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LAS ANTÍPODAS LEONESAS

01 enero, 2013

Antes de nada, aprovechar la ocasión para felicitaros el nuevo año 2013. Ayer publicaron en Microsiervos un breve pero muy interesante artículo sobre las (o los) antípodas, ya sabéis, el lugar de la Tierra situado en el punto diametralmente opuesto a nuestra posición. Llama la atención que muchas veces no somos conscientes del hecho de que el planeta está cubierto por agua en más del 70% de su superficie, ya que ello supone que en realidad muy pocos lugares tienen antípodas terrestres. Veamos el mapamundi de las antípodas de la Wikipedia y fijémonos un poco en la Península Ibérica: 


Se ve claramente que nos corresponde Nueva Zelanda, y que el resto de Europa no tiene antípodas terrestres. Pero no toda la Península tiene antípodas, aunque sí la zona que nos interesa: el cuadrante Noroeste, al que le toca Te Wai Pounamula, la Isla Sur de Nueva Zelanda. Usando el Antipodes Map, y centrándonos en nuestra región, comprobamos que la provincia de León sólo tiene en su parte más occidental y sur:


Si vamos más al este de esta zona, o más al norte, acabaríamos en el mar (hay que recordar que hay que pensar "al revés" en el caso de Nueva Zelanda). En todo caso, la mayor parte de las comarcas del Bierzo, Ancares y Cabreira tienen sus propias antípodas, así como un buen trozo de Maragatería y Valdería. Curiosamente, la zona de los petroglifos sí que tiene: veamos el caso de Chana de Somoza, uno de mis pueblos favoritos de la zona:


Tal y como me informa Tere, "las antípodas leonesas están muy cerca de las localizaciones donde se rodaron las escenas de Edoras, Rohan y las almenaras, de las películas de El Señor de los Anillos. la zona se llama Marlborough y es muy agreste, el paisaje es impresionante. No es de los lugares más famosos de Nueva Zelanda, y no tiene ningún parque natural, aunque está cerca de varios. Debe ser zona de pastos, porque es donde está la granja más grande de todo el país". Las antípodas exactas de los petroglifos "son una pequeña ciudad llamada Kaikoura, un sitio muy popular para el avistamiento de ballenas y delfines".

Las antípodas de Ponferrada: 


La situación se repite en el caso de la provincia de Zamora: sólo tienen antípodas las zonas más occidentales. Se da la coincidencia de que el Embalse de Ricobayo coincide con el lago Grassmere


La provincia de Salamanca gran parte cae en el mar, y sólo la parte occidental coincide con el extremo norte de la Isla Sur:


Y, como curiosidad final, éstas son las antípodas de Miranda de l Douro:


Si os queréis ir de vacaciones a las antípodas, podéis comenzar echando una ojeada a esta página

ALFONSO VI DE LEÓN

28 diciembre, 2012

Fernando I y Sancha I en su diurnal. El personaje del centro
puede ser Pedro, el escribano, o Fructuoso, el iluminador
No conocemos con exactitud la fecha de nacimiento de Alfonso, aunque tradicionalmente se sitúa entre 1040 y 1047. En todo caso todo apunta a que fue el segundo hijo varón fruto del matrimonio entre Sancha, infanta de León, y Fernando, el conde de Castilla hijo de Sancho Garcés III de Pamplona. Sus padres se vieron alzados al trono leonés con la muerte del rey Vermudo III en 1037, y llevaron al reino a una de sus cimas. Es cierto que la situación era muy favorable, pues al-Ándalus se había fragmentado en todo un mosaico de pequeños estados independientes llamados “taifas”. Los reyes de las taifas comenzaron a pagar a los reyes leoneses importantes tributos en oro llamados “parias” sencillamente para poder seguir existiendo, pues la supremacía militar y política de León era incontestable. Además, las taifas guerreaban entre sí con frecuencia, y en ocasiones uno de los bandos acudía ante Fernando I para pedirle ayuda militar a cambio de dinero. Todo ello produjo que el reino leonés se enriqueciera a costa de los pequeños estados musulmanes y que, curiosamente, con el dinero que le pagaban pudiera equipar mejores y más grandes ejércitos con los que aumentar todavía más su poderío. Fernando I aprovechó su superioridad militar y tomó varias ciudades del norte de Portugal.

Expansión del reino de León durante el reinado de Fernando I (1037-1065).
Sancha y Fernando entablaron relaciones de amistad y alianza con la abadía francesa de Cluny, y llegaron a hacerse socios de ella. Este monasterio era el más prestigioso e influyente de toda Europa, ya que de él había partido la reforma para que la orden de los benedictinos recuperara su pureza. Los monarcas de los principales reinos europeos se asociaron con Cluny, pero los reyes leoneses lo hicieron con mayor entusiasmo que los demás: se comprometieron a pagar a la abadía 1000 dinares de oro al año, lo que constituía una auténtica fortuna (más de 4 kgs. del preciado metal amarillo). La abadía fue tan importante que su arte y su estilo constructivo fue imitado en toda Europa occidental: casi todos los monasterios e iglesias de la época fueron construidos siguiendo su estilo, incluyendo a San Isidoro y su Panteón, que fueron erigidos por Fernando y Sancha para albergar los restos del santo sevillano y de los reyes leoneses, respectivamente. 

La real pareja tuvo dos hijas, Elvira y Urraca, pero también tres hijos varones: Sancho, Alfonso y García, lo que complicaba la sucesión. Antes de morir, Fernando decidió dividir el reino de León entre estos tres últimos: a Sancho, que aunque era el mayor era el que tenía un carácter más brutal, le dio Castilla; a Alfonso, que según todas las crónicas era el hijo favorito, le otorgó la parte más grande, León, con la capital; y a García, que tenía fama de no ser muy inteligente, Galicia.  Con esta división cada uno de los hijos también recibía las parias o tributos de una o varias taifas: así, Sancho percibiría las de la taifa de Zaragoza, Alfonso las de la riquísima Toledo, y García las de Badajoz y Sevilla.

Al final de su vida Fernando I centró sus esfuerzos en conquistar Valencia, ya que haciéndose con esa plaza lograría partir en dos a al-Ándalus. Derrotó al ejército que defendía la ciudad, pero cuando se disponía a entrar se sintió mortalmente enfermo y decidió regresar a León para morir en compañía de los suyos. Corría el año 1065, pero a pesar de la división del reino mientras vivió la reina doña Sancha  las relaciones entre los tres hermanos fueron pacíficas. Alfonso se coronó en su capital sin ningún tipo de problemas a principios de 1066, convirtiéndose así en el sexto rey de León con ese nombre. Sancho, por su parte, fue el primer rey de Castilla y trató de ampliar su reino por el Este, enfrentándose a sus primos, los reyes de Pamplona y Aragón, aunque no consiguió recuperar los antiguos límites del condado castellano. García mientras tanto tuvo que hacer frente a levantamientos de nobles en Galicia y en Portugal, lo que le mantuvo bastante ocupado y a la vez lo debilitó considerablemente.

División del reino de León a la muerte de Fernando I (1065)
Pero todo cambió entre los hermanos cuando su madre Sancha murió en 1067: envidiando sobre todo a Alfonso, el ambicioso Sancho comenzó a maniobrar para apoderarse de los otros dos reinos. Movilizó a sus tropas y se enfrentó al rey de León en Llantada, pero el resultado de la batalla fue muy dudoso, por lo que las cosas quedaron como estaban. Sin embargo, engañando a García logró apoderarse de Galicia, desterrando después a su hermano al reino taifa de Sevilla.

Entre las filas castellanas empezó a destacar un guerrero llamado Rodrigo Díaz, que con el tiempo sería conocido como “el Cid”. Sancho le dio cada vez más protagonismo, y lo convirtió en su hombre de confianza.

