LOS ESCRÚPULOS DE UN HISTORIADOR ANTE "CASTILLA Y LEÓN"

11 octubre, 2006

Hoy voy a presentaros un fragmento de la página 417 y siguientes del Tomo I de "Historia de una cultura", titulado "Castilla y León en la Historia de España", editado por la Junta de Castilla y León en el año 1995. Este texto comienza el capítulo "Historia Contemporánea de Castilla y León", y está firmado por Julio Aróstegui, un prestigioso historiador a quien tuve el honor de entrevistar durante la carrera de Historia junto a mi amigo Davíd Martínez. He suprimido ciertos pasajes que no tenían que ver con el enfoque que os he adelantado en el título de esta entrada. De todos formas, no os llevéis a engaño: al final, en el libro opta por la vía fácil e identifica la historia de Castilla con la actual autonomía. En cualquier caso, Aróstegui da muestras de una gran valentía al mostrarnos en una obra de la Junta sus escrúpulos éticos ante la tarea de abordar la historia de una "región histórica" que fue creada en 1983. Espero que os preste.

INTRODUCCIÓN: UN HISTORIAR CON DUDAS
Cuando se emprende una escritura como la aquí propuesta, a la que ha de ponérsele el rótulo Historia contemporánea de Castilla y León, el autor puede sentirse, como es el caso, ante dudas no pequeñas que, creemos, debe darlas a conocer al lector de este libro —o de esta parte del libro— cuanto antes. (...) No resulta sencillo de escribir una historia «regional» desde la perspectiva obligada de un marco «estatal». Y no lo resulta, especialmente, cuando uno no quiere engañarse, ni engañar, dejándose llevar por la cómoda idea de que la Historia regional es la Historia estatal en miniatura. Particularmente en estos tiempos, nos van acostumbrando a aceptar que una Historia de una región consiste en contar los hechos de la Historia del Estado «que han ocurrido» en tal región. Y cuando se tiene poco o nada que contar de la región se cuenta lo que ocurre en el Estado. (N. de R.: que es precisamente lo que está ocurriendo con los libros de texto de esta comunidad en cuanto se salen de la Edad Media)
Creo sinceramente que este recurso engaña al lector de Historia y pretende engañar a la Historia misma. Hacer una Historia regional cuando estamos acostumbrados a hacerla estatal o hacerla «local» —que es otra cuestión— no es, atento lector, nada fácil(...)
Porque, ¿es posible realmente hacer una Historia de la «Castilla y León» contemporánea que tenga en sí misma un significado y que no fuerce las cosas a la anacronía, la ucronía o a la falsa topología, la falsa toponimia? Es imaginable, sin duda, una larga retahíla de preguntas, al hilo mismo de esas primordiales que hacemos, que ni siquiera podemos atrevernos a plantear aquí. ¿Cómo debe esta Historia encajarse en la historia del «Estado»? ¿Hay una entidad «Castilla y León» sujeto de una Historia delimitada en los siglos XIX y XX o estamos proyectando caprichosamente, y, tal vez, interesadamente, nuestro presente en el pasado para crear una entidad que no existe?
Una Historia de entidad tal como «Castilla y León» contemporánea es, si se toma la empresa con escrúpulo de rigor, un ejercicio de composición complicada, por las razones que aludimos brevemente. Esa entidad política que pretendemos historiar no existe, como sabemos muy bien, hasta el año 1983. Podemos buscar sus raíces y podemos intentar explicarnos sus problemas en el pasado inmediato. Pero transportar esa realidad al pasado, sin más, falsea ciertamente las cosas (...)
El lector tiene ya, pues, una pequeña pista como elemento de juicio para calibrar el problema de este «historiar con dudas», Castilla y León, sujeta hoy a una realidad «autonómica», no es tal tipo de entidad en toda la época en que tenemos que historiarla. ¿Cómo superar esta aparente aporía? Y, en todo caso, ¿existen razones que hagan razonable y productiva la intención de tal superación? El historiador ha de hacer frente a estos problemas con buen ánimo, con recto ánimo, porque la Historia o bien sirve para hacernos entender mejor nuestro presente o no sirve para nada. Lo injusto será que queramos hacer nuestro pasado a la medida de lo que, en efecto, nos complace en él.

