La primera demarcación territorial relacionada con la región leonesa es la Asturia. Veremos posteriormente que su territorio al sur de la Cordillera Cantábrica fue la base para la definición del territorio legionense del Reino de León en los siglos XI y XII.
Los ástures eran un conjunto de tribus denominadas así por los romanos y que habitaban gran parte del territorio de las actuales provincias de Asturias, León, Zamora y partes de Orense y Portugal. Su nombre parece proceder de la raíz indoeuropea “-stour” que significa río.
A partir de la época de Augusto (27 a.C.- 14 d. C.), las regiones del Norte se van integrando en la estructura organizativa romana. En primer lugar, entre los años 16 y 13 a. C., la península se divide en tres provincias: Citerior ó Tarraconense, Bética y Lusitania. Dependiendo del gobernador de la Tarraconense había tres legados: uno de ellos al mando de dos legiones en Asturia-Gallaecia, otro controlando la región Cántabra hasta los Pirineos y otro, sin tropas, al mando del resto de la provincia. Con Vespasiano se crean nuevas demarcaciones administrativas: los Conventos Jurídicos aunque anteriormente existían un Prefecto de Gallaecia y otro de Asturia. A pesar de la creación de tres Conventos Jurídicos en el Noroeste: Ástur, Lucense y Bracarense, los tres están al mando de un único Legado Jurídico (Legati Iuridici per Astyriam et Gallaeciam). Para el resto de la Tarraconense la situación es distinta. Desde finales del siglo II, este Legado Jurídico,
residente en Asturica Augusta ó Astorga, es además jefe de la Legio VII. Esta ciudad era la cabeza administrativa de todo el Noroeste.
Uno de los principales hitos de la integración del norte peninsular en Roma es la instalación de la Legio VII en lo que después será León, que se convertirá en el principal centro de control militar romano del Norte peninsular. No debe extrañar, por tanto, que esta ciudad se convierta en la capital del reino asturleonés cuando éste decide expandirse por su prestigio militar y la fortaleza de sus murallas.
En torno al siglo I d. C. se crea la Procuraduría de Asturia et Gallaecia en Asturica Augusta, cabeza administrativa del Noroeste.
La posible reorganización provincial de Caracalla (211-217) es controvertida. Algunos investigadores defienden la creación de la provincia Hispania Nova formada por Asturia y Gallaecia (algunos incluyen también al convento cluniense). Finalmente, con la reorganización del Imperio realizada por Diocleciano (284-305), se crean las provincias de Bética, Lusitania, Cartaginense, Tarraconense, Gallaecia, Baleárica y Mauritania Tingitana que sobrevivirán a las invasiones germanas del siglo V. La provincia de Gallaecia incluye a las entidades territoriales de Gallaecia y Asturia aunque en las crónicas coetáneas se incluyen también Cantabria. No está claro cual era la capital de esta provincia de Gallaecia. La supremacía episcopal en todo el Noroeste de Astorga y una lápida encontrada inclinarían la balanza hacia esta ciudad, aunque también hay indicios de que podría ser Bracara Augusta, la actual Braga, en Portugal.
En el año 409 se producirán las invasiones germanas, en el 455 se produce una gran batalla entre el rey visigodo Teodorico II y el rey suevo Requiario en la que este último es derrotado fijándose la frontera entre suevos y visigodos en el río Órbigo y en el 585 el rey visigodo Leovigildo derrota al suevo Audeca, poniendo fin al reino suevo del Noroeste e incorporando sus territorios al reino visigodo.
Los visigodos mantienen la división provincial de Hispania realizada por Diocleciano. El reino se divide entonces en las provincias: Lusitania, Bética, Gallaecia, Cartaginenese, Tarraconense y Narborense situándose al frente de cada un dux provinciae.
La capital de Gallaecia durante este periodo es Lucus, Lugo actualmente. Más adelante se añaden otras dos provincias más: Asturia con capital en Asturica, Astorga y Cantabria con capital en Amaya. Vasconia fue el único territorio peninsular fuera de la órbita toledana.
La primera referencia al Bierzo como territorio la encontramos en la Vida de San Fructuoso, escrito por su discípulo San Valerio a finales del siglo VII. San Fructuoso era probablemente hijo del dux de Asturia y se retira en el Bierzo donde su familia mantiene importantes posesiones y donde funda los monasterios de los Santos Justo y Pastor de Compludo, el Rufianense y el Visoniense.
El 27 de abril de 711 Tarik desembarca en Gibraltar. El rey visigodo Rodrigo se encuentra realizando una campaña militar contra los vascones. Después de la batalla de Guadalete entre el 19 y el 26 de julio de 711, el rey Rodrigo es derrotado y se produce el fin del reino de Toledo. Los musulmanes atacan prioritariamente los centros de poder visigodos, es decir, las capitales de los ducados y dominan así todos los territorios controlados por el reino visigodo.