ZAMORA, JOYA DEL DUERO

22 septiembre, 2007

Ayer por la tarde Tere y yo estuvimos en Zamora capital para visitar a Ana, una amiga que ha estado casi un año entero en Nicaragua y que ha regresado a España recientemente.


Volviendo a caminar por las calles de la ciudad estuve reflexionando acerca de cuál de las tres principales ciudades del Reino de León es la más bella. Y, aunque nací y vivo en la capital leonesa, he de reconocer que, en mi opinión, ésta ocuparía el tercer y último lugar en la lista. Con ello no quiero decir que León sea una urbe fea, sino que, en conjunto, claramente me parece la menos hermosa de las tres.

Una vez resuelto el último puesto, la duda que me embargaba era la posición a ocupar por las otras dos ciudades. Y es que Salamanca y Zamora son, sencillamente, unos conjuntos monumentales que apabullan al visitante. Recorrer sus rincones es siempre un placer, independientemente de la época del año en que se haga. Perderse a paso lento por sus callejas es una de las experiencias más deliciosas que uno puede permitirse. La cosa es que, después de meditarlo bastante, me he decantado por la ciudad del Duero, aunque creo que tomé esta decisión en parte por las vistas de las que disfruté ayer desde el otro lado del río.

El gran defecto de Zamora es, sin duda, que es una ciudad prácticamente muerta debido a la desatención de la que ha sido objeto por las administraciones. Un simple paseo (y he dado muchos por ella) vale para darse la cuenta de que no queda casi juventud, que lo único que abundan son los viejos, y que reina una especie de sensación de agobiante pesimismo por toda la ciudad y prácticamente por toda la provincia. Un dato real que refleja crudamente esta sensación es que hay más zamoranos viviendo fuera de la provincia, que dentro de ella.

En fin, tras estas tristes reflexiones, quiero compartir con vosotros una de las fotos que hice anoche a la que considero La Joya del Duero. Un saludo muy especial a tod@s l@s zamoran@s que tienen la paciencia de leer este blog.


MI PRIMERA CLASE DE HISTORIA

17 septiembre, 2007

Hace escasamente una hora he concluido la que ha sido mi primera clase de Historia. Y es que este año he sido designado profesor de 4º de la E.S.O. en el Colegio Nuestra Madre del Buen Consejo. Sólo son 3 horas a la semana, pero creo que será interesante como toma de contacto. Hasta que hice el CAP tenía muy claro que mi vocación era ser profesor de Historia, pero después de ese curso la verdad es que empecé a ver las cosas de otra manera. En cualquier caso, lo dicho, hoy he comenzado mi docencia, y espero no arrepentirme de ello. De momento he de decir que la clase ha respondido razonablemente bien a pesar de las tareas que les he mandado, y de que ya les he explicado dos apartados del primer tema. A ver si siguen por este camino.

Las fotos de nuestro viaje por el Sur de Francia, por fin en mi Flickr

09 septiembre, 2007

Podéis verlas en http://www.flickr.com/photos/ricardochao/
A ver si os prestan. Pulsad sobre la foto grande para ir pasando a las siguientes. Si dejáis el puntero sobre la foto pequeña, podréis leer el comentario.

¿QUÉ ES EL LEONÉS (O LLIONÉS, O LLEONÉS, O ASTURIANO, O ASTURLEONÉS, O MIRANDÉS)?

04 septiembre, 2007

En estos días se está hablando mucho en la prensa acerca de la posibilidad de que el leonés llegue por vez primera a las escuelas, aunque todavía no están nada claros los detalles. Por ejemplo: ¿Se implantará sólo en la ciudad de León, o en toda la provincia; o también en Zamora y Salamanca? ¿Se usará una versión normativizada, o en cada comarca se enseñará la variante local? En caso de que se opte por la normativización, ¿se utilizará una de las ya creadas (la del mirandés de Portugal, o la del asturiano), o se acuñará una nueva bajo los dictados políticos de Conceyu Xoven y asociaciones satélites? Etcétera.


En cualquier caso, ¿qué es el leonés? ¿Es un dialecto, o una lengua? ¿Cuándo surgió? ¿Cuál es su extensión teórica?¿Cuál es la denominación más correcta? Estas son las cuestiones que me gustaría tratar en la presente entrada, aunque plasmaré mis opiniones personales sobre la actual polémica en un próximo artículo.


