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LA INSCRIPCIÓN DE LA PUERTA DE OLIVARES (O DEL OBISPO) EN ZAMORA

13 junio, 2016

Los que hayáis tenido la suerte de visitar la ciudad de Zamora, quizá os dierais cuenta de una curiosa inscripción que hay sobre la Puerta de Olivares, también llamada del Obispo: aquí podéis echarle una ojeada en Google Street View. Por desgracia no se conserva completa, aunque fue restaurada hace unos años: 

Fuente: romanicodigital.com
Por fortuna conocemos el texto completo gracias a transcripciones que se hicieron hace tiempo. Aquí os dejo la que figura en "Opúsculos castellanos de Ambrosio de Morales", de P. Francisco Valerio Cifuentes, del año 1793:  

Era MCCLXVIIIAlfonsus Rex legionis caepit Caceres, et Montanches, et Mericam, et Badalloz, et vicit Abenfut Regem Maurorum, qui tenebat XX. millia equitum, et LX. millia peditum, et Zamorenses fuerunt victores in prima acie, et eo anno ipse Rex VIII. Cal. Octobris obiit, et quadraginta duobus annis regnavit, et eo anno factum fuit hoc per tale

Hay algún pequeño error de transcripción por parte del P. Valerio, pero puede valernos. La traducción sería la siguiente: 

Era de 1268 [año 1230 d.C.] Alfonso rey de León tomó Cáceres, Montánchez, Mérida y Badajoz; venció a Aben rey de los moros que tenía veinte mil caballeros y cuarenta mil infantes; y los zamoranos quedaron vencedores en la primera acción. En este año que se construyó esta puerta murió Alfonso en las octavas calendas de octubre [24 de septiembre] habiendo reinado cuarenta y dos años”

Esta inscripción conmemora la toma de Mérida por parte de Alfonso IX de León el 15 de marzo de 1230, tras la batalla de Alange que tan bien nos describió Miguel A. Diego, "Zacut", en este mismo blog. Y es que en ella destacaron especialmente las mesnadas concejiles zamoranas, que tal y como refleja la inscripción "quedaron vencedoras en la primera acción".

Además de querer dar a conocer esta inscripción, con este post quería llamar la atención sobre un gravísimo error que contiene la traducción que figura en la Wikipedia y en muchas otras páginas de Internet, y que procede de la obra de Esteban Palusie y Cantalozella titulada "Blasones españoles y apuntes históricos de las cuarenta y nueve capitales de provincia". En ella se dice literalmente: "Era de MCCLXVIII. Alfonso rey de los ejércitos tomó a Cáceres, Montanches...". Como podéis observar, se traduce "Rex legionis" (rey de León) como "rey de los ejércitos", ya que el erudito catalán imaginó que "legionis" era "ejércitos" (de legio, -nis, legión, ejército), sin darse cuenta de que era el nombre del reino de León en latín. Se equivocó además por partida doble, porque "legionis" en ningún caso puede ser plural. Además puso mal la fecha, ya que transcribió "6 de octubre", cuando pone "VIII kalendas octobris", es decir, 24 de septiembre, que sí es la fecha de fallecimiento de Alfonso IX. Afortunadamente, en la placa que donó el Regimiento de Infantería nº 35, y que está colocada al lado de la Puerta, puede verse la traducción y la fecha correctas. Una suerte, porque si nos limitáramos a las traducciones que circulan por Internet nos quedaríamos sin saber de dónde era rey ese tal Alfonso...

Fuente:Wikimedia

LA HERMANDAD LEONESA DE 1313 Y SUS ANTECEDENTES (LAS HERMANDADES DEL REINO DE LEÓN IV)

09 julio, 2013

En esta cuarta entrada dedicada a las hermandades concejiles del reino de León me gustaría recalcar el hecho de que en este año de 2013 estamos en el séptimo centenario de la Hermandad celebrada en Benavente en 1313, aunque es un tema tan desconocido para el público en general que parece que nadie ha reparado en esta efeméride. Es una lástima, porque además podría vincularse a la situación actual de las juntas vecinales, herederas de aquellos concejos medievales tan combativos que incluso llegaban a amenazar de muerte a los oficiales regios que portaran cartas y documentos que fueran contra sus libertades y fueros.

-Las Cortes de 1302.

Las Cortes de Medina del Campo en 1302 solo fueron para Toledo, León y Extremadura. Los procuradores pidieron que en adelante se unificaran las reuniones de Cortes, y Fernando IV lo aceptó, justificando que las había continuado haciendo por separado “por partir peleas y rreyertas” (para evitar peleas entre los representantes de las diferentes ciudades y reinos). En estas Cortes Fernando juró cumplir los fueros, libertades y buenas costumbres de los distintos reinos, comprometiéndose a no cometer desafueros y a anular los documentos emitidos que vulneraran los derechos de los concejos. También aceptó mantener a expensas suyas en su corte a hombres buenos de Castilla, de León y de Extremadura para que vigilaran el cumplimiento de estas disposiciones en sus respectivos reinos. Con ello se hacía innecesario mantener las Hermandades. Sin embargo, según González Mínguez en ese mismo año hubo otras Cortes en Burgos sólo para Castilla, y en ellas el monarca reconoció a la Hermandad General de las Villas de Castilla. En cualquier caso, las hermandades no vuelven a aparecer en el resto de su reinado. Los nobles, aprovechando la debilidad del poder real, campan a sus anchas y saquean el reino, provocando el caos. En 1311, quince prelados de León y de Castilla se plantean fundar una hermandad para que “la tierra sea tornada en justicia e en bon estado”, pero no tenemos más noticias de ella.  

-La Hermandad del reino de León de 1312.

En septiembre de 1312 falleció Fernando IV, dejando como sucesor a su hijo Alfonso, que era todavía un bebé “de edat de un año et veinte et seis dias”, con lo que se abrió otro periodo de inestabilidad en el trono. Dos facciones de nobles se pelean entre sí en lo que se llamó “el fecho de la tutoría” para establecer quién sería el tutor del niño: por un lado, su madre doña María de Molina (la reina madre), y por otro su tío el infante don Juan, que hasta 1300 se había intitulado rey de León, Galicia y Sevilla. Ambos acordaron que la resolución del conflicto se haría en una nueva convocatoria de Cortes en Palencia, en la primavera de 1313, pero mientras llegaba ese momento cada uno intentó atraer a los concejos a su bando. En este sentido la labor del infante don Juan fue mucho más efectiva, y María de Molina se centró en ganarse el apoyo del entorno de la familia real y del rey de Aragón.

Como era de esperar, en estos convulsos momentos renacen las Hermandades: todavía no había acabado el año 1312 cuando surgió la primera, nuevamente del reino de León, agrupando los concejos de León, Zamora, Salamanca, Benavente, Alba de Tormes, Ledesma, Villalpando, Mansilla, Olmedo, Granadilla, Sayago, Mayorga y Astorga. Conocemos esta Hermandad gracias a un documento conservado en el Archivo Municipal de Ledesma (carpeta 2, documento nº12,). En ese mismo Archivo se conserva otro (carpeta 1, nº2) por el que se deduce que la reunión fundacional tuvo lugar en Mayorga, pues en él el concejo de Ledesma acepta los acuerdos a los que llegaron allí sus procuradores y los del resto del reino de León. 

-La Hermandad del reino de León de 1313.

