He de empezar este artículo reconociendo que hasta hace bien poco tiempo no tenía conocimiento de esto de lo que os voy a hablar. No es de extrañar, porque durante la carrera de Biblioteconomía y Documentación, y durante la de Historia, nunca nos hablaron de la existencia de una lengua romance asturleonesa. Ni siquiera en asignaturas tan directamente relacionadas con la documentación medieval como Diplomática o Paleografía se tratan aspectos lingüísticos, así que mi único contacto con el tema fue la asignatura “Historia y variedades del español”, donde se estudiaban, aunque someramente, las distintas lenguas peninsulares. Así que acabé la carrera, y los distintos cursos de Paleografía que realicé posteriormente, con la falsa y preconcebida idea de que en los documentos leoneses se pasó de utilizar el latín al romance castellano sin ningún tipo de problema ni transición.
Sin embargo, la semana pasada comencé a leer los primeros documentos en lengua romance de la colección diplomática de San Isidoro, y me llevé una soberana sorpresa.
...Pero vayamos por partes. En primer lugar, he de reconocer que mis conocimientos lingüísticos son mínimos, por lo que no sería de extrañar que meta la pata en alguno de los comentarios. Es posible que designe como leonesismos a vocablos y giros que correspondan a otras lenguas romances, por lo que agradecería que si alguien más entendido en la materia observara algo incorrecto me lo dijera inmediatamente.
Como os decía antes, los documentos medievales están todos en latín hasta mediados del siglo XIII. Pero muchas veces se trata de un latín viciado ya por vocablos extraños, y no es raro encontrarse con algunos documentos con comentarios marginales en lo que debía ser la lengua romance del lugar. En todo caso, poco después de la unión de las Coronas de León y de Castilla en la persona de Fernando III (año 1230), tanto los reyes como los magnates y la gente del pueblo abandonan el latín escrito y comienzan a redactar los diplomas en la lengua que hablan desde hace ya mucho tiempo. Los reyes, de origen y orientación castellana, emplearán el romance de Castilla, y así ha quedado reflejado en las colecciones diplomáticas. Sin embargo, no fue ese el caso de los documentos "populares" realizados en los Reinos de León, Asturias y Galicia; en estos territorios la lengua que aparece presenta importantes diferencias con la empleada por los monarcas, tanto a nivel léxico como a nivel gramatical. Os pondré algunos ejemplos extraídos del libro “Patrimonio Cultural de San Isidoro de León: Documentos de los siglos X-XIII”. Tened en cuenta de que la “u” ocupa el lugar de la “v” actual.
Sin embargo, la semana pasada comencé a leer los primeros documentos en lengua romance de la colección diplomática de San Isidoro, y me llevé una soberana sorpresa.
...Pero vayamos por partes. En primer lugar, he de reconocer que mis conocimientos lingüísticos son mínimos, por lo que no sería de extrañar que meta la pata en alguno de los comentarios. Es posible que designe como leonesismos a vocablos y giros que correspondan a otras lenguas romances, por lo que agradecería que si alguien más entendido en la materia observara algo incorrecto me lo dijera inmediatamente.
Como os decía antes, los documentos medievales están todos en latín hasta mediados del siglo XIII. Pero muchas veces se trata de un latín viciado ya por vocablos extraños, y no es raro encontrarse con algunos documentos con comentarios marginales en lo que debía ser la lengua romance del lugar. En todo caso, poco después de la unión de las Coronas de León y de Castilla en la persona de Fernando III (año 1230), tanto los reyes como los magnates y la gente del pueblo abandonan el latín escrito y comienzan a redactar los diplomas en la lengua que hablan desde hace ya mucho tiempo. Los reyes, de origen y orientación castellana, emplearán el romance de Castilla, y así ha quedado reflejado en las colecciones diplomáticas. Sin embargo, no fue ese el caso de los documentos "populares" realizados en los Reinos de León, Asturias y Galicia; en estos territorios la lengua que aparece presenta importantes diferencias con la empleada por los monarcas, tanto a nivel léxico como a nivel gramatical. Os pondré algunos ejemplos extraídos del libro “Patrimonio Cultural de San Isidoro de León: Documentos de los siglos X-XIII”. Tened en cuenta de que la “u” ocupa el lugar de la “v” actual.