Empecemos por el principio: el asturleonés es el dialecto del latín que surgió en la Edad Media en el entorno geográfico del Reino de León. Nació al mismo tiempo que el gallego, el catalán, el aragonés y el castellano, y por lo tanto comparte con ellos la categoría de lengua romance. Es decir, el asturleonés o leonés es una lengua, y sólo se le puede denominar dialecto en relación con el latín, tal y como ocurre con el castellano, el francés, el italiano… Probablemente nació en tierras astures y se expandió por la Región Leonesa, así como por parte de Extremadura y Portugal. Algunos estudiosos amplían su área de influencia a Palencia, Valladolid y Cantabria, aunque éste es un aspecto dudoso. En todo caso, tampoco se puede descartar que esta lengua surgiera como una adaptación más o menos espontánea del latín en el solar astur, sin necesidad de acudir al concepto de Reconquista como única explicación de la expansión por algunas de las zonas mencionadas anteriormente.


Aunque ya aparecen palabras sueltas, giros y topónimos en documentos de siglos anteriores (por ejemplo, la “Nodizia de Kesos” del año 974, muy anterior a las famosas Glosas Emilianenses), los primeros documentos escritos íntegramente en leonés aparecen al mismo tiempo que sus homólogos en gallego y castellano, esto es, a partir aproximadamente del año 1230. Ello no implica que anteriormente la población sólo hablara latín: está más que claro que estas lenguas se hablaban con anterioridad, pero por unas u otras causas vieron retrasada su plasmación por escrito.


Actualmente, la lengua asturleonesa goza de cierto reconocimiento en Asturias y en Miranda do Douro, que también son las zonas en las que tiene más vitalidad. De hecho, a pesar de su escaso número de hablantes, en Portugal el mirandés es la única lengua reconocida de manera oficial junto al portugués. En León, Zamora y Salamanca, por el contrario, su uso ha quedado restringido a las comarcas más aisladas, y su número de hablantes es menguante: sólo mantiene algo de su pujanza en pueblos de Cabrera, Laciana, Sanabria… En la mayoría de las comarcas esta lengua ha quedado relegada a un puñado de “falantes” pertenecientes en su mayoría a la tercera edad. Sin embargo, los leoneses, de una manera inconsciente en muchos casos, seguimos empleando parte del vocabulario e incluso de la gramática de la lengua asturleonesa. Esto es palpable en palabras de uso tan frecuente como “gocho” (cerdo), “prestar” (gustar), etc., o el hecho de no utilizar tiempos compuestos (un leonés casi siempre dirá “apagué la luz”, en lugar de “he apagado la luz”). Esto es común a las zonas del área donde se habló esta lengua (el “dominio”, en jerga lingüística).


Esta lengua, como casi todas las demás, presenta variantes según el marco geográfico y social, por lo que en cada comarca recibe un nombre propio: “bañés” en La Baña (Cabrera), “patxuezu” en Laciana, etc. Afortunadamente, cada una de estas variantes puede ser comprendida fácilmente por los hablantes de las demás.


Uno de los grandes problemas para la lengua asturleonesa a lo largo de la historia es que casi nunca fue una lengua de prestigio, ya que a partir del siglo XIV este puesto quedó reservado para el castellano. En este sentido, hay un hecho muy curioso que me he encontrado en el Archivo de San Isidoro: cuando los documentos comienzan a escribirse en lengua romance (a partir de 1230, como ya he dicho), todos los particulares y las instituciones oficiales de Asturias y del Reino de León (concejos, cabildos de las catedrales, etc.) emplean la lengua asturleonesa. Sin embargo, los documentos que llegan desde la cancillería regia transmitiendo órdenes, concediendo privilegios, etc. vienen redactados en castellano, lo que necesariamente tenía que llamar la atención de leoneses y asturianos. Conforme iba pasando el tiempo, se puede constatar en la documentación que las instituciones fueron adoptando la forma de hablar y escribir de la corte castellana, y que la lengua asturleonesa quedó relegada al pueblo llano. Por esta razón, desde la Edad Media se ha considerado al castellano como lengua de prestigio (era -y es- la que usaban las clases dominantes), y se ha tenido en baja consideración a las demás lenguas romances. Añádase a esto la mofa de que fueron objeto las hablas asturleonesas como el sayagués en las obras literarias del Siglo de Oro, y se comprenderá mucho mejor por qué los propios falantes han considerado que utilizar su lengua es “hablar mal”. Y si a esto añadimos el omnímodo poder uniformador de los medios de comunicación, tendremos la explicación de la franca decadencia de estas hablas.


