Estos últimos días están siendo muy intensos, y a pesar de las reticencias, parece que al final la gente se está animando a movilizarse para pedir una reforma más justa de nuestro sistema democrático.
En la manifestación del domingo pude ver a gente de toda edad y condición: jóvenes en paro, profesionales, jubilados, señores en traje de domingo, e incluso algunos (pocos) perroflautas que, contra lo que pudiera pensarse, se pusieron a increpar a los manifestantes llamándonos borregos (cosas de las drogas, imagino).
La preocupación que yo tenía mientras comprobaba el éxito de la convocatoria en toda España, era que está muy bien protestar, pero que lo que realmente hacía falta era presentar unas pocas propuestas básicas de cambio que pudieran ser apoyadas por la mayor cantidad de españoles posible. Ese camino se ha iniciado hoy con esta especie de manifiesto redactado por los valientes acampados de la Puerta del Sol:
Creo que cualquiera puede ver la justicia de esos tres puntos. Personalmente defiendo sobre todo la existencia de listas abiertas, especialmente en el caso de las elecciones locales, ya que, como todos sabemos, en los pueblos se vota casi siempre a la persona, y no al partido. Me parece muy injusto que alguien que quiera participar en política tenga que inscribirse en un partido, y automáticamente ha de compartir todo su ideario, sabiendo que cuando contravenga cualquier base ideológica de dicho partido, será expulsado. Esta democracia partidista favorece fenómenos como el de los tránsfugas. En este sentido, resulta curioso el caso de EEUU: a pesar de tener un sistema claramente bipartidista, en el Partido Demócrata y en el Republicano hay espacio para los "disidentes", y por ello no es extraño encontrar republicanos con una mentalidad progresista (como puede ser el caso de Clint Eastwood), o demócratas claramente conservadores (como los que se oponen a las reformas sociales de Obama).
Con lo que no estoy de acuerdo es con la parte referida al Senado del punto 2. Yo no creo en una reforma de esta Cámara para que sea representativa de las comunidades autónomas: opino que éstas ya tienen un protagonismo lo suficientemente grande en la vida del Estado como para que encima se les dedique una institución de tanta importancia. En realidad yo abogo simple y llanamente por su disolución: son más de 260 supersueldos que ahora mismo no valen para nada. Y no olvidemos que, simplemente por el hecho de ejercer como senador durante un tiempo dado, estos políticos tienen derecho a un jugosísimo sueldo vitalicio con escasísimas retenciones. Unas Cortes unicamerales deberían ser más que suficientes en un país como el nuestro.