Poco tiempo después, el 15 de enero de 1313, se formó en Benavente una nueva hermandad del reino de León, pero esta vez sólo compuesta por los concejos de León, Zamora, Benavente, Astorga y Mansilla, a los que se unirá Alba de Tormes el día 16. El “ayuntamiento” de concejos había sido convocado por el infante don Juan, que también había logrado la adhesión a su bando de don Juan Nuñez, el infante don Felipe (hijo de Sancho IV) y Pedro Ponz. Es, por tanto, una peculiar hermandad realizada entre concejos y nobles. Por fortuna se conserva el cuaderno completo de esta Hermandad en el Archivo Histórico Municipal de León (documento nº64 del Catálogo).

Portada del Cuaderno de Hermandad, doc. nº 64 AHM de León.

La dos primeras páginas del Cuaderno (y mis dedazos).  doc. nº 64 AHM de León.
La primera razón que esgrimen los firmantes para formalizar esta Hermandad son, una vez más, los “quebrantamientos de nuestros fueros e de nuestras libertades e de franquezas” y los desórdenes que se arrastraban “desde el tienpo del rey Alfonso, padre del rey don Sancho”. Los concejos justifican la unión con los nobles para “que seamos todos de un coraçon e de una voluntad a servicio de nuestro señor el rey don Alfonso [XI] e a guarda del so señorio”

Tras esta introducción se desarrolla el contenido normativo a través de varias disposiciones:

1ª-Compromiso de ayuda mutua entre los concejos y los nobles mencionados frente a posibles amenazas del rey, su tutor, o futuros reyes.

2ª-Actuación conjunta de las dos partes firmantes en las Cortes venideras. Don Juan y los suyos se comprometen a defender a los concejos de los posibles ataques de otros nobles.

3ª-Se prohíbe a los concejos firmantes usar la fuerza unos contra otros, o contra los nobles unidos a la Hermandad. 

4ª-Los hermanados se niegan a aceptar cualquier carta o documento del rey o de los nobles “que sea contra nuestros fueros e priuilleios (…) nin contra nuestras libertades e husos e costumbres”. Si el que presentara la carta no fuere vecino de alguno de los concejos firmantes, se ordena “quel recabden el cuerpo” (que lo hagan prisionero) y que no se obedezcan las órdenes del documento. Como vemos, una medida menos drástica que la que se imponía en la Hermandad de 1295, que decía "que lo maten por ello, e todos los otros Conçeios que nos paremos a ello, asi como se todos fuesemos en matarlo”. 

5ª-Las fortalezas o “alcaçeres” de las villas estarán en manos de “omes bonos” vecinos y moradores en esas mismas villas. 

6ª-La justicia será administrada por los jueces de las villas y ciudades participantes, siguiendo siempre los fueros locales. Sólo podrían intervenir jueces forasteros por petición de los concejos, pero eso sí, habrían de ser elegidos entre “los homes bonos del reyno de Leon de villa e de fuero de señorio del”.

7ª-Las merindades deben ser ejercidas por “omes bonos que sean naturales de la tierra e de las villas del reyno de Leon, que sean de bona fama”. De todas formas, sus decisiones estarían sujetas al control de los jueces y alcaldes locales.

8ª-Se acuerda lo mismo que en la disposición anterior para otros oficios públicos: “que la notaria e la vista del reyno de Leon e las alcaldias de su casa que sean dadas a omes bonos e entendudos del Regno mismo, que sean de fuero e del señorio del rey”. 

9ª-Se prohíbe construir fortalezas, torres o casas fuertes en el Reino en suelo realengo, abadengo o de behetría. Si alguna de estas construcciones se hubieran levantado después de la muerte del rey Sancho, los firmantes acuerdan derribarla entre todos.

10ª-Se establecen las condiciones “por que todos los omes bonos del Reyno de Leon avemos de reçebir tutor”. Es la disposición más larga de todas, y se acuerda, entre otras cosas, que si el tutor del rey cometiese desafuero “que lo fagan saber a los conçeios de Leon e de Çamora que lo fagan saber a los conçeios de Duero alende e los de Leon de Duero aquende que fueren en esta hermandad”. Se trataría el asunto reuniendo en un máximo de 15 días a todos los procuradores de la Hermandad en Benavente. Si el tutor/a del rey hiciese caso omiso de lo que se acordase allí, los concejos y los nobles de la Hermandad lo/a repudiarían.

11ª-La Hermandad puede ampliarse con el permiso de los firmantes. Vale con que lo confirmen dos concejos cercanos al aspirante, o uno de los nobles y un concejo, siempre que se acepte lo contenido en el Cuaderno de Hermandad.

12ª-Se establece Benavente como capital de la Hermandad donde tendrán lugar las reuniones anuales: “que fagamos ajuntamiento en Benavente cada año por día de pasquella”, es decir, el domingo siguiente al de la Pascua de Resurrección (Ruiz de la Peña señala equivocadamente que la reunión se hacía el día de Pascua). El concejo que no enviara procuradores debería pagar dos mil maravedís de multa.

En la parte final del Cuaderno de Hermandad se especifica que de los nobles tan sólo se hallaba presente el infante don Juan, pero que tenía poder para representar a todos los demás. Se añaden sendas disposiciones adicionales admitiendo en la Hermandad al Concejo de Alba (de Tormes) y al infante don Felipe, don Fernando (hijo del infante don Fernando), y don Alfonso (hijo del infante don Juan).

El Cuaderno lleva una gran cantidad de sellos de cera que por desgracia están bastante mal conservados. De todas formas son reconocibles los de los infantes don Juan y don Felipe. En el texto se indica que varios de los concejos no pudieron poner su sello.


Algunos de los sellos del Cuaderno de Hermandad. El más grande es el del infante don Juan.

El texto de este Cuaderno recuerda mucho al de hermandades anteriores y posteriores, porque sus objetivos seguían siendo los mismos: la defensa de los fueros y libertades de los concejos, y suplir el vacío de poder que dejaba la monarquía en épocas de crisis. Lo que diferencia a esta Hermandad respecto a las demás es la presencia y participación de nobles, que llevó a Suárez Fernández a afirmar que no fue una hermandad independiente. Sin embargo, coincido con Ruiz de la Peña al señalar que cumple los mismos criterios y requisitos que las hermandades anteriores, contando a mayores con el respaldo (mutuo, eso sí) de una facción de nobles. Es decir, la Hermandad Leonesa de 1313 no está sometida a los nobles, sino que se pone en plano de igualdad, algo que queda meridianamente claro en el Cuaderno. 

Poco después de la leonesa, y también a instancias del infante don Juan, se creó una hermandad castellana de la que no se conserva su cuaderno. Ambas se reunieron en Sahagún constituyéndose casi como unas Cortes alternativas a las oficiales. Tuvieron que trasladarse a San Pedro de las Dueñas ante la amenaza militar del infante don Pedro. Tenemos noticias de que posteriormente existió otra hermandad de Extremadura, y tal vez otras de Asturias y de Galicia. Lo más probable es que por aquél entonces la Hermandad Leonesa hubiera visto incrementado el número de integrantes, aunque por desgracia no conservamos más documentos relativos a ella. 

La Hermandad Leonesa de 1313 y las de los otros territorios contribuyeron a preparar el camino para la Hermandad General de 1315, que como veremos tuvo una composición dúplice, distinguiendo entre León y Castilla.

EN LA PRIMERA MUESTRA INTERNACIONAL DE DANZA DE PALOS DE BERMILLO DE SAYAGO

02 julio, 2013

Este pasado domingo viajamos hasta la zamorana comarca de Sayago para asistir a un evento poco habitual por tierras leonesas: un encuentro internacional de danzas de palos en el que intervinieron representantes de tres países diferentes. Este tipo de danzas está muy extendido por Europa, y en realidad representa auténticas batallas en las que se sustituye las espadas por palos que los danzantes entrechocan con variable violencia según el lugar de procedencia.