La lengua asturleonesa comenzó a ser objeto de estudio a finales del siglo XIX y principios del XX por prestigiosos filólogos como el alemán Fritz Krüger. También fue investigada por Ramón Menéndez Pidal, el padre de la filología hispánica, quien publicó en 1906 el libro “El dialecto leonés”, recientemente reeditado por “El Búho Viajero”. Entre otros investigadores también se podría incluir a Miguel de Unamuno y a Gabriel y Galán, que se ocuparon de las hablas al sur del Duero, aunque con un espíritu muy poco científico.


En cuanto a la polémica sobre el nombre de la lengua, es un hecho que estos primeros investigadores la denominaron sencillamente “leonés”, posiblemente por motivos historicistas. Sin embargo, también es cierto que en Asturias, que es el área donde más pujanza experimenta, se la conoce como “asturiano”. Por su parte, en Miranda do Douro se conoce como “Mirandés”. En León, durante la Transición se denominó “lleunés” o “lleounés” a esta lengua, aunque las formas más correctas parecen ser “llionés” o “lleonés”. Como se puede comprobar, estas denominaciones continúan la tendencia de vincular el nombre de la lengua con el marco geográfico, si bien en estos casos se supera el límite comarcal y se expande al provincial. En cualquier caso, si algo está claro (y en esto coinciden todos los estudiosos) es que siempre se trata de la misma lengua, por lo que desde hace un tiempo varios investigadores de Zamora, León y Asturias apuestan por una etiqueta más globalizadora, como la de “asturleonés” o “lengua astur”, haciendo referencia en este último caso al pueblo prerromano cuyos límites geográficos prácticamente coinciden con los de la lengua.

YA ESTAMOS DE VUELTA

30 agosto, 2007

Regresamos a León ayer por la tarde, tras una estancia de 12 horas en Andorra. En total, 2810 kilómetros entre pecho y espalda, y algo de cansancio, aunque nuestra visita nocturna al balneario de Caldea solucionó bastante este aspecto. Pero sobre todo volvemos con la enorme satisfacción de haber conocido la región más bonita de todas las que nos hemos encontrado en nuestros viajes. Por supuesto, hablo del Périgord. Si la vagancia me lo permite, en breve subiré algunas fotos del periplo a mi Flickr. Entretanto, os invito a que entréis en el de Tere, porque ella ya está cargando algunas.
A partir de ahora, me proclamo públicamente francófilo empedernido, y os animo a que conozcáis Francia, porque vale la pena.

DE VACACIONES POR EL SUR DE FRANCIA

24 agosto, 2007

Desde el miércoles Tere y yo estamos de vacaciones recorriendo la hermosísima región francesa del Perigord. Nos estamos hinchando a visitar los principales yacimientos prehistóricos (Font-de-Gaume, Rouffignac...) y castillos y ciudades medievales (Castelnaud, Bergerac, Sarlat-la-Caneda, Domme...). El paisaje es maravilloso, la comida es magnífica, y la gente es muy amable: ¿se puede pedir más? Vive la France! Por si fuera poco, hoy ha dejado de llover, y comienza a hacer un tiempo más propio del mes en que vivimos.

Os dejo una foto que hice a la portada de la iglesia de Petit Palais: según la guía que llevamos, está inspirada en la de la Catedral de Zamora. Me llamaron la atención los dos leones pasantes que la flanquean.


Como os decía, la zona es impresionante, y curiosamente destaca el turismo interior, y no abundan los españoles. Esta otra foto la hice esta tarde en La Roque Gageac:

RATATOUILLE: PURA MAGIA

20 agosto, 2007

Este miércoles pasado fuimos a ver Ratatouille, la última película de animación 3D del equipo Pixar-Disney. Acudimos confiando en la altísima calidad de las películas anteriores (Toy Story 1 y 2, Bichos, Monstruos S.A., Los Increíbles, Buscando a Nemo...), y afortunadamente no sólo no salimos defraudados, sino que mi impresión personal es que los chicos de Pixar se han superado en todos los sentidos.

