- ·Constante inversión en comunicación para impulsar la notoriedad y prestigio de Tierra de Sabor entre clientes profesionales y consumidores finales.
- ·Acciones directas de promoción comercial para mejorar y destacar su presencia en los canales de distribución.
- ·Promociones diseñadas para favorecer a los productores.
- ·Programas de fidelización que vinculen al cliente con la marca.
- ·Presencia en ferias agroalimentarias de interés.
- ·Fortalecimiento del sistema logístico agroalimentario.
- ·Diseño y edición de material promocional y publicaciones.
SILVIA CLEMENTE Y LA JUNTA NO SABEN NI HISTORIA NI GEOGRAFÍA. NI GASTRONOMÍA.
12 mayo, 2010
LA JUNTA RECONOCE EL MENOR DE SUS ERRORES EN LOS LIBROS DE TEXTO
26 marzo, 2009
La Junta pide perdón por los libros de texto que hacen de Valladolid la capital
ICAL. El consejero de la Presidencia y portavoz de la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago Juárez, explicó este martes en Salamanca que las erratas detectadas en algunos libros de texto en las que se sitúa en Valladolid la capital de Castilla y León son errores en los que no hay "ninguna mala intención".
"Si alguien se ha sentido molesto, el Gobierno lo único que puede pedir son disculpas", añadió.
De Santiago-Juárez indicó, además, que la Consejería de Educación ya ha pedido a las editoriales que rectifiquen y recordó que "los centros educativos tienen la libertad para comprar el libro que estimen conveniente para la mejor formación de sus alumnos".
El consejero aclaró que los errores pueden estar relacionados con la ley de sedes, del año 1987, donde se recoge que Valladolid será la sede de las instituciones básicas de la Comunidad "y en aquella época el Estatuto vigente era el del año1983 y las instituciones básicas eran las Cortes de Castilla y León, la Junta y la Presidencia de la Junta", aclaró de Santiago-Juárez.
"Lo que dice es que la sede de esas instituciones es Valladolid y se ha podido confundir sede con capitalidad", puntualizó finalmente. De Santiago Juárez dejó claro que no existe un debate abierto sobre la capital de la Comunidad ya que, según dijo "se podía haber abordado el debate cuando se reformó el Estatuto y se entendió que eso no era lo más importante".
En ese sentido hizo hincapié en que "lo más importante es apostar por la Comunidad".
CASTILLA Y LEÓN NO ES VIDA: CASTILLA Y LEÓN ES MENTIRA
22 agosto, 2008
Parte del trucaje se hace evidente visionando uno de los vídeos promocionales de esta campaña turística: en él vemos a algunos de los mismos personajes subidos al tejado (fijaros en la imagen final del vídeo), pero el paisaje de fondo es totalmente diferente.
Desde Corazón de León me gustaría mandar algunas ideas para la próxima campaña turística de la Junta: ¡Así seguro que los turistas acudirán en masa!
En fin, una nueva muestra de cómo se está "haciendo" esta comunidad: inventándosela.
LEÓN-CASTILLA: OTRO CONCEPTO DE AUTONOMÍA QUE NO PUDO SER
11 julio, 2008
Pero este debate no se quedó sólo en aspectos toponímicos y cartográficos, sino que alcanzó otros niveles. Por ejemplo, llegó a trasladarse al mundo de la heráldica y de la vexilología. La bandera y emblemas de Castilla y León no terminaron (ni terminan) de convencer a muchos expertos heraldistas, por lo que hubo propuestas para cambiarlos. Muchas de ellas trataron sobre la disposición de los distintos elementos, el color de los emblemas, etc., pero aquí os dejo una enmienda que propuso A. Durán Rodríguez al artículo 4º del estatuto de autonomía:
«1. Los territorios históricos podrán conservar sus respectivos emblemas y banderas regionales, así como las provinciales y comarcales. 2- Las banderas de León y Castilla serán las propias de las provincias que en su caso se integran en la Comunidad Autónoma de León y Castilla. 3. -La Comunidad Autónoma de León y Castilla utilizará como símbolo de su pluralidad histórica el pendón del reino de León en las provincias que históricamente lo han integrado, y el pendón de Castilla en el resto de las provincias que integran la Comunidad. 4-Mediante decreto de la Junta se regulará la utilización de los símbolos de la Comunidad Autónoma de León y Castilla. 5- En ningún caso se podrá imponer a todo el territorio de la Comunidad una única bandera regional, puesto que además de no ser tradicional, ni histórico, supondría un menoscabo de la personalidad de los distintos territorios históricos»(Duran Rodríguez, A., Castellanos: sí o no, en "Banderas. Boletín de la Sociedad Española de Vexilologia", 24-25 (1987), pp. 43-82).
De haber prosperado esta enmienda, ello habría significado que en León, Zamora y Salamanca se habría empleado una bandera (la del Reino), y en Castilla, otra (la del Reino de Castilla). Una muestra más de que se pudo haber hecho una comunidad autónoma dúplice, que reconociera la diversidad y la birregionalidad, en lugar de esta absurda apisonadora que sufrimos hoy en día. Una pena.
ARGI: LA REVISTA DE CASTILLA Y LEÓN. LA CONQUISTA DE UNA PESADILLA
14 mayo, 2008
“Defiendo Castilla y León allá por donde voy con mi célebre colección de orinales” (El Pesetos, coleccionista, pág.14)
Pero metámonos en harina. ¿Qué es ARGI? Aunque en euskera esa palabra significa "Luz", por lo visto este nombre es la forma corta de “Argimiro”, que era el pseudónimo de su director, y el nombre de un hijo suyo.
En cualquier caso, es una revista dirigida por Javier Pérez Andrés cuyo principal y casi único objetivo es cantar las excelencias de esta nuestra comunidad. El tal Javier Pérez es un cántabro-castellano que se siente castellanoleonés (sic), escribe en el Norte de Castilla y que dirigió o dirige el programa "El arcón" en Televisión Castilla y León. Parece ser un personaje muy pagado de sí mismo, porque puso su foto como portada del nº1 de la revista, y de hecho aparece en pequeño tamaño en las portadas de todos los demás números. Presume de ser uno de los mejores conocedores de Castilla y León, título que no voy a entrar a discutirle. Lo que sí queda claro es que Javier Pérez es un ferviente defensor del actual marco autonómico, y que echa mano de cualquier argumento, por ridículo que sea, para justificarlo. Ello es algo muy típico de este tipo de personajes, a los que en plan jocoso llamo “castillones”, porque pronuncian tan rápido “Castillaleón” que parece que dicen “castillón”. Los castillones se caracterizan por usar una corta serie de argumentos muy manidos y sobados que se han aprendido de memoria desde la Transición: que si somos una región geográfica (como si estar en la misma cuenca fuera un requisito para crear una autonomía: que se lo digan a los de la Cuenca del Ebro), que si Castilla y León unieron sus destinos desde el año 1230 (sin recordar que en ese año también se incorporaron Galicia, Asturias, etc), que si somos un destino en lo universal, etc. etc.