Esta Primera Muestra Internacional de Danza de Palos tuvo lugar en Bermillo de Sayago, y reunió a grupos de Reino Unido, España y Portugal. Estuvo organizada por "La Mayuela", con la colaboración del Ayuntamiento de Bermillo, la Asociación de Empresarios de Sayago y la Asociación de Mujeres de Bermillo.

En primer lugar actuaron los Icknield Way Morris Men, un grupo de "Morris Dancers" (danzantes de bailes tradicionales) con 53 años en su haber, y que debe su nombre al "Icknield Way", una antigua ruta comercial. Interpretan bailes propios del centro de Inglaterra (el "Cotswold"), y sus chalecos lucen una wiverna que los extranjeros suelen confundir con el dragón de Gales. 
Icknield Way Morris Men

A continuación actuaron The Gloucestershire Morris Men, acompañados por el melodeon (acordeón diatónico), la concertina, la flauta, el flautín y el tamboril. También provienen del Cotswold.

The Gloucestershire Morris Men

Los dos grupos ingleses se fueron alternando, demostrando una simpatía extraordinaria que se ganó al público asistente. No sé por qué, pero la música de ambos me recordó mucho a la que suena en las películas de marineros del siglo XIX. 


Tras los ingleses actuó el grupo de danza de palos de Cañizal (Zamora), que cuenta con la peculiaridad de estar compuesto en su mayoría por danzantes de poca edad.
Danza de palos de Cañizal
A continuación intervino el grupo portugués de Pauliteiros de Sendim (Miranda de Douro), que fue sin duda el que realizó las actuaciones más espectaculares del evento. Los distintos bailes reciben el nombre de "lhazos" (llazos) en mirandés, la variante portuguesa de la lengua asturleonesa.
Pauliteiros de Sendim
Entre estos lhazos, destacó el del asalto al castillo, que es sencillamente espectacular:


Durante las danzas de los sendineses se dio esta curiosa estampa protagonizada por uno de los danzantes ingleses:


Para finalizar esta Primera Muestra Internacional la Asociación Bajo Duero interpretó jotas y danzas de Tábara y Sayago, aunque por desgracia me quedé sin batería en el móvil y no pude hacerles ninguna foto. 

Para acabar el día, al pasar por la ciudad de Zamora y gracias al aviso de nuestra amiga Ana pudimos ver los fuegos artificiales que cerraron las fiestas de San Pedro. Un gran broche para una tarde de lo más interesante. 

LA HERMANDAD DE LOS REINOS DE LEÓN Y DE GALICIA DE 1295 (LAS HERMANDADES DEL REINO DE LEÓN III)

06 junio, 2013

Sancho IV (1284-1295), que tanto había fomentado la formación de hermandades concejiles para debilitar a su padre, las eliminó de un plumazo a finales de 1284, adoptando las tendencias uniformizadoras de Alfonso X. Pero esta situación no duró mucho: Sancho murió en 1295, dejando como sucesor a Fernando IV, su hijo de nueve años. Esta situación de debilidad de la monarquía provocó un resurgimiento de las Hermandades, que vuelven a ser fundadas por todos los territorios de la corona. 


Un primer síntoma lo tenemos en la hermandad creada el 17 de mayo entre los concejos de Salamanca, Alba de Tormes y Zamora, auténtica precursora de la galaico-leonesa de poco después, y que podría verse como un reducido reflejo de la de finales del s. XIII. 

Y es que en el mes de julio de 1295 se crearon dos hermandades de forma casi simultánea: el día 6 nació la “Hermandat de las villas de Castiella”, y el 12 la “Hermandat de los Regnos de Leon et de Gallisia”. La castellana, organizada en Burgos, movilizó a 45 concejos, incluyendo a Valladolid y Palencia. Hubo otra similar de Extremadura y Toledo el 3 de agosto del mismo año, aunque en este caso se trataba de la Extremadura castellana; los concejos firmantes acordaron encontrarse anualmente en Alcalá de Henares. Todas estas hermandades aparecen mencionadas y confirmadas por el rey niño en los cuadernos de las Cortes de Valladolid de ese mismo año

“las hermandades que fizieron los delas uillas de nuestros rregnos de Castiella e de Leon e de Gallizia e de Estremadura e del arçobispado de Toledo otorgamos las e confirmamos gelas asi commo fizieron”. 

Como curiosidad añadiré que en esas mismas Cortes se establece que el rey tenga dos notarios para custodiar los sellos y revisar los diplomas regios: 

“el uno que sea delas uillas delos rregnos de Castiella e el otro delas uillas delos rregnos de Leon”.

Todas las mencionadas hasta ahora son consideradas Hermandades Mayores, porque ese mismo año y en los siguientes hubo otras hermandades “menores”, como la del 4 de octubre de 1295 que unía a los concejos de Murcia, Cartagena, Lorca, Alicante, Muía, Guardamar, Molina Seca y Alhama, y cuyo texto es, tal y como señala César González Mínguez, prácticamente idéntico al que veremos de la Hermandad de León y Galicia: lo cual confirma una vez más la sospecha de que la parte dispositiva se iba copiando y adaptando de unas hermandades a otras

-Integrantes de la Hermandad.

Centrándonos en la Hermandad leonesa, ésta incluía 33 concejos de Galicia, Asturias, la Región Leonesa y la Extremadura Leonesa

Lista de concejos firmantes de la Carta de Hermandad de 1295. Archivo Histórico Municipal de León, nº 49.
En concreto, la conformaron los de León, Zamora, Salamanca, Oviedo, Astorga, Ciudad Rodrigo, Badajoz, Benavente, Mayorga, Mansilla de las Mulas, Avilés, Villalpando, Valencia de don Juan, Galisteo, Alba de Tormes, Rueda, Tineo, la Pola de Lena, Ribadavia, Colunga, Grado, Puebla de Cangas (¿Cangas de Narcea?), Vivero, Ribadesella, Velver (¿Belver de los Montes?), Pravia, Valderas, Castro Nuevo (¿Castronuevo de los Arcos?), Llanes, Bayona, Betanzos, Lugo, y la Puebla de Mabayón (?). Se echan en falta ciudades de realengo de importancia como A Coruña, Santiago, Pontevedra, Cáceres, etc., aunque es difícil dilucidar por qué no formaron parte de la Hermandad. La capital se estableció en la ciudad de León, cuyo concejo custodiaría la Carta y el Sello de la Hermandad, que una vez más representa por un lado a León con un león pasante, y a Galicia con la figura de Santiago matamoros. Por fortuna tanto la carta como el sello se conservan en el Archivo Histórico Municipal de León, con la signatura nº 49. 

Anverso del sello de la Hermandad, con el león pasante (AHM de León, nº49)

Reverso del sello de la Hermandad, con Santiago matamoros (AHM de León, nº49)
-Ordenanzas.

Las ordenanzas de la Hermandad de León y Galicia son prácticamente las mismas que las de Castilla, aunque Julio Puyol notó claras diferencias a nivel léxico, seguramente debidas a las diferentes lenguas habladas en los distintos reinos. Tampoco hay grandes diferencias con el contenido de las cartas de la anterior fase de las hermandades, ya que los problemas seguían siendo básicamente los mismos, por lo que podría considerarse como fuente de estos textos las desaparecidas ordenanzas de la primigenia Hermandad de los reinos de León y de Galicia. 