¿HOMEOPATÍA? NO, GRACIAS

10 octubre, 2006

Llevo una semana padeciendo un persistente catarro con tos seca que me está destrozando la garganta. Como suele ocurrir en estos casos, mis conocidos y amigos me han proporcionado una buena resma de consejos y remedios "infalibles" para tales situaciones. Los he probado todos: desde el limón con miel, pasando por las famosas Juanolas, la Lizipaína y el Angileptol. Pero nada. Ahí sigue el catarro. Afortunadamente, hoy he acudido a los profesionales de la salud, y parece que un simple jarabe y un poco de paracetamol están obrando el milagro.
Pero quería aprovechar la ocasión para contaros una anécdota al repecto. En una importante y famosa farmacia del centro de León, cuando les describí mis síntomas, lo primero que me ofrecieron fue un "medicamento" homeopático. Sonreí a la dependienta, y amablemente le señalé que no estaba interesado en placebos. ¿Por qué hice esto y rechacé su recomendación? Básicamente porque la homeopatía es un cuento chino. Porque, ¿qué es la homeopatía? ¿Cuál es su origen?
Comencemos por el principio. El padre de la criatura fue Samuel Friedrich Hahnemann (1755-1843), médico alemán que concibió la curiosa teoría de que la medicina que cura una enfermedad, en grandes dosis provoca esa misma enfermedad. Invirtiendo el razonamiento, llegó a la conclusión de que las sustancias que curan (que él y sus sucesores decidieron arbitrariamente cuáles eran y para qué servían), si son suministradas en cantidades infinitesimales, curan mejor y más rápido. Así que procedió a crear disoluciones de esas sustancias en agua destilada, y posteriormente continuó haciendo disoluciones de esas disoluciones hasta que aparentemente no había otra cosa que agua destilada. Pero según el ínclito Hahnemann, aunque los análisis nos digan que sólo tenemos agua pura 100%, en realidad el principio activo sigue ahí, porque el agua tiene memoria (!!), lo que hace que cure más eficientemente al enfermo .
En fin, que la gente que confía en esta especie de medicina alternativa, lo que está haciendo es tomar un placebo puro y duro. Podría decirse que la homeopatía es una pseudomedicina del siglo XIX que triunfa en el siglo XXI.
Lo que sí sería interesante es que los médicos y los científicos en general investiguen qué es lo que se esconde detrás del "efecto placebo", porque es innegable que es un fenómeno que existe, y que hay mucha gente que cuando toma un azucarillo pensando que es un medicamento, se cura de forma inexplicable. Será que la fe mueve montañas... o enfermedades
Si queréis saber más sobre el tema, seguid este enlace


La trastienda de la etapa contemporánea de León

05 octubre, 2006

Historia Visual de León, nº7, Revista del Diario de León 1/10/2006
MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ, RICARDO CHAO.
A pesar del retorno al absolutismo y la abolición del decreto de división de 1822 se continuó la labor desarrollada por el Trienio Liberal en lo relativo a la división provincial. Así, el 30 de noviembre de 1833 se promulga el Real Decreto de división del territorio español que queda constituido por 49 provincias que son distribuidas en las regiones que constituyeron la división territorial española durante el Antiguo Régimen y que procedían, principalmente, de los reinos medievales. Son éstas: Andalucía, Aragón, Asturias, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña, Extremadura, León, Murcia, Valencia, Navarra, las provincias vascongadas de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, Islas Baleares e Islas Canarias. Según el artículo 2 de este R.D. “el Reino de León [está formado] por las [provincias] de León, Salamanca y Zamora”. El mapa provincial de 1833 ha sobrevivido prácticamente igual hasta el presente, excepto algunos retoques locales o el desdoblamiento de la provincia de Canarias en 1927 (Decreto de 27 de septiembre).

A partir de mediados del siglo XIX, el modelo territorial liberal de Estado basado en la división de 1833 es cuestionado desde posiciones político-ideológicas que plantean una reforma territorial-administrativa que reconociera y otorgara competencias a un nivel regional (sectores tradicionalistas o partidarios del republicanismo federal). Como oposición a estos regionalismos surge un regionalismo de tipo económico denominado castellano o “castellano-leonés” impulsado por oligarcas cerealistas de Tierra de Campos y especialmente de Valladolid que plantean la unidad de España en torno la hegemonía de Castilla y su defensa frente a los regionalismos periféricos, y muy especialmente, el catalán. Promueven una región correspondiente a la Meseta Norte que identifican con Castilla la Vieja y que es capitalizada por esta ciudad. Este concepto encontraría gran resonancia con escritores de la Generación del 98.

