ORDOÑO II DE LEÓN Y EL PUENTE DE ALCÁNTARA

23 agosto, 2018

Estos dos últimos días los hemos pasado en mi queridísima provincia de Cáceres, y por fin pude saldar una deuda que tenía desde hace tiempo, visitando el puente romano de Alcántara. Estando allí me vino a la mente un pasaje de las crónicas de Ibn Hayyan sobre el rey Ordoño II:

"Acampó en la aldea de Qawlasana, en el Guadiana, cerca de la ciudad y allí pernoctó, regresando luego de tierras musulmanas con gloria y victoria, sin que nadie le hiciera frente ni le hirieran un solo caballero. Cruzó el puente de Alcántara en un día y una noche, a causa de lo inmenso de su ejército, y regresó a su país (envíelo Alá con los que sufren el fuego ardiente)"

Algunos lugares acumulan más historia de la que un simple humano puede soportar...




EL "LEÓN" O "GRAN LEÓN", EL NAVÍO QUE LLEVÓ EL NOMBRE DEL REINO A TRAVÉS DE LOS MARES

29 abril, 2018

Hace pocos días acabé de leer el libro "Naves mancas. La Armada Española a vela desde Cabo Celidonia a Trafalgar", en el que se menciona una buena cantidad de buques de guerra desde el siglo XVII a comienzos del siglo XVIII. Resulta llamativo cómo la mayoría de los barcos recibían nombre de santos, vírgenes y personajes del Nuevo Testamento, o elementos religiosos, pero también abundaba la costumbre de nombrarlos con reinos, regiones y ciudades españolas. Podéis imaginar qué reino eché de menos entre toda la retahíla de buques, y llegué a preguntarme si en todos esos siglos nunca hubo un barco llamado León, Reino de León, o algo parecido. Pero al final de la obra viene un "Índice de buques españoles" en el que aparece mencionado un "León", sin más, y sin referencia en el libro. 

Navío de línea español de
74 cañones. Así sería el León.
Tirando de Wikipedia hallé este "Anexo de Navíos de línea de la Armada Española", donde hay más detalles acerca del "León": se especifica que también era conocido por el mote "Gran León", que tenía unos 70 cañones, que fue botado en 1731 en los astilleros gallegos de La Graña, y que sirvió desde 1731 a 1749 (o 1750). 

Con estos datos fue más fácil ampliar la información usando Google, y así encontré sendos artículos sobre el "León" o "Gran León" en todoababor.es y en  todoavante.es, y otro en la página inglesa Three Decks. A continuación os ofrezco un compendio de todos ellos, aunque os recomiendo visitar los enlaces si queréis ampliar información. Por desgracia no he encontrado ninguna imagen del navío, pero ilustraré el post con planos, mascarones e ilustraciones de buques similares de la época (Nota: En alguna ilustración aparece la bandera naval adoptada en tiempos de Carlos III, que es el precedente de la actual. Evidentemente son ilustraciones posteriores al navío León, pero el tipo de barco se corresponde bastante bien en el resto de aspectos)

Mascarón conservado en el
Museo Naval de Ferrol
Podemos fijar la fecha de su construcción entre el año 1729, que fue cuando se le dotó de quilla, y la de 1731, en la que fue entregado a la Armada. Fue clasificado como navío de línea de tercera clase, por lo que contaría con dos puentes o cubiertas, y entre 70 y 74 cañones. Tendría una tripulación de aproximadamente 500 hombres. Como era costumbre en esta época, su mascarón sería un león rampante, lo que era de lo más adecuado en este caso. El constructor fue Lorenzo de Arzueta, cuya anterior obra parece haber sido el navío "Galicia". Se unió a una escuadra en El Ferrol junto a otros cinco navíos al mando del cántabro Francisco Javier Cornejo. El primer capitán del León fue Gaspar La Roux

Desde Cádiz partió a Barcelona, donde se unió a la flota del marqués de Mari, compuesta por 25 buques de guerra y 48 barcos de transporte, a los que se unió una escuadra inglesa con otros 25 barcos de guerra. La misión del León fue servir de escolta (y quizá de transporte) a las tropas que desembarcarían en Liorna (Livorno, Italia) en octubre de 1731. El objetivo de esta acción era garantizar los derechos de infante don Carlos (futuro Carlos III) sobre Parma y Toscana. En esta ocasión el León estaba capitaneado por el vasco José Zapiaín. Los barcos lograron desembarcar las tropas, y Carlos pudo hacerse con Parma. Posteriormente el infante conseguiría todo el reino de Nápoles, y devolvería Parma a Austria como compensación. 