- El primer documento en lengua romance hecho en León es el nº 248, y data del año 1244. En él nos podemos encontrar palabras como “conuentu des meismo lugar” (convento de ese mismo lugar), “Sancti Miyano” (en lugar de “San Millán”), “nen” (en vez de “ni”). “perdonamosye” (perdonámosle), “canoligo” (canónigo), “en delantre”, “sos” (por “sus”), “per” (por), “archidiano” (arcediano), “ouiemos” (hubimos), “nosco” (nosotros), etc. En lugar de la conjunción “e” o “et” (nuestra actual “y”), se utiliza “ye” (“la uoz ye el scripto sempre sea firme”). El nº 249, de abril de 1245, presenta todavía mayores rasgos asturleoneses: por vez primera aparece “ye” para “es” (“Ye la terra ye asi determinada”), tal y como todavía ocurre en Asturias y, hasta hace no tanto tiempo, en comarcas muy cercanas a León ciudad: este verbo aparece así en varios documentos. Una muestra de palabras y giros que creo que tienen que ver con un proto-asturleonés (aunque algunas sin duda son compartidas con otras lenguas romances): “mulier” (mujer), “terra” (tierra), “nos” (nosotros), “carrera” (camino), “exido” (ejido), “fiyos” (hijos). “de susu dicha” (de suso dicha), “diestes” (diste), “en delantre”, “ploguier”, “case algunu” (caso alguno), “mesmos” (mismos), “enfierno” (infierno), “puxar”, “tenudos”, “primo die” (el primer día), “re” (así figura esta palabra en lugar de “rey” en multitud de documentos), “seyendo” (siendo), “Figales” (higales)... “Ye” también sustituye e todo el documento a “e” o “et”. Todas estas características se repiten en muchos de los documentos posteriores, pudiéndose afirmar que en el caso de San Isidoro superan ampliamente la veintena. Otros vocablos que nos encontramos: “conuentu”, “conseyo” y “conceyo” (concejo), “monesterio”, “fazemus”, “uestros dies” (vuestros días), “frucho” (fruto), “arbores”, “uuey” (hoy), “tenudos” (tenidos), “Xoza” (¿choza?), “monacino” (monje), “Sancta Olaya” (Santa Eulalia), “Chayn” (figura muchas veces para denominar a Jahén), “despois” (despues), “marcio” (marzo), “fezieron” (hicieron), “sien” (sin), “decembrio” (diciembre), "mobles” (muebles), “maor” (mayor), “sinal” (señal), “morte” (muerte), “carpentero”, “enayenado”, “mayolos”, “eglisia” (iglesia), “ome/s” (hombre/s), “dieronye” (le dieron), “nen de enpenalos, nen de cambaialos nen de alienalos e nenguna manera”, “altro” (otro), “Fonte Uieya” (Fuente Viejea), “Galegos” (gallegos), “algunu”, “onde” (donde), “ueluntat” (voluntad), “pelitero” (pellitero, pellejero), “escriuan” (escribano), “malditu”, “de la moneda leones” (y aparece así en varios documentos), “caleya” (calle, calleja), “enayenada”, “fiyo que fu” (hijo que era), “tien” (tiene), “ygrisia” (iglesia), “Quintaniella” (Quintanilla), “seyellos” (sellos), “estrumento” (instrumento), “llugar”, “coyer”, “nouembrio” (noviembre), “posiemos” (pusimos), “ueyga” (vega), etc., etc. Como curiosidad, hay un documento hecho en Langreo (el nº 328): usa el “ye” (por “es”) y es muy similar a los leoneses, aunque como novedad sustituye muchas “e” finales por “i” (“darlli”, "dessi”, etc.) El nombre de León siempre figura como hoy en día, pero hay que hacer una advertencia: la paleógrafa (Mª Encarnación Martínez, ex-profesora mía), ha seguido unas normas de transcripción en las que se sustituyen las consonantes dobles iniciales de palabra del exto original por una “l” simple, por lo que no es descabellado imaginar que en los documentos originales conste como “Lleon”. La única manera de averiguarlo es entrar en contacto con los documentos originales: si alguna vez lo consigo, seréis los primeros en saberlo.