En ese sentido, el concepto que tiene esta revista de la comunidad queda claro ya desde su propio logotipo: una especie de pegatina con un castillo como protagonista, mientras se advierte por un doblez que en la parte trasera hay un león boca abajo, ya que asoma tímidamente sus patas delanteras, talmente como si estuviera aplastado por el peso del castillo. Y es que eso es León para la gente que defiende a capa y espada esta autonomía: un simple "apellido" que a veces molesta, aunque su símbolo queda muy bien en la bandera cuartelada.
Empecemos por la “Carta del Director”, una especie de editorial presidido nuevamente por la efigie aparentemente pensativa de D. Javier Pérez Andrés: en ella el infatigable periodista nos relata entusiasmado la agradable sorpresa que se llevó al encontrar el cuartelado de castillos y leones grabado en una pared en la fortaleza de San Cristóbal y en otros lugares de Puerto Rico. Ello le lleva a reflexionar lleno de orgullo acerca de que el dibujo era prácticamente igual al de la actual enseña autonómica, aunque a continuación se lamenta de que esa bandera
“aquí, en mi región, sólo ondea en edificios oficiales y casi siempre en mástiles a mucha altura de los ojos, de las manos y del corazón”A juzgar por esta frase, se ve que este señor sería feliz llevando un sombrero, un antifaz, unas manoplas y una camiseta de la Junta. Si alguna vez D. Javier tuviera la desgracia de tener que usar un marcapasos, sus médicos ya saben qué motivo grabar en el aparato antes de implantárselo. El resto del artículo sigue en el mismo tono patriotero, por lo que en vez de titularlo “un descubrimiento fascinante” debería haberlo llamado “Banderas de nuestros padres”. Por supuesto, el señor Pérez Andrés parece olvidar convenientemente en todo momento que el escudo y la bandera cuartelados representaban en esa época a toda la Corona, y no a las nueve provincias actuales, pero, claro, ese es un detalle sin importancia.
El director dedica los últimos párrafos a cantar las excelencias de la fiesta (?) de Villalar y sus símbolos, rematando con un colofón autoexplicativo:
“Feliz día de Castilla y León. ¿Por qué nos costará tanto?, con lo sencillo y fácil que es sentir y no ocultarlo”Bueno, los leoneses podemos responderle a esa pregunta cuando quiera.
El resto de la revista está plagado de artículos de temas muy diversos, pero que tienen en común el mismo tufillo propagandístico y panegirista: “Los comuneros: Los primeros héroes de la región”; una entrevista a Juan Vicente Herrera (quien sin duda se sentirá muy cómodo y ufano en una revista de este tipo); “Los vinos del Estatuto”, en el que “el comité de cata analiza once vinos de la añada de 1983”; un análisis del Estatuto de la comunidad de mano de Fernando Rey (uno de los dos perpetradores del texto), etc., etc. Y es que 82 páginas a todo color dan para mucho. ¿O tal vez no? Veamos:
Uno de los artículos está dedicado a la famosa “Fundación Villalar”, con el significativo título “El reto de forjar una identidad”. Y es que, sin duda, tratar de forjar una identidad desde cero debe de ser una tarea muy difícil, porque es algo inédito en el resto de España. Pero con dinero todo se puede arreglar (o eso piensan ellos).
Además de la mega-entrevista al presidente de la Junta (6 paginazas), hay otra hecha a Demetrio Madrid bajo el título “Castilla y León: el sueño de los valientes”, aunque hubiera quedado más propio “la pesadilla de los leoneses”.
Algo que está presente en toda la publicación es el uso (y abuso) del término “regional” para referirse al conjunto de la comunidad autónoma, a pesar de que hasta el preámbulo del actual Estatuto viene a reconocer que está compuesta por dos regiones históricas diferentes. Hasta el señor Juan Vicente Herrera lo utiliza con total desparpajo, cosa que no ha de extrañarnos, pues su administración ha empezado a poner el apellido “regional” a algunas de sus nuevas instituciones, como el Ente Regional de la Energía.
Otro artículo que no tiene desperdicio es “Castilla como necesidad” del periodista Carlos Blanco, quien deja bien claro que para él sólo existe la fórmula Castilla+León=Castilla. Por supuesto, esta Castilla “ni fue dominante ni imperialista” (menos mal, porque si llega a serlo...). Al menos el autor tiene la decencia de hacer examen de conciencia “regional” en la parte final:
“¿Quién puede decir, sin sonrojarse, que la autonomía ha sido el resultado de la conciencia de identidad del pueblo castellano?(...) Han pasado 28 años, juzguen por ustedes mismos. ¿No seguiremos, a pesar de lo que parece, en el punto de partida?”Personalmente, supongo que Castilla sí que sigue en el punto de partida. Las provincias leonesas, por desgracia, han quedado mucho más atrás en el devenir de la comunidad.
Un artículo que hay que reseñar es el kafkiano “El Motín de la Trucha”, que trata acerca del famoso y semi-mítico motín que tuvo lugar en la Zamora medieval. Lo surrealista del asunto es que inaugura la sección “Castilla(!) milagrera”, que pretende recordar “un tiempo en que en Castilla se produjeron hechos sobrenaturales”.
No menos kafkiano es el artículo “Regionalismo sano”, de Fernando Rey, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid y, como ya se ha dicho, uno de los dos padres del Estatuto que no parece estar demasiado a gusto con cómo le ha quedado el “hijo”. Por ejemplo, se lamenta de que “no se ha conseguido que las sedes de las instituciones aparezcan en el Estatuto, incumpliendo, por cierto, el mandato constitucional”. Una pena y un escándalo, oiga.
Hay muchos más artículos, pero la mayoría están dedicados a la que parece la gran pasión de Javier Pérez Andrés: los vinos y la gastronomía. Algunos están salpicados por pintorescos comentarios de diversos personajes de la vida social, cultural y política de la comunidad acerca de lo que les dice “Castilla y León” (ninguno negativo, por supuesto). De entre ellos he sacado el que encabeza este post, por lo que tiene de simbólico.
En cuanto a la revista en sí, sólo me queda desearle que siga el fulgurante camino trazado por la editorial Ámbito, de la que es hija intelectual en cierto modo. Que siga el derroche, que paga mamá Junta.