La carta de Hermandad de León y Galicia de 1295 conservada en el Archivo Histórico Municipal de León (nº49)

Se afirma que las razones para su constitución son “a honra y guarda del rey Don Fernando”, es decir, reconociendo la legitimidad del  rey niño frente a otros pretendientes (como el infante don Juan). Pero a continuación arremeten contra los desafueros y las violaciones de las libertades de los concejos cometidos hasta la fecha, sobre todo por Sancho IV, de quien se quejan que “aviendo mandado alos Conçeios de sos regnos que feziesen hermandat [la de 1282] que se mantouiesen en ello, e pasandonos contra ello, e despues demandando sisa e otros pechos que eran sien razon, e sien derecho, e contra nuestros fueros, e franquezas, e libertades, e husos, e costumbres, e Previllegios, e cartas”. 

También fijan y reconocen los tributos regios, las funciones y límites de los funcionarios reales, etc. Los concejos firmantes establecen los mecanismos para ofrecerse ayuda mutua en caso de abusos por parte de los poderosos, llegando a justificar la pena de muerte para el noble en ciertos supuestos, e incluso se amenaza también con la pena capital a los funcionarios regios que presenten cartas o diplomas reales con impuestos o con órdenes que supongan desafuero: 

“Otrosi se algun ome destos Conçeios, o otro qualquier troxier carta ho [sic] cartas de nuestro señor el rey, o delos otros Reys que seran despues del, que sean contra fuero para demandar pechos, o pedido, o enprestido, o diezmos, o pesquisas, o otras cosas qualesquier desaforadas, o de emprestidos, o delas cosas sobredichas, que el Conçeio do mostar las cartas que lo maten por ello, e todos los otros Conçeios que nos paremos a ello, asi como se todos fuesemos en matarlo”. 

En definitiva, los concejos de la corona leonesa proclaman su derecho a rebelarse contra el rey en algunos casos concretos. 

En cuanto a su organización interna, las ordenanzas de la Hermandad de los reinos de León y de Galicia establecen que cada concejo enviaría cada año dos personeros o representantes a la ciudad de León “ocho días despues de cinquesmas”, es decir, ocho días después de la Pascua del Espíritu Santo o, si se prefiere, 58 días después de la Pascua de Resurrección. Se deja abierta la puerta a la posibilidad de reunirse en otra ciudad o lugar si así se aprobara en la primera reunión en la capital leonesa. Se confiaba la custodia del sello y de la propia carta con las ordenanzas de la Hermandad al “conçeio dela cibdat de León”.

Se establecieron severas penas pecuniarias para los concejos que contravinieran las Ordenanzas, y se describe el sello de la Hermandad de dos tablas anteriormente mencionado. El documento concluye insistiendo en que la institución no pensaba quedarse de brazos cruzados si el rey Fernando “o los otros Reys que vernan despues del nos quesiesen pasar en algunas cosas contra nuestros fueros, et Privillegios, et cartas, o libertades, o franquesas, o buenos husos, o buenas costumres que oviemos en tiempo del Emperador, et delos otros Reis aquellos de que nos mas pagarmos”. 

-El “Ayuntamiento” o pseudo-cortes de Palencia de 1296.

Según parece, los concejos permanecieron fieles al rey Fernando IV durante todo el periodo de guerras civiles de su minoría de edad. A comienzos de 1296 el infante don Juan, que ya aspiraba a ser rey de León, convocó Cortes en Palencia, aunque no fueron reconocidas como tales al no asistir el rey ni su madre. En ellas pretendía conseguir el apoyo de los concejos de la Hermandad de Castilla para que reconocieran la división de la Corona entre él (que pretendía Galicia, León y Sevilla) y don Alfonso de la Cerda (al que le correspondería Castilla), aunque no lo logró.

Más tarde, en 1298 los “caballeros e los homes buenos personeros de la hermandad de las villas del Reyno de León” supuestamente mandaron como mensajero a Alfonso Michel, despensero de Fernando IV, con una misiva fechada en Valladolid destinada a don Dionís, el rey de Portugal, para que apoyara la causa del rey Fernando IV: “que tengades por bien de venir por vuestro cuerpo aiudar a nuestro señor El Rey”. Y añadían al final: “e porque desto seades cierto, imbiamosvos esta carta seellada con el seello colgado de la hermandad”. Ello no deja de causar sorpresa, pues el concejo de León había permitido aposentarse en la ciudad al infante don Juan desde dos años antes, y allí seguía, intitulándose rey de León, Galicia y Sevilla. De cualquier manera, el tiro les salió por la culata, porque el rey luso apoyó a don Juan en lugar de a Fernando.

Una vez acabada la guerra civil, las hermandades no vuelven a dar señales de actividad hasta la muerte de Fernando IV en 1312. Y, una vez más, la Hermandad de León será pionera en este nuevo resurgir.

LAS HERMANDADES DEL REINO DE LEÓN 1282-1284 (LAS HERMANDADES DEL REINO DE LEÓN II)

30 mayo, 2013

Las relaciones entre Alfonso X y sus hijos nunca fueron muy buenas. Por desavenencias sobre la sucesión al trono el infante Sancho terminó rebelándose en 1282. Es de imaginar que en el surgimiento de todas estas hermandades tuvo mucho que ver el viaje que encargó don Sancho en 1282 a su hermano don Juan por “todas las cibdades é villas del reino de Leon” para que abandonasen a Alfonso X y se pasaran al bando de los infantes. Ese mismo año, y por iniciativa suya, se crearon las primeras Hermandades para que los concejos apoyaran su causa. Tuvo tanto éxito que a su padre Alfonso sólo le fueron fieles Murcia y Sevilla.

-Hermandades religiosas y la primera Hermandad de concejos.

El 2 de mayo de 1282 aparece la primera hermandad, con carácter claramente religioso, compuesta por 39 monasterios de los reinos de Castilla y de León. Su carta constitutiva es extremadamente breve y simple, porque no se ha conservado completa.

Curiosamente se emitió una carta de hermandad al día siguiente (3 de mayo) que tuvo como protagonistas sólo a obispos y abades de los reinos de León y de Galicia (o Corona Leonesa). El documento comienza de esta manera:

“Ad honorem Dei ac gloriose virginis matris sue, et communem utilitatem et bonum statum ecclesiarum, et monasterium, et ecclesiasticarum ac saecularium personarum, et regnorum Legionis et Galleçiae”.

Por desgracia, cuando se publicó la transcripción de ese documento a mediados del s. XIX casi con seguridad se leyó erróneamente “regnorum Legionis et Castellae”, lo que podría llevar a pensar equivocadamente que esta Hermandad abarcó toda la Corona de Castilla. Pero si seguimos leyendo el documento, comprobaremos que prácticamente todos los monasterios e iglesias que se citan a continuación (con la única excepción de Sahagún, que yo sepa) pertenecen a los reinos de León y Galicia (Asturias incluida), es decir, a la Corona de León. En total los firmantes son seis obispos, 24 monasterios, y el representante de la Orden del Santo Sepulcro. La hermandad se reunió en Valladolid, pero escogió a Benavente (“Venaventum”) como lugar de reunión en lo sucesivo. Ése es un dato interesante, porque esta ciudad también sera elegida como capital de futuras hermandades.

