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BELLIDO DOLFOS, HÉROE, EN HOY POR HOY LEÓN

14 octubre, 2015

Hace unos días se cumplió el 943 aniversario del magnicidio de Sancho II a manos de Bellido Dolfos, un personaje vilipendiado y maltratado por la historia, y que siempre ha sido presentado como el arquetipo de traidor. Ya he hablado largo y tendido sobre este tema en este blog: véase, por ejemplo, este artículo resumiendo mis argumentaciones, o éste otro que inició una serie de posts. Así que no insistiré más en el asunto, aunque os recomiendo que escuchéis el programa para saber las novedades que he ido averiguando sobre Bellido Dolfos como personaje histórico, y sobre su hijo, tirando del hilo que ofrece Margarita Torres Sevilla en la entrada que le dedica en el tomo XVI del Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia.

LAS LENGUAS HISTÓRICAS DE LEÓN EN "HOY POR HOY LEÓN"

24 septiembre, 2015

En el programa de ayer di unas rápidas pinceladas de las que podríamos llamar las lenguas históricas de León. Empecé explicando las pocas pistas de las que disponemos acerca de la lengua que hablaban los ástures (toponimia prerromana, inscripciones...), y cómo ésta fue sustituida de forma radical por el latín vulgar que trajeron los legionarios romanos. Tras una mención a los pueblos germánicos y su influencia en nuestro vocabulario insistí en el hecho de que la casi totalidad de los documentos medievales estaban escritos en un latín más o menos correcto hasta el siglo XIII. Pero hay algunas excepciones, como la "Nodicia de Kesos" y el Fuero de Avilés, así como muchas palabras "autóctonas" que se cuelan en documentos escritos en latín. Y es que una cosa era la lengua escrita, y otra muy diferente la hablada: eso sigue siendo así todavía hoy en día (por escrito solemos usar una versión "más culta"), pero en la Edad Media se llegaba al extremo de que había que aprender una lengua muy diferente si se quería escribir.

El reino de León fue trilingüe, ya que en él surgieron el gallego-portugués, el asturleonés y el castellano. En nuestra zona se habló mayoritariamente el asturleonés, y en esta lengua están escritos a partir de 1230 una grandísima cantidad de documentos del concejo y los cabildos de León que todavía se conservan en nuestros principales archivos, así como la mayoría de los documentos privados redactados por el pueblo llano. Esta lengua sufrió desde muy pronto la presión del castellano que se hablaba y escribía en la corte real: imitando el modelo cortesano las ciudades leonesas se convirtieron en focos de castellanización lingüística, aunque el asturleonés siguió siendo la lengua mayoritaria del pueblo. Y esta situación duró muchos siglos, ya que las encuestas realizadas por Ramón Menéndez Pidal para la realización de su obra "El Dialecto Leónes" nos revelan que esta lengua seguía muy viva en más de la mitad de la provincia a principios del siglo XX. Pero el sistema escolar y los medios de comunicación dieron un vuelco a esta situación, provocando que en la actualidad sólo algunas comarcas la conserven con muchas dificultades, dándose entre sus hablantes un sentimiento de vergüenza y culpa por "hablar mal", que lleva a cometer barbaridades como tachar los carteles de Cabrera que recientemente se pusieron en versión bilingüe. Algo que es muy sintomático de a lo que hemos llegado en esta tierra con nuestros problemas de personalidad lingüística. Un destino muy triste para la que fue la lengua de los reyes leoneses...

Podéis descargaros el programa en este enlace

LOS ATAQUES VIKINGOS AL REINO ASTURLEONÉS

10 septiembre, 2015

El programa de ayer lo dedicamos a las distintas oleadas de ataques que sufrió el reino asturleonés desde el siglo IX hasta el siglo XI: un tema que está muy de moda gracias a la serie "Vikingos", que narra las peripecias de algunos de los principales personajes de las sagas de este pueblo escandinavo. Podéis descargaros el programa en mp3 en este enlace.

Curiosamente el único objeto vikingo que se conserva en la Península está en León: se trata de la cajina del Museo de San Isidoro de León , que se encuentra en la Basílica desde hace muchos siglos. Es una obra maestra del arte vikingo de la segunda mitad del s. X, aunque se desconoce su uso original. Se piensa que formaba parte del tesoro concedido por Fernando I y Sancha a San Isidoro a mediados del siglo XI. Este objeto seguramente proceda de alguna de las incursiones vikingas de las que hablaremos a continuación. 

La cajina vikinga del Museo de San Isidoro (s. X)

Precedentes de las incursiones.
El cronista Hidacio narra en 456 que llegaron a la Península unos cuatrocientos hérulos en siete barcos. Los hérulos eran un pueblo de origen escandinavo, que entre otras cosas practicaron la piratería en el Mar del Norte y el Canal de la Mancha. Desembarcaron en la costa lucense, pero fueron rechazados por la población de la zona, así que en el viaje de regreso depredaron las costas cantábricas. Esta expedición podría ser considerada un precedente de los ataques vikingos y normandos que se produjeron siglos después y de forma casi periódica contra el reino asturleonés.

¿Vikingos aliados del reino asturleonés?
En el año 795 el emir Hisham I arremetió contra Gallaecia y presentó batalla cerca de Astorga. Según Ibn Idari el rey ástur Alfonso II contó con la ayuda de los "al-Bascones" (vascones) y los "al-Magos": resulta llamativa la referencia a los “al-Magos”, porque es el término que los cronistas musulmanes reservaban para los vikingos. Algunos historiadores especulan con la posibilidad de que hubiera vikingos establecidos en las costas septentrionales de la Península, ya que hay varios testimonios más en ese sentido. 

Primer ataque.
Ramiro I (842-850) tuvo que hacer frente a un nuevo enemigo cuando en el año 844 llegaron los vikingos a sus costas. A mediados del siglo IX los vikingos asolaron las regiones occidentales de la Francia actual, internándose por los ríos con sus embarcaciones de reducido calado, y llegando a saquear ciudades tan importantes como París (845) y Burdeos (847). Durante dos siglos se convirtieron en una pesadilla para la Europa occidental. Vikingos de origen noruego se asentaron en el extremo norte de la actual Francia, reconociendo al rey francés y fundando el ducado de Normandía, que se haría muy famoso con el tiempo, por lo que fueron llamados “normandos” a partir de entonces. Los musulmanes les llamaron “al-Magus”, “madjus” o “mayus” (adoradores del fuego), aunque también se les conocía como “los gentiles” en algunas fuentes irlandesas, haciendo referencia a sus creencias paganas. Otros nombres que recibieron fueron “normani”, “lordoman”, “lormanes”, “leodomanni”, “lordomanos”, “varegos”, “rus”, “los extranjeros”...

Estos vikingos (o “lordomanos” como los llama la Crónica Albeldense) pasaron frente a Gijón en el mencionado año 844, pero bien fuera porque la población estaba aceptablemente defendida, o bien porque en ella no había nada de interés, los vikingos continuaron su camino hacia Galicia. Allí atacaron la zona del faro de la Torre de Hércules (A Coruña), asolando los monasterios y poblaciones de los alrededores. Ramiro I reunió un ejército y los combatió, venciéndolos y quemando varias de sus naves (se habla de hasta 70). Cada barco llevaba unos 40 hombres, así que se trató de una importante victoria que alcanzó resonancia internacional.

La Crónica de Alfonso III dice que después de esta derrota los vikingos continuaron hacia el sur y atacaron Sevilla. Las fuentes musulmanas explican con mucho detalle esta importante incursión vikinga en al-Ándalus, y coinciden con ambas crónicas cristianas en situarla en el año 844. Dice Ibn Idari que los “al-Magos” aparecieron con “ochenta embarcaciones que así llenaban la mar de aves de color blanco como llenaban los corazones de angustias y quebranto”. De la cantidad de barcos y la fiereza del ataque parece desprenderse que no se trataba de los restos de la flota que atacó Gijón y Galicia, sino de otra totalmente diferente. 

Fueran una flota nueva, o los restos de la que atacó Asturias y Galicia, los vikingos lograron tomar y saquear varias poblaciones durante semanas enteras, como Lisboa y Cádiz, e incluso la importantísima ciudad de Sevilla. Abderramán II salió de Córdoba con un gran ejército y máquinas de guerra, y tras algunas derrotas consiguió vencerlos después de muchas batallas y esfuerzos. Un grupo de vikingos se rindió, y tras convertirse al Islam fueron establecidos en Isla Menor, en las cercanías de Sevilla, donde ellos y sus descendientes se dedicaron durante mucho tiempo a la fabricación de quesos.

Tras estos sucesos Abderramán II envió un embajador al rey vikingo en Dinamarca o en Irlanda. Desconocemos qué asuntos trataron, aunque sin duda estarían relacionados con la invasión de ese mismo año y probablemente se firmara la paz entre ambos pueblos. El trato que recibió fue cordial, y el embajador incluso coqueteó con la reina durante los meses de su permanencia en aquellas tierras. Regresó a la Península en un barco de vikingos cristianos que querían peregrinar a Santiago de Compostela. A su llegada entregó una carta del rey vikingo para Ramiro I como gesto de buena voluntad, aunque como veremos la paz entre los peninsulares y los vikingos no duró muchos años. Dos meses después los peregrinos vikingos regresaron a su tierra, y el embajador musulmán atravesó el reino asturleonés con un salvoconducto. 