Ratatouille tiene un guión magnífico, original y muy bien desarrollado, con impresionantes golpes de efecto y un gran sentido del humor. La película trata de la relación que surge entre Remy (una simpática rata de campo con un inusual gusto y talento para la alta cocina), y Linguini (un infeliz y torpe pinche con un gran corazón). No quiero desvelar más detalles del argumento, aunque sí avanzaré que aborda temas como las relaciones familiares, la amistad, el amor... y todo ello sin caer en la ñoñería a la que nos suele tener acostumbrados la factoría Disney.

La banda sonora corre a cargo de Michael Giacchino, quien ya trabajó para Pixar en Los Increíbles. El compositor maneja a su antojo multitud de registros y estilos musicales, y consigue dotar de mayor emoción a la película, así como realzar la acción con sus partituras. Por cierto, en muchas ocasiones se utiliza la música para transmitir aún más el ambiente parisino en el que transcurre en su mayor parte. Y es que Ratatouille es un canto a la cocina francesa y, por supuesto, a París.

Una cosa que me llamó la atención es que casi todos los personajes tienen acento "francés", excepto Linguini (el protagonista) y... las ratas. No sé muy bien a qué responde este hecho, aunque supongo que es un intento de no fatigar los oídos de los espectadores. Otro aspecto "negativo" que he comprobado en varias mujeres que han visionado la película es la incomodidad que les produce el realismo de las ratas, y el cierto malestar que les causa verlas cocinando.

En fin, que Ratatouille es, en mi humilde opinión, una de las mejores películas que he visto últimamente, sobre todo después del horrible mal sabor de boca que me dejó "Piratas del Caribe 3". Por ello os la recomiendo a todos encarecidamente, y, por favor, no penséis que es una de esas pelis de Disney sólo aptas para el público infantil. Todo lo contrario: sólo los adultos captarán el sutil humor de algunas escenas.

PD: No os perdáis el corto de animación "Abducido" que ponen antes de la película en sí: sencillamente tronchante.

LEONES PASANTES MEDIEVALES EN EL MUSEO DE ASTORGA

13 agosto, 2007

El pasado viernes visité el Museo de Astorga por vez primera. Aunque algunas de las principales piezas se encuentran en Ponferrada para la exposición de Las Edades del Hombre, pude disfrutar de la gran cantidad (y calidad) de obras de arte históricas que allí se alojan. Entre otras, encontré este trozo de tela datada aproximadamente en el siglo XII, y que está expuesta modestamente en una sala dedicada a vestimentas eclesiásticas.

Me parece muy interesante porque los leones tienen la disposición pasante que tanto caracteriza a los signos rodados del Reino. Su estilo parece orientalizante, lo que reafirma mis sospechas de que los notarios y escribanos leoneses se basaron en modelos musulmanes a la hora de dibujar estos animales. Algo semejante ocurre con los leones de San Baudelio que se exponen en el Museo del Prado. Esta influencia oriental es clarísima, por ejemplo, en el último signo dorado que se conoce de Alfonso IX, y que es el que sirve de logotipo a la cabecera de este Cuaderno de Notas. Aquí os dejo uno de los leones de la citada tela, que por cierto viene rotulada como "Tela de la Virgen de la Majestad, s. XII (?)"

LA PERSONALIDAD DE LOS PUEBLOS DE LA CORONA LEONESA SEGÚN LAS CRÓNICAS MEDIEVALES (II)

08 agosto, 2007

Los castellanos
El cronista Jiménez de Rada demuestra sus orígenes navarros y para quién trabaja en este fragmento de su mencionada obra Historia de los Hechos de España: “Los castellanos y los navarros (…) llevando siempre a gala su innata lealtad...”.