Lo verdaderamente relevante de esta segunda hermandad religiosa es que en el documento se afirma que estos obispos y abades enviarían procuradores a las reuniones de la ya existente “germanitas regnorum Legionis et Galleçie” (Hermandad de los reinos de León y de Galicia), cuya existencia sólo conocemos por este testimonio pero que, en todo caso, es la primera hermandad de concejos (y de cualquier otro tipo) de la historia de Hispania. 

El 27 de mayo, a imitación de la leonesa, se creó en Burgos la Hermandad de los concejos de Castilla, de la que formaban parte más de 60 concejos. Hay muchas más información sobre esta y otras hermandades castellanas en este magnífico artículo del blog castellano Area Patriniani.

-La Hermandad o coalición de hermandades de Castilla, León y Galicia

Se intentó juntar a la hermandad leonesa y a la castellana en una Hermandad General de la Corona de Castilla el 8 de julio de 1282. Se conservan dos documentos de esa Hermandad emitidos en la misma fecha (8 de julio):

-El primero, publicado por César González Mínguez, se conserva en el Archivo Municipal de Nájera y fue redactado por la Hermandad de León y Galicia, reconociendo que cooperarían con la de Castilla.

“Nos los infantes e los prellados e los ricos ommes e los conçeios e las ordenes e las caualleria del regno de León e de Galiçia, veyendo que eramos desaforados e maltrechos (…) façemos hermandat e estableçemos para siempre iamas nos todos los dellos regnos sobre dichos en los conceios del regno de Castiella e con los infantes e con los ricos ommes e con los fijosdalgo e con los prelados e con los caualleros e con las ordenes e con todos los otros que hy son o y quisieren seer.”

En realidad parece más una propuesta de colaboración que una federación con la hermandad castellana, ya que muchas de las disposiciones están destinadas únicamente a los reinos de León y de Galicia, como estas dos:

“que ningún infante nin rico omme non sea merino nin adelantado en el reyno de León e de Galíçia nin infanzón nin cauallero que aya gran omiçilio sabudo con caualleros e con otros ommes de la tierra que non sea de fuera del reyno”

“Otrosí que todos aquellos que quisieren apeldar del juyçio del rey o de don Sancho o de los otros reyes que fueren después dellos que puedan apeldar e que ayan el alçada para el Libro Judgo en León asi como lo solian auer en tienpo de los reys que fueron ante deste.”

Esta última reconoce el derecho a apelar incluso al juicio del rey utilizando el Fuero Juzgo (o Libro de León), lo que contrasta con otros reinos europeos, donde la justicia del monarca era la instancia superior e inapelable. De hecho, las ordenanzas parecen estar copiadas directamente de las de la hermandad de los reinos de León y de Galicia, ya que incluso al final se dice literalmente lo siguiente:

“E para guardar e cunplir todos los fechos desta hermandat filiemos un seyelo de dos tablas que son de tal señal: en la una tabla una figura de león e en la otra una figura de Santiago en su cauallo e una espada en la mano derecha e en la mano ezquierda vna senna e una cruz encima e por las sennales ueneras e las letras del seyello dicen asi: seyelo de la hermandat de los de los [sic] regnos de León e de Galicia, para seelar las cartas que ouieremos mester para fecho desta hermandat”.

Es decir, el “copia-pega” fue tan literal que incluso insertan una frase diciendo que lo que se está constituyendo es la “hermandat de los regnos de León e de Galicia”, si bien a continuación se añade:

“E nos toda la hermandat de León e de Galicia facemos pleyto omenaie a toda la hermandat del regno de Castiella de uos ayudar bien e lealmente e guardar e mantener todas estas cosas sobredichas e cada unas délas”.

En principio no se establece ni se menciona una sede para esta hermandad.

-El otro documento emitido el mismo día por esta especie de embrión de hermandad general de la corona de Castilla se guardaba en Sahagún, y fue publicado por Romualdo Escalona en “La Historia del Real Monasterio de Sahagún” (1782). Según este último, en la hermandad se reunieron

“los Infantes, et los Prelados, et los Ricos Hommes et los Conceios, et las ordenes, et la caballeria del Reyno de Castilla, et de Leon, et de Gallicia”.

Leyendo las ordenanzas da la impresión de ser el caso contrario al anterior documento, y que se estaban copiando directamente las de la Hermandad de Castilla, ya que siempre es este territorio el mencionado en primer lugar, y no hay ninguna referencia al Fuero Juzgo ni a ninguna particularidad leonesa. Se establecía Burgos como sede, lo que refuerza esta impresión.

En estas ordenanzas sanfacundinas los concejos comienzan quejándose de los desafueros cometidos por Alfonso X, y reconocen la protección del infante don Sancho. Exigen el respeto a sus fueros y llaman a la acción colectiva: “que seamos todos unos á defendernos, et ampararnos”. Acordaron reunirse anualmente “el primer dia de la Trinidat en Burgos”. La Carta de Hermandad llevaba dos sellos: en el de Castilla figuraba por una cara un castillo coronado por una cruz, y por la otra un castillo con una cabeza humana en lo alto. El otro sello era el de la Corona de León, con un león en un lado y por el otro la figura de Santiago matamoros a caballo. A pesar de la anterior referencia a Burgos como sede, para escuchar las querellas acuerdan reunirse el primer día de julio de cada año “do la Hermandat acordaren, et tovieran por bien” (nótese el plural).

En cualquier caso, el tenor y contenido general de ambos documentos de la Hermandad de Castilla, León y Galicia es muy semejante, y seguramente copian la estructura y contenido de hermandades anteriores, previsiblemente siendo la fuente la primigenia hermandad leonesa de 1282. Asimismo, sus disposiciones fueron copiadas y adaptadas en cartas de hermandades posteriores.

-La reunión de la Hermandad de León y Galicia en Toro (1283)

Esta última Hermandad de Castilla, León y Galicia (o de la Corona de Castilla, si se prefiere) no debió resultar muy operativa, o en todo caso debió de funcionar como un compromiso puntual, porque un año después, en julio de 1283, se reunió de nuevo la Hermandad de los reinos de León y de Galicia, teniendo Toro como lugar de reunión. No se puede descartar que fuera una Hermandad nueva, pero parece más lógico pensar que se tratara de una nueva reunión de la Hermandad de León y Galicia primigenia. No sabemos el papel que jugó en ella don Juan, que por aquel entonces ya se había reconciliado con su padre Alfonso X, y había abandonado el partido de su hermano Sancho. En cualquier caso, la Hermandad ordena en ese encuentro “á los concejos de Monfort é de Puerto marin é de Sarria é de Lugo é de Orense, é á todos los otros de Galicia” que defiendan al monasterio de San Vicente de Monforte de los ataques y saqueos de “caballeros é escuderos é dueñas, é otros homes”. Es decir, la Hermandad se presenta como defensora del orden público frente a los desmanes de los nobles y sus seguidores, dada la nula capacidad de respuesta de la monarquía en esos momentos históricos.

-La reunión de las Hermandades en Medina del Campo (1284)

En abril de 1284 murió Alfonso X y entró a reinar su hijo Sancho IV, como se ha dicho. En septiembre hubo una reunión en Medina del Campo de las hermandades de los reinos de Castilla, León, Toledo, Galicia, Extremadura y Andalucía. En ella acuerdan por un lado aceptar a Sancho como rey legítimo si éste acepta a su vez defender los fueros y libertades de cada reino, y por otro establecen coordinarse con las Cortes.