En cuanto al navío León, regresó a Cádiz, donde le realizaron varias reparaciones a lo largo del verano de 1732. Al mando de Nicolaś Geraldino lleva tropas al Golfo de La Spezia (Italia), y sirve en la escuadra del conde de Bena-Masserano. Realizó servicios de patrulla por el cabo de Palos mientras el grueso de la flota española realizaba diferentes acciones en Argel. 

Plano de un navío español de 74 cañones. El del León sería muy parecido.

En diciembre de 1733 se une a la escuadra del últimamente famoso Blas de Lezo para combatir contra barcos argelinos, aunque una epidemia a bordo obligó al barco y a la escuadra a recalar en Cerdeña, para pasar posteriormente a Málaga. A comienzos de 1734 fue reparado en Cádiz. La única noticia que tenemos del León en estos años es que al parecer seguía sirviendo en la bahía de Cádiz. 

En 1736 se destina el barco a La Habana, al mando del capitán cacereño Francisco José de Ovando y Solís (que alcanzaría gran fama posteriormente, participando en la defensa de Cartagena de Indias, y llegando a gobernador de Chile y Filipinas). Después el "Gran León" pasa a Veracruz, donde servirá por un corto periodo de tiempo en la Armada de Barlovento. Francisco José de Ovando dejará de ser su capitán en 1737, cuando el navío regresa a Cádiz. 

El León regresa a América a finales de ese mismo año 1737, en compañía del barco Lanfranco, arribando al puerto de La Habana. Después, en marzo de 1738, pasa a Veracruz, transportando los 6000 quintales de azogue con que había sido cargado en la Península (es decir, unas 276 toneladas de mercurio, que se usaba para separar el oro de las impurezas). En febrero del año 1739 intentará regresar a la Península cargado de caudales, es decir, de oro y otras riquezas, formando parte de una flota dirigida por José Alfonso Pizarro, un ilustre sanfacundino (y por lo tanto leonés) al que le tuvo que hacer algo de ilusión tener bajo su mando a un barco con semejante nombre. Una tormenta desarboló la escuadra, y varios barcos naufragaron: entre ellos estaba el "Lanfranco", o "León Franco", otro de los pocos navíos españoles con el nombre de este animal (aunque en este caso no tenía nada que ver con el reino ni con la ciudad, y además habñia sido rebautizado como "Nuestra Señora del Pilar"). El León, tras ser considerado desaparecido, consiguió regresar a La Habana tras más de un mes de terrible periplo. Fue reparado, y otra vez en una flota al mando de José Alfonso Pizarro logra llegar a Santander en agosto de 1739, tras haber logrado burlar la vigilancia de los piratas y corsarios, así como de la flota inglesa, ansiosa de hacerse con los tesoros españoles que se traían de América. 

A continuación tuvo que ser sometido a una gran carena en El Ferrol, lo que suponía una revisión completa, limpieza y renovación del casco. Debido a esto no participó en el comienzo de la llamada Guerra del Asiento contra Gran Bretaña. En marzo de 1741 parte de nuevo a La Habana, realizando tareas de transporte. Se incorporó a la escuadra de Rodrigo de Torres y Morales, y tras varias misiones regresa a El Ferrol a mediados de ese mismo año, transportando caudales. 

En 1742 fue destinado nuevamente al Mediterráneo, a la escuadra de Juan José Navarro, en el marco de la mencionada Guerra del Asiento.Tras un paso por las costas de Galicia regresa a Cádiz en 1744, formando parte de la escuadra de Francisco Liaño y Arjona, cuyos principales objetivos eran garantizar la llegada a buen puerto de las flotas americanas y proteger las costas españolas de la acción de los berberiscos. Allí realizó diferentes tareas de transporte y escolta, hasta quedar incorporado a la escuadra de Juan José Navarro en mayo de 1744. Aquí se le pierde algo la pista y solo sabemos que en 1746 está en Cartagena perfectamente pertrechado y armado. Allí seguía en 1747, donde en el mes de octubre recibe a un nuevo capitán, Juan de Egues (o Egües), que aparentemente usó el León como barco insignia de su pequeña escuadra. El barco realizó diferentes misiones en las Canarias, en Baleares, Tolón y norte de África.