En 1072 Sancho y Alfonso decidieron jugarse el todo por el todo en una batalla en el campo de Golpejera, cerca de Carrión de los Condes. Venció el ejército leonés, pero Alfonso VI ordenó a sus tropas que no persiguieran a los derrotados castellanos para evitar un mayor derramamiento de sangre. Mientras huían el Cid  aconsejó a Sancho que no aceptara su derrota, y que volviera al campo de batalla y atacara al ejército leonés al amanecer, cuando todos estuvieran dormidos en sus tiendas. Así lo hizo el rey castellano, reuniendo como pudo los restos de sus tropas, y venciendo de una forma poco honrosa. Alfonso quedó prisionero de su hermano, quien se coronó como Sancho II en León en torno al 12 de enero de 1072. Había logrado reunificar los territorios gobernados por su padre y sus antepasados, pero su entronización no fue bien recibida y hubo descontento entre la nobleza leonesa. Mientras tanto, tras pasar un corto periodo en una cárcel de Burgos, Alfonso fue finalmente desterrado al reino taifa de Toledo, regido por su tributario y amigo al-Mamún.

Bellido Dolfos, por Alejandro Fernández Giraldo.
Sancho II supo que su reinado no iba a ser fácil desde el principio, ya que en octubre de ese mismo año 1072 un grupo de nobles leoneses se levantó en su contra en la ciudad de Zamora. El rey sitió la ciudad y la cercó, ya que la fortaleza de sus murallas y de sus defensas naturales hacían impensable un ataque frontal. Un día, uno de los caballeros que estaba dentro de Zamora, llamado Bellido Dolfos, vio a Sancho paseando por su campamento. Rápidamente ideó un plan: pidió el caballo más rápido de la ciudad y se puso de acuerdo con un grupo de zamoranos para que le abrieran las  puertas de la muralla. Hecho esto, salió a toda velocidad equipado tan sólo con una lanza, penetró en el campamento enemigo, y atravesó a Sancho de parte a parte. Sorprendidos ante esta audaz incursión, los castellanos tardaron unos instantes en reaccionar. Bellido aprovechó ese tiempo y regresó a Zamora a galope tendido, donde fue recibido por los suyos. Esta es la versión que nos transmite la Crónica Silense, que es la más cercana temporalmente a los hechos. Sin embargo, es mucho más famosa la versión transmitida por la castellana Crónica Najerense (escrita más de un siglo después de los acontecimientos), según la cual Bellido se hizo pasar por un desertor de Zamora que, tras conseguir hacerse amigo de Sancho, lo asesinó a traición y por la espalda. Esta versión fue recogida y ampliada por los cantares de gesta castellanos del siglo XIII, que están plagados de errores históricos. En cualquier caso, la muerte de su rey supuso un cambio drástico para el reino: nadie dudó ni por un momento que el sucesor había de ser Alfonso, quien regresó de Toledo y volvió a gobernar sobre el mismo territorio de sus padres Fernando I y doña Sancha. Tras seis años como reinos independientes, Castilla y Galicia volvieron a la órbita leonesa. García regresó desde Sevilla, tal vez con la idea de recuperar su reino, pero Alfonso lo hizo prisionero y lo encarceló en el castillo de Luna, que era la fortaleza donde se custodiaba el tesoro real.

Como muestra de fuerza, en 1076 Alfonso invadió zonas pertenecientes al reino de Pamplona, anexionando al reino leonés los territorios de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y La Bureba. Aprovechando su superioridad militar Alfonso VI sometió al sistema del pago de parias a la mayoría de los estados de Taifas peninsulares casi sin arriesgar sus tropas, demostrando así que León era la principal potencia de toda la Hispania del momento. Con el tiempo llegó a hacerse con ciudades tan importantes como Lisboa, Sintra y Santarem. Los demás reyes y condes cristianos de la Península se convirtieron en sus vasallos, pidiéndole que actuara como árbitro en sus disputas y aceptando sus decisiones.

Uno de los caballeros más destacados de la corte leonesa fue Rodrigo Díaz, el Cid. A pesar de ser un guerrero inigualable cometió varios errores y torpezas e incumplió sus obligaciones, lo que ofendió a Alfonso de tal forma que acabó expulsándolo del reino en 1081. El Cid acabó sirviendo a los musulmanes al entrar al servicio de los reyes taifas de Zaragoza, y no regresó a su reino natal en mucho tiempo.

En el año 1085 Alfonso VI consiguió el mayor de los logros de la Reconquista: tomar Toledo, que siglos antes había sido la  capital de la Península unificada por los visigodos. Esta conquista tenía un gran valor simbólico, y el rey leonés  así lo entendió: en sus documentos generalizó el uso del título de Emperador de todas las Hispanias (“Imperator totius Hispaniae”), como forma de demostrar su superioridad sobre los demás reyes peninsulares. Además, extendió la frontera sur hasta el río Tajo, lo que produjo la impresión de que el fin de la Reconquista estaba cercano. Al caer Toledo el desánimo cundió entre los musulmanes, tal y como nos cuenta Abd Allah, el rey de Granada de por aquel entonces:

“La noticia de lo sucedido en esta ciudad tuvo en todo al-Andalus una enorme repercusión, llenó de espanto a los andaluces y les quitó la menor esperanza de poder seguir habitando en la Península”.

Tras esta conquista nada parecía poder frenar la expansión del reino de León. Pero esta impresión duró poco: en el año 1086 apareció un nuevo poder en la Península Ibérica con la llegada de los almorávides al mando del emir Yusuf Ibn Tasufin. Los almorávides eran una especie de integristas  monjes-soldado musulmanes que habían creado un enorme imperio en el noroeste de África. Alarmados por la toma de Toledo, acudieron para llevar la Yihad o “Guerra Santa” contra el reino de León, y junto a tropas de las taifas derrotaron a Alfonso VI en Sagrajas, cerca de Badajoz. En esa batalla el propio rey cristiano fue gravemente herido en un muslo, si bien pudo huir con la mayor parte de sus tropas.

Una vez pasada la euforia de la victoria, los almorávides comprobaron que el primer enemigo que debían vencer era la división y corrupción moral de los reinos de taifas, ya que sus reyes apenas cumplían los preceptos del Islam, y al estar tan divididos eran un objetivo más fácil para las naciones cristianas. Debido a ello los recién llegados fueron invadiendo todas las taifas (Málaga, Córdoba, Sevilla, Badajoz...) destronando a sus señores. Por primera vez desde los tiempos de Almanzor, al-Ándalus volvió a estar reunificado. Aprovechando este empuje lograron retomar varias de las plazas conquistadas por Alfonso VI, como Lisboa, aunque su objetivo principal siempre fue Toledo. Cercaron y trataron de tomar la ciudad en varias ocasiones, pero no lo consiguieron a pesar de sus esfuerzos.

El reino de León ante las invasiones almorávides.
El Cid regresó al lado de Alfonso en cuanto tuvo noticia de la invasión almorávide, y se unió a sus tropas para tratar de repeler ese peligro. Sin embargo, no tardó en desobedecer al rey de nuevo, por lo que fue desterrado. Una vez más Rodrigo pasó al servicio de señores musulmanes, luchando como mercenario. Con el tiempo actuó por su cuenta, y en ocasiones contra el reino de León, como cuando en 1092, sin motivo aparente, entró a sangre y fuego en La Rioja. Logró tomar la ciudad de Valencia y toda su taifa en el año 1094, convirtiéndose así en una especie de poder independiente en la Hispania de la época, como si fuera un señor de la guerra. Esto duró poco tiempo, porque volvió a reconciliarse con el rey leonés, quien le envió refuerzos. Rodrigo falleció en 1099, quedando a cargo de la ciudad Jimena, su viuda, pero ella y sus hombres sólo pudieron resistir dos años frente a los almorávides a pesar de los auxilios que les envió el rey. El propio Alfonso acudió a Valencia en la primavera de 1102, pero cuando comprobó la imposibilidad de mantener la plaza frente a los nuevos ejércitos almorávides que habían cruzado el Estrecho en 1101, organizó la retirada y prendió fuego a la ciudad.

A lo largo de todo su reinado, Alfonso VI promovió la circulación de gentes e ideas entre Hispania y el resto de Europa. Para ello impulsó firmemente el Camino de Santiago, construyendo y reparando puentes, hospitales y calzadas a su paso por el reino. Buscó la amistad de los monjes de Cluny, el monasterio francés y europeo más poderoso de la época, y colocó a muchos monjes y nobles franceses en los puestos más importantes del reino, e incluso casó a sus hijas Urraca y Teresa con dos de estos últimos. Fue conocido en toda Europa como rey de Hispania, y aunque trató de que el papado lo reconociera como emperador, no lo consiguió.