LA PERSONALIDAD DE LOS PUEBLOS DE LA CORONA LEONESA SEGÚN LAS CRÓNICAS MEDIEVALES (II)
08 agosto, 2007
Los castellanos
El cronista Jiménez de Rada demuestra sus orígenes navarros y para quién trabaja en este fragmento de su mencionada obra Historia de los Hechos de España: “Los castellanos y los navarros (…) llevando siempre a gala su innata lealtad...”.
No salen tan bien parados en la Historia Compostelana. Hablando de los castellanos, el autor dice: “Y puesto que los he mencionado, no paso por alto su cobardía militar. Ciertamente en tiempos del muy noble rey Alfonso, hijo del rey Fernando, los soldados castellanos se esforzaban mucho en el arte de la guerra y soportaban el peligro y el esfuerzo, y cuanto más frecuentemente se ocupaban de los asuntos militares, tanto más animosos y más rápidamente se precipitaban a las armas (…) Hispania los tenía por los más preclaros y no temía enviarlos como los más valientes a la guerra, pues entonces el rey Alfonso era su caudillo y príncipe y se afanaba por transferirles como muy especiales y queridos herederos el ejemplo de su valor y honradez. Él mismo se lanzaba contra los enemigos el primero, el primero derribaba las filas de los enemigos y animaba a sus soldados a hacer lo mismo, él les enseñaba a ir contra los agarenos y esforzarse valerosamente en el ejercicio militar siguiendo su ejemplo. Pero, muerto el rey Alfonso, que era modelo de honradez y escudo de los castellanos, todo en aquéllos cambió a peor: los castellanos se entregaron a la desidia y a la pereza; el lujo y la codicia destruyó su valentía y el anterior valor quedó oculto por el miedo que se iba apoderando de ellos, y cuanto más os invitaba la necesidad al estrépito de la guerra, tanto más deseaban alejarse del combate y esconderse lo más lejos posible; no se afanaban ni en defender lo suyo, ni en conseguir luchando lo ajeno. (…)En modo alguno latía en ellos el antiguo valor. (…) Les llamaban soldados afeminados (…) pues cedían mil ante quinientos y triunfaban cien ante doscientos.” (págs. 200-201).
“[La reina Urraca] consideraba que los castellanos, que anteriormente eran valientes en el combate y poderosos por su virtud., ahora eran cobardes y no se enardecían casi por ninguna alabanza de honradez” (pág. 202).
“Los castellanos, cobardes e incapacitados para toda clase de guerra, eran enemigos y devastaban por todas partes el reino” (pág. 203).
“Los soldados castellanos (…) en otro tiempo habían aprendido por experiencia con qué impetuosa audacia se dirigían los aragoneses a la guerra, y por ello procuraban apartarse de tan gran esfuerzo. ¡Dios mío! Los valientes caballeros de Castilla ven que los enemigos atacan sus tierras y, aun apoyados en la protección de otros, temen hacerles frente” (págs. 210-211)
“¡Oh, vergüenza! Los castellanos necesitan de fuerzas ajenas y son protegidos por la audacia de los gallegos. ¿Qué será de esos miedosos caballeros cuando el ejército de Galicia, su escudo y protección, se haya marchado?” (pág. 216).
El Poema de Almería dice de los castellanos: “ciudadanos famosos y poderosos durante muchos siglos (…). Entre ellos no existe la pobreza, sino una gran riqueza. Ninguno es mendigo, ni débil o indolente en gran manera; todos son fuertes, seguros en el combate (…) Su lengua suena como tambores. Son muy soberbios, están enorgullecidos con sus riquezas. Las fuerzas de Castilla fueron rebeldes durante siglos (..) [El Emperador] domó a Castilla como a una asnilla, imponiendo nuevos pactos legales a su indómita cerviz (…) Permaneciendo en su valor inquebrantables, la fuerte Castilla avanza a guerras nada entrañables”. Lo de "su lengua suena casi como tambores" lo he puesto en cursiva porque no hay seguridad de cómo traducir el término "tympanotriba": en principio haría referencia a un tipo de tambor, pero el traductor de la Chronica dice que es un término griego que sólo aparece en un texto de Plauto para hablar de un tipo de tambor que sólo tocaban los sacerdotes de Cibeles. Y como estos sacerdotes estaban castrados, el traductor entiende que el autor quería decir "su lengua suena como afeminada", aunque a mi personalmente me parece un argumento demasiado rebuscado.
Por último, el Libro Quinto del Códex Calixtinus define de la siguiente manera a las tierras y hombres de Castilla y Tierra de Campos: "Es una tierra llena de tesoros, de oro, plata, rica en paños y vigorosos caballos, abundante en pan, vino, carne, pescado, leche y miel. Sin embargo, carece de arbolado y está llena de hombres malos y viciosos".
CASTILLA Y LEÓN, AUTONOMÍA ANTICONSTITUCIONAL SEGÚN ÁNGEL VILLALBA
06 diciembre, 2006
Vaya, vaya. Así que el texto reconoce "implícitamente" que Castilla y León son en realidad dos regiones, y que, diga lo que diga el señor Villaba, este hecho no se ha plasmado explícitamente porque violaría la Constitución. ¿Se dio cuenta de lo que estaba diciendo? Porque es evidente que ese "implicaría colisionar con la Constitución" hace referencia al Artículo 2º del Título Preliminar:
"La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas".
¿En qué quedamos? Si en esta comunidad hay dos regiones, alguien se está saltando a la torera la máxima norma del Estado.
ASÍ SE CREÓ ESTE INVENTO... LLAMADO CASTILLA Y LEÓN
14 junio, 2006
En el proceso autnomico, los leoneses participaron en numerosos debates publicos. Por aquel entonces..año 1977, Martin Villa es nombrado secretario General de UCD en León. Declara lo siguiente….León ocupa un lugar geografico con caracteristicas diferentes de Castilla, Asturias y Galicia.
En este mismo año se hace publico en Burgos y Valladolid el primer proyecto de estatuto "castellanoleones". Los parlamentarios leoneses no participaron en la elaboración del mismo y se enteraron por la prensa, llegando a afirmar que tanto la Diputación, como el Ayuntamiento han sido marginados de cualquier propuesta regional. El PSOE de León afirma que León es una región que historicamente es y ha sido sentida, como tal y que desde el punto de vista economico, la autonomía es viable y conveniente.
El 18 de Marzo del 78, 4.000 personas se manifiestan en León, por la autonomia y un refrerendum para Leon.