- En la Colección Diplomática del Monasterio de Carrizo el primer documento en romance es el nº 191 (año 1233), aunque la mitad del texto está en latín. El primer documento íntegro en lengua romance es el nº 193 (abril del mismo año). Como curiosidad, en este monasterio escasean los documentos en otra lengua que no sea latín; ahora bien, hasta los latinos suelen estar preñados de leonesismos. En cualquier caso, os pondré ejemplos tan sólo de los documentos que están íntegramente redactados en lengua romance. Ésta presenta mayores similitudes con el gallego que el caso anterior, aunque no conviene olvidar que muchos de estos rasgos que veremos siguen vivos hoy en día en toda la zona del Órbigo, y ello no puede servir para decir que allí se habla o hablaba gallego. Vocablos que aparecen en los diplomas de Carrizo: “saban” (sepan), “aquelos” (aquellos), “soa muler” (su mujer; puede que en el original ponga “sou” y que lo haya leido mal el transcriptor), “de nostro patremunio”, “ortos” (huertos), “pouco e muio” (poco y mucho), “ades, uendades, donedes”, “ou” (o), “sea maleito e descomongado” (sea maldito y descomulgado), “sous renos” (sus reinos), “muyer”, “terras”, “ya” (es; es curioso que no sea “ye”), “fiya”, “buanos” (buenos), “uoy” (hoy), “endelantre”, “muuidas” (movidas), “enferno” (infierno), “puxar”, “you” (yo), “ya” (y), “facemus”, “auemus”, “Souto” (soto), “auctorgamus ya confirmamus” (otorgamos y confirmamos), “somus”, “nostro feicho”, “treidor”, “peyche” (peche, pague), “meyor”, “oymus”, “roblamus” (roboramos), “Yuan” (Juan), “fios” (fiyos), “cousa”, “Outerolo”, “unde” (donde), “sou” (su), “fereynal” (¿harinal?), “puxare”, “setembrio”, “Palacius”, “Costiella”, “meus fiyos e con coseyo de meu marido”, etc., etc.
- En la Colección Diplomática de Sahagún tampoco son raros los documentos en romance leonés, y el Fuero de la villa, de 1221, aunque está en latín, ya presenta muchos rasgos en este sentido. Por ejemplo, el nº 1648, de 1229: “nomne” (nombre), “ye” (y), “maiuelu" (majuelo), “ke cada annu fagan oficiu plenu por mi alma, del Entroydo ata la Pascua; hi el dia que los fezieren hayan I morauedi en pescadu”, “pora” (para), “buen uinu”, “otru clerigu”, “con consegu”, “omne” (hombre), “pletu”, “infiernu”, “damnadu”, “cotu”, “mayordomu”, “duennu”, “hobispu”, “merinu”, etc.
Lo que sé de asturleonés es muy poco aunque tu artículo es cojonudo.
ResponderEliminarUna cosa me extraña... ¿Por qué supones mayor vinculación con el gallego en los textos de Carrizo? Supongo que por lo de "meus fiyos e con coseyo de meu marido". ¿Qué opinará de ésto Fala Ceibe cuando presume tanto de textos en gallego en el Monasterio de Carracedo?
Me ha prestado, tío. Tenías que publicarlo. Sólo echo de menos más ejemplos que utilicen el "ye" por "es".
En realidad esas diptongaciones todavía persisten (a duras penas) en la zona del órbigo; Veiga, Souto, toixo (para tojo o matojo)...
ResponderEliminarPero, aunque muchas son comunes con el galego, son propias del asturiano-leonés occidental.
ResponderEliminar¿Por qué crees que en "soa muler" tal vez ponga sou? Yo veo más lógico soa/súa.