En su afán de “europeizar” a su reino, Alfonso VI cambió la liturgia por la que se celebraban las misas y demás celebraciones cristianas. Hasta ese momento, tanto en León como en el resto de reinos cristianos de la Península se seguía el llamado “rito hispánico”, mientras que en el resto de la cristiandad occidental se usaba el rito romano. El primer rey hispano en pasarse a este último fue  Sancho Ramírez de Aragón en 1071, y Alfonso, tras muchas dificultades y resistencias internas, lo impuso en León a partir del año 1080. Además, también impulsó un cambio en el tipo de escritura utilizada para los documentos: se abandonó la letra visigótica utilizada hasta entonces, y se empezó a utilizar la llamada “letra francesa” o carolina, más parecida a la que usamos hoy en día.

Con la invasión almorávide dejó de fluir hacia León el oro de las parias, por lo que Alfonso se vio obligado a acuñar su propia moneda, siendo el primer monarca leonés en hacerlo. 

Dinero de Alfonso VI con leyenda +ANFVS REX | +LEO CIVITAS
La influencia francesa también se dejó sentir en los matrimonios de Alfonso VI: de sus cinco esposas, al menos cuatro provenían del país vecino. Ninguna de ellas pudo darle un heredero varón, ya que sólo tuvieron hijas. Tuvo mejor suerte con la mora Zaida, una de sus amantes, con quien tuvo a Sancho, llamado a heredar el reino.

Tras la invasión almorávide, Alfonso mantuvo varias batallas durante el resto de su reinado, y las victorias se alternaron con las derrotas. El rey leonés siguió realizando incursiones en territorio enemigo, y en una de ellas llegó hasta las playas de Tarifa, en pleno Estrecho de Gibraltar. Allí, en un gesto cargado de simbolismo, se internó en el agua con su caballo y arengó a sus tropas, pues era el primer rey cristiano en llegar tan al sur desde el año 711. Además consiguió impedir en todas las ocasiones el principal objetivo de los almorávides, que consistía en reconquistar Toledo. Siguiendo la estrategia de su padre Fernando I trató de partir en dos al-Ándalus con la construcción en 1086 de un castillo en Aledo, en Murcia: desde allí los soldados leoneses organizaron partidas de saqueo que castigaron esa parte de la Hispania musulmana. Pero también sufrió derrotas muy importantes: tras resistir varios asedios, Aledo cayó en 1092, aunque la derrota más decisiva fue la de Uclés (1108), donde murió Sancho, el joven príncipe heredero. Triste y amargado, Alfonso VI murió al año siguiente y fue sepultado en su amado monasterio benedictino de Sahagún. Heredó la corona su hija Urraca, que había enviudado recientemente de su marido Raimundo de Borgoña, con quien había tenido un hijo al que llamaron Alfonso Raimúndez (el futuro Alfonso VII).

Alfonso VI ha tenido que sufrir “mala prensa” por sus desavenencias con el Cid. Si nos atenemos a las crónicas y documentos de la época, fue el caballero castellano el culpable de estos conflictos debido a su belicosidad y nula visión política, e incluso debido a su desmedida ambición. El enfoque comenzó a variar cuando Castilla logró constituirse como reino independiente ya de forma definitiva en la segunda mitad del siglo XII y principios del XIII: en ese momento los juglares castellanos comienzan a forjar los famosos cantares de gesta, en los que, casi siempre sin base histórica, se idealiza todo lo referente a Castilla: por ejemplo, los Jueces de Castilla (que ni siquiera existieron), Fernán González (que en el “mundo real” nunca logró la independencia de Castilla), y el propio Cid. Todos hemos visto en la escuela fragmentos del archiconocido “Cantar del Mío Cid”, ignorando que está lleno de anacronismos y falsedades de todo tipo: baste señalar, como simple ejemplo, que las hijas aparecen como Doña Elvira y Doña Sol, cuando sabemos que se llamaban María y Cristina. Alfonso X “el Sabio” (1252-1284), que era en parte descendiente del Cid, introdujo en sus famosas Crónicas todo este material antihistórico por razones “familiares”, y porque le venía muy bien para crear un héroe a la medida de la Castilla a la que pretendía endiosar. Estas Crónicas fueron las primeras redactadas en castellano, lo que favoreció que eruditos de toda la geografía española pudieran leerlas (y creer lo que contenían). Más recientemente, otro de los responsables de la mitificación del Cid y de la mala imagen de Alfonso VI fue el historiador y filólogo Ramón Menéndez Pidal (1869-1968): su obsesión por Rodrigo Díaz fue tan grande que tituló a una de sus obras más monumentales “La España del Cid”, como si éste personaje fuese la medida de todas las cosas en su época. Sus estudios elevaron casi hasta lo sagrado la categoría literaria de los cantares cidianos (y hay que reconocer que calidad literaria no les falta), y ésa es la razón de que aparezcan en todos los libros de texto de Lengua y Literatura de nuestra época.

Toda esta información la podéis ampliar si leéis mi libro "Alfonso VI de León y su reino". En principio está agotado, pero puede encontrarse en muchas bibliotecas de todo el país. 

"EL ENCARGO DEL REY" EN ZAMORA

02 diciembre, 2012

Este pasado jueves 29 de noviembre tuvimos el privilegio de presentar nuestro libro "El Encargo del Rey" en Zamora, la Joya del Duero. El acto tuvo lugar a las 20:30 horas en  el Salón de Actos de Caja España - Duero, y fue gestionado por Carmen Ferreras dentro del Club de la Opinión. A pesar de tener que competir con otros dos eventos culturales, hubo bastante gente, y la experiencia fue muy positiva. Carmen estuvo amabilísima, y me presentó de una forma tan elegante y completa que se me subieron los colores. 

Además de explicar cómo surgió la idea y cómo se fue creando el libro, aproveché la ocasión para hacer un somero repaso de algunos episodios de la historia de Zamora en relación con el reino de León. Me detuve especialmente en los acontecimientos del Cerco, y destaqué especialmente la manipulación de la Historia tanto de Zamora como del resto del Reino que tuvo lugar desde tiempos de Fernando III y Alfonso X. Y es que esta manipulación fue tan grande que se ha llegado a extremos en los que la ciudad del Duero dedicó colegios, hoteles, etc. a Sancho II, uno de sus más formidables enemigos. 

En cualquier caso, os dejo la entrevista que me hicieron en el periódico La Opinión de Zamora. No estoy muy de acuerdo con el titular, pero seguramente se debe a que no me supe explicar del todo. Cuando se habla de "bávaros", en realidad me refería a "bárbaros", pero la cobertura no fue buena en esos momentos. 

«Crear un sentimiento castellano-leonés es imposible porque no hay historia común»

«Los grupos culturales hacen una gran labor de manera callada para recuperar la lengua y folclore leoneses» 


B. BLANCO GARCÍA
«El encargo del rey. La crónica perdida del reino de León», el último libro del historiador Ricardo Chao presentado en el foro del periódico pretende dar la «auténtica» visión de lo que significó el reino de León a lo largo de más de trescientos años.

-¿Qué ha querido aportar con esta última obra?

-El libro intenta ser un resumen de la historia del reino de León, que está olvidada a pesar de su importancia. Siempre quise hacer una obra divulgativa y para que fuera más accesible a los jóvenes se divide en una parte novelada y otra histórica, como dos libros en uno.

-¿Cómo ha conseguido esa unión?

-El libro lo protagoniza el monje fray Martino, a quien el rey Alfonso IX le encarga hacer una crónica general del reino de León. Vive todo un periplo por el territorio, sus monasterios y sus archivos, recabando información. Le van pasando mil aventuras y con ese preámbulo de novela se presenta la historia, empezando por los astures y siguiendo con los bávaros, suevos y visigodos, para terminar con el reino de León propiamente dicho.

-¿En qué época finaliza?

-Acaba en 1230 con la unión de los reinos de León y Castilla, pero también dispusimos un episodio final explicando lo que fue el reino de León después de ese año, porque siguió existiendo.