La autonomia castellanoleonesa en Junio del 78 se aprueba en consejo de Ministros, quedando fuera Santander y Logroño, e incluyendo a León, a pesar de que ni PSOE, UCD, y AP defendieron la inclusión de León.
Martin Villa es nombrado presidente de la Comisión de autonomias de la UCD (Octubre del 79). Este nombramiento es contestado en Valladolid diciendo…."" Quiere desglosar de la región "castellanoleonesa" a Zamora y Salamanca, para propiciar una autonomia de las tres provincias del Antiguo Reino de León.""". Este mismo año, Martin Villa, mantiene contactos con parlamentarios de UCD en Salamanca y Zamora, llegando a declarar que… ""La autonomia de León, para UCD no es ni ha sido nunca una cuestión de partido, sino una cuestión leonesa"".
En este mismo año, se exige la retirada del termino "León" de la comunidad castellanoleonesa. Hasta Felipe Gonzalez, declara, este mismo año tambien…."""Este tema solo a los leoneses les compete "".
El segundo presidente del Consejo general de Castilla-León (Reol Tejada), declara en Palencia…."en esta comunidad, no existen ni dos territorios, ni dos regiones"
El 25 de Marzo del 80, Martin Villa declara…."Con el corazón en la mano, hubieramos preferido votar por León solo, pero han primado las razones de Estado" esto lo anunció en Astorga cuando se concreta la incorporación de León a esta comunidad.
El 30 de Marzo, Felipe Gonzalez, tambien cambia la tortilla y dice que no, que Salamanca, Zamora y León deben pasar a formar parte de esta comunidad autonoma.
Este cambio de postura de Felipe Gonzalez se debió a la actitud claramente caciquil del senador por Valladolid Juan Antonio Arevalo, S.G. de los socialistas castellanos que forzó el cambio de postura, prometiendo la capitalidad de la comunidad a León ¿¿¿ ¿??.
En Zamora tambien resultó polemica la integración en este ente autonomico. Desde Valladolid (Norte de Castilla) se acusa a la UCD zamorana de la posibilidad de querer formar junto con Salamanca la autonomia leonesa, y claro esto no gustaba en Valladolid. Finalmente UCD, tambien se rindio y acabó aceptando la inclusión de Zamora en esta comunidad. Pasado el plazo de los 6 meses, los ayuntamientos y diputaciones leonesas no emitieron ninguna votación y en el termino de 10 dias tuvieron que hacerlo a un a sabiendas de que según multiples encuestas se queria la autonomia leonesa, siendo coaccionadas corporaciones en pleno y concejales para que votasen favorablemente..
Finalmente en 1980, tanto PSOE como UCD, votan favorablemente, traicionando lo defendido en sentido contrario, a sus votantes, en 1979.
El 15 de Mayo de 1980, AP, GAL (Grupo autonomico leones), PREPAL (Partido regionalista del Pais Leones) y el PB (Partido del Bierzo), presentan un recurso por irregularidades en el proceso de votación, relativos a 55 municipios, ante la Audiencia Provincial de Valladolid, que como no podria ser menos, fue desestimada. Esta sentencia se recurrió ante el T.Supremo..
En Junio del 80, se presentaron varias enmiendas al estatuto, para que León se pudiera segregar, eestas enmiendas tampoco fueron aceptadas.
Esta claro, pues, que este proceso estuvo lleno de irregularidades, que entre otros Martin Villa permitió e incluso obligó a que "su proyecto" autonomico "castellanoleones" saliera adelante. Ël mismo lo declaró…La Comunidad autonoma de Castilla-León se hizo por razones de indole nacional, de partido y en definitiva…por razones de Estado"….
Estos mismo politicos que en el 80, votaron a favor , en el 83, quieren de nuevo la autonomía leonesa…."para los leoneses, esta preautonomia es rotundamente ineficaz.
El 13 de Enero del 83, la Diputación de León presenta una moción para dejar sin efecto la sesion del 16 de Abril del 80, y procalamn su deseo de salir del Ente.
El 19 de Enero del 83 el Ayuntamiento de Ponferrada, hace lo mismo y pide la autonomia leonesa. Esta propuesta se hace en varios ayuntamientos mas.
El 20 de Enero del 83 se reune la Comisión Constitucional y AP presenta una enmienda a la totalidad, en el Congreso, y otra en el Senado. Ambas fueron rechazadas.
El 29 de Enero, de nuevo se manifiestan en León esta vez 20.000 personas para reclamar la autonomia.
El 3 de Junio AP presenta un recurso de inconstitucionalidad ante el T.C, del estatuto.
El 13 de Octubre, el T.S. juzga valido el acuerdo de la Diputación de León de l3 de Enero para separar a León de Castilla.
El 4 de Mayo del 84, esta vez 35.000 personas vuelven a maniferstarse en León para Separar León de Castilla, y por la autonomía leonesa.
El 28 de Septiembre del 84 el T.C. desestima el recurso presentado e invalidando la sentencia del T.S.
El 30 de Septiembre del 84, el presidente de la UCD de León afirma…."Hoy dia nadie duda que existió fraude politico en las actuaciones de los parlamentarios que solicitaron la incorporación de nuestra región en Castilla.
El 18 de Enero de 1995, Martin Villa, declara…."En mis tiempos en el gobierno era inviable hacer una Castilla y León fuerte, sin León, ya que el resultado hubiera sido negativo. Quizas me equivoqué "
El Reino de León dentro de la Corona de Castilla
12 junio, 2006
Historia Visual de León, nº4, Revista del Diario de León 11/6/2006. Los mapas, a pesar de lo que ponía en el periódico, los hizo Miguel Ángel.
MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ, RICARDO CHAO
Al morir Alfonso VIII de León (Alfonso IX según la historiografía al uso), ordena mantener la independencia de León declarando herederas a sus hijas Sancha y Dulce. Sin embargo, Fernando I “El Santo” de Castilla y Toledo (Fernando III según la historiografía al uso) compra la Corona de León a sus hermanas agregando a la suya los reinos de León y Galicia e incorporando a su escudo real los símbolos heráldicos del rey de León y del rey de Castilla. Este escudo cuartelado nunca fue símbolo de territorio alguno, a diferencia de los de los reyes de León y de Castilla que pasaron a representar al Reino de León y Castilla la Vieja respectivamente. En los años siguientes, se incorporan a esta corona el Reino de Murcia, los reinos andaluces de Sevilla, Córdoba y Jaén. El Señorío de Vizcaya se integrará en 1370, el Reino de Granada será agregado en 1492 y el de Navarra en 1512. A pesar del fuerte centralismo institucional que impone (a diferencia de la Corona de Aragón) la Corona de los reinos de Castilla, de León y de Andalucía (así es denominada por los Reyes Católicos en las Cortes de Toledo de 1480), se reconocía de forma expresa su carácter plural, su integración a partir de varios reinos con una trayectoria histórica previa. Castilla era uno de los reinos que componía esa corona aunque su nombre precedía y con la campaña de exaltación de Castilla emprendida por Alfonso El Sabio con el tiempo acabó ocultando a los demás.