EL ORIGEN DE LA ACTUAL BANDERA DE LEÓN

20 mayo, 2013

Ya hace un tiempo dediqué una entrada al Pendón de Lanzas, germen de la bandera del Bierzo. Hace más tiempo escribí sobre la bandera histórica del reino de León. Hoy quiero hablaros del origen de la actual enseña leonesa. Y aquí podréis preguntaros a qué bandera me refiero exactamente: ¿A la de la provincia? ¿A la regional? ¿A la de la ciudad? Pues en realidad a todas ellas, como veréis. 


Las banderas provinciales españolas

Antes de entrar en materia, echad una ojeada a este mapa que he confeccionado con las banderas provinciales de nuestro país (pulsad la imagen para agrandar): 


Hay varias cosas que llaman la atención. En primer lugar que, salvo honrosas excepciones (como Cáceres), prácticamente todas las banderas provinciales siguen un mismo patrón: colocar un escudo en el centro del campo. Es esta una costumbre vexilológica muy española y, en mi opinión, muy poco estética. En el resto de Europa, por decirlo de alguna manera los escudos se expanden y se convierten en banderas. Algunas provincias están empezando a sustituir el estilo español tradicional por ese estilo europeo. Veamos como ejemplo A Coruña:

Bandera de A Coruña con fondo púrpura y escudo al estilo español.

Bandera de A Coruña con estilo vexilológico europeo.


Origen del fondo de color gules/púrpura

Siguiendo con el mapa, y si nos fijamos más, hay otra cosa que llama la atención: la inmensa mayoría de las banderas tienen como color del campo (o fondo) el gules (rojo) o el púrpura (morado). No es algo casual, y tiene su explicación histórica. 

Esta costumbre hunde sus raíces a fines del siglo XIV, cuando en todos los municipios realengos de la Corona de Castilla comienza a celebrarse el nombramiento de un nuevo monarca mediante el alzamiento del pendón real y/o el del concejo. Es la ceremonia denominada "proclamación", en la que los ciudadanos principales organizaban un besamanos y alzaban los pendones mientras gritaban "Castilla, Castilla, Castilla por el rey ...". Tenemos noticias de que en León se variaba esa fórmula: en 1504 durante la proclamación de Juana I ("la Loca") se gritó "Castilla, Castilla, León..."; en la de Carlos II el alférez mayor del reino de León dijo desde el balcón municipal "León y su reino por el rey nuestro señor", pero el resto de documentos que mencionan este acto reflejan la expresión "León, León, León y todo su reino por el rey...". 

No hay que confundir al citado pendón real de las proclamaciones con el estandarte real: este último sólo lo podía usar el rey y se correspondería más o menos con la actual bandera de la comunidad de Castilla y León, es decir, extendiendo las armas cuarteladas a la totalidad del paño (al estilo europeo): 

Estandarte real de la Corona de Castilla
El pendón real, que era el que se alzaba en las ciudades durante las proclamaciones, simplemente contenía el escudo cuartelado bordado en el centro de una rica tela de damasco. El color del paño tenía que ser púrpura o carmesí, que cada municipio interpretaba como le parecía, dando lugar a toda una variedad que iba desde el gules (rojo) al morado violáceo. Según Emiliano González y Félix J. Martínez, el color escogido para el paño era el púrpura, "que tiende a equipararse a una especial tonalidad del gules". Esta costumbre con el tiempo fue extendiéndose por toda España, y así podemos encontrar pendones reales de este estilo en ciudades como Zaragoza y Barcelona (con el famoso pendón de Santa Eulalia). Veamos algunos ejemplos de pendón real: 

Pendón real borbónico de Medina del Campo del s. XVIII. Obsérvese el gran parecido de los leones con los del Pendón que hoy se conserva en el despacho del alcalde en la ciudad de León
Pendón real antiguo de Medina del Campo. En esta ocasión data del s. XVII.
Pendón real de San Lúcar de Barrameda.

Pendón real de proclamaciones de Zaragoza.

Pendón real de Sepúlveda.

Pendón real de Cartagena.
Pendón real de El Puerto de Santa María (hoy desaparecido)
Pendón real de Toledo (las figuras se añadieron en el s.XIX)
Pendón de Santo Domingo de la Calzada. 
Pendón de Granada.
Pendón real de Baza "el Pendón Regio de Castilla, regalo de los Reyes conquistadores de la ciudad".
Pendón de la Conquista de Tenerife. 
Pendón Real de Ceuta. 
Pendón municipal de Vera.
Pendón real de Gibraltar

Pendón del Ayuntamiento de Caracas (1765)

En algunos lugares además del pendón real podía alzarse el propio de la ciudad, pero siguiendo el diseño del primero, es decir, poniendo el escudo municipal en el centro de una tela carmesí o púrpura. Sabemos que en algunas ciudades el escudo municipal se disponía en el anverso del pendón real, con lo que éste tenía dos caras diferentes, como en Betanzos:

Pendón de Betanzos
Pero como hemos visto en ejemplos anteriores, en ocasiones se ponía el escudo real en el centro, y las armas de la ciudad en tarjetas más pequeñas, acompañándolo. En cualquier caso, ahí tenemos el origen de muchas de las actuales banderas municipales, siguiendo un uso netamente castellano. Con la creación de las provincias en 1833, cuando mucho más tarde se vio la necesidad de adoptar una bandera provincial en muchas ocasiones se optó por elegir la misma que la de la capital. Eso fue lo que andando el tiempo ocurrió en León. En otros lugares donde no existía escudo propio (o se había perdido) se crearon ex novo, aunque a veces se mantuvo como fondo el color original del pendón real. En los territorios de la Corona de Aragón, sin embargo, se escogieron nuevos modelos basados en la historia medieval, aunque contaran con pendones reales en sus ciudades (casos de Zaragoza y Barcelona, por ejemplo).

Este parecido del "diseño base castellano" (castellano en cuanto al que es el más extendido de la Corona de Castilla) es más evidente si vemos juntas las banderas de la comunidad de Castilla y León, como en esta foto sacada en la sede de las Cortes autonómicas en Valladolid: las variaciones de color son testimoniales, y la única excepción en todo el grupo la constituye la enseña zamorana (última por la derecha): 



Como curiosidad, mucha gente desconoce que además de bandera, la comunidad autónoma de Castilla y León tiene un pendón oficial que viene reflejado en el Estatuto de Autonomía (art. 6.5):

"El pendón vendrá constituido por el escudo cuartelado sobre un fondo carmesí tradicional".

 

Este pendón está basado en uno de los de Medina del Campo, ignorando a propósito que en ese caso representaba a toda la Corona de Castilla (Galicia, León, Asturias, Castilla la Vieja, etc.) o a toda España (caso del pendón más moderno, con escusón de los Borbones).

Pendón de Castilla y León según el Estatuto de Autonomía.


El llamado "pendón real" de León

En León se usó como base para la bandera municipal y la provincial un pendón en tela de damasco carmesí que en la actualidad se conserva en el despacho del alcalde en la capital leonesa. No se sabe su antigüedad exacta, aunque por sus características debe ser del siglo XVIII o principios del XIX. Por otra parte, el diseño y el color del león parece casi idéntico al de los leones del pendón real de Medina del Campo (datado en el siglo XVIII).

El "pendón real" portado por Alejandro Valderas. Foto: Norberto (DL)
Este pendón seguramente fue uno de los últimos en emplearse en las proclamaciones de los reyes. Sabemos que se usaba un ejemplar nuevo en cada proclamación. La última vez que se hizo la ceremonia completa al estilo tradicional fue en tiempos de la coronación de Carlos IV (1788-1808). Se conserva la descripción de este último:

"De rico damasco carmesí, con borlas y fleco de oro y plata adornado de seis tarjetas que en campo de raso liso se hallan bordadas de realce con oro, plata y seda seis leones, armas  de esta muy noble ciudad".