-En el libro hay un capítulo con Zamora como protagonista.

-Una de las partes noveladas transcurre por tierras zamoranas. Fray Martino recorre Tábara y otros monasterios y al final reside unos días en la ciudad para consultar los archivos de la Catedral, se encuentra con el rey? pasa algunas aventuras aquí.

-¿Cuáles han sido sus fuentes?

-Como medievalista, he intentado ceñirme a las fuentes primarias, a las crónicas y documentos de la época. En ellas se transmite una historia muy diferente de la que tienen los cantares de gesta castellanos, que son los que nos meten al final en los libros de texto como si fueran palabra de dios. Pero son cantares de trovadores con más de dos siglos de distancia de los hechos y creados además para cantar al reino castellano que estaba comenzando a ser pujante.

-¿Se minusvalora la historia del reino de León?

-No se valora en absoluto, solo hay que mirar los libros de texto. Soy profesor y sé que al reino de León se le dedican cuatro líneas contadas. El resto del espacio es para personajes míticos de Castilla, ya sea Fernán González como forjador de la independencia de Castilla o el Cid, pero siempre usando su dimensión de leyenda en vez de su verdadero personaje histórico, que era muy diferente. Al reino de León se le ningunea, cuando realmente desde que nace en 910 hasta 1230 pasan tres siglos y más de 20 reyes. Además, de ahí surge el reino de Portugal y el de Castilla pero por desgracia los niños de León, Zamora y Salamanca no lo pueden saber.

-¿Se apoya esta nueva visión desde las instituciones?

-Hay algunos ayuntamientos que sí lo han hecho, sobre todo en 2010, en el 1.100 aniversario del nacimiento del reino de León. Pero a un nivel superior de las instituciones el interés es más bien limitado.

-¿Qué opina de los grupos culturales que luchan por ensalzar este sentimiento?

-Algunos están volcados en el tema lingüístico, que también es importante. En Zamora, por ejemplo, la asociación Furmiento está haciendo una gran labor, como otras de otras provincias, a menudo de manera callada, recuperando el folclore. Hay gente interesada en el tema pero siempre tirando de iniciativas privadas, como el propio caso de este libro.

-¿La gente de Castilla y León ganaría en algo si tuviera un mayor sentimiento de arraigo, como ocurre en otras comunidades autónomas?

-El problema de Castilla y León es que es una comunidad autónoma dúplice. Crear un hilo de la nada, un sentimiento, como se está intentando hacer con la Fundación Villalar, derrochando un montón de dinero para construir una historia común que muchas veces ni siquiera existió es imposible, por mucho dinero que invierta la Junta de Castilla y León.

-¿Hay alguna solución?

-Lo que se tendría que haber hecho desde un principio, sin sentir vergüenza, es fomentar la idea de que esta comunidad autónoma está compuesta por dos regiones históricas diferentes y a partir de ahí enseñar el pasado de las dos. Sin embargo, se ha optado por pasar una apisonadora y hablar solo de la historia de Castilla como si fuera la historia común.

Foto: Javier de la Fuente

UNIDAD DIDÁCTICA "BENAVENTE Y EL REINO DE LEÓN"

13 agosto, 2012

El pasado 3 de agosto tuve el placer de presentar "El encargo del rey" en la Feria del Libro de Benavente. La verdad es que da gusto encontrarse con una Feria tan bien organizada y con tanta participación de escritores y lectores, y más teniendo en cuenta la época del año, y los tiempos que corren. 
Presentación de "El Encargo del Rey" con Mª José Pérez.
El recibimiento del libro fue estupendo, pero el buen sabor de boca fue todavía mayor cuando vi que en el puesto del Ayuntamiento repartían gratuitamente una guía didáctica titulada "Benavente y el Reino de León: conmemoración del 1100 aniversario del Reino de León". Fue otra de esas iniciativas de la celebración del 1100 aniversario que tuvieron lugar fuera de la provincia leonesa, y de las que por aquí ni nos enteramos, como ocurrió con el Coloquio Internacional "Quando Portugal era reino de Leao: cultura e identidade antes de D. Afonso Enriques", o con las charlas y conferencias que se impartieron en Ciudad Rodrigo y en la propia Benavente. 


La Guía está pensada para el tercer ciclo de Primaria y el primer ciclo de Secundaria, consta de 15 páginas, fue escrita por Juan Carlos de la Mata (a quien tuve la suerte de conocer allí mismo), y está editada por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Benavente. 

Comienza con una sencilla pregunta puesta en un post-it: "¿Sabías que Benavente formó parte del Reino de León?". El primer apartado, "El nacimiento de un reino", está dedicado al surgimiento del reino de León. El segundo, "Cuando Benavente se llamaba Malgrat", explica el papel de la villa dentro del reino. El tercero, "un reino de tres escalones", expone cómo estaba compuesta la sociedad en el reino de León. En el cuarto y el quinto se analiza la aparición de las Cortes y en especial se analizan las que tuvieron lugar en Benavente en 1202. El sexto, "Dos reinos se unen en Benavente", narra cómo la villa fue escenario de la concordia entre Fernando III y sus hermanastras. El séptimo desglosa cómo era la ciudad en la Edad Media, y las últimas tres páginas están dedicadas a actividades y ejercicios. 


En conclusión, una Guía Didáctica muy interesante de la que se podría aprender bastante como ejemplo a seguir. Una lástima que en el resto de León no tengamos nada semejante. 

EL REGRESO DE PAISLLIONES.COM

22 febrero, 2012

Los que lleven un tiempo en el tema de la reivindicación cultural y social de León recordarán con añoranza el portal paislliones.com, donde se daban a conocer todas las noticias sobre nuestra región y desde donde se podían descargar una serie de recursos de todo tipo. También se hizo famoso por su foro, y por la posibilidad de publicar comentarios en prácticamente todas las secciones. Tal fue su fama, que recibía cientos de visitas diarias y llegó a haber casi 1000 usuarios registrados. 

Pues bien, aunque nunca se fue del todo (la página seguía funcionando aunque no se pudiera meter contenidos nuevos), acaba de regresar a la vida gracias a su primigenio autor ("Maiden"), y con un aspecto y funcionalidades totalmente nuevos.Ha desaparecido el foro por las dificultades que le suponía al webmaster la moderación de tantos mensajes, pero el funcionamiento sigue siendo prácticamente el mismo: tras unos sencillos pasos cualquiera puede registrarse y comenzar a subir artículos, vídeos o archivos, aunque para estas dos últimas cosas los ficheros ya deben estar previamente subidos a algún sitio de Internet (como Dropbox, por ejemplo). Si además tienes un blog y/o web relacionados con cualquier aspecto del País Leonés, puedes registrarla para que tus contenidos se vayan actualizando en el portal gracias al RSS. Esto es especialmente interesante porque Paislliones.com estaba muy bien posicionado en los buscadores de Internet, y por lo que tengo entendido ello volverá a ser así (o mejor).

Como es lógico, Paislliones.com también está en Twitter y en Facebook, y todos sus contenidos están adaptados para ser compartidos en esos medios. 

Me gustaría destacar que es un portal abierto a tod@s, y espero que esta nueva etapa sea un gran éxito: yo ya he enviado mis primeras colaboraciones, y ya he apuntado a este "Cuaderno de Notas" para que figuren allí los posts que vaya publicando. Ojalá Paislliones.com se convierta pronto en un punto de encuentro de la gente interesada en nuestra tierra. 

EL CAMINO DE SANTIAGO Y LA MONARQUÍA LEONESA (IV)

30 noviembre, 2011

·Alfonso VI (1065-1109), el gran promotor del Camino. 