Hasta el siglo XIV todos los reinos de la corona leonesa mantenían una fuerte unidad como destacaba Manuel Colmeiro “La verdad es que los antiguos reinos de Asturias y Galicia llegaron a formar un solo cuerpo con el de León, como se muestra en los cuadernos de las Cortes de León de 1394, Valladolid de 1351 y Segovia de 1390” e incluso la unión de León y Castilla corrió graves peligros en los siglos XIII y XIV. Les remitimos al artículo El Reino de León después del año 1230 de Ricardo Chao publicado en el Diario de León el 13 de marzo del 2005.
La Corona de Castilla se encontraba entonces dividida en cinco grandes circunscripciones territoriales con un adelantado mayor a su cabeza: León, Galicia, Castilla, Andalucía y Murcia. En 1402 aparece el adelantamiento de Asturias aunque con los Reyes Católicos desaparecen todos los adelantamientos excepto los de León y Castilla. Este último se divide en dos partidos, el de Burgos y de Campos en 1502. Hasta el siglo XVI el límite de los distritos de los adelantamientos llega hasta el río Duero pero a partir de entonces el límite es superado y la Extremadura Leonesa se integra en el adelantamiento de Campos.
A partir del siglo XIV asistimos a un proceso en el que Castilla parece querer absorber toda la corona. Se redactan textos históricos como la Crónica General de España en el que se mezclan datos históricos con otros muchos provenientes de la literatura épica castellana y que lamentablemente han sido utilizados como base de la historiografía actual. Una de las novedades ahora introducidas es precisamente la numeración de los reyes aplicada con carácter retroactivo a los reyes previos sin tener en cuenta la novedad del Reino de Castilla o su existencia simultánea con el Reino de León.
La jurisdicción del Reino de León se va reduciendo hasta que en el siglo XV queda arrinconado en el territorio al sur de la cordillera Cantábrica, al norte del Duero y al Oeste del río Valderaduey. Constatamos nuevamente así que el antiguo territorio ástur cismontano constituye el territorio nuclear del Reino de León del Antiguo Régimen, el embrión de la región leonesa en la Edad Contemporánea.
El Reino de León no desapareció en 1230. En realidad consiguió mantener sus símbolos y buena parte de las estructuras administrativas, sociales y económicas de los tiempos medievales: el sistema de poblamiento, el sistema concejil en el seno del régimen señorial al que opone tenaz resistencia para conservar sus derechos, el Adelantamiento del Reino de León, la costumbre de alzar el pendón de León en la proclamación de cada rey, la conservación de unidades administrativas forjadas en la Edad Media tales como concejos, hermandades, merindades, etc.
Por ejemplo, en las Relaciones de los pueblos de España ordenados por Felipe II en 1575 se les pide que indiquen a qué reino pertenecen: Castilla, León, Galicia, Toledo, Granada, Murcia, Aragón, Valencia, Cataluña o Navarra ["El reino en que comúnmente se cuenta el dicho pueblo, como es decir si cae en el reino de Castilla, o de León, Galicia, Toledo, Granada, Murcia, Aragón, Valencia, Cataluña, o Navarra, y en qué provincia o comarca de ellos, como sería decir en tierra de Campos, Rioja, Alcarria, la Mancha, etc.]" Encontramos a lo largo de todo el Antiguo Régimen, además, múltiples referencias a cargos relativos a este reino, a aplicaciones de leyes exclusivas en este territorio o a su consideración como entidad fiscal. En el Nomenclator de Floridablanca a finales del siglo XVIII se constata que las provincias del viejo reino leonés tenían un tratamiento administrativo diferencial manteniéndose la figura de los Alcaldes Pedáneos y del sistema concejil. Incluso, hasta el siglo XIX los habitantes de el Bierzo, Sanabria, el Páramo, la montaña leonesa etc. se identifican en los protocolos notariales como miembros del Reino de León.
El siguiente texto corresponde a la delimitación de la jurisdicción del Adelantamiento del Reino de León recabada por el Coronel Luján en 1596 y encargada por Felipe II.
“…el dicho adelantamiento parte raya con el Reino de Portugal, adelantamiento de Campos, Principado de Asturias, Reino de Galicia en esta manera que sigue: que comenzando desde tierra de Zamora a donde va a dar el rio de Balderaduey que es el que divide la jurisdicción del dicho adelantamiento del Reino de León con el adelantamiento de Campos yendo por el dicho rio arriba desde el lugar de Castronuevo al lugar de Cañizo, y de alli a la Quintanilla del Olmo y luego hasta junto a la villa de Villalpando que es del adelantamiento de Campos y que dan en la jurisdicción deste adelantamiento siete unas ocho aldeas que tendrán como mill y quinientos vasallos el Condestable de Castilla que son de la jurisdicción de la dicha villa de Villalpando, y de allí a Becilla de Balderaduey y a la villa de Santervas, Melgar de Abajo y Melgar de Arriba, y de ahí al dicho rio ariba de Balderaduey hacia las montañas de León al lugar de Acevedo, Riaño y la Puente, y de ahí a tierra de Baldeburon y Abadia de Arvas, y de Arvas a tierra de Bania que es de la jurisdicción del corregimiento de León, y de allí a la Ciana y su tierra que es del Conde de Luna hasta el Principado de Asturias, que se divide por una sierra que divide la jurisdicción de Çiana que es deste adelantamiento con la de Cangas que es del Principado de Asturias, y de alli al lugar de Baldeprado que es deste admento dejando a la mano derecha al lugar de Çerredo y lugar de Dahaña que es del principado de Asturias, y de alli a los confines del Bierzo a un lugar que se dice Burbia que es deste adelantamiento, y de alli por una sierra hasta dar al lugar de Malafaña que es deste adelantamiento hasta llegar a la raya de Galicia, que se divide por un fito de piedra como del alto de la estatura de un hombre y este fito de piedra como del alto de la estatura de un hombre y este fito de piedra tiene una cruz en un lado y divide los reinos de León y Galicia, y de alli baja por los fines de la provincia del Bierzo que queda en el distrito de este adelantamiento por unas breñas y riscos que dividen los dichos reinos de Galicia y León hasta llegar a un lugar que se dice Lusio que es deste adelantamiento, y de alli derecho a tierras de Valdorras que es del Reino de Galicia hasta la Puente de Domingo Florez que es deste adelantamiento, y debajo de la dicha puente por la corriente del dicho rio a distancia de una legua poco más o menos esta otro fito de piedra hincado por división de los dichos reinos de León y Galicia, y de alli derecho al reino de Portugal hasta llegar a la villa de Portoques que es deste adelantamiento y de la orden de Santiago, y desde alli a los lugares de la jurisdicción de la Puebla de Sanabria que es deste adelantamiento, y de alli a un lugar que llaman de Onor or medio del cual pasa un arroyo que divide los reinos de Castilla y Portugal, y la mitad del dicho lugar del Rio Onor es del duque de Berganza y del reino de Portugal y la otra mitad del Conde de Benavente y deste adelantamiento del reino de León, y de alli se va por los fines de la dicha jurisdicion de la Puebla de Sanabria a la villa de Carbajales de Alba y su jurisdicion que son deste adelantamiento Alcanzas y lugares de su jurisdicion que son de dicho adelantamiento y que parten y que parten raya con el dicho reino de Portugal, y de alli se va hasta la Fonfiria hasta los lugares del corregimieno de Zamora, quedando en este adelantamiento los lugares de Riego del Camino y Paxares, Castrotorafee hasta llegar a donde el rio Balderaduey se conduce en el rio Esla hasta Cerrecinos del Carrizal y Castronuevo donde se comenzó la dicha moxonera”.