No salen tan bien parados en la Historia Compostelana. Hablando de los castellanos, el autor dice: “Y puesto que los he mencionado, no paso por alto su cobardía militar. Ciertamente en tiempos del muy noble rey Alfonso, hijo del rey Fernando, los soldados castellanos se esforzaban mucho en el arte de la guerra y soportaban el peligro y el esfuerzo, y cuanto más frecuentemente se ocupaban de los asuntos militares, tanto más animosos y más rápidamente se precipitaban a las armas (…) Hispania los tenía por los más preclaros y no temía enviarlos como los más valientes a la guerra, pues entonces el rey Alfonso era su caudillo y príncipe y se afanaba por transferirles como muy especiales y queridos herederos el ejemplo de su valor y honradez. Él mismo se lanzaba contra los enemigos el primero, el primero derribaba las filas de los enemigos y animaba a sus soldados a hacer lo mismo, él les enseñaba a ir contra los agarenos y esforzarse valerosamente en el ejercicio militar siguiendo su ejemplo. Pero, muerto el rey Alfonso, que era modelo de honradez y escudo de los castellanos, todo en aquéllos cambió a peor: los castellanos se entregaron a la desidia y a la pereza; el lujo y la codicia destruyó su valentía y el anterior valor quedó oculto por el miedo que se iba apoderando de ellos, y cuanto más os invitaba la necesidad al estrépito de la guerra, tanto más deseaban alejarse del combate y esconderse lo más lejos posible; no se afanaban ni en defender lo suyo, ni en conseguir luchando lo ajeno. (…)En modo alguno latía en ellos el antiguo valor. (…) Les llamaban soldados afeminados (…) pues cedían mil ante quinientos y triunfaban cien ante doscientos.” (págs. 200-201).

“[La reina Urraca] consideraba que los castellanos, que anteriormente eran valientes en el combate y poderosos por su virtud., ahora eran cobardes y no se enardecían casi por ninguna alabanza de honradez” (pág. 202).

“Los castellanos, cobardes e incapacitados para toda clase de guerra, eran enemigos y devastaban por todas partes el reino” (pág. 203).

“Los soldados castellanos (…) en otro tiempo habían aprendido por experiencia con qué impetuosa audacia se dirigían los aragoneses a la guerra, y por ello procuraban apartarse de tan gran esfuerzo. ¡Dios mío! Los valientes caballeros de Castilla ven que los enemigos atacan sus tierras y, aun apoyados en la protección de otros, temen hacerles frente” (págs. 210-211)

“¡Oh, vergüenza! Los castellanos necesitan de fuerzas ajenas y son protegidos por la audacia de los gallegos. ¿Qué será de esos miedosos caballeros cuando el ejército de Galicia, su escudo y protección, se haya marchado?” (pág. 216).


El Poema de Almería dice de los castellanos: “ciudadanos famosos y poderosos durante muchos siglos (…). Entre ellos no existe la pobreza, sino una gran riqueza. Ninguno es mendigo, ni débil o indolente en gran manera; todos son fuertes, seguros en el combate (…) Su lengua suena como tambores. Son muy soberbios, están enorgullecidos con sus riquezas. Las fuerzas de Castilla fueron rebeldes durante siglos (..) [El Emperador] domó a Castilla como a una asnilla, imponiendo nuevos pactos legales a su indómita cerviz (…) Permaneciendo en su valor inquebrantables, la fuerte Castilla avanza a guerras nada entrañables”. Lo de "su lengua suena casi como tambores" lo he puesto en cursiva porque no hay seguridad de cómo traducir el término "tympanotriba": en principio haría referencia a un tipo de tambor, pero el traductor de la Chronica dice que es un término griego que sólo aparece en un texto de Plauto para hablar de un tipo de tambor que sólo tocaban los sacerdotes de Cibeles. Y como estos sacerdotes estaban castrados, el traductor entiende que el autor quería decir "su lengua suena como afeminada", aunque a mi personalmente me parece un argumento demasiado rebuscado.


Por último, el Libro Quinto del Códex Calixtinus define de la siguiente manera a las tierras y hombres de Castilla y Tierra de Campos: "Es una tierra llena de tesoros, de oro, plata, rica en paños y vigorosos caballos, abundante en pan, vino, carne, pescado, leche y miel. Sin embargo, carece de arbolado y está llena de hombres malos y viciosos".