Durante la I República se propone la división española en estados que según el preámbulo constitucional debía responder a los antiguos reinos. Contradiciendo este precepto, el regionalismo vallisoletano propone la creación de un estado federal castellano que incluye a la región leonesa y que es recogido en el proyecto de Constitución Federal de la República Española el 17 de julio de 1873 (redactada por Castelar en menos de 24 horas). El cuatro de agosto de 1873 la Comisión Provincial de León (que representaba a la Diputación) exigió la autonomía para la provincia de León en la constitución federal que elaboraba la I República española, debido a su Historia, superficie, población y costumbres: “No pretende León en manera alguna ser el centro de un Estado, al que concurrieran otras de las actuales provincias; sino formarse por sí sola, y no perder su autonomía, ni el glorioso nombre de Leoneses sus habitantes, que con él y no con el de Castellanos se han distinguido siempre por su patriotismo, su laboriosidad y su cordura”. En la sesión del Parlamento del 18 de septiembre de 1873, Pi y Margall, refiriéndose a las divergencias surgidas por la división territorial planteada por Castelar en el proyecto de la Constitución federal, dijo: “He estado siempre por que se reconstruyan los antiguos reinos, puesto que de otro modo no comprendo que puedan ponerse límites a la federación”. En 1877, Pi y Margall en Las Nacionalidades, mencionaba nominalmente a Galicia, Asturias y León como entidades históricas que deben conservar su propia personalidad al lado de los demás estados o regiones integrantes de la Federación Española.

Entre los años 1900 y 1931 se impulsa un regionalismo cultural leonés, desarrollado a través de artículos de prensa y festejos: el centenario del Padre Isla, los Juegos Florales, y sobre todo, la celebración del IX Centenario de los Fueros de León como respuesta al centenario de las comunidades castellanas, la adopción del Pendón Real púrpura con el escudo de León y la organización, por parte de la Diputación de León, de una biblioteca de temas y autores leoneses.

El siguiente proyecto autonómico del siglo se produjo durante la II República Española que iba a instaurar un sistema político, compromiso entre unitarismo y federalismo, para dar autonomía a las regiones españolas sin atacar la unidad del Estado español. En éste, el Tribunal de Garantías Constitucionales tenía jurisdicción sobre todo el territorio nacional y sus competencias le configuraban como el máximo poder equilibrador compensando los desequilibrios entre el poder estatal y los regionales. Este tribunal contaba con un representante por cada una de las Regiones españolas: Andalucía (provincias de Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla, más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla); Aragón (provincias de Huesca, Teruel y Zaragoza); Asturias (provincia de Oviedo); Baleares; Canarias (provincias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife); Castilla la Nueva (provincias de Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid y Toledo); Castilla la Vieja (provincias de Ávila, Burgos, Logroño, Palencia, Santander, Segovia, Soria y Valladolid); Extremadura (provincias de Badajoz y Cáceres); Galicia (provincias de La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra); León (provincias de León, Zamora y Salamanca); Murcia (provincias de Albacete y Murcia); Navarra; Vascongadas (provincias de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya); y Valencia (provincias de Alicante, Castellón y Valencia). En 1932 la Diputación de León tratará de hacer un estatuto de autonomía contando con los representantes en las Cortes y los ayuntamientos de la provincia mientras que la oligarquía cerealista de Valladolid también intentó la autonomía de su concepto regional “castellano-leonés”.

En plena guerra civil se produjo una situación autonómica al margen de la prevista en la Constitución de 1931: debido a las circunstancias bélicas, el aislamiento territorial y la presión popular se refrenda y reconoce por el Decreto de la Presidencia del Consejo de Ministros de 23 de diciembre de 1936 el Consejo Interprovincial de Asturias y León que tuvo su sede en Sama de Langreo y, al parecer, se planteó la necesidad de un Estatuto de Autonomía regional. Llegó a emitir moneda propia y el Consejo asumió la plena responsabilidad del mando en el territorio de su autoridad. Todo acabaría con la ocupación de Gijón el 20 de octubre de 1937.