Poco antes de morir Fernando I, en el año 1065, tenemos noticias de una peregrinación masiva de gentes procedentes de Lieja (actual Bélgica), encabezados por el monje Roberto. Esta llegada de un gran grupo desde un lugar tan lejano constituye una prueba de que el Camino ya estaba cobrando fama más allá de los Pirineos. 
Situación aproximada a la muerte de Fernando I.
Fernando I dejó una herencia complicada, ya que dividió el reino de León entre sus hijos: a Sancho le dio Castilla, a Alfonso (el favorito) León, y a García Galicia. No hubo problemas mientras vivió Sancha, pero al morir ésta en el año 1067 comenzaron las tensiones entre los hermanos, sobre todo por parte de Sancho, que ambicionaba hacerse con toda la herencia paterna. Para dominar Galicia se cuenta que ideó un engaño: en el año 1071 fingió hacer una peregrinación a Santiago en compañía de varios caballeros, y cuando su hermano García salió a su encuentro para darle la bienvenida, ordenó a sus hombres que lo apresaran. Posteriormente se enfrentó a Alfonso, y tras varias maniobras nada limpias lo venció y le obligó a exiliarse en el reino moro de Toledo. Finalmente, tras coronarse en León como Sancho II, murió ese mismo año de 1072 mientras cercaba la ciudad de Zamora, que se mantenía fiel a Alfonso. Éste regresó desde Toledo y se hizo con todo el territorio que habían controlado sus padres. 

Alfonso VI 
Es revelador que el primer documento que se conserva de Alfonso VI tras su vuelta del exilio toledano tenga que ver, precisamente, con el Camino de Santiago, ya que consiste en la anulación de un portazgo que se cobraba a los peregrinos en el puerto de Valcarce, al pasar de la comarca leonesa del Bierzo al reino de Galicia. Alfonso afirma en el documento que lo elimina por la prosperidad no sólo de Hispania, sino también de Italia, Francia y Alemania, es decir, que ya estaban llegando grandes cantidades de peregrinos de esas naciones. 

El rey leonés seguirá manifestando esa preocupación por el Camino a lo largo de todo su reinado, construyendo y reparando puentes, hospitales, calzadas,... y concediendo ventajosos fueros a las poblaciones que se encontraban a su vereda. 

Según la leyenda, el contenido del Arca Santa procedía
 de 
Palestina. Alfonso VI la recubrió de plata repujada.
Seguramente también estaba en la mente de Alfonso la idea de aumentar las peregrinaciones cuando el 14 de marzo de 1075, en presencia de 6 obispos abrió solemnemente el Arca Santa de Oviedo: se produce el reconocimiento oficial de unas importantes reliquias que se mantenían “desde muy antiguo” en la iglesia de San Salvador en el interior de un arca que había llegado a Asturias desde Toledo en tiempos de la invasión musulmana del 711. La apertura del arca, y la enorme cantidad de reliquias que contenía (de Jesucristo, de la Virgen, de profetas, etc. etc.), consiguieron que muchos peregrinos comenzaran a desviarse del Camino Francés en León y se dirigieran a Oviedo para venerarlas, y luego continuaran hacia Santiago desde Asturias, naciendo así el llamado “Camino de San Salvador” o "Camino de Santiago Real".

El Camino de San Salvador.
Ante la llegada de peregrinos de todas las partes de Europa, se hizo evidente la necesidad de un templo más grande: en el año 1075 el obispo Diego Peláez y el rey Afonso VI acometieron la construcción de la catedral románica sobre la tumba del Apóstol, que no sería parcialmente concluida hasta 1122 (según el Codex Calixtinus). Un ejemplo del cosmopolitismo que estaba alcanzando Compostela lo tenemos en torno al año 1094, con la noticia del primer peregrino inglés conocido, Ansgot de Burwell. 

Sto. Domingo de la Calzada
Cuando Alfonso VI obtuvo la zona de la actual Rioja en el año 1076, una de las primeras cosas que hizo fue visitar a Domingo García, un eremita que se estaba haciendo famoso por su entusiasmo en mejorar las infraestructuras del Camino de Santiago, y que andando el tiempo sería conocido como Santo Domingo de la Calzada. El rey le concedió generosas donaciones y apoyó firmemente su labor constructiva, encomendándole muchas obras a lo largo de su vida. 

Sabemos que Alfonso peregrinó a Compostela varias veces en su vida, por ejemplo entre mayo y junio de 1088. Mostró una especial predilección por Sahagún, una villa en pleno Camino Francés a la que potenció con un fuero y la cesión a Cluny del monasterio dedicado a los santos Facundo y Primitivo. Allí pasó largas temporadas, convirtiéndolo prácticamente en una capital de invierno, y allí pidió ser enterrado.

Por el Camino circularon ideas de todo tipo. Un ejemplo fue el nuevo arte románico, firmemente impulsado por Cluny, y que recibió influencias de ambos lados de los Pirineos. Pero también circularon las innovaciones religiosas: como ya hemos dicho, a diferencia del resto de Europa occidental la Península contaba con el llamado rito hispánico, es decir, tenía su propia forma de celebrar las misas y otras manifestaciones religiosas. Esto disgustaba mucho en Roma, ya que podía propiciar un cisma, por lo que el papa Gregorio VII obligó a Alfonso VI a cambiarlo por el rito romano. Desde la actual Francia y siguiendo el Camino de Santiago llegó toda una legión de monjes y religiosos que se convirtieron en los obispos, abades, canónigos y demás altos cargos eclesiásticos que se encargaron de llevar a cabo esta reforma religiosa. Y es que en época de Alfonso VI llegó por el Camino una auténtica invasión de religiosos, soldados y nobles de distintas regiones de Francia: entre ellos se encontraban los primos Raimundo y Enrique de Borgoña, que vinieron a ayudar en las luchas contra los invasores almorávides y fueron casados con Urraca y Teresa, hijas del rey leonés. 

Unido al cambio de rito llegó el cambio en la forma de escribir: hasta el siglo XI en el reino de León se usaba la escritura visigótica, pero a partir de entonces se fue introduciendo la que era propia de tierras francesas, llamada letra carolina. Ésta comenzó a entrar en el reino leonés en el siglo XI por el oriente, es decir, por Castilla, y su implantación contó con la ayuda de diversos factores, como la influencia que tuvieron en la corte leonesa las mujeres de origen francés de Alfonso, así como los monjes y soldados provenientes de más allá de los Pirineos. El Camino de Santiago también jugó su papel en la difusión de la nueva letra, ya que a lo largo de él fueron surgiendo poblaciones de francos que preferirían su propia letra a la visigótica nativa. Y por último hay que tener en cuenta el factor religioso: la letra visigótica se identificaba con el rito hispánico, por lo que Alfonso se esforzó por implantar la carolina, viéndose ayudado en esta tarea por sus aliados cluniacenses. En el año 1090 convocó un concilio en León en el que, entre otras cosas, decretó el uso exclusivo de la letra carolina en los libros litúrgicos. A principios del siglo XII ya había conseguido imponerse en todo el reino, salvo en reductos de Galicia y Portugal, donde en algunos casos siguió empleándose hasta el siglo XIII.

Gregorio VII.
Alfonso VI de León se intituló “Emperador de toda Hispania”, especialmente después de la conquista de Toledo en 1085, pero no consiguió que ese título imperial le fuera reconocido fuera de la Península Ibérica. Y quizá Santiago de Compostela fuera una de las razones por las que el papa Gregorio VII se negara a reconocérselo, ya que no le parecía muy oportuna la existencia de un imperio con una sede religiosa que podía hacer sombra a Roma, y que además seguía un rito propio (el rito hispánico, mal llamado mozárabe), en vez del rito romano del resto de Europa. El Cisma de Oriente de 1054 (separación iglesia católica/iglesia ortodoxa) todavía era una herida demasiado fresca, y además el Papa estaba luchando cada poco contra el Emperador Enrique IV en lo que se llamó “la Querella de las Investiduras”. En definitiva, no estaban las cosas para andar reconociendo más emperadores. 

Que Roma observaba con suspicacia a Santiago era algo más que evidente. Ya vimos que el papa León IX excomulgó al obispo Cresconio en 1049 por utilizar el título de “Obispo de la Sede Apostólica”. Pero la Historia Compostelana también nos transmite otro desplante que hizo un obispo de Santiago a un grupo de legados enviados por Roma: dicho obispo (del que no se dice el nombre) se negó a recibirlos y dijo:

“Id a los cardenales de esta iglesia [de Santiago] y que muestren ellos tanta obediencia y veneración a los cardenales de la iglesia romana, cuanta después los cardenales romanos hayan de proporcionarles en Roma por su parte”. 