Segundo ataque.
Durante el reinado de Ordoño I se produjo la segunda incursión vikinga contra la Península en el año 858, posiblemente tras la muerte del rey vikingo que había firmado las paces con Abderramán II y Ramiro I. Esta campaña fue dirigida por los hermanos Hastein y Björn Ragnarsson, hijos adoptivos del legendario Ragnar Lodbrog (el de la famosa serie “Vikingos”).  Arrasaron Iria y llegaron a poner sitio a Compostela, aunque la invasión fue repelida por el conde Pedro. Los derrotados vikingos, repitiendo su estrategia anterior, procedieron a atacar al-Ándalus y territorios mediterráneos muy lejanos con bastante éxito. Las hordas vikingas remontaron el río Ebro, penetrando profundamente en el interior peninsular, y capturaron a García Íñiguez, el segundo monarca del diminuto reino de Pamplona. Este rey tuvo que pagar un cuantioso rescate y dejar a varios de sus hijos como rehenes. 

Tercer ataque.
En el segundo año del reinado de Ramiro III (año 968) las costas gallegas recibieron una nueva incursión de vikingos o normandos, que sería la tercera que afectaba al reino asturleonés. Según nuestras informaciones, habían pasado cien años desde la última. De todas formas, tenemos noticias indirectas de que pudo haber más ataques en ese tiempo, sobre todo en torno al año 950. Existen documentos gallegos que reflejan que en esos momentos ciudades como Santiago de Compostela y Lugo se fortificaron y organizaron su defensa con el permiso de Sancho I, lo que parece corroborar la existencia de incursiones de las que no nos han quedado otros testimonios. 

En cualquier caso, en la expedición del 968 los vikingos fueron azuzados contra Hispania por el duque de Normandía, Ricardo I, que quería perderlos de vista a pesar de que habían sido sus aliados en las luchas contra el rey de Francia. Partieron en el año 966 y su primer objetivo fueron las costas atlánticas de al-Ándalus, aunque no tuvieron mucho éxito al ser repelidos por la flota califal. En el 968, unos 4000 vikingos, dirigidos por un tal Gunderedo penetraron por la ría de Arousa y se dirigieron contra Iria Flavia. Les salió al encuentro Sisnando, el obispo de Compostela, a la cabeza de un ejército, porque los obispos hispanos participaban activamente en las actividades bélicas. Sisnando fue vencido, muriendo en el campo de batalla, y los vikingos camparon a sus anchas por toda Galicia durante tres años, saqueando y rapiñando a su gusto. Así lo narra Sampiro: “Saquearon toda Galicia, hasta que llegaron a los montes Pirineos del Cebrero”. Según los Anales Toledanos I penetraron hasta mucho más lejos: año 970 “vino Lordomani a Campos”, es decir, que llegaron hasta la Tierra de Campos. Esa podría ser la explicación de la existencia de un pueblo en la provincia de León llamado Lordemanos, en la vega baja del Esla, cerca de la provincia de Zamora. 


Cuando los vikingos iban a regresar a su hogar con el botín y los prisioneros, fueron atacados y vencidos por un ejército leonés, dirigido por el noble Gonzalo Sánchez. Gunderedo murió en el enfrentamiento y la mayor parte de las naves vikingas fueron incendiadas, aunque los supervivientes se hicieron a la mar y trataron infructuosamente de atacar nuevamente al-Ándalus. Ésta fue la incursión vikinga más grave y duradera, pues como vimos las dos anteriores pudieron ser rechazadas. Comarcas enteras de Galicia fueron expoliadas, y la villa de Tuy quedó despoblada, aunque Santiago de Compostela logró repeler los asaltos gracias a sus fortificaciones. 

Cuarto ataque.
San Olaf (Wikipedia)
La cuarta incursión, o más bien la cuarta oleada de atques, tuvo lugar entre el 1008 y 1038 afectando fundamentalmente al suroeste de Galicia y el norte de Portugal. El cronista francés Pierre David nos habla del conde gallego Menendo que murió el 6 de octubre de 1008 luchando con los vikingos por las tierras entre el Miño y el Duero. Posteriormente a su muerte Braga es saqueada y después la ciudad de Tui (Pontevedra) así como su catedral en el año 1015. La crónica nórdica de Snorri Sturluson de ‘la saga del Rey Olaf’ narra las tropelías de este rey en el noroeste peninsular, que curiosamente llegaría a ser elevado a los altares como San Olaf.

Años después, en el 1028 los vikingos vuelven a asolar la acosada Galicia. En esa época el reino cristiano estaba dividido y con luchas civiles al asumir el trono Vermudo III. Esta situación coincidió con la última “razzia” otra vez en la isla de Arosa y la playa de la Lanzada bajo el mando de Ulf "el gallego" el cual fue ayudado por la nobleza local. Pero esta vez, las fuerzas militares del nuevo obispo compostelano Cresconio estaban preparadas y rechazaron nuevamente y esta vez para siempre a los hombres del norte condenando a los nobles gallegos que les ayudaron. (Fuente del cuarto ataque)

LA FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA POR ALFONSO IX EN HOY POR HOY LEÓN

15 abril, 2015

Alfonso IX de León (1188-1230) ya ha asomado la nariz varias veces en el programa dedicado a la Historia de Hoy por Hoy León. Ya salió con motivo de las Cortes de 1188, y de la conquista de Extremadura Leonesa

En el año 1218 fundó la Universidad de Salamanca, que es considerada como la más antigua de las universidades hispanas existentes. Sus privilegios serán confirmados y aumentados por reyes posteriores. Su origen fue la escuelas catedralicia, y ya tenemos noticia de la presencia del maestrescuela en concilios del siglo XII. 

Alfonso IX otorgó la categoría de Estudio General a esa escuela como Studii Salmantini, posiblemente para que sus súbditos no tuvieran que irse a estudiar a Castilla, donde ya funcionaba otro Estudio General fundado por su contrincante Alfonso VIII.  El Estudio de Salmanca se dedicó sobre todo a los estudios jurídicos. 

Cabe destacar que fue la primera institución educativa europea que obtuvo el título de Universidad por una bula de Alejandro IV en el año 1255.

Estos y otros datos sobre la Universidad pueden encontrarse en la Wikipedia. Lo que es menos conocido es que sus estatutos diferenciaban dos naciones en su seno: la leonesa y la castellana, tal y como puede verse en otro artículo que escribí hace un tiempo. Por ejemplo en los Estatutos concedidos por el papa Martín V el 20 de febrero de 1422 se ve que el rector debía ser del reino de León un año, y del reino de Castilla al siguiente, en años alternos. Esta división también se observaba en la elección de los ocho consejeros, ya que cuatro habían de ser de procedencia leonesa, y otros cuatro de origen castellano. Según la monografía "Historia de la Universidad de Salamanca", este sistema de elección procede de tiempos de Benedicto XIII ("El Papa Luna"), pero en tiempos anteriores el sistema era todavía más dúplice, ya que toda la Universidad estaba dividida entre dos naciones: la leonesa y la castellana. Cuando la institución ganó prestigio y empezó a llegar gente de otras procedencias, los portugueses fueron englobados en la nación leonesa, y los aragoneses en la castellana. Cada una de estas "naciones" tenía su rector, con lo que el gobierno de la Universidad era prácticamente una diarquía.

Benedicto XIII (El famoso "Papa Luna", un antipapa de comienzos del s. XV) anuló este interesante sistema y estableció un único rector, que como hemos dicho un año tenía que ser de la nación leonesa y otro de la castellana. A continuación incluyo un fragmento de los mencionados Estatutos de Martín V, extraído del artículo mencionado, pero esta vez con mi traducción:

[...] Ordinamus quod in Studio Salamantinensis perpetuis temporibus Vnus sit Rector et / Consiliarii Octo quolibet Anno et quod Rector ipse Vno de Castelle et / alio Annus de Legionis Regnis existat et sic successiue perpetuo obserue/tur. (…)

Ordenamos que en el Estudio Salmantinense (Universidad de Salamanca) a perpetuidad sea uno el rector y ocho los consejeros cada año, y que el Rector sea un (año) del reino de Castilla y otro año del reino de León y así se observe a perpetuidad.

De los ocho consejeros, cuatro corresponden al reino de León, repartiéndose así: dos del reino de León propiamente dicho, y los otros dos del reino de Galicia. León incluye las diócesis de León, Oviedo, Salamanca, Zamora, Coria, Badajoz y Ciudad Rodrigo. La nación "leonesa" de Galicia estaría compuesta por Santiago de Compostela, Astorga, Orense, Mondoñedo, Lugo, Tuy, y la gente de Portugal.