EL HÉROE DEL CERCO DE ZAMORA

09 julio, 2007

El domingo 9 de julio apareció en las páginas centrales de la Revista del Diario de León mi artículo sobre Bellido Dolfos. En realidad es básicamente una suma de los tres artículos que ya publiqué sobre el tema hace tiempo en este Cuaderno de Notas, aunque he añadido algunos datos nuevos y, por supuesto, el tono también ha variado un poco. Aprovecho para informaros de que este verano no podré actualizar casi nada este blog, ni participar en foros, ni en otros proyectos (radio, filandones, asociaciones...) que esperaba poder afrontar en esta época del año. Ah, por cierto, desde el 1 de julio ya no trabajo en Reportero Digital León, así que ya no soy periodista. Bueno, al menos ha sido medio año de lo más interesante. Un saludo a todos.

EL HÉROE DEL CERCO DE ZAMORA

Desde hace siglos, decir “Bellido Dolfos” ha sido sinónimo de traición e ignominia. Ello es debido a que la escasa información que nos ha llegado sobre este personaje nos ha sido transmitida por los cantares de gesta castellanos (y ojo, que este dato es de suma importancia), y la Crónica Najerense. En dichas obras entre otras cosas se nos cuenta la historia de las luchas entre los hermanos Alfonso VI de León y Sancho I de Castilla (conocido hoy incorrectamente como Sancho II) a la muerte de su padre Fernando I (1037-1065). Tras vencer el castellano, la resistencia leonesa se hizo fuerte en Zamora, una de las principales ciudades del Reino. En ella se encontraba Bellido (o Vellido, que tanto da) Dolfos, quien, en confabulación con Urraca (hermana también de Sancho y Alfonso), tras fingir que abandona la ciudad, se pasa a las filas castellanas, y consigue hacerse amigo de Sancho para después matarlo de forma execrable por la espalda, mientras el egregio monarca se encuentra defecando en un lugar apartado. La muerte de Sancho ocurrió el 7 de octubre de 1072.

Gran parte de la historiografía actual, a pesar de que los cantares y la Najerense presentan graves (gravísimos) errores históricos, ha aceptado sin reservas esta tesis, y la ha divulgado con tal éxito que la mayoría de la gente desconoce las demás versiones contenidas en otras crónicas de la época. Sobre la peligrosidad de las “fuentes” castellanas se puede poner un ejemplo muy ilustrativo: en El Cantar del Mío Cid, que todos hemos estudiado en el colegio, se habla de las dos hijas de Rodrigo Díaz de Vivar con los nombres de Doña Elvira y Doña Sol. Sin embargo, sus verdaderos nombres eran Cristina y María, y tuvieron un hermano, Diego, al que jamás se menciona en el Cantar. Esto sólo por poner un ejemplo, porque hay docenas de “errores” similares en lo relativo a personajes, anacronismos, etc. La Crónica Najerense, a finales del siglo XII recogió parte de estos u otros cantares populares, por lo que también heredó varios de sus yerros. Y ésta, junto los cantares, a su vez sirvió de fuente a Alfonso X para sus Crónicas, con lo que los errores se convirtieron en “historia oficial” de la Corona de Castilla y, con el tiempo, de España. Añádase el innegable atractivo literario y romántico del Cantar de Mío Cid y del Cantar del Cerco de Zamora, y la leyenda se convierte en esa Historia indiscutible que se enseña hoy en día en nuestras escuelas. Por poner un paralelismo empleado por una amiga, es como si en un futuro lejano los historiadores estudiasen la época actual únicamente a través de la prensa del corazón.

Pero, afortunadamente, existen otras crónicas medievales, y algunas están más próximas en el tiempo a los hechos que se narran. Por ejemplo, la Historia de los hechos de España de Rodrigo Jiménez de Rada, aunque es una crónica posterior a la Najerense, cuenta lo acontecido en el cerco de Zamora de una forma totalmente diferente. Veamos el pasaje en el que el de Rada narra este episodio:

"Y aparejados los batallones a su mando, [Sancho] atacó la ciudad de Zamora y, luego de rodearla por completo, inició un duro asedio. Pero Arias González, del que he hablado, y los demás asediados se defendían bravamente y el agresor no pudo conseguir lo que pretendía. Mientras se llevaban a cabo los enfrentamientos por uno y otro lado, saliendo de la ciudad un caballero llamado Bellido Ataúlfo, sin pensárselo dos veces atravesó con su lanza al rey que paseaba por el campamento y se volvió a la ciudad con la misma rapidez con que había salido. Mas Rodrigo Díaz el Campeador, llevado por su lealtad al rey muerto, lo persigue al punto y estuvo a pique de darle muerte en las mismas puertas de la ciudad, pero no pudo atajar la velocidad de Bellido. Con la herida perdió el rey Sancho lo que poseía y lo que ambicio­naba, su vida y sus reinos, y surgida una gran confusión en el ejército, se puso fin a la porfía entre asediados y asediadores; y huyendo unos a las claras, otros buscando caminos poco frecuentados, cayeron en las redes de la muerte o del cautiverio"

