una y otra vez que Salamanca junto con Zamora son regionalmente provincias leonesas:

    Tanto cuando escribe a Ricardo Palma (1903):

‘Paréceme que a usted le ha llamado la atención la cantidad de voces nuevas que empleo (…) Pero hay otras, las más que las tomo del pueblo, y que son usuales y corrientes no ya sólo en esta provincia sino en el antiguo reino de León.’;

    Como cuando escribe a su discípulo Federico de Onís (1907):

‘aquí hay tres regiones, la de cerrar, la de candar y la de pechar. Mi idea es que Salamanca no es Castilla sino una transición de León a Extremadura con toques portugueses y algunos castellanos.’

    o cuando comenta la obra de Amado Nervo (1909):

    ‘Y aquí acaso falta Salamanca, que Nervo no conoce; falta Zamora. Pero Zamora y Salamanca no son tal vez Castilla; son tierra de León.’

    En 1913 lo expresa con toda claridad:

    ‘Esta ciudad y región en que vivo, Salamanca, perteneció al reino de León, y leonesas son las particularidades de su habla popular’

      Don Miguel será consciente de la apropiación castellana de todo lo leonés:

    ‘Peregrina virtud la de la enjuta Castilla, esa virtud de apropiarse en espíritu cuanto toca y sin parecer que pone esfuerzo en ello. Castellano se le llama al lenguaje español, aun habiéndose integrado en él otras hablas que no son precisamente las de la estricta Castilla. Castellanos les llaman los demás a los hijos de esta tierra salmantina en que vivo, y eso que ni por la geografía histórica ni por la lengua les compete en rigor técnico ese apelativo. Esto fue, cuándo aún la unidad española no había fraguado políticamente, reino de León (…) Y por lo atajadero al lenguaje, las particularidades del habla de esta tierra de charros, sus dialectismos (…) no son sino particularidades leonesas. Hoy todavía se puede señalar en esta provincia por el habla donde acaba la propia Castilla y empieza León’

    Una y otra vez seguirá repitiendo a todo el que quiera escucharle:

    ‘Salamanca no es la Castilla escueta y ascética (…) es adusta y sensual. (…) Perteneciendo al Reino de León es más extremeña que leonesa.’

    El último lustro de vida de Unamuno coincide con el primer lustro de vida de la II República  -a la que da la bienvenida desde el balcón del Ayuntamiento de Salamanca- y con su decepción con la misma y con la reacción que acaba con ella.

    El año 1931  le trae a Unamuno el acta de diputado del Congreso, y el dolor por el fallecimiento de su discípulo José Sánchez Rojas, cuyo duelo preside en Salamanca. Durante 1934 muere su mujer, Concha, en septiembre es jubilado como Rector, se le tributa un homenaje y obtiene el nombramiento de Rector vitalicio de la Universidad de Salamanca. En abril de 1935 es nombrado Ciudadano de Honor de la República Española, en su discurso anticipa su muerte y dice:

    ‘Y que al enmudecer en mí al cabo, por ley naturalmente fatal, para siempre mi verbo español, quepa a mis hermanos y a sus hijos y a los míos decir sobre el terruño patrio que me abrigue:

    Aquí duerme para siempre en Dios un español que quiso a su patria con todas las potencias de su alma toda y que contribuyó con ésta entera a dar a conocer el espíritu del genio de España, y en especial a conservar y a recrecer y a re-crear el habla inmortal con que ella soñaba su historia y su destino.’

    En agosto de 1936, tras alinearse con los golpistas, la República le retira todos sus títulos.

    El último medio año de su vida constituye un calvario para Unamuno, una agonía que tiene  una expresión visible en el acto del paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936, donde su personalidad le impide permanecer en un silencio cómplice y le hace tomar la voz para advertir lo que poco después pondrá por escrito:

 «Así nunca llegará la paz verdadera. Vencerán, pero no convencerán; conquistarán, pero no convertirán».

    Unos días después es cesado por Francisco Franco como rector de la Universidad salmantina. Desde octubre apenas sale de su casa y le llega el fin de sus días con el fin del año.

    Como un eco dirigido a la muerte, aún nos llegan sus versos:     

‘Hasta que me venciste, mi batalla
fue buscar la verdad.’

Miguel Ángel Diego Núñez
    (Miembro del Instituto de Estudios
    Zamoranos Florián de Ocampo)