Todo ello seguramente se deba a que Alfonso X "el Sabio" acabó fusionando los estudios de Palencia y Valladolid en el Estudio de Salamanca, dando lugar a esta duplicidad que perduró al menos hasta el siglo XV.



LOS REYES ASTURIANOS COMO REYES DE LEÓN EN LA "GENEALOGIA DOS REIS DE PORTUGAL"

11 abril, 2015

Gracias a la Wikipedia he descubierto la existencia de la obra "Genealogia dos reis de Portugal", un libro inacabado que puede consultarse en la British Library. Data de entre los años 1530-1534, y consta de 13 folios con la genealogía real, con 10 miniaturas a página completa. Surgió como una colaboración entre Antonio de Hollanda de Lisboa y Simón Bening de Brujas, e incluye algunas genealogías de los reyes de León, Aragón, Castilla, etc., aunque por desgracia la mayoría están inacabadas y por ejemplo rara vez están acabados los escudos identificativos. 

En cualquier caso, el folio 3 trae a los primeros reyes que actualmente conocemos como reyes de Asturias, pero que como era habitual hasta el siglo XIX-XX figuran como reyes de León (o de León y Castilla como en este caso: "Liam e Castela"). De hecho aparecen con el escudo real de León, de plata leones púrpura linguados de gules. Os dejo la página a continuación, con algunos detalles. Podéis pulsar para ver las imágenes en mayor tamaño, aunque aquí hay una versión en mayor resolución

El folio 3 de la Genealogia dos Reis de Portugal.

Detalle del rey Pelayo, que recuerda mucho al del Arco de la Cárcel

Ermesinda, hija de Pelayo, y su esposo Alfonso I.
Su hermano Favila aparece a nuestra izquierda, asesinado por un jabalí, en vez de por un oso.

LA INDEPENDENCIA DE PORTUGAL DEL REINO DE LEÓN EN "HOY POR HOY LEÓN"

04 marzo, 2015

En el programa de hoy hemos hablado del proceso por el cual Portugal se independizó de León, y sus repercusiones con León. Ya dediqué un par de artículos al tema en este blog, pero vamos a hacer un repaso... 


Durante gran parte de la Alta Edad Media Portugal fue uno más de los territorios de la corona leonesa: en ocasiones dependió de Galicia, aunque llegó a contar con condes propios. En el año 1095 Alfonso VI concedió el condado de Portugal a su hija Teresa (una de las hijas ilegítimas que había tenido con la berciana Jimena Muñoz) y a su marido Enrique de Borgoña (un noble francés).

Teresa, que irónicamente es conocida como “Teresa de Portugal” en España, y “Teresa de Leao (León)” en Portugal, enviudó, pero siguió controlando los destinos de Portugal, acompañada por su hijo Afonso Henriques, que era menor de edad. Parece que gobernaba como si fuera una reina, y de hecho algunas crónicas ya la reconocen como tal en esta época, si bien hay que recordar que en el reino de León frecuentemente se daba el tratamiento de reyes y reinas a los hijos del rey, e incluso a sus hermanas. Teresa tuvo continuos enfrentamientos con su hermanastra Urraca I cuando ésta ya era reina de León , y esta rivalidad pervivió entre sus respectivos hijos y herederos (Alfonso Enríquez y Alfonso VII). En 1128 estalló una guerra entre Alfonso Enríquez y su madre Teresa que se decidió en favor del primero en la batalla de San Mamede.

En 1139 Afonso Henriques después de vencer a los almorávides en la batalla de Ourique, fue aclamado como rey por sus soldados, aunque no fue reconocido como tal hasta unos meses después en las llamadas Cortes de Lamego.  Tras varias escaramuzas y amagos de batallas, leoneses y portugueses llegaron a un acuerdo en 1140, estableciéndose la frontera actual entre Galicia y Portugal.

En 1143 Alfonso I de Portugal y Alfonso VII mantuvieron un encuentro en Zamora: allí el leonés reconoció como rey a su primo a cambio de que le jurara vasallaje, ya que como emperador le interesaba tener el mayor número de reyes vasallos posibles. Además, el portugués obtuvo el señorío de Astorga, lo que tal vez era una maniobra del Emperador para mantenerlo en la órbita leonesa. En cualquier caso, ese mismo año Afonso Henriques escribió al Papa para ofrecerle su vasallaje y así librarse del sometimiento a su primo: Lucio II al principio no se atrevió a llamarle rey, aunque aceptó el vasallaje a cambio del pago de una cantidad. Sabemos que Alfonso VII protestó ante el Papado en el año 1147 ó 1148 por este asunto, pero desconocemos el transcurso de los siguientes procedimientos diplomáticos. No obstante, el Emperador no debió darse del todo por vencido, ya que según algunas crónicas en su testamento metió a Portugal como parte de los territorios que le correspondían a su hijo Fernando II (1157-1188), es decir, dentro de la Corona Leonesa. Si esta noticia es cierta, Alfonso VII pecó de optimismo, pues la separación e independencia de Portugal ya era un hecho más que consumado. 

Las luchas entre el recién nacido reino de Portugal y la corona leonesa fueron constantes, y tanto Fernando II como Alfonso IX se vieron forzados a combatirlo para evitar que les cortara la expansión por el sur, pues Alfonso I intentó tomar ciudades como Cáceres o Badajoz. En el transcurso de una de estas operaciones militares el portugués cayó prisionero de Fernando II, quien tuvo en su mano la posibilidad de deshacerse del que era su suegro y anexionarse Portugal. Sin embargo, el rey leonés prefirió liberarlo y Portugal siguió existiendo como estado independiente... hasta el s. XVI.

EL PAPEL DEL REINO DE LEÓN EN LA ANEXIÓN DE PORTUGAL DE 1580

Nuestro país vecino consiguió acabar su propio proceso de reconquista en 1249, tras la toma de Faro, lo que contrasta con lo ocurrido en la Corona de Castilla, que no lo logró hasta 1492 (más de dos siglos después) debido a las violentas guerras civiles que surgieron en su seno desde tiempos de Alfonso X. 

Esta independencia concluyó temporalmente en el siglo XVI: en 1578 había muerto sin descendientes el rey Sebastián I, ante lo cual surgieron varios pretendientes al trono luso. Uno de ellos era el rey español, Felipe II (1556-1598), ya que su madre había sido Isabel de Portugal, que pertenecía a la familia real portuguesa (era la segunda hija de Manuel I, el bisabuelo de Sebastián I). Felipe se impuso militarmente a los demás candidatos y en 1580 se anexionó Portugal. Esta unión perduró ochenta años, hasta 1640, fecha en la que Portugal se rebeló contra España y proclamó rey a Juan IV, que hasta ese momento había sido el octavo duque de Braganza. 

Poco antes de la nueva independencia de Portugal el clima político no debía ser muy favorable para la monarquía hispana en el país vecino, así que el intelectual Juan Caramuel Lobkowitz publicó en 1639 una obra de más de 400 páginas titulada "Philippus Prudens"(Felipe el Prudente), en la que quería demostrar la legitimidad de los derechos de Felipe II sobre Portugal. Uno de los principales argumentos que esgrimió Caramuel fue el hecho de que el monarca español pudo hacerse con el país legítimamente porque era el heredero directo de los reyes de León. Pero no se quedaba aquí: justificaba que Portugal se había independizado de forma ilegal de León, porque según él Afonso Henriques se había rebelado injustificadamente contra su señor natural, Alfonso VII, y además las Cortes de Lamego se habían reunido contra la legalidad vigente. Caramuel afirmó en esta obra que cualquier guerra hecha por los reyes de León (y de España) contra Portugal fue una guerra justa, porque se hizo a título de recuperación. 

En cuanto al reconocimiento papal de la independencia portuguesa en el s. XII, el autor sostiene que en todo caso Afonso Henriques fue como mucho un rey "pontificio", pero no secular, y que además había incumplido su obligación de acudir a las cortes de León. En definitiva, Caramuel mantenía que Portugal y todos sus territorios de ultramar debían ser parte de la monarquía hispánica como compensación por aquellos 436 años de "rebelión" contra los reyes de León.

El libro incluye un hermoso grabado político-astrológico en el que un león coronado (símbolo del reino de León, y por ende, de España) sojuzga a un dragón (símbolo de Portugal) y que contiene un curioso epigrama que traducido al español viene a decir más o menos lo siguiente;

"Tantas veces huyó el Dragón del signo de León, que ha de volver, y tantas veces el pescuezo soberbio volvió al pie:
No huirá: está capturado justamente; sabe defender PRUDENTE con mano armada el LEÓN sus derechos".

El dragón era el símbolo de Portugal desde tiempos de Juan I. No sabemos con exactitud en qué momento se empezó a usar el león como símbolo de España, aunque parece que fue en época de Felipe II, porque fue entonces cuando este animal comenzó a ser citado como "el león de España", y a figurar como alegoría del país en mapas y otras ilustraciones. El propio Caramuel justifica que

"el León es Príncipe de las seluas, Monarcha de los brutos, y Enperador de todos los animales (...) no conoce el miedo, y por esta razón es símbolo perfecto de España, que con corazón de leona ampara con valor a todos sus súbditos".