Toda una muestra de falta de tacto diplomático que se convirtió en un escándalo. Aquello quería decir que la iglesia compostelana se veía casi con la misma categoría que la romana, lo que provocaba los lógicos recelos de los papas ante tamaña soberbia. La propia Historia Compostelana dice que fue una de las principales razones por las que se retrasó tanto la conversión en arzobispado. 

En 1105 Alfonso VI concedió a Compostela un privilegio importantísimo que en principio estaba reservado al rey: acuñar moneda. Ello supuso una nueva fuente de riqueza para el obispado, pues suponía la recaudación de nuevos impuestos. 

Como postrera muestra de amor por el Camino, Alfonso VI viajó nuevamente a Compostela en 1108 "sub habitu peregrinationis", después de haber recibido la vara de peregrino. Murió al año siguiente, dejando como sucesora a su hija Urraca. 

Alfonso se esforzó en garantizar la seguridad del Camino, y parece que lo consiguió, si creemos la afirmación de la Crónica de Pelayo, obispo de Oviedo:

“En sus tiempos una mujer podía recorrer sola los caminos, cargada de oro, sin que nadie se atreviera a tocarla”.

LA VERGÜENZA DE HABLAR LEONÉS

27 noviembre, 2011

Esta es una historia que por desgracia les sonará mucho a los que se dedican a encuestar distintos aspectos del leonés (lengua, toponimia...) Han pasado ya más de cien años desde que se escribió, pero la historia se repite. Desgraciadamente, la situación actual del leonés en estos pueblos de Zamora hoy es mucho peor que entonces. 

"Véase á propósito de esto lo que me ocurrió entre otros en Rioconejos, pueblo del partido de Puebla de Sanabria. Conversaba con el alcalde, el pedáneo y otros cuatro o cinco hombres más: á la entrada del pueblo había yo encontrado dos mujeres que llevaban las vacas á unos prados, y preguntándolas por la casa del alcalde: vai por ende, me dice una de ellas, creo que la más joven, y a la dreita a la vuolta está la casa: esto me indicó desde luego que el dialecto debía estar allí bastante vivo; sin embargo, hablé con ellos de cosas indiferentes primero, y observé algunas palabras leonesas; hice después preguntas, y al saber mi objeto, los que hablaban antes casi á la vez, se callaron, y sólo uno, el que parecía o se tenía por más culto, contestaba negando que allí se dijese cousa, outro, me mueyo, etc., y los demás se limitaban á decir: «no, no, señor: aquí no se dice eso; eso es por ahí por la sierra; los de Cabrera sí que habran así.» Por fin pude convencerles de que nada malo significaba para elles; que su lenguaje no era de incultos, que era un dialecto tan respetable como el gallego, el catalán, etc.: entonces el alcalde, que parecía un buen sujeto, me confesó que, efectivamente, tal era el habla, si bien tendía á desaparecer".
BLÁNQUEZ FRAILE, Agustín (1908): “Límites del dialecto leonés occidental en Alcañices, Puebla de Sanabria y La Bañeza” in JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS É INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS: Memoria correspondiente al año 1907. Madrid: Hijos de M. Tello, p. 67-78.

EL REINO DE LEÓN SEGÚN LOS ESTATUTOS MEDIEVALES DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

04 septiembre, 2011

Fuchicando por la web del Archivo de la Universidad de Salamanca encontré una sección dedicada a los estatutos históricos de dicha institución. Por curiosidad eché un vistazo a los que concedió el papa Martín V el 20 de febrero de 1422, y en ellos comprobé de primera mano un dato que ya había leído antes: que el rector debía ser del reino de León un año, y del reino de Castilla al siguiente. Esta división también se observaba en la elección de los ocho consejeros, ya que cuatro habían de ser de procedencia leonesa, y otros cuatro de origen castellano. Según la monografía "Historia de la Universidad de Salamanca", este sistema de elección procede de tiempos de Benedicto XIII ("El Papa Luna"), pero en tiempos anteriores el sistema era todavía más dúplice, ya que toda la Universidad estaba dividida entre dos naciones: la leonesa y la castellana. Cuando la institución ganó prestigio y empezó a llegar gente de otras procedencias, los portugueses fueron englobados en la nación leonesa, y los aragoneses en la castellana. Cada una de estas "naciones" tendría su rector, con lo que el gobierno de la Universidad era prácticamente una diarquía.

Benedicto XIII anuló este interesante sistema y estableció un único rector, que como hemos dicho un año tenía que ser de la nación leonesa y otro de la castellana. A continuación incluyo un fragmento de los mencionados Estatutos de Martín V, así como la transcripción que he hecho:


[...] Ordinamus quod in Studio Salamantinensis perpetuis temporibus Vnus sit Rector et / Consiliarii Octo quolibet Anno et quod Rector ipse Vno de Castelle et / alio Annus de Legionis Regnis existat et sic successiue perpetuo obserue/tur. Verum si aliquando persona utilis et ydonea Uniuersitati de Regno Legionis/ non reperiatur pro Rectore uel econtra de Regno castelle eligatur uel et / econuerso quod Rectoris et Consiliariorum uel duarum partium imperium / iudicio relinquimus in hoc casu. Consiliarii uero quolibet Anno de diocesis/ Legionensis Ouetensis Salamantinensis Zamorensis Cauriensis Paccensis uel Ciuita/tensis duo de diocesis Compostellanensis Astoricensis Auriensis Mindoniensis Lucensis/ uel Tudensis aut de Regno Portugalie alii duo de diocesis Toletanensis Ispalensis/ Cartaginensis Cordubensis Giennensis Gadicensis Placentinensis seu Conchensis alii / duo reliqui uero duo Consiliarii de diocesis Burgensis Calagurritanensis Oxomensis/ Seguntinensis Palentinensis Abulensis seu Segobiensis aut de Regnis Aragonie/ Nauarre uel alia quacumque natione extranea eligantur.

Resulta interesante ver la enumeración de las diócesis de procedencia de los consejeros de las dos naciones leonesas: aunque ambas carecen de nombre, coinciden a grosso modo la primera con el reino de León y la segunda con el reino de Galicia. Así, la de León incluye: León, Oviedo, Salamanca, Zamora, Coria, Badajoz y Ciudad Rodrigo. La nación "leonesa" de Galicia estaría compuesta por Santiago de Compostela, Astorga, Orense, Mondoñedo, Lugo, Tuy, y la gente de Portugal. 

Otro dato de interés es la extensión territorial de la segunda nación castellana, que se corresponde más o menos con Castilla la Vieja: Burgos, Calahorra, Burgo de Osma, Sigüenza, Palencia, Ávila y Segovia. Lo señalo porque  siempre ha habido dudas sobre si Palencia pertenecía al reino de León o al de Castilla: según este documento, parece clara su castellanidad.

BELLIDO DOLFOS, HÉROE DE ZAMORA (IV)

21 julio, 2011

Hace algo más de cinco años que di por concluida la serie de artículos dedicados a Bellido Dolfos y su gesta en el Cerco de Zamora. Sin embargo, hay más fuentes medievales que no coinciden con los cantares de gesta castellanos en cuanto a la narración de la muerte de Sancho II durante dicho episodio.

Una de ellas, aunque más tardía, ni siquiera es cristiana: está en el libro “Kitab A'mal al-a lam” (“Libro de los hechos memorables de los sabios”), del granadino Lisan al-Din ibn al-Jatib. Al-Jatib murió en la cárcel en el año 1374, estrangulado tras haber sido acusado de materialista, pero dejó tras de sí una gran cantidad de libros. El “Kitab A'mal al-a lam” comienza con los orígenes del islamismo, pero también trata en profundidad la historia de al-Ándalus. 