El escudo y la bandera de Castilla y León: historia de una apropiación indebida (II)
22 noviembre, 2005
El domingo 6 de noviembre me publicaron en la Revista del Diario de León una versión ampliada del artículo "El escudo de Castilla y León: Historia de una apropiación indebida", que pudisteis leer en este Cuaderno de Notas. Como algunos no tenéis acceso a esta sección dominical del Diario (por vivir fuera de León), os copio el texto refundido del artículo:
Imagínese que en un futuro más o menos cercano la Comunidad de Madrid tomara la decisión unilateral de apropiarse de la actual enseña nacional, y la convirtiera en su bandera autonómica. Parece una decisión absurda y arbitraria, ¿no es cierto? Pues bien, como veremos, algo parecido fue lo que hizo la comunidad autónoma de Castilla y León a la hora de elegir sus símbolos.
Castilla y León, debido a los múltiples problemas y oposiciones que encontró en su seno, fue una de las última comunidades españolas en lograr su autonomía (1983). La bandera y el escudo de la comunidad autónoma quedaron fijadas en su correspondiente estatuto de autonomía, concretamente en el artículo 5.º "SÍMBOLOS DE LA COMUNIDAD", que reza así:
"1. El emblema o blasón de Castilla y León es un escudo timbrado por corona real abierta, cuartelado en cruz o contracuartelado. El primer y cuarto cuarteles: sobre campo de gules, un castillo de oro almenado de tres almenas, mamposteado de sable y clarado de azur. El segundo y tercero cuarteles: sobre campo de plata, un león rampante de púrpura, linguado, uñado y armado de gules, coronado de oro.
2. La bandera de Castilla y León es cuartelada y agrupa los símbolos de Castilla y León, conforme se han descrito en el apartado anterior. La bandera ondeará en todos los centros y actos oficiales de la Comunidad, a la derecha de la bandera española."
¿Cuál es el origen de estos dos símbolos tan denostados en tierras leonesas? Mucha gente piensa que hay que remontarlos a Fernando I, presunto primer unificador de León y de Castilla, pero ello es totalmente falso: por aquel entonces, ni siquiera existía la heráldica. El cuartelado de castillos y leones se lo debemos a Fernando III, que fue quien unió las dos coronas en el año 1230. Hasta entonces, el símbolo de la Corona Leonesa, al menos desde Alfonso VII el Emperador, había sido un león púrpura pasante (al que los castellanos después convertirán en rampante). Más tarde, probablemente a principios del siglo XIII, Alfonso VIII de Castilla (que en puridad debería ser conocido como Alfonso I de Castilla) acuña el que se convertiría en el símbolo de su reino: en campo de gules, un castillo de oro aclarado de azur. Cuando Fernando III une las dos coronas, se le presenta el dilema de cuál de los dos símbolos adoptar: el monarca tomó una decisión casi salomónica y creó el famoso escudo cuartelado, acuñando así el que sería el símbolo de la Corona de Castilla y, andando el tiempo, de todo el Estado Español. Como curiosidad, una bandera muy similar a la autonómica fue la que utilizó Cristóbal Colón en sus carabelas, junto con la de la Cruz Verde con las iniciales de Isabel y Fernando. Por su parte, el escudo cuartelado se vio integrado en el mucho más complicado de los Austrias (siglos XVI-XVII) , ocupando el lugar más destacado del mismo. Con la dinastía borbónica, el escudo de los castillos y leones cobra un protagonismo todavía mayor, ya que durante dos siglos servirá para representar a todo el estado español. De hecho, cuando Carlos III crea la bandera rojigualda actual, sitúa en su centro el escudo mencionado en una versión más simplificada. Pero conviene mencionar un curioso hecho que a mucha gente le ha pasado desapercibido: en heráldica, en un escudo cuartelado tiene la preponderancia el primer cuartel (el superior izquierda). Pues bien: en la actualidad ocupa ese puesto el castillo, pero, al menos en lo que respecta al Reino de León, no siempre ha sido así. Por ejemplo, si nos fijamos en el escudo de los Austrias que preside el viejo Ayuntamiento de la capital leonesa, veremos que es el león el que figura en el cuartel predominante, y lo mismo ocurre en muchos de los escudos de la Corona de Castilla que existen en la Catedral. Pero si nos damos un paseo por Galicia, podremos apreciar que en muchos lugares ocurre lo mismo: sin ir más lejos, es el caso del escudo de la Catedral de Santiago, el del Colegio de Fonseca (en la misma ciudad), y el de algunos edificios públicos de Lugo. ¿Qué quiere decir esto? Que mucho tiempo después de la unión de las dos coronas, sus distintos territorios siguieron siendo conscientes a cuál de ellas pertenecían (aunque fuera en un nivel teórico).
Por su parte, la Junta de Castilla y León, haciendo gala de un más que dudoso historicismo, se apropió de la enseña y del símbolo heráldico, por lo que hoy en día podemos verlos por todo el territorio de la comunidad autónoma.