También cabría preguntarse si nació como símbolo hispánico, es decir, de la unión de España y Portugal, buscando la justificación de que ambos países ya habían estado unidos en la época del reino de León. Hay que recordar que una de las primeras veces que aparece mencionado es, precisamente, en el título de la obra "El león de España", de Pedro de la Vezilla Castellanos, que fue publicada en el año 1586, es decir, sólo 6 años después de la anexión de Portugal por Felipe II. 

"ALFONSO UND ESTRELLA" EN RADIO LEÓN

19 febrero, 2015

El programa de ayer estuvo dedicado a la ópera de Schubert "Alfonso und Estrella", ambientada como os conté en el reino de León. Para hablar de algunos detalles de esta obra y de su estreno en Gijón y León tuvimos con nosotros al músico Juan Luis García, a quien ya tuve el placer de entrevistar hace justo dos años para que nos hablara del blog Puntocoma. Además Juan Luis nos trajo varios fragmentos de la ópera que pudimos escuchar en el programa. 

Estos son los datos que nos proporcionó Juan Luis sobre el estreno de esta ópera en España:

Director: Mariano Rivas
Orquesta Virtuosos de Moscú
Coro Universitario de León
Maestro de Coro: Samuel rubio

Solistas:
Enrique Aaron (tenor): Alfonso
Lotte Leitner (soprano): Estrella
Alfredo García Huerga (barítono): Mauregato
Kyros Patsalides (barítono): Fruela
Markus Pelzt (barítono): Adolfo
Viernes, 7 de Agosto de 1998, 20,30 h. en el Teatro Jovellanos de Gijón
Domingo, 9 de agosto, 22 h. - Claustro de la Catedral de León dentro del Ciclo “Música en el Camino”.

Y esta era la portada del libreto:


Por cierto, podéis leer el libreto completo en alemán y en español en este enlace, donde podéis comprobar que continuamente hablan del reino de León.

Para descargaros la entrevista pulsad en este enlace

ALFONSO UND ESTRELLA, LA ÓPERA DE SCHUBERT CON TEMÁTICA LEONESA

16 enero, 2015

El miércoles compartí la entrada del programa que dedicamos a los trovadores provenzales y sus visitas a la corte leonesa en un grupo de FaceBook llamado "Tú no eres de León sino...". Allí Pilar Ramos Peláez comentó que también había una ópera de Franz Schubert titulada "Alfonso y Estrella" cuyo argumento y personajes estaban ambientados en el reino de León. Nada más y nada menos que Franz Schubert, el gran compositor romántico alemán cuya Sinfonía Inacabada (Sinfonía en si menor, D. 759) siempre ha sido una de mis obras favoritas. Yo había oído algo sobre ese particular, pero no sabía su título, así que ahora gracias a Pilar busqué en Google y vi que en español apenas hay información sobre esta ópera, pero sí existe un buen artículo en la Wikipedia en inglés, así que os lo traduzco y resumo a continuación.

Alfonso und Estrella (Alfonso y Estrella), D 732, es una ópera con música de Franz Schubert y libreto en alemán por Fran von Schober escrita en 1822. Esta obra señala el intento de Schubert de intentar componer una gran ópera romántica en alemán, apartándose de la tradición de la tradición de los singspiel

En estrecha colaboración con von Schober en la región de St. Pölten, Schubert escribió la música para Alfonso und Estrella entre septiembre de 1821 y febrero de 1822.

Schubert nunca vio interpretada esta ópera durante su vida, porque teatros de ópera de Viena, Berlín, Dresde y Graz se negaron a representarla. La ópera fue representada por primera vez en Weimar el 24 de junio de 1854 (véase el cartel anunciador a la derecha), dirigida por Franz Listz, aunque fue una versión abreviada, una característica que siempre ha acompañado a esta obra.

Según me apunta Juan Luis García, el estreno absoluto en España fue en 1997 con la participación del Coro Universitario de León, en el claustro de la Catedral.

Argumento: Alfonso es el hijo del depuesto rey Fruela de León. Fruela está preocupado porque Alfonso está ansioso por dirigir una revuelta contra Mauregato, el usurpador del trono. En la corte de León Adolfo, un ambicioso general, está enamorado de Estrella, la hija de Mauregato, Pero Mauregato ha dicho que sólo el hombre que posea la "Cadena de Eurico" puede casarse con Estrella. Furioso por haberle sido denegado el matrimonio con Estrella, Adolfo planea una revuelta contra Mauregato.

Durante una expedición de caza, Estrella se separa de la partida. Ella y Alfonso se encuentran y se enamoran, sin saber cada uno la identidad del otro. Alfonso le da a estrella un collar que siempre ha llevado consigo, y le señala un camino seguro a su hogar. De regreso en la corte ella cuenta la historia, y Mauregato reconoce el collar como la "Cadena de Eurico". Antes de que pueda decirle lo que significa, comienza la rebelión dirigida por Adolfo, quien captura a Estrella. Alfonso descubre que Estrella es la hija de Mauregato, y se pone al lado de éste contra los rebeldes. Las tropas de Mauregato vencen a Adolfo, y Alfonso rescata a Estrella. Pero Mauregato tiene remordimientos de conciencia y restaura a Fruela en su trono. A cambio Fruela abdica en Alfonso y Estrella.

Partitura de la ópera Alfonso y Estrella.
Como veis, un argumento plenamente romántico con un trasfondo pseudohistórico que sólo sirve como mera ambientación. La época elegida por Schubert y von Schober es la del reino de Asturias, pero hay que recordar que desde Alfonso X "el Sabio" y hasta el s. XIX se consideraba leoneses a los reyes asturianos. La única coincidencia con la historia real son algunos personajes: Mauregato fue un rey asturiano que depuso a Alfonso II "el Casto", hijo de Fruela I "el Cruel". Tras muchas vicisitudes Alfonso pudo volver a hacerse con el trono en el año 791, pero como veis no hay mucha coincidencia con la trama de "Alfonso und Estrella", aunque los autores no pretendían ser fieles a la Historia, sino ambientar su ópera en un lugar tan exótico (para ellos) como podía parecer el reino de León, con sus reyes con nombres germánicos.

Pero no hay nada como escuchar algunos fragmentos de esta obra para apreciar su valor, así que aquí os dejo un par de vídeos de Yotube:



Se puede comprar y escuchar fragmentos en Itunes. 

LOS TROVADORES PROVENZALES Y LOS REYES LEONESES EN HOY POR HOY LEÓN

14 enero, 2015

El programa de hoy lo hemos dedicado a hablar de esos trovadores del sur de Francia que se hicieron famosos en todas las cortes de Europa, y de sus visitas al reino de León. Cantaron a nuestros reyes en diversas ocasiones, adulándolos y lisonjeándolos a cambio de un buen estipendio. Estas visitas comenzaron en época de Alfonso VII "el Emperador", lo que parece lógico, ya que en una gran parte de Occitania gobernaba su primo y vasallo Alfonso Jordán, ese interesantísimo personaje del que ya hablamos en otra ocasión. 

A este tema de los cantos trovadorescos a los reyes de León le dediqué toda una serie de artículos que podéis consultar a continuación si os presta el tema: 


Podéis escuchar mi intervención si os descargáis el programa en formato mp3 en este enlace

UN RETRATO POCO CONOCIDO DE FERNANDO II, POR ISIDORO LOZANO

12 enero, 2015

Viendo este documental sobre historia de Extremadura que me recomendó Pedro Camello, me encontré un soberbio retrato de Fernando II que desconocía. Como afortunadamente la imagen venía con su procedencia (Museo Nacional del Prado), me puse a buscar y descubrí que está disponible tanto en la Wikipedia (en muy buena resolución), como en el propio Museo del Prado
El autor es Isidoro Lozano, un pintor romántico que realizó su obra a mediados del s. XIX, y que fue discípulo del famoso Federico de Madrazo.

El cuadro es similar a los que tiene expuestos el Ayuntamiento de León de José Rodríguez de Losada, copista que fue del Museo del Prado y discípulo del afamado Rosales, aunque éste, en mi opinión, tiene una calidad mucho más elevada, tanto en lo artístico como en la documentación (no he visto ningún anacronismo reseñable, quitando que los leones deberían ser púrpuras y no rojos).

El cuadro se conserva en el Congreso de los Diputados, pero no está expuesto. Al parecer procede de la Colección Real. 



Isidoro Lozano retrató a más reyes leoneses y asturianos (Ordoño II, Ordoño III, Ramiro I, y Bermudo I), pero no he encontrado ninguna imagen en Internet, y además están bastante dispersos. 

El cuadro parece realizado para conmemorar la fundación de la Orden de Santiago, pues es su emblema el que aparece en el pergamino que sostiene el rey, y el que preside el escudo. 