Este pendón con seis leones también se utilizó en la posterior e incompleta proclamación de Fernando VII en 1812, y probablemente sea el que se conserva hoy en día, porque la tela del fondo ha sido renovada, pero conserva el escudo central y dos más pequeños. Nótese que el color del animal es el dorado (no el púrpura ni el gules) y que se dice "armas de esta muy noble ciudad", y no "del reino". Propiamente habría que llamarlo "el Pendón Concejil (o Municipal) de León", y no "el Pendón Real".

No hay que descartar que al mismo tiempo (por la otra cara del pendón municipal, o en la cara principal, acompañado por tarjetas con pequeños escudos de León) existiera un pendón real clásico de la Corona de Castilla, porque en 1820 para celebrar la reinstauración de la Constitución de 1812 se usó "un guión de damasco de seda encarnado con franjas de oro, Leones y Castillos, armas de esta capital".


Bandera municipal y bandera provincial 

En el siglo XIX, a partir del nacimiento de las provincias surgió la necesidad de diferenciar las armas de la ciudad y las de la provincia. Para ello se decidió quitarle la corona al león capitalino. Más adelante se añadieron forros al escudo de la ciudad, pero por lo demás ambas banderas eran idénticas al disponer el escudo en un campo carmesí, siguiendo la moda de la Corona de Castilla.
Actual escudo de la ciudad de León
En 1960 la Diputación institucionalizó un modelo de bandera con el escudo de León en el centro y los de los partidos judiciales alrededor. Todavía se saca en algún acto oficial, y creo haberla visto en un desfile de San Froilán.

"Sesión de 25 de junio el Pleno acordó la instauración de la Bandera de la Provincia, teniendo en cuenta el dictamen del Cronista y los requisitos a que hubiese lugar. Un ejemplar, magníficamente bordado, se destinaba a figurar con las banderas de las demás provincias españolas en el Templo de Nuestra Señora La Virgen del Pilar, en Zaragoza, correspondiendo así a la petición formulada por el Sr. Alcalde de aquella Ciudad. El estandarte lució por primera vez en las calles de León con ocasión de la magna procesión cívico religiosa de la clausura del Año Santo Isidoriano, el 6 de octubre, al frente de la Corporación Provincial en pleno y los doscientos treinta y tantos alcaldes de los municipios de la Provincia."

Partidos judiciales representados en esa bandera de la Diputación de León: Villafranca (extinto), Riaño (llevado a Cistierna), La Vecilla, Valencia de Don Juan (extinto), La Bañeza, Astorga, Ponferrada, Murias de Paredes (trasladado a Villablino), Sahagún y León.
Bandera cuasi-oficial en 1960 de la Diputación de León.
Pero al mismo tiempo esta institución también usó otra bandera, con el león rampante de color gules en el centro de una enseña blanca. Y es que muchos eruditos consideraban a la provincia de León como la (menguada) heredera del Reino. Veamos como ejemplo esta foto, realizada cuando le fue impuesta a la Virgen del Camino la Medalla de Oro y Brillantes de la Diputación Provincial el 5 de octubre de 1954 (festividad de San Froilán, Patrón de la Diócesis de León):

(Imagen obtenida gracias a Rodrigo Ferrer)
Con la Transición creció el problema de distinguir entre la enseña municipal y la provincial. Fue más o menos en 1977 cuando Juan José Fernández Úzquiza, presidente de la Diputación, canonizó el rabo vuelto hacia el león como rasgo distintivo del escudo de la institución que presidía, tal y como puede verse en esta ilustración:
Escudo de la provincia de León
Dicho presidente adujo razones zoológicas para tomar esta decisión, ya que es la postura que adopta la cola de los leones en la naturaleza:


Evidentemente este hecho poco tiene que ver con la heráldica, pero ésa es la auténtica razón de la curiosa disposición del rabo del león de la Diputación. De todas formas, el color de la bandera provincial seguía siendo carmesí, hasta que Miguel Cordero del Campillo señaló que "el púrpura o morado claro es el color del Reino de León y debe ser el de nuestra bandera". Tal éxito tuvo la propuesta de este insigne veterinario que inmediatamente se procedió al cambio en el color del paño tanto de la bandera provincial como de la municipal. Y aquí habría que añadir también la bandera regional, como veremos.

La bandera regional leonesa.

También durante la Transición surgió un importante movimiento autonomista leonés, aunque sus integrantes no se pusieron de acuerdo sobre cuál sería el marco geográfico de esa futura comunidad autónoma leonesa. En principio se pensaba en una unión de las provincias de Salamanca, Zamora y León (Región Leonesa o País Leonés), aunque al final cobró mayor fuerza la opción de "León solo", ceñido a la provincia leonesa. Por eso no ha de extrañar que este movimiento adoptara como bandera regional una especie de versión mixta entre la provincial y la capitalina.

En cualquier caso, desde el principio abundaron las dudas a este respecto, y al final leonesistas de diferentes ideologías acabaron pidiendo consejo al mencionado Cordero del Campillo. El primero en hacerlo fue Baldomero Lozano (del PSOE), y en aquella ocasión el veterinario y rector recomendó usar la bandera con fondo blanco, es decir, la enseña histórica del reino de León. También acudieron a él Jaime Andrés, Carlos Javier Llamazares y otros leonesistas del GAL (ojo, Grupo Autonómico Leonés, no confundir con el grupo contraterrorista de las mismas siglas), pero Cordero  defendió entonces la versión de "la purpurada", es decir, el escudo de León en el centro de un paño púrpura al modo tan difundido por la Corona de Castilla. Los leonesistas adoptaron esta bandera con entusiasmo y la difundieron por todas partes, aunque sólo reconocieron la paternidad de Cordero del Campillo con posterioridad. Cabe preguntarse si Zamora y Salamanca habrían aceptado esa bandera netamente capitalina en el caso de haberse configurado una autonomía leonesa triprovincial...

A la hora de representar el león, se optó por una versión esquemática más acorde con los tiempos actuales, pero no está de más señalar que una de las opciones más difundida es totalmente incorrecta desde el punto de vista heráldico. Me refiero a ésta:


La pata adelantada, en vez de estar más levantada que la trasera (que es lo que define a la postura rampante), está más baja incluso que la imaginaria línea del suelo, lo que constituye una figura heráldica inexistente o nueva, que podríamos denominar "león pisante". Si al menos las patas estuvieran al mismo nivel, tampoco sería un león rampante, sino "saliente":

León rampante (izda.) y león saliente (dcha.)                             

La Bandera Dixebriega 

Fue creada hace unos 20 años por Héctor Xil, y consiste básicamente en incluir al escudo de la bandera regional dentro de una estrella amarilla. Es la enseña utilizada por grupos nacionalistas o soberanistas leoneses, como Agora País Llionés.



Epílogo: la bandera histórica leonesa.