Con ese mismo capitán, y en compañía de otros dos navíos, cruzará de nuevo el Atlántico en marzo de 1748 dando escolta a 22 transportes. Pero el convoy fue interceptado por los británicos, perdiéndose varios barcos en sus manos, y desarticulándose la escuadra. A pesar de ello, el León y los otros dos barcos de Egües llegaron a Veracruz el 2 de junio escoltando a 16 mercantes. El barco fue cargado de caudales para su regreso a la Península, pero fue retenido en el puerto por el virrey de Nueva España, que temía nuevas acciones británicas. Esta decisión le libró de estar en la Habana durante la batalla del 12 de octubre, que se produjo sin que sus participantes supieran todavía que ya había acabado la Guerra del Asiento.

El León llegó a La Habana el 18 de enero de 1749, y fue unido a la escuadra de Andrés Reggio. Ésta partió hacia la Península en mayo, llegando a El Ferrol en julio: la flota transportaba 22,536,527 pesos fuertes de plata y otras riquezas. Allí mismo el Gran León fue dado de baja y desmantelado a finales de ese mismo año o a comienzos de 1750, con lo que concluye la historia de este barco, que llevó el nombre de nuestra tierra con mayor o peor fortuna por el Mediterráneo y el Atlántico.

Por cierto, en la actualidad en la Armada no existe ningún barco cuyo nombre esté relacionado con León, aunque sí que existan el Galicia y el Castilla, por poner un par de ejemplos. ¿Por qué será?

Navío inglés de tercera clase. Salvo por la bandera, el León
sería muy similar (incluso por el león del mascarón)

SOBRE EL NEGACIONISMO DE CARLOS ESTEPA ACERCA DE LAS CORTES DE 1188

28 febrero, 2018

Parece que anda la gente muy revuelta por unas declaraciones de Carlos Estepa negando la importancia de las Cortes de León de 1188. A mi no me ha sorprendido en absoluto, porque este historiador lleva haciendo lo mismo al menos desde 1988, cuando se celebró el VIII Centenario de las Cortes. Sólo hace falta consultar "El reino de León en la Alta Edad Media I: Cortes, concilios y fueros", publicado en ese mismo año, para leer sus postulados y posturas sobre este asunto. Pero ojo, porque la información más jugosa no sólo está en su artículo, titulado "Las Cortes en el reino de León", sino también en los de Fernando Arvizu y Alfonso Prieto Prieto, donde nos podemos hacer una idea de las intenciones de Estepa. Precisamente este último dice lo siguiente sobre las tesis de Carlos Estepa y de Gonzalo Martínez (que afirmaba la existencia previa de unas Cortes castellanas): 

"Si don Carlos Estepa no da por buenos sin más los decreta de la Curia leonesa de 1188, que hasta nosotros han llegado, el doctor Gonzalo Martínez, sin habérsenos conservado "decreta" algunos de la Curia de 1169 y de la Curia de Gormaz de 1187 (...), insinúa la primacía temporal de ambas curias en cuanto a la presencia de los representantes concejiles. Ya en mi citada ponencia, además de mostrar lo endeble de tal fundamentación, pronostiqué la aparición de tesis negadoras de la primacía temporal de las llamadas Cortes leonesas; hasta tal punto las urgencias del presente, por mínimas que sean, condicionan nuestra construcción del pasado". 

Obviamente, con "las urgencias del pasado" D. Alfonso se refiere a la creación de la comunidad de Castilla y León. Y dice más adelante: 

"Y lo más grave, a mi modo de ver, de esta falta de sensibilidad para las raíces, es que significa un desconocimiento de lo que constituye la especificidad de lo histórico: la virtualidad del pasado en el presente". 