LOS REPRESENTANTES DEL REINO DE LEÓN EN EL FUNERAL DE CARLOS V

22 diciembre, 2014

A lo largo de la existencia de este blog varias veces ha ido apareciendo por aquí una imagen del entierro de Carlos V (V de Alemania, I de España) en la que se ve a los representantes de los reinos de Aragón, León y Castilla. Hoy quería identificar a los personajes que portan las insignias leonesas, más por curiosidad que por otra cosa, porque con una excepción no es que guarden una especial relación con nuestro reino. 

Carlos V falleció de paludismo en su retiro en Yuste (Cáceres) el 21 de septiembre de 1558, apenas dos años después de su abdicación. Tres meses después, el 29 de diciembre, su hijo Felipe II organizó en Bruselas el funeral de Estado en su honor,que consistió en una solemne procesión desde el Palacio Real hasta la catedral. Los hermanos Jean y Lucas Doectum ilustraron esa procesión con una serie de grabados consistentes en treinta y tres planchas de bronce pintadas a mano, siguiendo los diseños de Hieronymus Cock.

Fuente: Wikipedia. Pulsa para ampliar.
En total son tres los leones completos que se ven en la imagen: dos rampantes (uno en el estandarte y otro en las ancas traseras del caballo) y uno pasante (en el cuello del caballo). Además se atisba otro rampante en la pata delantera.

Si hacemos zoom vemos que de izquierda a derecha (respecto a nosotros) figuran "Don Pedro de baçan", sujetando el caballo por su derecha, "Phillipe de Courteville", sujetando el flanco izquierdo, y "Don Francisco mendoça" portando el estandarte o bandera real del Reino de León. ¿Quiénes eran estos caballeros?

Don Pedro de Bazán es el único de los tres vinculado directamente al reino de León. Su linaje, aunque de origen navarro, llevaba establecido en nuestras tierras desde el siglo XIII. Tenía toda una colección de títulos nobiliarios: Señor de de la casa y Valle de Baztán, Vizconde de Valduerna y Señor de San Pedro de Latarce, La Bañeza, tierra de Villamayor y Castro-Boñal, y comendador de Villarubia. De todas formas, es un personaje más bien poco conocido, y que fue eclipsado por el fulgor de otros miembros de su linaje. Al parecer participó como capitán en la famosa Batalla de San Quintín (1557), y junto a su hermano aportó 700 hombres. También participó en la Batalla de Gravelinas (1558).

Phillipe de Courteville, como su propio nombre francés ya nos indica, es el menos relacionado con el reino de León de los tres personajes.  Fue caballero, señor de La Buissière, coronel de un regimiento valón, caballero de la Orden de Calatrava, gentilhombre de la Cámara de Felipe II, y llegó a ser Secretario de Estado en 1559. En algunos sitios se indica que fue diputado del Reino de Aragón en los funerales de Carlos V, pero o bien es un error, o bien se equivocaron Jean y Lucas Doectum o Hieronymus Cock. Aunque estuvo casado con Marguerite de Noyelle, no tuvo descendencia. (Fuente)

"Francisco mendoça", el portaestandarte del reino de León, no es otro que Francisco de Mendoza y Bobadilla (o Bovadilla), que nació en Cuenca en 1508, y fue un noble tan importante que cuenta con su propia entrada en la Wikipedia. Fue eclesiástico y en 1533 fue nombrado obispo de Coria. En 1550 pasó a serlo de la diócesis de Burgos, y en 1566 fue nombrado arzobispo de Valencia, pero murió antes de tomar posesión del cargo. Fue un destacado humanista y llegó a tener sus roces con la Inquisición, pero nunca fue condenado. Participó en muchas misiones cortesanas al servicio de Carlos V (formó parte del cortejo fúnebre que llevó los restos de la emperatriz Isabel de Portugal hasta su entierro en Granada).y de Felipe II (viajó a Francia para recoger a la princesa Isabel de Valois, la prometida del rey). Como vemos a todo esto podemos añadir su actuación como diputado por León en el funeral de Carlos V. 

PRESENTACIÓN DEL VINO "CURIA PLENA" DE PRADA A TOPE

23 septiembre, 2014

Esta mañana tuve el honor y el placer de participar en la presentación de un nuevo vino de Prada a Tope relacionado con la historia de nuestra tierra. En esta ocasión se trataba de "Curia Plena", hecho en honor de las Cortes de 1188. Prada me encargó hacer una introducción histórica del acto, tal y como hice en su momento con el vino "1.100 Años del Reino de León".  La presentación se realizó a las 11 de la mañana en el Palacio de los Condes de Luna en la capital leonesa, y contó con la presencia del alcalde de León, el concejal de Cultura, el Subdelegado de Gobierno, etc. 

El brindis con Prada y las autoridades. Carlos S. Campillo en Ileon.com
Por si os interesa os transcribo íntegra mi intervención. Como veréis jugué un papel en la elección de la etiqueta. Ya pude catar el vino, un mencía reserva, y puedo afirmar que es un caldo excelente  y que recomiendo a todo amante del buen vino del Bierzo.


Estamos reunidos para celebrar el nacimiento de un nuevo vino de Prada relacionado con la historia de nuestra tierra. Ya lo hicimos aquí mismo hace dos años con el caldo “1.100 Años del Reino de León”, un excelente tinto mencía de la viña de San Martín que tuvo la gran acogida que merecía.
Hoy Prada vuelve a sorprender a los leoneses con “Curia Plena”, un mencía reserva con el que quiere homenajear aquellas Cortes de 1188 que tanto renombre han dado (y darán) al Reino de León. Y ha vuelto a pensar en mí para que les explique la importancia histórica de esa Curia que se convirtió en la primera reunión de Cortes de Europa occcidental, así que aquí me tienen de nuevo.
Veamos en primer lugar el contexto histórico. Las circunstancias en las que surgió esa Curia Plena fueron bastantes turbulentas: el 22 de enero de 1188 había fallecido el rey Fernando II de León, de glorioso recuerdo. Fue sucedido por su hijo Alfonso IX, que contaba con apenas 17 años y que tuvo que hacer frente al partido de su madrastra. A pesar de su juventud se mantuvo firme y fue reconocido rey por prácticamente toda la nobleza del reino.
Pero la situación seguía siendo muy precaria, porque León estaba rodeado por enemigos: por el Este acechaba Castilla, por el Oeste Portugal, y por el sur los musulmanes. Además las arcas reales estaban vacías, por lo que Alfonso IX se encontraba en la cuerda floja, al borde del abismo. Para reafirmar su posición convocó a Curia Plena, aunque decidió añadir algunas novedades.
Antes de nada hay que aclarar que para ayudar al rey en la administración y gestión del reino había dos tipos de curia: la curia regia, más de “andar por casa”, compuesta por la gente de la Corte y la casa real; y la curia plena, que era mucho más solemne ya que en ella participaban los principales nobles y cargos eclesiásticos de todo el reino.
El reino de León fue pionero en la convocatoria de estas curias plenas. La primera que conocemos fue la de 1017, convocada por Alfonso V y que dio lugar al famosísimo Fuero de León, adoptado y versionado en toda la Península, y que, por cierto, dentro de tres años cumplirá su milenario. Esperemos que esta fecha no caiga en el olvido institucional, y quizá Prada nos deleitará con otro nuevo vino para festejar una ocasión tan importante.
En cualquier caso hubo otras muchas curias plenas a lo largo de la existencia del reino de León, pero hoy nos vamos a detener en la última, que fue precisamente la que convocó Alfonso IX en 1188 en esta ciudad, en el claustro de San Isidoro. La genialidad de este rey consistió en invitar a esta reunión a los representantes de las principales ciudades de todo el reino. Además, en los Decreta o disposiciones Alfonso especifica que convocó a “los ciudadanos elegidos por cada ciudad” (“cum electis civibus ex singulis civitatibus”), lo que nos indica que esos representantes habían sido elegidos de algún modo, aunque sería anacrónico imaginar procedimientos democráticos en una época tan temprana.
Por primera vez el pueblo llano iba a participar en el principal órgano de gobierno del reino de León. Fue una novedad en Europa, porque al estar presentes los tres estamentos (clero, nobleza y pueblo), la curia plena de 1188 se convirtió en las primeras Cortes de la Historia.
El historiador del Derecho Luis Sánchez Agesta dijo de estas Cortes que “representan un intento de someter a derecho y encauzar bajo la autoridad de los jueces reales la turbulenta vida de un reino español medieval”. Y Muñoz Romero afirmó que los Decreta de estas Cortes eran para su tiempo “lo que llamamos ahora una constitución política”.
Era la primera vez que un rey recortaba su poder en beneficio del pueblo, y además lo hacía de forma voluntaria, aunque un tanto forzado por las circunstancias del momento. Tuvieron que pasar 27 años para que el famoso Juan Sin Tierra hiciera lo propio en Inglaterra, concediendo la llamada Carta Magna. Esta Carta era considerada hasta hace bien poco como el más lejano precedente del parlamentarismo, pero como muy bien reflejó Juan Pedro Aparicio en su documental, en la actualidad hasta los historiadores ingleses han reconocido ese título a las Cortes de León de 1188.
¿Que se legisló en aquellas Cortes? En realidad muchos de sus decretos confirman derechos que ya habían sido concedidos en la revolucionaria Curia Plena de 1017, aunque también los hubo de nuevo cuño.
En primer lugar Alfonso IX prohibió las acusaciones anónimas, estableciendo que toda persona que fuera denunciada tenía el derecho a conocer la identidad del denunciante. Es algo que hoy nos parece de cajón, pero era algo desconocido en la Europa medieval; recordemos que durante siglos la Inquisición siguió aceptando las delaciones anónimas, con lo que los acusados no sabían ni quién los había denunciado, ni de qué se les acusaba. Como vemos, eso no podía ocurrir en el reino de León en 1188.
También se reconoció el derecho a un juicio justo, es decir, que ni el rey ni sus funcionarios podían actuar contra un acusado sin que éste se pudiera defender ante la curia del rey.
Una novedad fue que el rey se comprometió por escrito a no hacer guerra ni a firmar la paz hasta que consultara con las Cortes, algo que era inédito en el resto del mundo.
Alfonso reconoció la inviolabilidad del domicilio y de la propiedad privada, prohibió que los nobles  asolasen los bienes del pueblo llano, y estableció que toda la justicia pasase por manos de los funcionarios del reino. Todas estas cosas que hoy nos parecen obviedades eran algo revolucionario en la Edad Media, y por ello las Cortes de 1188 y sus Decreta fueron reconocidas el año pasado por la UNESCO como “el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo”. Por cierto, como es de bien nacidos ser agradecido, hay que recordar que este reconocimiento fue obra y gracia de Rogelio Blanco, el cepedano que fue Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas.
Y también cabe recordar que dentro de pocos días, el 25 y 26 de septiembre, se celebrará en León la reunión de los presidentes de los Parlamentos Autonómicos de España, donde se impulsará este reconocimiento de León como cuna del parlamentarismo a nivel nacional.
Pero regresemos al vino de Prada. Si nos fijamos en su etiqueta, veremos que la preside un signo rodado de Alfonso IX. Los signos rodados eran los leones inscritos en un círculo que se dibujaban en los documentos reales más solemnes. En la actualidad estoy realizando mi tesis sobre estos signos rodados. Por ello no dudé ni un segundo cuando Prada me preguntó por algún elemento gráfico medieval que pudiera servir de logotipo para el vino “Curia Plena”. Revisé entre los más de 300 signos rodados que tengo fotografiados y encontré dos del año 1188. Prada eligió el que pueden ver en la etiqueta, que además de ser el más hermoso es el más cercano a la celebración de las Cortes. Al proceder del Archivo Histórico Nacional hubo que iniciar un largo trámite burocrático con el que no les quiero aburrir, pero gracias a la perseverancia de Prada y su gente aquí podemos contemplarlo: un león de un documento de Alfonso IX de 1188 presidiendo un excelente vino que conmemora aquella revolucionaria Curia Plena.
Y en fin, para finalizar con esta introducción, ¿qué mejor forma puede haber de celebrar un acontecimiento histórico que brindando en su honor con un vino que lleva su nombre?
Muchas gracias a todos ustedes por su atención, y a Prada a Tope por ofrecernos Curia Plena.  La historia de León ¡A Tope!, como diría él. 