La oligarquía agraria castellana propugnada desde Valladolid y contraria a los regionalismos españoles se incorporó al régimen de Franco, en el que aunque se respetó la división regional española (esto es, con León y Castilla la Vieja como regiones distintas), favoreció la difusión de la idea de una Gran Castilla, núcleo y matriz de España, integrada por León y Castilla la Vieja. A pesar de ello, la región leonesa fue objeto de estudios geográficos, históricos, etnográficos, lingüísticos, socioeconómicos, estadísticos, etc. hasta 1975.


Recordamos, por ejemplo, el trabajo de Julio Caro Baroja que en Los Pueblos de España recogía una región leonesa conservadora de una antiquísima tradición que junto a Galicia, Asturias, Cantabria, Vascongadas y Navarra integraba al conjunto de los Pueblos del Norte, y que curiosamente contraponía con el Reino de León castellanizado agrupado con Castilla: “Difícilmente se podrá encontrar en toda Europa una región en la que los elementos de la cultura moderna se hallen tan en armonía con los datos de un pasado remoto como León”. O el de Elías López Morán que a comienzos del siglo XX recogía en El Derecho Consuetudinario Leonés el vigor de la administración local, usos y costumbres leonesas y que hizo exclamar a un famoso tratadista: “Si desaparecieran todas las leyes del Estado seguirían los leoneses rigiéndose al amparo de sus costumbres”. Joaquín Costa en El Colectivismo Agrario señalaba cómo la explotación comunal del terreno se había conservado muy bien en la región leonesa. En el terreno lingüístico, un artículo de Ramón Menéndez Pidal, El Dialecto Leonés hacía una llamada de atención en 1906 sobre la presencia, en diversos territorios ocupados por el Antiguo Reino de León, de restos de un sistema lingüístico que se correspondía con la antigua lengua de la administración y del estado medieval leonés. Éste se conservaba bastante bien en la parte noroccidental de la región leonesa, mientras que en el sur se había degradado o desaparecido. Este artículo, junto al Estudio fonético-histórico de los dialectos españoles occidentales, escrito en 1914 por el filólogo alemán Fritz Krüger y junto a un estudio sobre el leonés medieval publicado en 1907 por el sueco Erik Staaf, son la base de todos los estudios posteriores sobre el leonés. Podíamos encontrar una Guía del Antiguo Reino de León, un viaje geográfico, artístico y pintoresco por las provincias del viejo reino en el año 1886 y la región leonesa era recogida en las enciclopedias como una de las regiones históricas españolas siendo representada en mapas con las provincias de León, Zamora y Salamanca (y en ocasiones también las de Palencia y Valladolid). El Instituto Nacional de Estadística, en el tomo I, volumen 4, de las Características de la Población Española deducidas del Padrón Municipal de Habitantes, según la inscripción realizada el 31 de diciembre de 1975, recogía los datos correspondientes al Reino de León como formado por las provincias de León, Palencia, Salamanca, Valladolid y Zamora e incluso en el Tratado Internacional entre España y Suiza de 1975, de materia comercial, se relacionaban las regiones españolas, estando la leonesa integrada por las provincias de León, Salamanca y Zamora.

A pesar del concepto castellanista de España, a pesar de la secular ocultación de León, la región leonesa seguía siendo reconocida como pieza esencial del puzzle de España y el leonés como uno de los pueblos españoles, como nos recuerda el poema de Miguel Hernández, Vientos del pueblo me llevan:

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de hierba mala,
yugos que habréis de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Identidad y directrices

