PREHISTORIA Y ROMANIZACIÓN EN EL VALLE DEL ERIA. SOCIEDAD Y MINERÍA ANTIGUA

13 enero, 2018

El 14 de diciembre se presentó en el museo de León el libro “Prehistoria y romanización en el valle del Eria. Sociedad y minería antigua”, que ya había sido presentado el 8 de diciembre en el Centro Cultural de Nogarejas.

Valdería es una comarca leonesa que estoy empezando a conocer desde hace poco y gracias a nuevas amistades (Álvaro y Sergio, de Felechares). Está situada situada en el suroeste de la provincia de León, y según la wikipedia cuenta con una extensión de 315,03 km², una población de 2.182 habitantes, con una escasísima densidad de 6,93 hab/km². Sus principales poblaciones son: Castrocalbón (682), Castrocontrigo (349), San Esteban de Nogales (273), Nogarejas (264), Felechares de la Valdería (172), San Félix de la Valdería (131). Todos ellos se engloban en tres municipios: Castrocalbón, Castrocontrigo y San Esteban de Nogales.


Los autores de“Prehistoria y romanización en el valle del Eria" son Javier Fernández Lozano, Jesús Celis Sánchez y Juan José Palao Vicente. Javier Fernández Lozano es profesor en la universidad de Cantabria (Dpto. Ciencias de la Tierra). Jeśus Celis es arqueólogo, técnico de Patrimonio, y ha sido director del Instituto Leonés de Cultura. Juan José Palao Viente es  profesor contratado doctor en el Área de Historia Antigua de la Universidad de Salamanca. 
Los tres, a pesar de ser especialistas en sus respectivas materias, hacen un esfuerzo por lanzar un lenguaje divulgativo para poder llegar al público general, abarcando la herencia ástur y romana que ya se puede rastrear incluso en el topónimo: "Valdería" significa Valle del río Eria, estando compuesto por la raíz latina "Val" (valle) y el topónimo prerromano "Eria".

El libro consta de 186 págs., y ha sido editado por el ayuntamiento de Castrocontrigo, y financiado por la Diputación, el ILC y el propiio ayuntamiento de Castrocontrigo. De momento no puede adquirirse en librerías, pero pronto sacarán una edición venal para ponerlo a disposición del público. Hay que destacar la documentación cartográfica, gráfica y fotográfica.

La obra nace de las I Jornadas Arqueológicas del Valle del Eria, que se desarrollaron el verano pasado en Castrocontrigo, y que "buscaban poner de manifiesto el interés cultural de la comarca del Eria". Fueron todo un éxito, y fruto de ellas ha surgido el presente libro.

Tiene los siguientes apartados: El medio físico; Aproximación a la Prehistoria en el Valle del Eria; El ejército romano en la Valdería; Minería antigua en el valle del Eria.

Podéis escuchar la entrevista a tres bandas con los autores en este enlace. 


EN EL ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE UNAMUNO: SALAMANCA EN LA GEOGRAFÍA UNAMUNIANA

05 enero, 2018

Os quiero dejar aquí otra colaboración de Miguel Ángel Diego Núñez, en esta ocasión sobre el aniversario de la muerte de Miguel de Unamuno. Estos días he estado sin acceso al PC, por lo que aprovecho por pedirle disculpas por el retraso en publicar este post. 

No falta nada para el 31 de diciembre, 81 aniversario del fallecimiento de Unamuno. Queremos homenajearlo este año recordando la ubicación de Salamanca en su geografía. Se ha tachado con razón a Unamuno de contradictorio, pero en cuanto toca a Salamanca es de una coherencia abismal. Para él Salamanca se encuentra en el Reino de León, incluido en la mitad atlántica de España:

     “Lo fuerte, lo serio, lo verdaderamente nuevo somos nosotros, pero, en España y como españoles, nosotros somos el corazón de la vertiente atlántica.
     Porque España no creo que pueda dividirse en la polaridad tan fecunda para todo pueblo, en norte y sur como algunos piensan, sino más bien, como creen otros, en las dos vertientes, la atlántica y la mediterránea –incluyendo en esta la parte en la que el Guadalquivir desemboca-. A España hay que partirla transversalmente por una línea que de hacia el Maladeta vaya al cabo de San Vicente. De un lado Cataluña, Aragón, Valencia, Murcia, Castilla la Nueva, toda Andalucía y hasta Extremadura; del otro, el litoral cantábrico, Castilla la Vieja y el reino de León. De un lado los pueblos estéticos, los del gesto y eso que llaman la gallardía, los de parada y plaza pública, los de la zarzuela, y de otro nosotros. Y de la parte de allá quédase Madrid con sus cotarros, donde todos son unos.
     Dejémosles predicando la alegría de vivir y otras vaciedades y seamos como somos, sin proponernos ser ni alegres ni tristes. No, sino como Dios y nosotros nos hemos hecho.” (Bilbao, 1908)

     Por otra parte, Unamuno da una particular importancia a la lengua, como atestigua en 1923:

     “Esta tierra bajo el cielo, esta tierra llena de cielo, esta tierra que siendo un cuerpo, y por serlo, es un alma, esta tierra hizo, con el latín, unos lenguajes, unos romances. Hizo el catalán, y el aragonés, y el leonés, y el bable, y el castellano, y el gallego, y el portugués. De ellos salieron los idiomas literarios y oficiales. Y esos lenguajes son las razas. (…) Pero más que raza de sangre, más que línea de sangre, raza de lenguaje.”