Con Prada al finalizar el acto.
-La noticia en Leonoticias (con vídeo incluido)

LAS CRISIS DINÁSTICAS EN EL REINO DE LEÓN

04 junio, 2014

En el programa de Radio León Cadena SER dedicado a la historia de León no es raro que mezclemos las noticias de actualidad con hechos históricos de nuestra tierra. Ese ha sido el caso de hoy: usando como excusa la abdicación el pasado lunes de Juan Carlos I, hemos hablado de algunas de las crisis dinásticas en el reino de León. 

Por un lado, las abdicaciones no abundaron en el reino de León. Tampoco lo he mirado en profundidad, pero la más sonada fue la de Alfonso IV: en el año 931 murió su esposa y el monarca entró en una depresión, se hizo monje en Sahagún y abdicó en su hermano Ramiro II. Uno o dos años después Alfonso se arrepintió y comenzó una guerra civil contra su hermano, pero fue derrotado y Ramiro ordenó que le sacaran los ojos para que no pudiera volver a intentar ser rey. El pobre acabó sus días en el desaparecido monasterio de Ruiforco, en el Torío. 

Así que tras mencionar este hecho pasamos a hablar de los distintos "cambios dinásticos" ocurridos en el reino de León. Antes de empezar, aclaramos que el concepto de dinastía en lo que atañe al reino de León es bastante decimonónico y machista, como vamos a ver. En realidad nunca se interrumpió la línea de sucesión, aunque fuera por vía femenina en ocasiones. Fueron los historiadores del siglo XIX y de comienzos del XX quienes marcaron arbitrariamente estos cambios dinásticos, ya que fue algo que no se percibió así en la época.

Habitualmente se dice que hubo tres dinastías en el reino de León: la primera sería la “asturleonesa”, la segunda la “navarra”, y la tercera la “de Borgoña”. Como ya he dicho, son nombres totalmente arbitrarios que se pusieron muuchos siglos después de los acontecimientos. 

-Dinastía ástur o asturleonesa: es la dinastía que procede de tiempos del reino de Asturias. Ya hemos dicho muchas veces que en realidad en el año 910 sólo cambió la capital de Oviedo a León, y que el reino, las instituciones y la casa regente siguieron siendo los mismos. Esta dinastía comenzaría con Pelayo en el 721-722, y acabaría con Vermudo III en el año 1037, contando unos 26 reyes en su haber. Se considera que finaliza con la muerte de Vermudo III a manos de su cuñado Fernando en la batalla de Tamarón (año 1037, como hemos dicho). El trono tenía que recaer en su hermana Sancha, pero en la Edad Media era inédito que una mujer reinara, así que figuró como nuevo rey su marido, Fernando I, que era conde de Castilla, aunque procedía de Pamplona: por eso se dice que con él comienza la dinastía navarra. Fueron tiempos difíciles para el reino, porque Fernando I no fue bien recibido como rey.

-La dinastía navarra: empezaría con Fernando I en 1037, y abarcaría además los reyes Alfonso VI, Sancho II (que sólo reinó en León unos meses), y Urraca I. Es decir, contaría con algunos de los principales reyes de la historia del reino. Fin pacífico en el año 1126, porque Urraca se había casado con Raimundo de Borgoña, un noble francés, con el que tuvo al que sería Alfonso VII, y que supuestamente se iniciaría la dinastía de Borgoña. Otra vez machismo, y más teniendo en cuenta de que Urraca había gobernado como reina en solitario una gran parte de su reinado, siendo una de las primeras mujeres en Europa en esto. 

-Dinastía de Borgoña: comienza en 1126 precisamente con el monarca más poderoso de toda la historia del reino de León, Alfonso VII el Emperador, que ya hemos dicho en otras ocasiones que llegó a tener como vasallos a todos los demás reyes cristianos de la Península, y a los nobles del sur de Francia. Después serían reyes de esta dinastía Fernando II y Alfonso IX (bueno, y el mal llamado Alfonso VIII -debería ser Alfonso I- en Castilla).

-Pero si hubo una crisis sucesoria realmente importante en la historia del reino de León esa se dio a la muerte de Alfonso IX en 1230. Alfonso IX estuvo casado en dos ocasiones, y las dos veces vio como el papa anulaba su matrimonio. Su segunda esposa fue Berenguela de Castilla, hija de Alfonso VIII (o I de Castilla). Con ella tuvo varios hijos, destacando el que con el tiempo sería Fernando III. Cuando Alfonso tuvo que divorciarse de Berenguela, ésta regresó a Castilla, donde seguía reinando su padre Alfonso VIII. Además a través de una estratagema consiguió engañar a Alfonso IX y se llevó consigo a su hijo Fernando, que en principio iba a ser el heredero de la corona leonesa. En 1214 muere el rey de Castilla y le sucede su hijo Enrique, que era apenas un niño. La cosa es que este niño murió en 1217 en extrañas circunstancias, por un tejazo en la cabeza que le propinó otro niño. Algunos historiadores han visto la mano de Berenguela en esta muerte, ya que gracias a ella fue nombrada reina de Castilla. Pero la reina renunció al trono en favor de su hijo Fernando (que sería Fernando I de Castilla). Alfonso IX se sintió burlado al ver a su hijo como rey de Castilla, lo que llevó a varias guerras entre ambos reinos. Pero el leonés no supo dejar preparada su propia sucesión, y cuando murió en 1230 Berenguela a través de varias maquinaciones y manejos políticos logró que Fernando fuera también nombrado rey de León, siendo el tercer monarca de ese nombre. No está muy claro cómo lo hizo: parece que Alfonso IX había dejado como sucesoras a sus hijas Sancha y Dulce (algo muy extraño, por otra parte), y que Berenguela las convenció cubriéndolas de oro para que renunciaran al trono. Por otro lado parece que también se propuso el trono leonés a Alfonso de Molina,  otro hijo de Alfonso IX y Berenguela, pero éste declinó el ofrecimiento. En cualquier caso tenemos que fiarnos de las crónicas castellanas, porque existió una auténtica destrucción documental sobre los diplomas emitidos por Sancha y Dulce, y , probablemente, de Alfonso de Molina. Como curiosidad final añadiré que de la famosa Concordia de Benavente, tan importante porque plasma el acuerdo entre Fernando III y Sancha y Dulce, sólo se conserva una copia en los archivos vaticanos, y ninguna en nuestro país.