21 septiembre, 2006

Os quiero copiar el artículo de opinión aparecido en La Crónica de León-El Mundo firmado por Javier Callado. Creo que no hace falta ningún comentario adicional.
Se ha comentado en columnas anteriores que las Directrices Esenciales de Castilla y León (DE) son un documento estratégico en el que se definen las grandes líneas de gasto público para los próximos años. El anteproyecto se ha sometido a información pública en agosto para que pasase inadvertido a la mayoría de los ciudadanos y sortear así su debate. Cabe preguntarse por qué y son varias las posibles respuestas.
Existen muchas cuestiones polémicas que podríamos tratar sobre estas DE, pero no es el propósito de esta columna tocar todas. Sin embargo merecía la pena realizar unos comentarios sobre sus objetivos en transportes, lo que abarcó las dos columnas anteriores. Ahora, para terminar, volvemos la vista sobre los aspectos relativos a la identidad.
Como es conocido, esta Comunidad Autónoma se formó por la adición de dos regiones históricas: la Región Leonesa y Castilla la Vieja. Ambos territorios tienen sus orígenes en la Edad Media y nunca han permanecido unidos institucionalmente más allá de lo que lo hayan estado a su vez con Galicia, Asturias o Madrid. Este hecho sumado a una base gentilicia diversa fue forjando unas notables caracterizaciones culturales. En León en torno a dos territorios: uno al norte del Duero y otro al sur. Por su parte, Castilla se ha configurado como un espacio político, pero resultante de la adición de siete núcleos culturales que permanecieron diferenciados.
La Junta pretende eliminar esa riqueza cultural, tal y como se plasma en las DE. Acudamos a su texto para comprobarlo:
«Para incidir en los factores territoriales que fomentan la sociedad del conocimiento es necesario (...) priorizar las acciones que contribuyan a crear una imagen de marca regional colaborando a fortalecer la identidad territorial» (Título I, art. 4).
«Se fomentará una perspectiva integral de la riqueza natural de Castilla y León fortalecedora de la identidad regional» (Título III, Cap. 1, art. 12).
«Se fomentará una perspectiva unitaria de la riqueza cultural de Castilla y León, fortalecedora de la identidad regional» (Título III, Cap. 2, art. 17).
«La acción pública debe activar estrategias que fomenten la identidad regional recomponiendo su imaginario» (Título VI, art. 40).
Como se aprecia, la Junta pretende acometer la eliminación de la identidad cultural que a cada pueblo le es propia. En consecuencia, dado que su acción ha sido hasta ahora abiertamente castellanizante –desde una perspectiva vallisoletana–, de lo que se habla en las DE es de la eliminación de la cultura leonesa.
Estas prácticas, propias de los regímenes totalitarios, no pueden ser aceptadas con un criterio democrático. La cosmética de un acuerdo entre partidos no debería servir para que la Junta maquille una pretensión reprobable desde la ética más elemental.

LOS LIBROS DE TEXTO DE CASTILLA Y LEÓN

14 septiembre, 2006


Esta temporada estoy haciéndome con el máximo número posible de libros de texto de Historia para ver qué tipo de contenidos se están impartiendo a la juventud leonesa. En un próximo artículo ya os contaré la cantidad de barbaridades, mentiras, manipulaciones y medias verdades que me he encontrado, pero hoy os quería hablar de una en concreto. Se trata del libro de Geografía e Historia para Castilla y León de una importante editorial nacional (cuyo nombre no voy a mencionar). Mi indignación ha sido mayúscula cuando me he encontrado ¡¡que incluyen publicidad como parte de los contenidos!! Ya había oído algo hace tiempo, pero hasta que no lo he visto con mis propios ojos no lo he dado crédito. Os incluyo la primera página del mencionado libro de texto para que juzguéis vosotros mismos.

CONTINÚA A LA VENTA EL MAPA "COMARCAS REGIÓN LEONESA"

07 septiembre, 2006

Sé que algunos estáis buscando como locos algún ejemplar del mapa "Comarcas de la Región Leonesa" que fue editado hace varios años, y que es el único mapa actual que se ciñe a las tres provincias de la Región Leonesa. Pues bien, al menos en la Llibrería Filandón (Astorga) siguen teniéndolo, y además en cantidades. La representación de las comarcas puede resultar un tanto extraña, per ello se debe a que el mapa está basado en el censo agrario. Mide aproximadamente 90 cms. de alto x 53 de ancho, cuesta sobre 6€, y podéis hacer el pedido en el Tlf: 987-61.67.92 e-mail: filandon @ filandon.com pedidos @ filandon.com (quitad los espacios anteriores y posteriores a las @ al escribir el mensaje)

BIEN POR EL NUEVO "GRAN ATLAS DE BOLSILLO" DE ISTMO

Mirando los libros de texto en un centro comercial de León, me topé con el "Gran Atlas de Bolsillo" de la Editorial Istmo. Lo hojeé por curiosidad, y me encontré con una agradable sorpresa: en el mapa de la Península Ibérica (págs. 38-39), dentro de la Comunidad de Castilla y León el Atlas distingue entre la región de León y la de Castilla la Vieja (ver fragmento de imagen). Se agradece este tipo de detalle en una obra nueva, aunque es una lástima que haya tenido que ser confeccionada por extranjeros. Sin embargo, en casa también tengo el "Gran Atlas Universal" de Difusora Internacional del año 1995 en el que se diferencian ambas regiones históricas y que, además, hace lo propio en el tomo de descripciones.
Por si os interesa, el Atlas de Istmo me costó en torno a 14€, aunque ignoro si estaba de oferta o si era el precio normal.

