El programa de la semana pasada trató sobre un personaje histórico que falleció un 20 de noviembre. Si no añadiera nada más, habría dos candidatos principales: José Antonio Primo de Rivera (fundador de Falange fusilado en 1936), y Francisco Franco (dictador que murió en 1975). Pero si además decimos que era leonés para más señas, el candidato es muy diferente: Buenaventura Durruti, el más famoso anarquista de España.
Y es que recientemente ha salido publicado en castellano "Lluvia de agosto", una novela a medio camino entre la ficción y la investigación, en la que se exploran las misteriosas circunstancias de su muerte. Entrevistamos a su autor, Francisco Álvarez (Xixón, 1970), que es periodista, traductor literario y escritor tanto en asturleonés como en castellano. De hecho la obra fue publicada originalmente en asturiano, con la que ganó el premio Xosefa Xovellanos. Os dejo con información sobre la obra accesible en otras entrevistas y en la web del libro. Al final, como es costumbre, dejo el acceso a la entrevista:
Cuando murió en el hotel Ritz de Madrid el 20 de noviembre de 1936, hace justo 80 años, todos los bienes de Durruti se reducían a una muda de ropa interior, dos pistolas, unos prismáticos y unas gafas de sol.El aterrizaje del cadáver en Barcelona dos días después colapsó la ciudad. Más de cien mil personas tomaron las calles bajo la lluvia para despedir al héroe mientras entonaban el himno anarquista 'Hijos del pueblo'. La comitiva fúnebre debía disolverse después de los discursos pero las masas no se movían de su sitio, fue imposible llegar al cementerio y, en el último momento, tuvo que aplazarse el sepelio al día siguiente. Cuando, muchas horas después, al fin la gente regresó a sus casas, miles de coronas quedaron abandonadas en los charcos.Al mecánico, miliciano y líder anarquista leonés José Buenaventura Durruti le había alcanzado en el pecho una bala de firma desconocida en la Ciudad Universitaria de la capital, entonces sometida a un durísimo asedio por los soldados de Franco que se habían alzado apenas tres meses antes contra el gobierno republicano iniciando así la guerra civil. ¿De qué color era aquella bala? ¿Azul falangista? ¿Rojo comunista? ¿Negro anarquista? El enigma acerca de quien mató a Durruti, si el enemigo, si algún agente de Stalin para quien los anarquistas eran tan odiosos o más que los fascistas, o si sus propios compañeros libertarios recelosos de una hipotética militarización de su columna, nunca ha sido resuelto.Durruti nace en León, el catorce de julio de 1896, siendo el segundo de los ocho hijosa del matrimonio entre Santiago Durruti, un trabajador ferroviario, y Anastasia Dumange.b Santa Ana, el barrio donde vive desde pequeño, es un lugar modesto, de casas pequeñas y viejas habitadas por los obreros de la ciudad.4 Hasta los ocho años de edad asiste a la escuela de la calle de la Misericordia. La huelga de curtidores que tuvo lugar en León en 1903, que se prolonga nueve meses, afecta mucho económicamente a la familia de Buenaventura Durruti, por lo que él y sus hermanos pasan a la modesta escuela de Ricardo Fanjul. Sobre su infancia, escribiría Durruti en 1927 a su hermana Rosa: «Desde mi más tierna edad, lo primero que vi a mi alrededor fue el sufrimiento, no sólo de nuestra familia sino también de la de nuestros vecinos. Por intuición, yo ya era un rebelde. Creo que entonces se decidió mi destino».3En 1910, a los catorce años, abandona los estudios y entra como aprendiz de mecánico en el taller de Melchor Martínez, un socialista que tenía en León cierta fama de revolucionario.5 Durante dos años, Melchor Martínez le enseña elementos de mecánica y de socialismo; cuando considera que no tiene nada más que pueda enseñarle, Durruti se traslada al taller de Antonio Mijé, especializado en el montaje de lavadoras mecánicas para el lavado de minerales extraídos de las minas.6 En 1913, siendo ya tornero de segunda clase, se afilia a la Unión de Metalúrgicos, asociación adscrita a la Unión General de Trabajadores, pero poco tiempo después comenzaría su desencanto ante los consejos de moderación de los dirigentes durante las reuniones celebradas.La neutralidad española durante la Primera Guerra Mundial impulsa la industria y economía españolas, ya que ambos bandos recurren a España para obtener materias primas y productos manufacturados. El trabajo en las minas aumenta y envían a Durruti junto con otros obreros a la localidad de Matallana para instalar lavadoras mecánicas. Allí los mineros declaran una huelga ante los malos tratos recibidos de uno de los ingenieros, exigiendo su destitución; para apoyarlos, Durruti se niega a continuar los montajes mientras continúe el paro de los mineros, gracias a lo cual se traslada finalmente al ingeniero. A su regreso a León, Mijé le llama la atención por lo sucedido y le advierte de que la guardia civil se interesaba por él, los dirigentes de la Unión Metalúrgica lo amonestan por su conducta, y su antiguo maestro, Melchor Martínez, le aconseja que emigre ante la actitud de las autoridades.7Su padre le consigue una plaza como mecánico ajustador en la Compañía Ferroviaria del Norte y decide aceptar. En estas circunstancias le sorprende la huelga general revolucionaria de 1917. Por la rebeldía demostrada durante dicha huelga, Durruti pierde su puesto de trabajo en la Compañía Ferroviaria; además, la Junta Directiva de la Unión Ferroviaria (perteneciente a la UGT), de la que era afiliado, expulsa al grupo de jóvenes que había ejercido mayor resistencia durante la huelga, incluyéndolo a él, por defender posiciones revolucionarias y alegando indisciplina.Tras estos hechos, se refugia brevemente en Gijón y luego pasa la frontera a Francia, huyendo del servicio militar.Su muerteAproximadamente a la una de la tarde del 19 de noviembre de 1936 (en plena Batalla de la Ciudad Universitaria de Madrid), en la calle Isaac Peral, menos de dos horas después de una entrevista en la calle para el noticiario filmado del PCUS, hieren a Durruti en el pecho con una bala de dudosa procedencia; lo llevan en estado grave al Hotel Ritz,8 sede del hospital de sangre de las milicias catalanas, donde muere a las cuatro de la mañana del día siguiente. La autopsia reveló que la muerte se debió a los destrozos causados por una bala calibre nueve largo, que penetró por el tórax y lesionó importantes vísceras. Su cuerpo se entregó a los servicios especializados del municipio de Madrid para su embalsamamiento, ya que sería trasladado y enterrado en Barcelona.9 Su deceso fue ocultado en un primer momento a la población y a la milicia para evitar desánimos,10 pero la noticia se extendió rápidamente. A su entierro en Barcelona acudieron decenas de miles de personas.La muerte de Durruti ocurrió en oscuras circunstancias que han propiciado la aparición de diversas hipótesis para explicar su deceso. Según la CNT, escuetamente fue una «bala fascista». Las emisoras de radio de la zona franquista les atribuyeron el hecho a los comunistas, quienes a su vez aseguraron que los autores habían sido trotskistas o hasta los propios anarquistas por su enfrentamiento con la dirección. Se ha dicho también que fue víctima de unos desertores que él mismo intentaba detener. También se asegura que fue un disparo salido de su propia arma: algunos afirman que se le cayó su "naranjero", mientras que otros aseguran que Durruti sólo portaba una Colt 45
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