Podéis descargaros el programa en mp3 en este enlace.

Fernando III en el Tumbo A de Santiago de Compostela.

MAGNICIDIOS LEONESES EN RADIO LEÓN

21 mayo, 2014

La semana pasada se anuló la sección de Historia de León en Radio León, debido a que todavía estaba fresco el asesinato de Isabel Carrasco. Hoy hemos retornado a la actividad haciendo un somero repaso de los principales magnicidios que tuvieron lugar en la historia de León. Evidentemente la práctica totalidad de ellos tuvo lugar en la Edad Media, cuando contábamos con nuestro reino y nuestros reyes. 

-Uno de los primeros y más sonados fue el (presunto) asesinato de Sancho I de León, “el Craso” ("El Gordo" en román paladino, vaya), que fue rey del 956 al 958 y nuevamente del 960 al 966. En el primer periodo fue muy impopular por su extrema obesidad (no podía ni montar a caballo ni “folgar” con mujeres), por lo que tuvo huir y renunciar al trono. Le “curaron” en Córdoba con una dieta muy severa y (se dice) cosiéndole la boca. Con su nuevo tipín y con ayuda de tropas musulmanas fue repuesto en el trono leonés en el 960. Pero seis años más tarde fue envenenado con una manzana por el noble gallego Gonzalo Menéndez. Su muerte  supuso un momento de debilidad para el reino de León, porque fue sucedido por su hijo Ramiro III, que apenas tenía cinco años, con las consiguientes luchas por la regencia, etc.

Pero si hubo un siglo pródigo en magnicidios, ése fue el siglo XI:

-Alfonso V, el de los buenos fueros, murió en 1028 en el asedio a la ciudad portuguesa de Viseu, por un flechazo de un ballestero moro, mientras el rey estaba paseándose alrededor de la muralla en mangas de camisa.

-En ese mismo año ocurrió el asesinato del infante don García por los Vela. García Sánchez, descendiente del famoso Fernán González, era el heredero del condado de Castilla. Era el prometido de la infanta doña Sancha, la princesa del reino de León, y vino a casarse a la capital en 1028. Poco antes de la boda fue asesinado por la familia de los Vela. Este magnicidio fue de gran trascendencia, porque provocó que Castilla se quedara sin conde, y que ese territorio quedara en manos del reino de Pamplona durante varios años. 

-Vermudo III, rey de León, murió en batalla contra su cuñado Fernando, conde de Castilla, en 1037. Murió de una forma un tanto... peculiar, porque su caballo, “Pelayuelo”, era demasiado veloz y llegó el primero (y en solitario) a la línea enemiga. Su muerte provocó que el reino pasara a manos de su cuñado, que sería conocido como Fernando I. 

-También en este siglo sucedió el asesinato de la condesa Doña Sancha: era una de las condesas más poderosas y ricas del reino de León. A la muerte de su única hija, Elvira, la condesa decidió donar una gran parte de sus bienes a la iglesia de Santa María (lo que hoy es la Catedral), en el año 1040. Sus sobrinos vieron como la herencia de la “tía rica” se esfumaba y uno de ellos en venganza la asesinó. La historia aparece contada en plan cómic en los relieves del sarcófago de Sancha en la Catedral, en la capilla de la Virgen Blanca. Posteriormente el sobrino murió al caerse del caballo en el que huía. Fue un asesinato muy comentado y famoso en la época. 

-De todas formas, el magnicidio por antonomasia en la historia del reino de León fue el llevado a cabo por Vellido Dolfos en la persona de Sancho II en 1072. A este tema ya le he dedicado toda una serie de artículos: v.g., 1, 2, 3, 4.

-Otras muerte que tuvo mucha importancia para el devenir del reino de León fue la de Enrique I, que fue rey de Castilla en 1214 al suceder a su padre Alfonso VIII (ó I de Castilla), cuando sólo tenía 10 años. Murió tres años más tarde en un extraño accidente durante un juego, lo que permitió que reinase su hermana Berenguela, que fue la artífice de la unión de  las coronas de León y de Castilla 13 años más tarde. La verdad es que fue un "accidente" demasiado oportuno, pero tendremos que quedarnos con esa versión.

-Por último, un magnicidio que no llegó a consumarse, pero que habría cambiado la historia mundial, fue el supuesto asesinato frustrado de Napoleón en Astorga en 1809, del que ya hablamos en un programa anterior.

Podéis descargaros el podcast del programa en formato mp3 en este enlace

El asesinato de la condesa doña Sancha en el Libro de las Estampas de la Catedral de León.

LAS PROVINCIAS DEL BIERZO Y DE LEÓN DE 1822 (II)

18 mayo, 2014

-Sesión del 4 de octubre de 1821.
En lo que respecta al Bierzo, el ayuntamiento de Villafranca denunció las maniobras de Ponferrada para que se cambiase la decisión sobre la capitalidad de la nueva provincia:

“Se dió cuenta de las exposiciones siguientes, que se mandaron tener presentes en la discusión del proyecto de ley sobre división del territorio español:(...) Tercero, del ayuntamiento constitucional de Villafranca del Vierzo, remitiendo varios documentos para acreditar los manejos reprobados de que se habian valido algunos vecinos de Ponferrada para hacer pasar por opinion general de la provincia lo que era suya particular, en cuanto á que se eligiese á dicha villa por capital de la que propone la comision de Division del territorio; y pedia, que desechando las Córtes tan infundados recursos, aprobasen el dictámen de dicha comision, que señalaba á Villafranca por capital de la nueva provincia del Vierzo; solicitud que igualmente hacian los ayuntamientos de la Vega de Valcarce, de Corullon, de Trabadelo, de Barjas y del Coto de Balboa y pueblos de su agregacion”. 

Más adelante Diego Clemencín usó el Bierzo para señalar la cantidad mínima de población a la hora de crear una provincia:

“El mínimum está de hecho en la propuesta de la comision. La provincia que tenga menos poblacion, esa es la que dice el mínimum. Esta provincia es la del Vierzo. Tiene 86.000 almas según los datos remitidos por el gobierno; según el concepto de la comision tiene 100.000: este es el mínimum. (…) La Constitución en el art. 33 dice espresamente que puede haber provincias de menos de 70 y aun 60 mil almas. ¿ Qué podrá alegarse contra autoridad y decisión tan respetable? ¿Será asunto casi casi de sarcasmo, como en alguna parte parece lo ha sido, el señalamiento de la provincia del Vierzo? Esta tiene conocidamente 86.000 almas como consta de los datos del gobierno, y la Constitución dice espresamente que puede haber provincias de mucho menor poblacion. (Leyó el art. 33). Aquí  está clara la posibilidad que la Constitución reconoció de haber provincias de menos de 60.000 almas: aquí está el mínimum absoluto que debió reconocer también la comision y cualquier señor diputado”.

-Sesión del 5 de octubre de 1821.
Sólo hay una mención al Bierzo, cuando el diputado manchego Ramón Giraldo (que en ocasiones presidió las Cortes de este periodo) afirma haber recibido a representantes de la zona de O Barco que se oponían frontalmente a su integración en la nueva provincia: 

“Sobre la Provincia del Vierzo no puedo menos de hacer presente la representación que acabo de recibir de los ayuntamientos de Valdeorras, porque me parece fundadísima; y no encuentro inconveniente en que se acceda á lo que solicitan dejando a esta provincia con este número menos de habitantes”.

Sin embargo, esta parte de su intervención no fue respondida ni rebatida por Clemencín, aunque también se vio apoyada por nuevos argumentos en la sesión del día siguiente.

-Sesión del 6 de octubre de 1821.
Y es que las Cortes recibieron una instancia enviada desde O Barco pidiendo ser parte de la provincia de Orense, y no del Bierzo

“Igualmente se mandaron tener presentes en la discusion del proyecto de ley sobre division del territorio español, las instancias que siguen:(...) cuarta, del ayuntamiento del Barco, en solicitud de que no se aprueben los límites demarcados por la comision entre las provincias de Lugo, Orense y la nueva del Vierzo y que no se segregue la villa del Barco de la provincia de Orense”.