En cualquier caso, sin entrar en polémicas estériles y artificiales, lo que es innegable es que en los Decreta de 1188 se dice que se celebró una curia en León con el arzobispo, los obispos, y los magnates o nobles del reino, así como con los ciudadanos elegidos por cada una de las ciudades. Literalmente y en latín: 

"Adephonsus, Rex Legionis et Gallicie, cum celebrarem curiam apud Legionem cum archiepiscopo et episcopis et magnatibus regni mei, et cum electis civibus ex singulis civitatibus"

Aquí radica la gran novedad de esa Curia de 1188: por primera vez acuden representantes del pueblo llano: da igual si fueron o no burgueses, hombres ricos o pobres. Lo importante es que va a haber representación de un estamento que al parecer nunca había participado en la Curia (aunque hay sospechas de que pudo hacerlo en tiempos tan tempranos como en época de Alfonso VII). Tal y como dejó dicho el citado D. Alfonso Prieto: "las llamadas Cortes Leonesas no son otra cosa que la Curia Regis acrecida mediante la presencia de los representantes de las ciudades". Y en principio no habría que darle más vueltas en un sentido u otro. Por ejemplo, tampoco hace falta llegar al extremo de denominar a estas protocortes como "democráticas" o exageraciones parecidas. 

Sin embargo Estepa trata de retorcer todos los argumentos posibles, por endebles que sean, y por lo general sin ninguna prueba sólida: insinúa, por ejemplo, que los Decreta están interpolados posteriormente, sin aportar pruebas contundentes y sin explicar a qué intencionalidad podría responder dicha interpolación. Incluso llega a dudar de la traducción al término "cives", y en la citada obra llega a insinuar (nunca afirmar) traducciones como "nobles", sin reparar en la tautología que supondría una repetición del concepto en los Decreta: "con el arzobispo, los obispos, y los magnates de mi reino; y con los nobles elegidos (!) de cada ciudad". Aunque, insisto, solo apunta dicha posibilidad, Estepa parece obsesionado en recalcar que esos "civis electi" debían ser gente acomodada de las ciudades, como si eso negara la peculiaridad de la Curia de 1188;  porque fueran ricos o pobres, lo fundamental es que asistieron representantes del pueblo llano. Pero eso le da igual al señor Carlos Estepa, que sigue empecinado en negar la novedad que supuso este hecho con argumentos que sólo se pueden calificar de peregrinos y de juegos malabares. El porqué de esta obsesión personal ya sería harina de otro costal... 

 José Carlos Guerra  "Curia de Fernando II" (1972)

"GAUDÍ. RUTA POR EL NOROESTE DE ESPAÑA. ASTORGA, LEÓN, GIJÓN, COMILLAS" DE JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ CHIMENO

30 enero, 2018

En el programa de la semana pasada volvimos a tratar del tema de Gaudí gracias al libro  "Gaudí. Ruta por el noroeste de España", de José Mª Fernández Chimeno, escritor nacido en Astorga, residente en Gijón, Licenciado en Geografía e Historia, y doctorado en Historia del Arte. Pero además también es Maestro Industrial con gran experiencia en el mundo de la arquitectura. De hecho se ha especializado como Historiador de Arquitectura.
Fernández Chimeno ha publicado novela histórica, en la que presta especial atención a las construcciones más relevantes del Camino de Santiago o bien se basa en la vida de arquitectos medievales.

"Gaudí. Ruta por el noroeste de España", es una guía cultural, que trata sobre la herencia del lenguaje gaudinista por el noroeste de España, y que aspira a llegar al corazón primero y al raciocinio después del «amante de la arquitectura» por diferentes caminos.

Esta guía pretende convertirse en el inicio de una ruta que en parte ya es muy transitada por peregrinos gaudinistas de Cataluña y Japón. 

Otros libros de José María son «Trilogía del Reino de León» (novelas históricas, siglos XII/XIII) ·
 Pedro de Dios (El Geómetra). Editorial CSED-AKRON, 2010 · Mateo, el arquitecto del rey. Editorial CSED-AKRON, 2012 ·El maestro de la luz. Editorial MADÚ, 2009
 La herencia del «Lenguaje gaudinista» (Gaudí y la Arquitectura Contemporá-nea Española).
 Editorial CSED, 2014
Gaudí, la forja de un sueño (Astorga versus León). Editorial CSED, 2015
Fuimos un sueño (acaso amor). Editorial DUERNA, 2016

Podéis escuchar el programa en este enlace.