Como hemos visto, el regionalismo leonés (y también el nacionalismo) ha venido utilizando una bandera inspirada en la de la provincia de León, que a su vez proviene de la municipal de la capital. Ninguna de estas diferentes versiones con fondo carmesí o púrpura fue empleada en los tiempos en que el reino de León fue un estado medieval independiente. Resulta curioso que se optara por un modelo ya propio de la Corona de Castilla, en lugar de escoger la bandera histórica de fondo blanco, que además de ser una de las enseñas más antiguas de toda Europa Occidental habría sido más fácilmente aceptada en Zamora y Salamanca al ser más globalizadora. Esta elección ya no parece tener vuelta atrás, pero no está de más reseñar cuál es la bandera histórica  leonesa:

Como ya dije en su día, sabemos cómo era la bandera histórica del reino de León gracias a representaciones como la de Alfonso IX en el Tumbo A de Santiago de Compostela. Consistía en un león púrpura (o morado) en un campo de plata (color blanco o gris muy claro).  El león se disponía pasante cuando el marco era horizontal (como el rectángulo de una bandera), y rampante cuando era cuadrado o más alto que ancho (como ocurría con varios tipos de pendones y en los escudos).

Aquí cabe destacar algo que no he reflejado en artículos anteriores: es bastante probable que el león del estandarte real leonés ya fuera rampante desde tiempos del Emperador Alfonso VII. Para decir esto me baso en "Las Siete Partidas" de Alfonso X, concretamente en la Ley XII del título XXIII de la Segunda Partida, donde el Rey Sabio dice que:

"Señales conoscidas posieron antiguamente que troxiesen los grandes homes en sus fechos, et mayormente en los de guerra (...); ca non tan solamente se han de acabdellar por palabra ó por mandamiento de los cabdiellos, mas aun por señales; et estas son de muchas maneras. (...) Mas las mayores señales et las mas conoscientes son las señas ó los pendones (...): et estas señas ó pendones son de muchas maneras asi como adelante se muestra". 
Ley XIII
Estandarte llaman á la señal quadrada et sin fierros; et esta non la debe traer sinon emperador o rey."

Si es cierto que desde "antiguamente" el estandarte real era cuadrado, eso quiere decir que la disposición del león era rampante, porque así se ocupaba todo el campo de la enseña (lo que difícilmente ocurriría en un paño cuadrado con un león pasante). Estos colores y disposición fueron traspasados posteriormente al ya mencionado estandarte real de la Corona de Castilla y al escudo heráldico leonés (el que figura en el centro de la bandera actual y en el escudo de España). Conviene recordar que el estandarte real de la corona castellana en realidad no es otra cosa que la mezcla en cuartelado de dos banderas históricas de Castilla (castillo de oro en campo de gules) y dos de León.

La bandera histórica leonesa no desapareció en el siglo XIII al imponerse el estandarte real, el pendón real y el pendón municipal: todavía la podemos encontrar en distintos momentos muy posteriores. Por ejemplo, en esta obra de Durero del siglo XVI titulada "El carro triunfal. Jinete con las tablas de las bodas españolas" en el Libro de Maximiliano.

 

En el estandarte que porta el jinete representante del reino de León figura el escudo real, pero también un estandarte triangular con la bandera histórica. Es de suponer que los colores serían los mismos en este grabado bastante similar de Altdorfer sobre el triunfo de Maximiliano:


También aparece en esta representación del cortejo fúnebre de Carlos V realizada por Jean y Lucas Doetecum en 1559:


Además del ejemplar que mencionamos de la Diputación, hubo un intento de recuperar la bandera histórica leonesa por parte del Ayuntamiento de León, ya que el jefe del gabinete de Información, Turismo y Relaciones Públicas, M. A. Nicolás, emitió un informe de seis páginas en agosto de 1977, a petición del alcalde Óscar Rodríguez. En las conclusiones afirma que “la verdadera bandera del Reino y de la Ciudad de León es BLANCA llevando en el campo un león MORADO”. Sobre esta primera conclusión alguien añadió a lápiz “Conclusión carente de fundamento y proposición falta de base pues”, que es la prueba de que esta propuesta fue rechazada. 

Los debates sobre cómo debe ser la cola de este león (a dónde tiene que apuntar, cuántas curvas y mechones, etc.) y sobre la corona son bastante estériles desde un punto de vista histórico: si nos atenemos a los ejemplos artísticos e iconográficos (leones en escudos, monedas, edificios, etc.) encontraremos ejemplos de todos los tipos. En realidad, si lo que se quiere es "recuperar" la bandera histórica pero que a la vez no choque con los diseños actuales tan sólo hay que tener en cuenta estos aspectos:

-El fondo o campo ha de ser blanco o, como mucho, gris claro. Es decir, de color plata.

-El león ha de ser rampante y ocupar la mayor parte posible de la bandera. Debe figurar en el centro de la enseña, aunque en el caso de las banderas institucionales el símbolo suele desplazarse algo hacia la izquierda.

-El esmalte o color del león es el púrpura (casi morado).

-El león debe llevar corona de oro. Aunque fue un añadido de época de Sancho IV (1284-1295), a partir del s. XIV el león siempre lleva corona a la hora de representar al reino.

-No importa demasiado cómo sea esa corona. La representación más típica es la de tres florones. En el león disponible en mi página de Los Telares, aparece la corona más utilizada en las representaciones de los reyes leoneses del Libro de las Estampas de la Catedral de León.

-Tampoco es esencial el color de las uñas y de la lengua. La lengua es frecuente que aparezca en color rojo (gules), aunque también abundan los ejemplos en los que es del mismo color que el cuerpo del animal. Las uñas es más difícil decirlo, dado su pequeño tamaño en representaciones que ya de por sí suelen ser de pequeño formato. A partir del siglo XVI, posiblemente por influencia flamenca, también aparecen de color gules, y así se dice en jerga heráldica que el león "está armado de gules" (es decir, tiene la lengua y las uñas de color rojo).
Un ejemplo de bandera histórica del reino de León.


Aunque en este caso se trata de una bandera con el escudo institucional de un colegio mayor de Salamanca,  responde bastante bien  al modelo y proporciones de la bandera histórica del reino de León (salvo por el color, que sería púrpura).

Un par de ejemplos de la bandera histórica que encabeza muchos de los desfiles de pendones de la Asociación Cultural Pendones del Reino de León, como muy bien me señaló mi amigo Mario Castro de Lera:




BIBLIOGRAFÍA

-CORDERO DEL CAMPILLO, M., Crónica de un compromiso: los años de la transición política en León.
-GONZÁLEZ DÍEZ, E., y MARTÍNEZ LLORENTE, F. J., El blasón heráldico de los reinos de León y Castilla. 
-MERINO, Waldo. El pendón histórico de León llevaba seis leones. En Filandón del Diario de León, 5 de julio de 1987, pág. 32.
-PASTRANA, Luis, Políticas ceremonias de León. Siglo XXI. Una historia íntima de la ciudad y sus tradiciones.
-RAH. Las Siete Partidas de Don Alfonso El Sabio.
-SÁNCHEZ BADIOLA, J.J., Símbolos de España y sus regiones y autonomías: emblemática territorial española.
-VVAA, Carolus: catálogo de la exposición. 

-Fotocopia del informe sobre la bandera leonesa realizado por el jefe del gabinete de Información, Turismo y Relaciones Públicas, M. A. Nicolás, 3 de agosto de 1977, a petición del alcalde de León, Óscar Rodríguez. Copia obtenida gracias a la gentileza de Moisés Barrientos Fernández.


Webs:

-http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Banderas_de_Espa%C3%B1a
-http://www.bne.es/es/Micrositios/Exposiciones/durero/Exposicion/Seccion1/Obra07.html?origen=galeria
-http://www.ayto-toledo.org/archivo/exposiciones/objetos/objetos.asp?miver0=010-PEND%D3N%20DE%20LA%20CIUDAD
-http://www.cronistadebetanzos.com/el-pendon-de-la-ciudad-i/