-Sesión del 7 de octubre de 1821.
Ese día no hubo referencias al Bierzo, pero sí a las macrorregiones o reinos de Castilla la Vieja y León, que se veían abocadas a una gran fragmentación provincial, a pesar de seguir existiendo, por lo que parece, en un nivel teórico. En concreto fue en la intervención de Álvarez Sotomayor, que simpatizaba poco con lo que juzgaba una atomización excesiva del Estado: 

“No puede señalarse más causa [para la existencia de enormes desigualdades en población entre las distintas provincias] que las grandes regiones de Castilla la Vieja y León se dividan en mas provincias respectivamente que las demás de la monarquía, como se ha dividido siempre. En efecto, la primera con una estension de 1.759 leguas cuadradas y una poblacion de 1.052.102 habitantes, tiene siete provincias, dos de tercera clase y cinco de cuarta, y la última con 1.407 leguas cuadradas y 787.001 habitantes, tiene cinco provincias: dos de tercera clase y tres de cuarta clase.  No se diga que esto se ha hecho por transigir con las preocupaciones, pues por el contrario varios señores diputados de aquellas provincias, y en especial el señor Ramonet, se han declarado contra esta división con razones muy sólidas, y no se mortificará poco el amor propio de los vecinos de Burgos, León y Valladolid de ver estas ciudades insignes por tantos títulos, las dos primeras cabezas de réynos que lo fueron de toda la monarquía castellana, y la última residencia del tribunal superior que juzgaba mas de la mitad de su territorio, abatidas á ser capitales de provincias, la una de tercera y las dos de cuarta clase.”

Poco antes Sotomayor revelaba que la comisión pretendía haber tenido en cuenta “que las tres principales bases en que esta [división provincial] se funda, son la poblacion, la estension del terreno, y su topografía(...) [y también] consideraciones que influyen mas ó menos en la materia, como son la uniformidad de la lengua, inclinaciones y gustos, modo de vivir y otras”.

-Sesión del 13 de octubre de 1821.
El tejemaneje de la capitalidad de la provincia del Bierzo se complicó un poco más con la llegada  de testimonios y representantes de la comarca de La Cabrera, de Camponaraya y Ponferrada, insistiendo en que había que elegir a esta última ciudad, desmintiendo las acusaciones de manipulación realizadas por los villafranquinos. 

“Mandóse tener presentes en la discusión del proyecto de ley sobre división del territorio español las exposiciones de los ayuntamientos de Camponaraya y las Cabreras, que remitió el Secretario del Despacho de la Gobernación de la Península, en las cuales manifestaban los perjuicios que se seguirian á aquellos naturales de declararse á Villafranca capital de la nueva provincia del Vierzo y las ventajas que resultarian de que la capital se estableciese en la villa de Ponferrada. A estas exposiciones acompañaba otra de D. Antonio Macía, D. Antonio García y D. José Fernández Carus, comisionados por esta villa, en que renovaban la misma solicitud, y trataban de desvanecer la impresion que pudiera haber hecho la última representacion de Villafranca, que suponia obra de unos pocos la solicitud en favor de Ponferrada, siendo en realidad del ayuntamiento de esta villa”. 

-Sesión del 15 de octubre de 1821.
Fue un día decisivo, ya que se aprobó el proyecto sin prácticamente modificaciones:

“Declarado el punto suficientemente discutido, fué aprobada esta parte del art.2º (…) Aprobáronse asimismo y sin discusión las siguientes: (…) Valencia, su capital, Valencia. Vierzo: su capital Villafranca”. 

Y aquí, al tratar de la provincia del Vierzo, y a diferencia de las demás, que fueron aprobadas sin discusiones, surgió la polémica por los mismos asuntos que hemos ido viendo. En primer lugar intervino el diputado Romero Alpuente, defendiendo la capitalidad para Ponferrada usando los argumentos ya conocidos: que hasta ese momento había sido la capital tradicional, que era el centro de la red de caminos de la comarca, etc. Incluso arremetió directamente contra la candidatura de Villafranca: 

“[Ponferrada] en todo excede á Villafranca, del cual no podrá decirse otro tanto, porque su situacion, en un monte de que no se puede salir cuando las aguas crecen, lo cual suele verificarse en términos que lo dejan aislado y sin comunicación, le privan de esta ventaja”.

Este diputado insinuó que la decisión había respondido a presiones eclesiásticas: 

 “¿Por qué hemos de trasladar la capitalidad a Villafranca tan solo porque hay allí canónigos, que son los que lo llaman todo, y la hemos de quitar á Ponferrada, donde estaba ya antes, y para donde tienen sus caminos hechos, reside su comercio, y donde miran su felicidad aquellos pueblos?”

Y concluyó:

“(...) no teniendo por objeto la comision el bien del Gobierno, sino el de los gobernados, que es el objeto de una buena administracion, según la ley fundamental, debe desaprobarse la capitalidad de Villafranca  para que continúe en Ponferrada, como ha estado hasta aquí.” 

Respondió a sus argumentos el diputado y presidente de la comisión, Diego Clemencín, quien reconoció que en realidad Ponferrada había sido la primera opción del Gobierno:

“La comisión del Gobierno propuso á Ponferrada por capital de la provincia del Vierzo: sin embargo (…) halló motivos poderosos para preferir á Villafranca (…) El primero, que Villafranca tiene población mucho más considerable que Ponferrada (…) La comisión atendió también a la situación respectiva de Villafranca y de Ponferrada. Villafranca se aproxima al centro de la provincia del Vierzo mucho más que Ponferrada (…) Otra circunstancia que tuvo presente la comision, fué la facilidad de comunicaciones (…). Villafranca está en el camino real que va de la capital de España á Galicia: por allí transita el correo, y las órdenes y contestaciones se reciben mucho antes que en Ponferrada (…). Atendió también la comisión á otro punto que no deja de ser de gravedad, y es la abundancia de edificios públicos que se puede proporcionar en Villafranca con mucha superioridad sobre Ponferrada, si es que en Ponferrada hay los necesarios. (…) Esos motivos, y no otros (de que no quiero hacer mencion ni mérito), son los que ha tenido la comision para proponer á Villafranca”.

El diputado Estanislao de Peñafiel tomó la palabra y usó una argumentación nueva para defender la opción ponferradina: al ser una provincia con tan poca población (86.000 personas), haría falta ampliarla territorialmente absorbiendo nuevos pueblos de la zona de O Barco, y de La Cabrera y otros lugares de la diócesis de Astorga, con lo que Ponferrada pasaría a estar en el centro de la nueva provincia en lugar de Villafranca. Además su intervención nos proporciona el dato de que algunos ayuntamientos de Valdeorras querían incorporarse a la provincia del Bierzo para ofrecer un mayor contrapeso gallego:

“(...) algunos ayuntamientos de Valdeorras han representado, manifestando su disgusto porque se les haya separado de la provincia del Vierzo; y entre los fundamentos de su exposicion, uno de los principales es que siendo tan corto el número de los pueblos pertenecientes á Galicia que se agregan á la provincia del Vierzo, sucederá que cuando se trate de elecciones, no podrán equilibrarse los votos de modo que se reparta este honroso cargo entre los de una y otra provincia con igual esperanza de ejercer todos los derechos de ciudadano, quedando en otro caso perjudicados los pocos pueblos que se agregan de Galicia por la mayoría tan grande de los del Vierzo.” 

El diputado Juan de Subercase aportó nuevos argumentos en favor de Villafranca, incidiendo en que el camino real pasaba por esta villa:

“Una vez puestos los habitantes de los pueblos en la carretera, les es mucho mas fácil ir á Villafranca que á Ponferrada, aun cuando esten más cerca de este último; porque para ir á él han de pasar por una vega que en invierno se pone intransitable, y vale más andar seis leguas hácia Villafranca por la carretera, que es escelente, que una ó dos por dicha Vega hácia Ponferrada”.  

En cualquier caso, este debate dejaba claro que una de las principales razones para fundar esta provincia era el hecho de que una gran parte de su territorio (y según el bando se señalaba a Ponferrada o a Villafranca) quedaba aislado del mundo exterior durante el invierno.
Y Subercase añadió argumentos de corte antropológico, postal y enológico:

“Además es necesario tener presente otra consideracion. Los habitantes de Valdeorras tienen muchas mas relaciones con Villafranca que con Ponferrada y mas frecuente comunicacion, y los de Villafranca con los de Valdeorras recíprocamente; de suerte que son mucho mayores sin comparacion los vínculos de amistad, parentesco é intereses que unen á los de Valdeorras con Villafranca que con Ponferrada: y esto es tan cierto, que hasta la correspondencia la reciben por Villafranca. Por otro lado es menester no olvidar que una de las producciones de aquel valle, y casi la única, es la del vino. La mayor parte de este se extrae, y no tiene otra salida que por Villafranca, y seguramente nada por Ponferrada”.

Sobre el tema de la correspondencia, señalar que tanto en esos momentos como mucho tiempo después el correo de Valdeorras dependía de la actual provincia de León, tal y como puede verse en numerosos matasellos, como éstos que tan amablemente me ha remitido Fernando Meléndez de su colección personal:

Matasellos de 1835.

1838.

1845.

Finalmente las cosas quedaron como estaban en la redacción propuesta: 

“Declaróse el punto suficientemente discutido, y fue aprobada esta parte del artículo segundo.” 

Es decir, que cobraba existencia la Provincia del Vierzo, con capital en Villafranca. Cuando la noticia llegó a la nueva capital provincial se hizo una fiesta el día 21 para celebrar el histórico evento, “con toque de campana, iluminación de casas y con fuegos artificiales”