VIGGO MORTENSEN EN LA PRESENTACIÓN DE "ALATRISTE" EN LEÓN

02 septiembre, 2006

Os incluyo el vídeo que grabé de la alocución de Viggo Mortensen en la presentación de la película "Alatriste" que tuvo lugar el 1 de septiembre en el Teatro Emperador de la ciudad de León. Para conseguir la entrada, Tere y yo tuvimos que hacer cola el día anterior desde las 07:45 hasta las 12:00, pero valió la pena. A ver si los políticos aprenden de Viggo y presumen un poco de León, y lo defienden "a capa y espada".

LOS JUDÍOS EN PUENTE CASTRO Y MAPA DE LAS JUDERÍAS LEONESAS

30 agosto, 2006

Hoy me he dado cuenta de que hasta ahora no había incluido el primer artículo que escribí. Os expongo aquí una versión actualizada de aquella mini-investigación que realicé sobre mi barrio en el primer año de carrera de Historia. El mapa final lo hicimos Tere y yo para la exposición de "San Froilán y su tiempo".

LOS JUDÍOS EN PUENTE CASTRO
La judería o aljama de Puente Castro fue la más antigua e importante de la ciudad de León: esto es lo único que sabemos a ciencia cierta de su origen, ya que no tenemos constancia documental de su fundación ni de sus comienzos. Realmente, la escasez de documentación acerca de esta judería resulta llamativa: el único dato histórico preciso que conocemos sobre ella es la fecha de su destrucción a manos de castellanos y aragoneses en 1196. Tras esta masacre, los judíos supervivientes se instalaron en el famoso barrio de Santa Ana, pero su población nunca llegó a ser tan numerosa como cuando estuvieron en nuestro barrio.
Sabemos poco de la judería, y ello a pesar de que Puente Castro se llamó “Castro Iudeorum” (Castro de los Judíos) durante toda la Edad Media, y el nombre se mantuvo incluso después de su destrucción. El historiador Justiniano Rodríguez señala que muy posiblemente la sinagoga se encontraba en la actual Calle de la Misericordia, pero su localización exacta es desconocida. Sin embargo, es más probable que estuviese situada en el cerro de la Mota, ya que según las excavaciones de los últimos años, parece que fue allí donde estuvo asentada la judería.
Los judíos de Puente Castro desarrollaron un gran comercio económico y social con la ciudad de León. Se dedicaban a la orfebrería, al comercio de mercados y a la elaboración de cueros finos. Poseían prados, tierras de cultivo, viñedos y molinos. Es de destacar el hecho de que estas gentes llegaron a alcanzar un alto nivel de estimación social y de reconocimiento público entre los habitantes de nuestra ciudad, lo cual contrasta con su situación en el resto de la Península (persecuciones, malos tratos, segregación racial, etc.). Desde el siglo XI los reyes leoneses aceptan de buen grado a los judíos, incluso les profesan cierta simpatía, aunque esto no impide que les cobren un impuesto anual consistente en quinientos maravedíes leoneses, una “buena piel” y dos guadamecíes (un guadamecí es un cuero adobado y adornado con dibujos). Este impuesto se pagaba al rey, hasta que Fernando I se lo cede a la Catedral para iluminar sus altares : esta tarea costaba treinta maravedíes, y el resto se repartía entre el Obispado y otros prelados de la Iglesia de la ciudad.
La judería de Puente Castro disponía de libros hebreos muy importantes : Abrahan Zacut, historiador judío, hizo referencia a ciertos manuscritos religiosos muy antiguos (podrían datar del siglo VII) que eran “guardados celosamente” por los judíos de nuestro barrio.
El poblado estaba en la ladera sur del cerro de la Mota, y lo culminaba un castro (pequeña fortificación de carácter defensivo). Este castro medieval estaba construido sobre otro romano, que a su vez seguramente se levantaba sobre uno de origen astur. Parece que el castro estaba ocupado por mercenarios judíos al servicio del rey de León, aunque este dato no está comprobado.
Los judíos fueron atacados por las huestes de Alfonso VIII de Castilla y Pedro I de Aragón el 23 de Julio de 1196, y resistieron valientemente hasta el día 25, día en que fue tomada la fortaleza y saqueada la judería. Los supervivientes que no consiguieron huir por el lado del río, fueron asesinados o hechos esclavos. Fue tan concienzuda la destrucción de Puente Castro, que estuvo prácticamente deshabitado hasta el siglo XV.
Antes del descubrimiento del cementerio, aparecieron ocho lápidas funerarias, que son los mejores ejemplos de epigrafía hebrea en España (la mayoría de ellas se encuentran en un museo de Toledo). Los restos humanos encontrados apuntaban hacia el Este (como era costumbre entre estas gentes) y estaban enmarcados por gruesos cantos rodados. Llama la atención que dos de las inscripciones señalen que sus propietarios fueron asesinados (probablemente para ser robados), y que uno fuera el hijo del príncipe de la aljama.
Señalar que prácticamente sólo hay una obra publicada sobre el tema : “La judería de la Ciudad de León”, de Justiniano Rodríguez Fernández, publicado en la colección de Fuentes y Estudios de Historia Leonesa (1969). Todavía no se han publicado los resultados de las excavaciones del cementerio judío, aunque se espera que salga a la luz en breve la memoria de las excavaciones arqueológicas del castro en sí.