¿Fue ésta una decisión correcta? Evidentemente no, ya que se trató de una apropiación indebida. Bajo esos símbolos no estaban englobadas tan sólo las nueve actuales provincias de la autonomía, sino todos los reinos de la Corona castellana; Galicia, Asturias, León, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Extremadura, Andalucía, País Vasco y Murcia, y posteriormente, el Nuevo Mundo y, como hemos visto, todo el territorio nacional. ¿Cómo se explica, si no, la presencia de este escudo en la Catedral de Santiago de Compostela, en Ayuntamientos como los de Oviedo y Avilés, en edificios americanos, y en multitud de otros lugares?
Hay que resaltar que el león rampante no representa tan sólo al reino de este nombre, sino también al resto de la Corona Leonesa; Galicia, Asturias y Extremadura. De este modo, no es de extrañar que estas regiones no aparezcan nunca en la simbología estatal española, ya que ni siquiera figuran en el actual escudo constitucional, al considerarse tácitamente que estaban y están incluidas en el león púrpura.
El hecho de que la Junta se apoderara del escudo y la bandera cuartelados constituye un agravio histórico al resto de territorios que durante tantos siglos tuvieron que convivir en la Corona de Castilla, ya que bajo ellos lucharon y murieron gallegos, extremeños, andaluces, vascos, asturianos, etc., y no sólo leoneses y castellanos. Todo ello constituye una muestra más de la manipulación histórica y sentimental a la que nos someten todos los días las instituciones de Valladolid.
FERNANDO I, EL FALSO PRIMER REY DE CASTILLA Y LEÓN
18 septiembre, 2005
Volviendo a nuestro asunto, al morir el rey navarro, el reino y los territorios adquiridos son repartidos entre sus hijos: a García Sánchez III le correspondió el título de rey de Navarra; a Ramiro I, el de rey de Aragón; a Gonzalo, el de rey de Sobrarbe y Ribagorza; y a Fernando, por último, el de conde de Castilla, sometido teóricamente al rey de León. Daba la casualidad de que este último personaje estaba casado con Sancha, hermana de Vermudo, circunstancia que tendrá importantes consecuencias en el futuro. Pues bien, muchos historiadores afirman que una de las cláusulas de esta boda era que Fernando adquiriría el título de rey de Castilla, aunque esta peregrina idea ya fue criticada por el Padre Risco (1735-1801), quien señaló que "tales condiciones no fueron mecionadas por los escritores antiguos". Por si fuera poco, Ramón Menéndez Pidal se vio obligado a reconocer que "Fernando no se titula más que conde en los años 1035, 1036 y comienzos de 1037, mientras se titulan reyes sus hermanos en Aragón y Ribagorza" (El Imperio Hispánico y los Cinco Reinos). En ese mismo año de 1037, tras la batalla de Tamarón y la muerte violenta de Vermudo, el navarro Fernando se hará coronar rey en León, y dará comienzo a la dinastía navarra en el solio legionense.
¿Qué nos dice la documentación original acerca de todo esto? Pues que a Fernando Castilla le importaba un comino, y que su única preocupación fue obtener León. A las fuentes y a las pruebas me remito:
- En la Colección Diplomática del Monasterio de Sahagún, se denomina a Fernado I como "rege in Legione", "regis Legionense" y otras variantes en un total de 142 documentos, mientras que sólo uno (el nº 542) dice que es "rex in Legione et in Castella". En sus documentos personales no se intitula más que como rey, sin enumerar territorios (esta costumbre la iniciará Alfonso VI), aunque en las confirmaciones muchas veces firma "in Legione". Por su importancia simbólica vale la pena transcribir una parte de las clásusulas finales del documento 473: "Anno feliciter VII regnum gloriosi domni nostri domno Fredenandi regis et coniux eius domna Sanctia regina/ commorantes in Castella, sedente regni solium et tronum in sedem Legionensem", que en traducción aproximada vendría a decir: "Feliz año séptimo del reinado del glorioso señor nuestro el rey don Fernando, y cónyuge suya la reina doña Sancha, permaneciendo (los dos) en Castilla, asentado el solio y el trono del reino en la sede leonesa".
- En la Colección Documental del Archivo de la Catedral de León se le denomina "regnante rex Fredenandus in Legione", "in sedis Legione" y otras variantes similares en 74 documentos, mientras que sólo dos le señalan como "Rex Fredenando in Legione et in Castella" (uno de los cuales, el nº 999, presenta serias dudas sobre la lectura "Castella"). Otros dos documentos le mencionan como "rege in Legione, in Kastella et in Gallecia"
- En los escasos documentos de San Isidoro de esta época tan sólo aparece como "in ciuis legionensis". En un documento de Sancha, ésta firma como "ego Sancia, regina Legionem"(cosa que ocurre también en el documento 1131 de la Colección Documental del Archivo de la Catedral)
Algunas preguntas que dejo en el aire:
- Partiendo del supuesto de que los documentos en los que Fernando se intitula rey de Castilla sean originales y no una falsificación posterior (como parece señalar el hecho de que se arrogue un título territorial cuando dicha costumbre no se iniciará hasta Alfonso VI), ¿son suficiente unos meses para decir que el reino de Castilla se anexionó León, y que así nació el reino de Castilla y León?
- Si la respuesta fuera afirmativa: ¿por qué Fernando se tuvo que coronar rey en León? ¿No era suficiente la supuesta coronación en Castilla? ¿No es esto una prueba del reconocimiento de la superioridad del reino leonés? ¿Es que nadie se da cuenta de la aberración que supone anteponer el título de Castilla al de León (que no aparecerá en la documentación hasta Fernando III)?
- Si Castilla era tan importante para Fernando, ¿por qué no la menciona apenas en los documentos? ¿Por qué se molesta en reafirmar su legitimidad a través de su esposa (que figura como corregente en casi todos los documentos)? ¿Por qué crea en León el Panteón de los reyes y traslada allí el cadáver de su padre?
El escudo y la bandera de Castilla y León: historia de una apropiación indebida
23 agosto, 2005
"1. El emblema o blasón de Castilla y León es un escudo timbrado por corona real abierta, cuartelado en cruz o contracuartelado. El primer y cuarto cuarteles: sobre campo de gules, un castillo de oro almenado de tres almenas, mamposteado de sable y clarado de azur. El segundo y tercero cuarteles: sobre campo de plata, un león rampante de púrpura, linguado, uñado y armado de gules, coronado de oro.
2. La bandera de Castilla y León es cuartelada y agrupa los símbolos de Castilla y León, conforme se han descrito en el apartado anterior. La bandera ondeará en todos los centros y actos oficiales de la Comunidad, a la derecha de la bandera española."