Para mí no es tan curioso que aparezca "ya" en lugar de "ye", cuando en palluezu por ejemplo dicen "yía". Además una cosa es que los documentos sean de Carrizo, y otra de donde era el escribano.
Dentro de los de San Isidoro, sugieres Xoza como choza. Sin embargo podría tratarse de un tipo de terreno conocido como xouza, de donde vienen por ejemplo los topónimos de Chozas de Arriba y de Abajo.
Un saludo y a seguir col bon llabor.
Enorme trabajo.
ResponderEliminarYo leí en un manual de Historia de la Lengua y Literatura castellans de Fernando Lázaro Carreter que el leonés había llegado a ser una lengua romance, como el navarro o el aragonés, pero que después fue castellanizándose.
Muy bueno el comentario, como siempre, ya era hora de que te atrevieras con la nuesa llingua. Saludines
ResponderEliminarHola Ramón,
ResponderEliminaryo también hice biblioteconomía (con Encarna), y de leonés no nos contaron nada de nada. Luego estudié Lingüística, y aprendí todavía menos. Como si hubiera estudiado en Burgos, vamos.
Por cierto, no sabía que en las cercanías de León se hubiera usado el "ye"; cuando dices "hasta hace poco", ¿a cuánto de "poco" te refieres? ¿Décadas? ¿Siglos? ¿milenios?
¿Ramón? No me llamo así B-DD
ResponderEliminarSegún me han dicho, hay gente mayor en la zona del Órbigo que todavía lo oyó usar. Home, uso "cercanías de León" en un sentido laxo (30 kms.)
ejem ejem disculpa el lapsus de tu nombre de pila; me acababa de entrar un correo de Ramón Chao y supongo que se me reventó alguna conexión nerviosa. Ya sabes, efectos secundarios de haber estudiado ByD.
ResponderEliminarHola Ricardo
ResponderEliminarAcabo de descubrir "tu cuaderno de notas" y me parece de lo mas interesante.
Po otro lado decirte que he leido tu articulo sobre textos del S-XIII y esta basado en un libro sobre el monasterio de San Isidoro de Leon. Estoy desde hace tiempo intentando localizar un documento que se supone aparece en ese libro para intentar documentar un tema de toponimia en el antiguo reino de leon.
Por ello, si todavia tienes en tu poder ese libro quisiera pedirte un pequeño favor y es que me hicieras llegar una copia del documento 283, que corresponde al año 1043 de la era 1081, en el que cominenza "Doña Fonsina, viuda de scemeno beatiz ......"
mi direccion es abacuscte@msn.com
Gracias por anticipado y un saludo
Francisco
No es lo mismo un escrito en romance leonés, que un escrito en romance con leonesismos, algunos de ellos dudosísimos. Me gustaría que reprodujeras los escritos para poder juzgar de que tipo de romance se trata con propiedad.
ResponderEliminarPartes, aunque no lo dices, del apriorismo de que las fronteras políticas de la edad media se correspondieron en algún momento con fronteras lingüisticas, lo cual está desacreditado. Al igual que en el día de hoy no se corresponden estas fronteras lingüisticas con fronteras provinciales (en la provincia le León y de Zamora se habla gallego), ni siquiera con fronteras internacionales (En Miranda do Douro de habla una lengua leonesa), en la edad media en el reino de León se habló gallego, hablas leonesas y castellano. El castellano no es una lengua extraña al Reino de León, sino que se hablo en zonas del Reino de León desde siempre.
No había en aquella época una transición brusca de unas lenguas a otras, sino que había zonas de hablas intermedias.
Discrepo de que los reyes "de origen y orientación castellana, emplearán el romance de Castilla", pues en esa época reina en los dos reinos (León y Castilla) la Casa de Borgoña, que empieza con Alfonso VII, emperador leonés hijo de Raimundo que era francés. Y anteriormente reinaba la Casa de Navarra con Fernando I y sus sucesores, por lo que no creo que se pueda afirmar con justicia que los reyes eran de "origen y orientación castellana".
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