Mis vídeos aparecen en La Opinión de Zamora

28 agosto, 2006

Rubén García ha tenido la bondad de informarme de que ha aparecido una referencia a mis vídeos en el periódico La Opinión de Zamora. Os copio lo más relevante del artículo. Por supuesto, Chaobeta soy yo (no pude registrarme en el YouTube con mi nombre). Si queréis ver los vídeos de los que se habla, visitad la cuarta página del enlace "Mis Vídeos".

Vídeos de Zamora en los ojos del mundo
ANA MARÍA CAVERO
Está claro que Internet ha dejado de ser un medio usado únicamente para compartir información o intercambiar mensajes. La última moda adoptada por los internautas es ver y difundir vídeos. Como era de esperarse los zamoranos no son la excepción. Con un simple click se pueden ver en la pantalla del ordenador desde momentos memorables protagonizados por el Zamora Club de Fútbol, las celebraciones de Semana Santa, o algunos de los momentos anecdóticos sucedidos recientemente durante la Europeade 2006.
La nueva televisión
Se estima que diariamente se cuelgan en la red un aproximado de 100 millones de nuevos vídeos y que los usuarios emplean un promedio de 28 minutos al día para verlos. Es por eso que ya se está hablando de «la nueva televisión», aquella que cuenta con teclado y desde la cual no sólo se elige que ver y cuando hacerlo, sino en la que todos pueden convertirse en productores y protagonistas de sus propios espacios. (...)
Los contenidos que se suben en YouTube pueden ser vistos libremente por cualquier visitante de la página. Para encontrar vídeos sobre Zamora hay que ejecutar una búsqueda en la pequeña caja ubicada en la parte superior de la página. Los resultados son tan variados como sorprendentes. Podemos ver contenidos interesantes como conjuntos de fotos de la Semana Santa, no faltan los goles del equipo de la provincia, escenas de conciertos realizados en la capital o en las comarcas y hay quienes comparten a través de sus vídeos aficiones como el motocros o el snowboard. En Internet también han encontrado su espacio quienes quieren dar a conocer, a manera de vídeo turístico, los atractivos de sus pueblos. Hay uno que deja ver el entorno de Toro, encontramos también paisajes de Aliste, Tábara y Alcañices, otro muestra la fiesta del toro enmaromado de Benavente. Un aficionado que se da a conocer bajo el nombre de Chaobeta ha colgado un vídeo que muestra un buche o burro zamorano en la comarca de Las Arribes. Él mismo ha colocado otro en el que se luce una hermosa puesta de sol en San Pedro de la Nave. Hay vídeos para todos los gustos. Están los que muestran escenas familiares, bodas o momentos disfrutados durante las vacaciones. Y los que han colgado vídeos con situaciones hilarantes buscando tal vez conseguir su minuto de fama. (...)Uno de los últimos vídeos colocados en la net toca el controvertido tema del cementerio nuclear que ha puesto al pueblo de Peque en el centro de la tormenta.No hay duda de que esta nueva moda tiene para ofrecer mucho más por lo que cada día seguiremos encontrando vídeos que pongan a los zamoranos y a Zamora en los ojos del mundo.