¿Cuál es el origen de estos dos símbolos tan denostados en tierras leonesas? Mucha gente piensa que hay que remontarlos a Fernando I, presunto primer unificador de León y de Castilla, pero ello es totalmente falso. El cuartelado de castillos y leones se lo debemos a Fernando III, que fue quien unió las dos coronas en el año 1230. Hasta entonces, el símbolo de la Corona Leonesa, al menos desde Alfonso VII el Emperador, había sido un león púrpura pasante (al que los castellanos después convertirán en rampante). Más tarde, Alfonso VIII de Castilla (que en puridad debería ser conocido como Alfonso I) acuñó el símbolo de su reino: en campo de gules, un castillo de oro aclarado de azur. Cuando Fernando III une las dos coronas, se le presenta el dilema de cuál de los dos símbolos adoptar: el monarca tomó una decisión casi salomónica y creó el famoso escudo cuartelado, acuñando así el que sería el símbolo de la Corona de Castilla y, andando el tiempo, de todo el Estado Español (siglo XIX). La Junta de Castilla y León, haciendo gala de un más que dudoso historicismo, se apropió de la enseña, por lo que hoy en día podemos verla por todo el territorio de la comunidad autónoma.
¿Fue ésta una decisión correcta? Evidentemente que no, ya que se trató de una apropiación indebida. Bajo esos símbolos no estaban englobadas las nueve actuales provincias de la autonomía (ridícula idea), sino todos los reinos de la Corona castellana; Galicia, Asturias, León, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Extremadura, Andalucía, País Vasco y Murcia, y posteriormente, el Nuevo Mundo. ¿Cómo se explica, si no, la presencia de este escudo en Ayuntamientos como los de Oviedo y Avilés, en edificios americanos, y en multitud de otros lugares?
De hecho, el león no representa tan sólo al reino de este nombre, sino también al resto de la Corona Leonesa; Galicia, Asturias y Extremadura. De este modo, no es de extrañar que estas regiones no aparezcan nunca en la simbología estatal española, ya que ni siquiera figuran en el actual escudo constitucional, al considerarse que están incluidas en el león púrpura.
El hecho de que la Junta se apoderara del escudo y la bandera cuartelados constituye un insulto histórico al resto de territorios que durante tantos siglos tuvieron que convivir en la Corona de Castilla, ya que bajo ellos lucharon y murieron gallegos, extremeños, andaluces, vascos, asturianos, etc., y no sólo castellanos y leoneses. Es un atentado contra la Historia de España, y las instituciones académicas estatales deberían denunciarlo. Aunque cosas como ésta no deberían extrañarnos, porque es tan sólo una muestra más de la manipulación histórica y sentimental a la que nos someten todos los días las instituciones "castellanoleonesas".
Pero..¿Existió un Reino de Castilla y León?
13 mayo, 2005
Empecemos por el principio: ¿A qué se debe esta confusión? Los pergeñadores de la identificación mencionada la retrotraen al año 1230, año en el que, según ellos, se unen los reinos de León y de Castilla. Esto es inexacto. No se unen dos reinos, sino dos Coronas. En terminología historiográfica, una Corona es la unión de varios reinos. En el caso que nos ocupa, la Corona de León incluía los reinos de León, Galicia y Asturias, y el territorio de la Extremadura Leonesa. Por su parte, la Corona de Castilla estaba compuesta por el reino de Castilla, el reino de Toledo, y los señoríos de Guipúzcoa y Vizcaya. Todos estos territorios quedaron unidos en la persona de Fernando III, pero continuaron conservando su personalidad e identidad, y así todos los reyes se intitularán como “rey de Castilla, de León, de Toledo, de Galicia, etc.”. Aquí hay que resaltar que NINGÚN rey, en toda la Historia de España, se intituló “rey de Castilla y León”: sin embargo, hoy en día es muy frecuente encontrarse con afirmaciones como “Alfonso XI, rey de Castilla y León, inició una política de unificación legisladora...”. Esto es muy inexacto y puede llevar a equívoco: ¿dónde quedan Galicia, Extremadura, etc.?¿Desaparecieron de la Historia de España sin dejar rastro? Por ello es más correcto denominar al conjunto de estos reinos como “Corona de Castilla”, ya que ése fue el reino que tuvo la mayor preponderancia, y, de hecho, los extranjeros identificaban como “castellanos” a todos sus habitantes, sin importarles que fueran gallegos, asturianos, leoneses, andaluces, etc.
Por supuesto, todo esto tuvo su reflejo en los mapas: en todos ellos, desde el siglo XVI al siglo XX, los distintos reinos (luego regiones) siguen apareciendo sin excepciones. En algunos pueden variar los límites según la época del mapa, pero siempre se distinguen los territorios de Galicia, Asturias, León, Castilla (la Vieja), Toledo (o Castilla la Nueva), Extremadura, etc. Curiosamente, nunca aparece un territorio que se llame “Castilla y León”, ni, mucho menos, se engloba a León dentro de Castilla la Vieja. La identificación que defienden la Junta de Castilla y León y sus adláteres simplemente no existió nunca a nivel oficial.
En cuanto a los símbolos adoptados por la Junta, también éstos llevan a equívoco. Así, no resulta extraño estar frente al Ayuntamiento de Oviedo (o el de Avilés), y observar que el escudo principal de la fachada es presuntamente el mismo que el de la actual autonomía de Castilla y León. Evidentemente, la intención original de esos escudos antiguos no era representar a Castilla y León, sino a la mencionada Corona de Castilla. Debido a esto, podemos encontrárnoslo en edificios en Galicia, Asturias, Extremadura, etc. e incluso en lugares tan alejados como Méjico, Perú, etc., que estuvieron bajo el dominio de la Corona castellana. Este escudo fue acuñado por Fernando III para simbolizar la unión de las dos Coronas (que no reinos), y la Junta, con un afán historicista más que dudoso, lo adoptó como símbolo y bandera, despreciando así a todos los demás territorios españoles que estaban representados en él. En ocasiones, este escudo aparece con un escusón (un escudito central) con las flores de lis: ello nos indica que es de época borbónica, ya que los Borbones simplificaron el complicado escudo estatal de los Austrias por el más sencillo cuartelado de castillos y leones, pasando éste a representar así, no sólo a la Corona de Castilla, sino a todo el Estado español.
Concluyendo: la Junta tiene mucho interés en difundir una identificación entre la comunidad autónoma actual, y la histórica Corona de Castilla, y, aunque ello es totalmente falso, a fuerza de financiar y patrocinar a ciertos historiadores y fundaciones, lo está consiguiendo. Pero la realidad es la realidad, y siempre estará ahí para que quien quiera pueda comprobarla.