El capítulo que nos interesa es el titulado “Narración compendiada de los hechos y poderes de los reyes nazarenos de al-Ándalus”, si bien hay que tener en cuenta que al-Jatib lo que hace es transmitir la información oral que le dio sobre este tema el judío Yusuf ibn Waqar al-Isra'iliyyu al-Tulaytuli, que por aquel entonces era el médico personal del rey castellano Pedro I (1367-1369). Insisto en este aspecto porque se hace evidente al leer estos pasajes que ibn Waqar tuvo acceso a las crónicas de Alfonso X, que como es bien sabido pecan de un exacerbado castellanismo, y que en muchas ocasiones son más obras de propaganda que propiamente historiográficas. Ello provoca que la obra de al-Jitab siga la línea de dichas crónicas y que, por ejemplo, denomine “reyes de Qastala” (Castilla) a los monarcas asturianos y leoneses, que repita el error de que Fernando I fue el primer rey de Castilla, etc., etc., y todo ello sin reparar en numerosas contradicciones internas.

El pasaje que nos interesa narra las luchas en el reino de Liyun (León) a la muerte de Fernando I. Tras contar cómo Dun Sanya (Sancho II) hizo prisioneros a sus hermanos Dun Garsiyya (García) y Dun Alfuns (Alfonso VI), dice que éste último 

“al cabo huyó y se refugió en Tulaytula (Toledo), desde donde se mantuvo puntualmente informado de cuantas torpezas pudiera cometer quien a la sazón reinaba sobre los cristianos [Sancho II]. Y así permaneció, junto a Ibn Di-l-Nun, hasta que su hermano Dun Sanya fue asesinado por su hermana Urraka, quien le odiaba tan honda, profunda y encarnizadamente que no vaciló en encomendar su asesinato a algunos jinetes. Sucedió que salió a cazar [Sancho] y, en el ardor de la montería, se distanció de los suyos, que lo perdieron de vista. Esa circunstancia fue aprovechada por los jinetes que, cabalgando a su zaga, le dieron alcance en un lugar solitario. BurmHi [Bellido], uno de ellos, lo alanceó con horrible saña, le dio muerte y huyó a uña de caballo hasta que se refugió en la mencionada ciudad de Samura (Zamora), donde se puso al amparo de la hermana [de Sancho], cabalgó hasta Tulaytula (Toledo) y allí se reunió nuevamente [con Alfonso](...) Cuando obtuvo el reino, [Alfonso] ejecutó a los asesinos de su hermano, al tiempo que exclamaba: “¡Excelente obra y pésima costumbre!”

Como se puede ver en este pasaje se mezclan las dos versiones sobre la muerte de Sancho II. Por un lado, recoge la tradición juglaresca de que la responsable del asesinato fue su hermana Urraca, así como el hecho de que Bellido aprovechó un momento en el que el rey se había quedado a solas. También afirma que Alfonso hizo ejecutar a Bellido, episodio que tiene su reflejo en cantares de gesta. Por otro lado, respalda la versión de las crónicas según la cual Bellido en ningún momento se hizo pasar por desertor de las líneas zamoranas para ganarse la confianza de Sancho y asesinarlo a traición. Incluso introduce varios elementos novedosos, como son la montería del rey castellano, y que los asesinos fueran varias personas, si bien al-Jatib destaca el nombre de Bellido.

En cualquier caso, el fragmento no menciona para nada el cerco de Zamora, a pesar de que es algo en lo que coinciden todas las demás versiones del episodio. Ibn Waqar no debió de hablarle de ello a al-Jatib: habría dado una muy pobre imagen del ejército castellano si, manteniendo un cerco, no hubieran sido capaces de impedir la salida subrepticia de varios jinetes enemigos.

(NOTA: Información extraída del magnífico y reciente libro "El reino de León en las fuentes islámicas medievales", de Gustavo Turienzo, quien se ha tomado el trabajo de revisar y traducir todas esas fuentes musulmanas)

MÁS MAPAS DE LA REGIÓN LEONESA - REINO DE LEÓN

29 abril, 2011

En el mes de enero compartí en este Cuaderno de Notas un magnífico mapa del Reino de León realizado por Ignacio Prietto, en el que usó la tipografía Leonesa Cancilleresca. Pues bien, Nacho no se ha conformado con eso, y ha hecho otros dos más, a escala 1:425.000. Ambos tienen un gran nivel de detalle: uno incluye las principales comarcas, poblaciones, carreteras, etc., y el otro es en realidad una ortoimagen. 
Por si fuera poco, Ignacio ha puesto los tres mapas a libre disposición en la sección de cartografía de su página web, en distintos formatos y resoluciones. Como veréis, una auténtica maravilla, y que además, según el autor,  "son realizaciones no comerciales, hechas por distracción, lo cual quiere decir que se pueden utilizar sin restricciones". 

Voy a intentar dejar un enlace permanente a estos mapas en la columna derecha de este blog, y aprovecharé para eliminar otros menos actualizados, así como el Calendario Leonés, que requiere una mayor atención de la que puedo darle. 

¡Que los disfrutéis, y muchísimas gracias, Ignacio!

RESUMEN DE LA JORNADA SOBRE PATRIMONIO LINGÜÍSTICO DE ASTORGA

01 abril, 2011

El pasado sábado 26 de marzo tuvo lugar en Astorga una Jornada sobre Patrimonio Lingüístico en la que participaron expertos de muy diversa procedencia. Las distintas ponencias tuvieron como escenario la Biblioteca Municipal. Organizada por la Plataforma de Asociaciones en Defensa del Leonés y del Gallego, dicha Jornada ha servido para obtener una visión global de la situación legal y social de las lenguas minoritarias de la comunidad autónoma de Castilla y León.

Ya en la presentación, Enrique Soto, Teniente-Alcalde de Astorga, expuso la evolución del Estatuto de Autonomía en materia lingüística, recordando que desde la última reforma tanto el leonés como el gallego aparecen reconocidos en el artículo 5. Sin embargo, destacó que desde entonces hasta hoy el presupuesto de la Junta para el leonés desde su reconocimiento estatutario ha sido siempre el mismo: cero euros. Soto afirmó que las lenguas son una parte vital de nuestro patrimonio cultural, y que defender las que están en peligro de desaparición es “reivindicar la pluralidad”.