Curiosamente, no se dice una sola palabra acerca de la traición. Es más, Bellido aparece como un osado caballero al que no le importa arriesgar su vida en solitario para atacar al rey enemigo en medio de su campamento. Además conviene remarcar que Jiménez de Rada no puede ser sospechoso de “leonesismo”: fue un importante personaje de la corte de Alfonso I de Castilla (Alfonso VIII según el uso establecido), y en sus escritos se denota su castellanismo, si bien por lo general suele ser un autor bastante objetivo. Escribe su crónica unos años después del Cantar del Mío Cid, por lo que resulta más significativo que no incluya la versión "cidiana" de la muerte de Sancho.

Un poco anterior en el tiempo, pero también de la primera mitad del siglo XIII, es la "Crónica de España" de Lucas, obispo de Tuy, conocido por lo general como "El Tudense", que se suele datar en el año 1236. Está escrita en latín, pero el siguiente fragmento pertenece a la edición en castellano del siglo XV que publicó Julio Puyol en 1926:

"Mas los çamoranos, no podiendo sofrir el destierro de su señor el rey Alfonso, en ese tiempo porfiaron muy non vencidos, y alçaron sobre sí principe a Arias Gonçalez, que auia criado a essa Vrraca, asi como la noble Urraca auia establecido. Y mientras quel rey Sancho estudiese en essa çerca, salio de essa çibdad vn cauallero de gran osadia, que auia nombre Vellido Arnolfo, que ferio, sin sospecha, de traues a esse rey Sancho con vna lança, el qual rey, llagado con la lança por el pecho, derramó juntamente la vida con la sangre; fuió [huyó] esse cauallero que tan osadamente le ferió, e con arrebatado correr de cauallo se metio en Çamora"

Como podemos ver, esta versión es muy similar a la contenida en la Crónica de Jiménez de Rada. A Bellido se le atribuye una “gran osadía”, y se dice que hiere “osadamente” a Sancho I. Sigue sin hablarse de su fingida amistad con el rey castellano, ni de su traición posterior.

Pero vayamos más atrás en el tiempo: a continuación veamos un fragmento de la llamada Crónica Silense, que es la más próxima a los hechos que se narran, ya que el cerco de Zamora tuvo lugar en el año 1072, y esta crónica se escribió en torno al año 1115.

Semurenses etenim ea tempestate inmobiles permansere; qui profecto Semurenses, Adefonsi regis presidio muniti, repulsam domini sui non ferentes, misso magne audacie milite, dum circumsederet eos, Sancium regem dolo interfecerunt. Qui nimirum ab eo lancea inopinate ex adverso perfosus, vitam pariter cum sanguine fudit. Idem uero qui eum tam audaciter percussit, sicuti consilium fuerat, cursu rapidissimi equi, apertis portis, ab opidanis incolumis receptus est. Sed interempto rege, tunc cerneres ex tanta audacia, tantaque letitia, dispersio quanta, quantaque tristitia in illo tanto tanque nobili exercitu fuerit”. (Edición de Pérez de Urbel y González Ruiz-Zorrilla, Madrid, 1959)

La traducción la ha realizado en su mayor parte D. Maurilio Pérez, catedrático de Latín de la Universidad de León. Margarita Torres, profesora de Historia Medieval de la misma Universidad, ha colaborado con una versión previa, y yo mismo he traducido algún fragmento (si hay algún error, la responsabilidad es exclusivamente mía):