     A lo largo de su vida repetirá una y otra vez que Salamanca forma parte del reino de León y leonesas son las particularidades de su habla popular, llegando incluso a afirmar en 1931 que:

     “A las puertas de esta ciudad se hablaba leonés, y aquí se fundieron ambos dialectos [leonés y castellano]. Pero esta Universidad nunca fue castellana, sino universal y española.”

     El 30 de mayo de 1933, el Congreso de los Diputados determina que la región de León está constituida por las provincias de León, Salamanca y Zamora, tesis defendida por Claudio Sánchez Albornoz y avalada en votación nominal por 90 votos contra 19.

     El debate y la decisión mueven a escribir a Víctor de la Serna:

     “Es decir, que desde el nacimiento de Castilla –naturalmente posterior al del reino asturiano-leonés-, Palencia y Valladolid son Castilla.
     Nada de esto aminora la belleza y el interés de la magnífica civilización leonesa, fina y elegante, al lado de la tosca castellana. La vieja corte de León, influida por las cortes europeas, depositaria del goticismo más puro, elaboradora de Códigos magníficos, fundadora de muchas categorías inmortales españolas, ofrece un interés inagotable dentro de su extensión geográfica.
     Cuando abandono al ilustre profesor Sánchez Albornoz -justamente el historiador de la civilización y la cultura leonesas-, me encuentro con el maestro Unamuno, que dice cosas pintorescas, graciosas y geniales acerca del tema. Para él las fronteras de León y Castilla pueden establecerse por la línea de cultivo de algunas voces diferenciales en romance castellano y en romance leonés. Por ejemplo, en León dicen ‘el pan yeldo’, y en Castilla ‘el pan yudo’. En León ‘candar la puerta’, y en Castilla ‘cerrar la puerta’. Llegamos a establecer que, efectivamente, los límites de Castilla con León son los mismos lingüísticamente que históricamente, y que pueden marcarse por el Cea y el Esla, que son la frontera de astures y vacceos de antes de la Reconquista.”

     Viene Unamuno a ratificar así lo que escribiera en 1907 a su discípulo Federico de Onís:

     “Mi idea es que Salamanca no es Castilla sino una transición de León a Extremadura con toques portugueses y algunos castellanos.’

     Es el lenguaje, el dialecto leonés, el que permite a Unamuno cerciorarse de la pertenencia de Salamanca propiamente al reino de León y no a Castilla y a corregirse a sí mismo cuando la incluye en el término Castilla, como ya hiciera en 1906:

     “Considerad que os escribo desde una antigua ciudad castellana, y más que castellana leonesa, que duerme en una llanura donde ondea el trigo, a la orilla de un río lento que la refleja entre álamos sencillos, desde el seno de una ciudad remanso de sosiego a cuyas bordadas piedras enciende en oro el sol poniente cuando se acuesta entre las encinas graves. Aquí se aprende a pensar despacio, bajo el peso de los recuerdos que vagan en el ámbito espiritual.”

Miguel Ángel Diego Núñez

LA CASA DE LAS CUATRO TORRES, DE JAVIER GARNICA CORTEZO

Comenzamos el año hablando de una novela que nos llevará al León de  finales del siglo XIX y comienzos del XX. Se trata de  “La casa de las cuatro torres”, editada por Cultural Norte, y que se presentó muy apropiadamente en la Casa Botines el mismo martes. 
El escritor, Javier Garnica Cortezo, es el autor de varios blogs, como el famoso “León en el recuerdo” , dedicado a fotos antiguas de León, y su blog personal, donde refleja su vena más literaria.
Ha colaborado en "El Filandón" del Diario de León. Coleccionista de fotos de León, participa activamente en Facebook. Esta es su primera novela.

Tal y como dice  Javier:
Este libro aparece de forma casual en el 125 aniversario de la construcción de la Casa de Botines, efemérides que ha convertido al edificio en protagonista de la actividad cultural reciente. La obra no presta especial atención a la arquitectura de Gaudí, materia muy bien estudiada por autores con mejores conocimientos. En cambio, profundiza en la peripecia de los habitantes de León que se vieron envueltos en su órbita. No sólo desde que abrió sus puertas en la Plaza de San Marcelo, sino mucho antes, cuando fue cobrando vida en los sueños de sus promotores.  
La Casa de Botines no es solamente una edificación majestuosa y peculiar que aparece en León en los últimos años del siglo XIX, nacida del genio de Gaudí. Además de todo eso es el epicentro de toda una saga que implica a varias familias, y de muchas relaciones personales y empresariales. Es un elemento fundamental de la vida económica y social de la ciudad en el momento en el que ésta se abre al siglo XX. 
En “La Casa de las Cuatro Torres” el lector descubrirá esa trama de intereses y circunstancias, muchas de las cuales hasta ahora eran desconocidas por el público, y también las ilusiones, las pasiones… y las decepciones de todos los que vivieron la gestación de la Casa. Y disfrutará al sumergirse en la atmósfera y en las calles de un León que ya no existe, pero del cual quedan muchos vestigios.

 Según los comentarios, la obra "introduce al lector en la atmósfera de un León que ya no existe pero del que todavía quedan muchos vestigios". El autor se permite «algunas licencias», como  pero que en todo caso está "rigurosamente documentada" y donde todos los personajes son reales. Así, contaba Javier Garnica en el suplemento literario Filandón que alrededor de la Casa Botines sobrevuela "toda una saga familiar y también una trama económica". 

A través de 180 páginas, "que se leen con mucha facilidad", el libro desentraña los esfuerzos de una de las estirpes más poderosas de la época, la de Simón Fernández, para afianzar sus negocios. Y todo ello en el León de finales del XIX, "un pueblo insalubre hasta que comienzan las obras del ensanche".