La primera ponencia fue presentada por Ángel Iglesias Ovejero, Catedrático emérito de la Universidad de Orleans, y versó sobre la evolución y la precaria situación actual del habla de El Rebollar (Salamanca), que conserva rasgos leoneses y está muy vinculada a las hablas extremeñas. Iglesias Ovejero se definió como “pesimista optimista” ante el futuro de la “palra” o “rebollano”: “Aunque estemos ante el final de este habla, como mínimo hay que tratar de hacer una recuperación etnográfica y, sobre todo, concienciar a la sociedad del empobrecimiento cultural que supondría su desaparición”.
Ángel Iglesias Ovejero durante su ponencia sobre el rebollano o "palra".
La siguiente ponencia fue la de Fernando Álvarez-Balbuena, profesor de Filología Románica de la Universidad de Oviedo, quien disertó sobre la toponimia mayor en las zonas de León y Zamora donde todavía quedan hablantes de las lenguas asturleonesa y gallegoportuguesa. Allí se da el curioso caso de que los nombres “oficiales” de los lugares no coinciden con los nombres que se les da popularmente. Los topónimos populares siguen existiendo para los hablantes de estas lenguas minoritarias, pero son invisibles para los forasteros, porque sólo aparecen los oficiales en libros, mapas y carteles. Álvarez-Balbuena realizó una defensa de estos topónimos populares, pues “responden a tradiciones muy antiguas y respetables. La restitución de la toponimia popular es reparar la injusticia que se comete con las comunidades humanas que habitan en un territorio: es recuperar la intrahistoria de estas comunidades y su vinculación con la tierra”.
Fernando Álvarez-Balbuena (izda.) junto a Nicolás Bartolomé, alma mater de la Jornada.
La última ponencia de la mañana le correspondió a José Ignacio Martín Benito, profesor de Historia y Geografía en Benavente, y procurador por el PSOE en las Cortes de Castilla y León. Tras señalar la situación legal de otras comunidades autónomas trilingües, Martín Benito hizo un repaso de las preguntas e iniciativas presentadas por su grupo político en las Cortes tras la inclusión del leonés en el Estatuto de autonomía (2007). Entre otras cosas, el PSOE presentó una Proposición No de Ley el 24 de febrero de 2010 sobre la mencionada lengua que fue debatida en el Pleno del 26-27 de mayo y que fue aprobada por todos los grupos. Por ella las Cortes instaban a la Junta a impulsar el leonés, con medidas específicas, en coordinación con las administraciones públicas, así como promover la regulación legal del leonés. Sin embargo, la inoperancia de la Junta ha sido evidente desde entonces, ya que en noviembre Martín Benito volvió a preguntar qué actuaciones se habían llevado a cabo, y la consejera contestó en enero de 2011 justificando que ya se había hecho un ciclo de conferencias titulado: “Leyendas de pastores” en el Museo Etnográfico de León, con la colaboración del Instituto Castellano y Leónes de la Lengua.
Respecto a los presupuestos, Martín-Benito indicó que no había ninguna partida específica para el leonés, así que el PSOE presentó una enmienda a los presupuestos con 120000€ para actividades relacionadas con esta lengua. Esta enmienda, al igual que las demás, fue rechazada tanto en Hacienda como en el Pleno, lo que, en palabras del procurador socialista, “demuestra que la Junta no reconoce la diversidad cultural de la comunidad”.
José Ignacio Martín Benito.
La sesión de tarde fue iniciada por José Manuel Pérez Fernández, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Oviedo. Su ponencia, titulada “Tutela de las lenguas minorizadas en la comunidad autónoma de Castilla y León en el marco europeo y estatal”, hizo hincapié en el hecho de que hoy en día hay lenguas minoritarias que aparecen en los estatutos, pero que no son defendidas ni promocionadas. Según su exposición, el estatuto de Castilla y León sigue la tradición del asturiano y del aragonés, utilizando un lenguaje ambiguo y sibilino: el leonés aparece expresamente reconocido, y se afirma que una ley futura establecerá su protección, uso y promoción, pero en ningún momento se lo menciona como lengua. En el caso del gallego el Estatuto sí que lo reconoce como lengua, pero con una protección menor.
Defendió que la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias o Regionales es un gran instrumento, pero que por desgracia ha sido (y sigue siendo) muy mal interpretada. El profesor Pérez Fernández expuso que España no es consciente de los compromisos que adquirió al firmarla. Y es que la Carta es un tratado internacional, por lo que es de obligado cumplimiento para nuestro país. Según matizó, España suscribió un importante número de compromisos en defensa de las lenguas españolas minoritarias o regionales, 68 de los 98 posibles, a pesar de que solo existía la obligación inicial de ratificar 35. Es significativa la incorrecta interpretación que se hace de la Carta en este punto por nuestro país, pues, estos compromisos solo se asumen a favor de las lenguas oficiales, pero no para aquellas que estando protegidas por sus estatutos no son oficiales, como es el caso del leonés y el gallego en Castilla y León, lenguas a las que solo se les puede aplica una parte mínima de la Carta. Una vez en vigor la Carta Europea, el Estado está obligado a velar de manera activa por su cumplimiento, especialmente en el caso de las lenguas más débiles, lo que es una razón para adoptar medidas de manera urgente antes de que sea demasiado tarde. Además, el Estado es el responsable ante el Consejo de Europa del efectivo cumplimiento de la Carta en relación con las lenguas protegidas por la misma, sin que la eventual inactividad de una comunidad autónoma sea excusa para dejar desprotegida a una minoría lingüística. Es especialmente importante para el leonés el artículo 7.1 de la Carta (objetivos y principios), con sus 9 apartados, que cubren la enseñanza, el fomento del uso oral y escrito, investigación, etc. de esas lenguas. “Por aquí pasa la batalla”, dijo el profesor asturiano.
José Manuel Pérez.

Seguidamente tomó la palabra Xavier Lago Mestre, portavoz del colectivo Fala Ceive, para hablar de la minoría lingüística gallegohablante de El Bierzo. Lago bosquejó la realidad lingüística de esta comarca, señalando que desde antiguo hay una zona cuya habla tradicional es el leonés, y otra (la más occidental) en la que ocupa tal lugar el gallego. Tras hacer un repaso de las relaciones históricas, culturales y humanas entre El Bierzo y Galicia, Xabier Lago afirmó que la parte más occidental de la comarca está en el bloque oriental de la lengua gallega, con algunas divisiones en cuanto a dialectismos. También señaló que aunque algunos autores hablan de un dialecto berciano propio y diferente del leonés y del gallego, él no cree que tal pretensión tanga visos de seriedad. Por otra parte, Lago propugnó el uso del gallego estándar en El Bierzo, así como su unificación con el portugués y el brasileño en el futuro, aunque él mismo reconoció que estas ideas hoy por hoy pueden parecer utópicas. En cuanto a las acciones futuras de Fala Ceibe, el ponente aseguró que se va a intentar implementar el uso del gallego a nivel institucional en el Consejo Comarcal, y compartir el uso oficial con la comunidad gallega, así como integrar a El Bierzo en el espacio mediático gallegoportugués. Para finalizar, Xabier Lago hizo un llamamiento a la unidad, y animó a seguir en la línea marcada por la Plataforma de Asociaciones en Defensa del Leonés y del Gallego.
Xabier Lago después de su intervención.
La siguiente ponente fue la única mujer de la Jornada: María Cueto, licenciada en Filología Románica y becaria de predoctorado de la Universidad de Oviedo, que presentó “Una aproximación a la dimensión social y ecolingüística del asturleonés”. Cueto expuso la problemática de hablar del “asturleonés”, ya que es un concepto que en la actualidad está sujeto a debate ideológico. Actualmente esta lengua sufre la presión del castellano en España y del portugués en Miranda, por lo que se encuentra en grave peligro. Además, es una lengua usada por las capas populares en la se constata una interrupción de su transmisión de padres a hijos, puesto que su empleo se ve como algo negativo y que dificulta el ascenso social. Otro problema que señaló fue el hecho de que la defensa de las lenguas muchas veces responde a esquemas identitarios etnicistas, lo que lleva a algunos a separar asturiano y leonés como lenguas diferentes por simple esencialismo. Mientras tanto, se está dando una sustitución lingüística, ante lo que hay que adoptar posturas de defensa del multilingüismo. Cueto finalizó su intervención afirmando que no se puede sólo defender el asturleonés, sino que además hay que usarlo y dignificarlo.
La filóloga María Cueto.
Para finalizar, José Alfredo Hernández, de la asociación zamorana Furmientu, presentó la ponencia “El asturleonés en el noroeste de Zamora: situación actual y colectivos de fidelidad lingüística”. Tras revisar el trilingüismo existente en la provincia zamorana, Hernández reconoció que la lengua mayoritaria es el castellano ya desde hace varios siglos. Es un castellano de variedad regional leonesa, porque conserva restos del leonés anterior, ya que esa era la lengua romance originaria de la actual Zamora. Ese leonés ha ido siendo desplazado desde la Edad Media por el castellano, pero todavía pervive precariamente en Sanabria, Carbayeda y Aliste. Tras la Guerra Civil se rompió la transmisión de esta lengua de padres a hijos, de tal forma que en la actualidad en las comarcas de Carbayeda y Aliste hay pocos hablantes activos, aunque quedan varios centenares de hablantes latentes (personas que aprendieron la lengua en casa pero que no la usan en su vida diaria). Hernández apuntó que en Sanabria la situación es algo mejor, aunque casi siempre se trata de gente de más de 80 años de edad.
Curiosamente, en estas comarcas zamoranas nunca existió ni el más mínimo movimiento cultural en defensa de la lengua. Habría que esperar a los años 80 y 90 del s. XX, cuando la situación de conservación de la lengua ya era grave. Furmientu comenzó su actividad en los inicios del s. XXI, con un sencillo tríptico con léxico leonés de uso más habitual. Pronto surgieron iniciativas como un concurso de vocabularios tradicionales que ya ha visto cinco ediciones; la edición de una publicación periódica llamada El Llumbreiru, de carácter trimestral y gratuito, etc.
José Alfredo Hernández, de la asociación zamorana Furmientu.
La Jornada fue clausurada por el alcalde de Astorga, el Ilmo. Sr. Juan José Alonso Perandones, quien mostró su interés y aprecio por las iniciativas culturales relacionadas con las lenguas minoritarias.
Juan José Alonso Perandones, alcalde de Astorga.