"Entre tanto, los zamoranos permanecieron inmóviles en medio de aquella tempestad. Sin duda estos zamoranos, cuyas defensas habían sido fortificadas con el auxilio del rey Alfonso, al no soportar la derrota de su señor, mataron mediante la astucia al rey Sancho mientras les asediaba gracias al envío de un caballero de gran audacia. En efecto, el rey, inesperadamente atravesado por la espalda con una lanza por él, perdió la vida junto con su sangre. El mismo que lo abatió tan audazmente, según se había planeado, montado en un rapidísimo caballo fue recibido incólume por los ciudadanos, una vez abiertas las puertas de la ciudad. Y, muerto el rey, hubieras podido ver cuánta dispersión y cuánta tristeza hubo en vez de tanta audacia y tanta alegría en aquel ejército tan grande y tan excelente"

Este texto es muy interesante por varias razones: en primer lugar, dice que Alfonso había reforzado las murallas de Zamora, lo que indica que, como Rey de León, era su señor superior, incluso por encima de Urraca, a quien le correspondía el señorío de la ciudad (aunque, por cierto, ni la Crónica Silense ni la de Jiménez de Rada la citan como presente en el cerco). En segundo lugar, que los zamoranos permanecieron fieles a Alfonso (otra posible traducción para "inmobiles" es, precisamente, "fieles"), y que por ello se enfrentaron al usurpador Sancho. Tercero: contra lo que afirma Pérez de Urbel, el cronista simpatiza con Bellido y con los zamoranos: al primero lo califica de "audaz" en dos ocasiones, y está clara la intención irónica cuando el narrador cambia a la segunda persona en la parte final: ese "hubieras podido ver..." parece reflejar una mueca de total ironía por parte del autor ante la desbandada de los asediadores.

En estas tres crónicas, el plan urdido por los zamoranos y ejecutado por Bellido tiene toda la apariencia de las acciones de los comandos del siglo XX: el soldado actúa dentro de las líneas enemigas, da un golpe maestro, y regresa sano y salvo a la base. Como se ve, mucho riesgo, y nada de traición: es un caso singular que un asediado salga en solitario al campamento enemigo, y mucho más que consiga acabar con la vida del rey contr
ario. Con esta acción, Bellido Dolfos consiguió salvar a la ciudad de Zamora del asedio castellano que amenazaba con destruirla, y además dejó el terreno preparado para el regreso del exiliado Alfonso VI, con lo que se recompuso la unidad de la corona leonesa que se había perdido con la división en tres reinos (Galicia/León/Castilla) llevada a cabo por Fernando I. Está claro que Bellido tuvo que ser considerado como un héroe en el reino leonés, si bien es comprensible el odio que suscitó entre los castellanos. Pero, como se suele decir, la Historia la escriben los vencedores, y con el paso del tiempo, al final el reino que consiguió imponerse fue Castilla, y con ella, la versión de los hechos que más le interesaba.

Lo que ya resulta más difícil de comprender es el auto-odio de los zamoranos en relación a este episodio, aunque probablemente responde al mismo hecho: si la historiografía siempre ha dicho que de Zamora salió un traidor, lo más fácil es creerlo e inventarse toda una serie de romances en los que se trata de "limpiar" la imagen de la ciudad. Basta con darse una vuelta hoy en día por Zamora para encontrarse restaurantes, hoteles, institutos, etc. dedicados a la memoria del rey Sancho como si de un héroe o mártir se tratase, lo que no deja de parecer curioso, ya que fue el personaje que casi devastó la población. Por poner un paralelismo, sería como si León le dedicase una calle a Almanzor, a pesar de que prácticamente destruyó la ciudad.

Se puede rastrear documentalmente la existencia real de Bellido Dolfos: según Margarita Torres, que ha elaborado la entrada dedicada a este personaje para el Nuevo Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia, fue señor de amplios territorios en Tierra de Campos, y sobrevivió en varios años los acontecimientos del Cerco, de lo que se deduce que no fue mandado descuartizar como afirman los antihistóricos cantares de gesta. Su hijo fue tenente de Zamora y de Toro con posterioridad, lo que no parece precisamente un castigo por la supuesta "traición" de su padre. Afortunadamente, para los realmente interesados en estos temas a veces todavía se conservan fuentes históricas que no han sido tenidas en cuenta, pero que nos permiten atisbar otros ángulos de la Historia medieval. Y es que, aunque una mentira se repita mil veces, no por ello se convertirá en realidad.

Ilustración que hizo mi amigo Alejandro Fernández Giraldo para el artículo. El original es en blanco y negro, aunque yo he cometido el atrevimiento de pintarlo con el Photoshop para sacarlo en este post.